“Crisis espiritual” para muchos esta frase pude sonar muy trillada pero en ella se encuentra una realidad que nadie pude negar, la iglesia de Cristo en este tiempo esta pasando por una tremenda crisis espiritual y tanto los pastores como los hermanos de las iglesias no hemos tomado cartas en el asunto, si pudiéramos evaluar nuestras propias vidas espirituales en una escala del 1 al 10 ¿qué calificación obtendríamos? Si somos honestos con nosotros mismos y delante de Dios creo que nadie alcanzaríamos el 10, la crisis espiritual es tan palpable en la iglesia que cada vez es menos importante la Palabra de Dios y si crees que estoy equivocado tan solo responde esta pregunta en tu corazón ¿cuántos capítulos de la Biblia has leído y en cuantos has meditado en lo que va de la semana? Ahora has estas preguntas a diez hermanos de tu iglesia al azar y te darás cuenta de que esta afirmación no es del todo descabellada, la Biblia en la vida del cristiano a pasado en segundo o tercer plano con los pretextos de siempre “no tengo tiempo” o “se me olvidó” el Salmo 119:11 dice “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” pero parece ser que no es parte de la vida de los cristianos de hoy este versículo pues pecamos tan deliberadamente que simplemente damos a conocer que la Palabra de Dios no esta guardada en nuestros corazones, esto es en cuanto a la Biblia, ahora, ¿qué tal en la oración?, ¿cuánto tiempo dedicamos al día para orar a nuestro Dios? Y como pastores ¿cuánto tiempo dedicamos al día para orar por la iglesia? Tal vez dirás... “esto no es nada nuevo” y tienes razón, estoy seguro que no es la primera vez que lo hemos leído o escuchado sin embargo esto afirma lo que trato de decir, la iglesia de hoy esta viviendo en una crisis espiritual, nos hemos acostumbrado a escuchar pero no a aplicar (Sgo. 4:17), a esto me refría cuando dije que no estamos tomando cartas en el asunto y tristemente mi hermano, Satanás esta ganado la batalla. Es lógico pensar que si la iglesia esta en crisis espiritual entonces no podrá cumplir con su misión en esta tierra (Mt. 28:19-20), por más que así lo quiera, pues lo primero que debemos cuidar es nuestra relación con Dios (Col. 1:10, 1Pd. 5:6-10).

 
Con tristeza escucho una y otra vez de pastores que han tenido que dejar el ministerio por un pecado que normalmente es un pecado inmoral o descuido de la familia, es tanta la crisis, que nos hemos olvidado de velar los unos por los otros, si tan solo fuéramos como los pinos sería difícil perder la batalla, los pinos en sus raíces se entrelazan las unas de las otras fortaleciéndose de tal manera que si un ventarrón llega y les azota es muy difícil que un pino caiga, la iglesia por lo contrario lejos de echar raíces y crear convicciones en su vida cedemos al pecado, empezamos muy sutilmente a coquetear con el mundo hasta que nos envuelve y destruye el ministerio que Dios nos dio (Sgo. 4:4,7). Una prueba más de la crisis que estamos pasando es que los pastores pensamos que los que colaboran con nosotros en el ministerio son hermanos superdotados en espiritualidad y que no caerán en pecado, nos olvidamos de ellos, no oramos por sus vidas y pocas veces nos preocupamos por su forma de vivir, esta misma filosofía la trasmitimos a los hermanos de la iglesia de tal forma que los miembros de la iglesia pocas veces oran por sus pastores y lideres (1Pd.5:1-4). Entonces surge una pregunta ¿cómo podremos ser de impacto en este mundo?

Algo que caracterizaba a la iglesia primitiva era su unidad, su perseverancia en la oración, la convivencia y su forma de predicar el evangelio, esto nos habla de una iglesia sana, una iglesia en un auge espiritual, si tan solo creyéramos y nos convenciéramos de que necesitamos redoblar esfuerzos entonces verdaderamente seriamos de impacto a este mundo y más aun, no estaríamos en una crisis espiritual. Necesitamos poner un basta a esta situación de la iglesia, no permitamos que el enemigo siga ganando terreno en la vida de los jóvenes, de los niños y de los matrimonios, recordemos que el que va al frente de nuestras batallas es Dios (Efe. 6:12, 2Cro. 32:8, Jer. 1:19, 15:20) y no son nuestras fuerzas las que vencerán sino las mismas fuerzas de nuestro Dios todo poderoso, empecemos a doblar nuestras rodillas y orar unos por otros, empecemos a leer la Biblia y no claudicar en la lectura, y empecemos a tener nuestro tiempo devocional cada día y entonces nuestras vidas espirituales crecerán.

Deseo que lo que estas leyendo no quede en tu mente si no que pase a una acción diaria, necesitamos que la iglesia de hoy sane, basta ya de tanta mediocridad en el cristianismo, basta ya de tanto conformismo y basta ya de tanto escuchar y no actuar, levantémonos y luchemos que la batalla aun no termina, empecemos a formarnos convicciones firmes de tal manera que cada persona que se acerque a la iglesia pueda notar en ella una iglesia sana, llena de amor y compasión por los perdidos, convicciones que glorifiquen a Dios donde quiera que nos paremos por lo que decimos y por lo que hacemos (Fil. 4:8, Col. 3:16-17). Es verdad vivir el cristianismo no es fácil y tratar de ganar el mundo nosotros solos es prácticamente imposible por eso para salir de esta crisis espiritual no solo tenemos que preocúpanos por los miembros de la iglesia, ni los miembros solo de los pastores de su iglesia, si no de todo cristiano que se encuentra en el mundo compartiendo de las maravillas de Dios, la crisis espiritual nos a encerrado en nuestras denominaciones y no nos preocupamos por los demás miembros del cuerpo de Cristo, tal vez proponer que todas las denominaciones se unan y seamos de un mismo sentir sería muy complicado y tal vez muy difícil (pero no imposible) por lo menos aquí en este mundo pero podemos aportar bastante dejando de criticarnos los unos de los otros, de dividirnos y de pelearnos, más bien necesitamos estar en constante oración por las iglesias de México y por todos aquellos de una o de otra forma dan a conocer el amor de nuestro Dios por todo el mundo (1Ts. 5:17, 1Pd.4:7). Satanás no podrá vencer si nos decidimos a salir de esta crisis, hagámoslo ya y proclamemos al mundo entero que Jesús es el Señor. La crisis espiritual llegará hasta donde tú lo permitas pues la restauración de la iglesia comienza en nuestra propia vida.

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