Consuelo - Ayuda

La enfermedad se extendió rápidamente. Gangrena, diagnosticaron los médicos. Alguien con aires de realista, le dio solo pocos meses de vida. “Es mejor que aproveche cada segundo que le queda”, le recomendó.
El diagnóstico médico le quitó la respiración: cáncer. Uno de los géneros más agresivos. Era necesario amputar su pierna derecha. No había otra salida para detener el avance de la enfermedad. “Lo siento” dijo el médico. Y no hay duda que lo sentía: su paciente era un destacado atleta de Valparaíso...
El empleado lo miró a los ojos, y con toda la diplomacia del caso, le dijo: “Usted no existe. Está muerto”.
Todos los medios de comunicación nos están bombardeando diariamente con las últimas noticias entorno a la guerra contra Irak. Ciudadanos de todos los rincones del planeta se manifiestan pública y personalmente declarando su rechazo a la misma. También los cristianos evangélicos de todo el mundo expresan su sentir al respecto con división de opiniones sobre la conveniencia o no de…
A Colombia e Italia las separa una distancia enorme. Irrelevante, en apariencia, pero muy dramático cuando se tiene un familiar en prisión, en un país tan lejano. La situación la vivió Silvia. No podía resignarse a que su hijo estuviera pagando una condena por un delito, del que siempre aseguró, era inocente.
El servicio religioso avanzaba con rapidez en medio del calorcito agradable que inundaba el lugar. Unos pocos minutos antes había terminado el mensaje del predicador. Afuera el ruido era insoportable. Viernes en la noche, eso explica todo. Centró sus pensamientos de nuevo en lo que estaba ocurriendo.
--Científicamente no encuentro alternativa para su enfermedad. Asumo que morirá en unos cuantos meses. Lo siento. Es la vida, dura a veces pero hay que aceptarla--. Con estas palabras, el facultativo cortó la conversación. Oprimió el intercomunicador y pidió a la enfermera que llamara al siguiente paciente. Luego dirigió hacia él una sonrisa de conveniencia, indicando así que se había…
Ofreido es ciego. Perdió la visión a los veinte años por un disparo que impactó su rostro. Iba con un amigo, hacia quien se dirigía el atentado. En cuestión de segundos, sus sueños, metas y esperanzas quedaron sumidas en la incertidumbre. Aceptar la realidad no fue fácil. Pensó que su vida había terminado. No quería seguir viviendo. Y si no…
“¡Caer en pecado y tirar por la borda años y años de caminar con el Señor?” Esa idea siempre le pareció descabellada. “Es una locura”, pensó muchas veces, y a renglón seguido se decía una y otra vez que se necesitaría estar loco para concebir siquiera el apartarse de Dios y regresar a una vida sin propósito, exenta de principios,…