Tem: Sanidad sobre la iglesia


Tex: 2 Cro.7: 14
Tit: ¡ Sánanos y a Señor!
Introducción:

¿Cuántos quisiéramos mejorar nuestro etilo de vida, nuestra familia, finanzas, nuestra salud, nuestras relaciones con las personas y gozar de una vida plena, fructífera y satisfactoria? ¡Estoy seguro, que a todos nos gustaría!.
Tristemente hay cristianos que en lugar de alcanzar estos beneficios, orientan sus vidas hacia un destino equivocado. hay factores que arruinan la vida de un cristiano, los resumimos en tres principales: FALTA DE CONOCIMIENTO, MALDICIONES HEREDADAS, Y FALTA DE OBEDIENCIA A LA PALABRA DE DIOS.

I. LA TIERRA ESTA ENFERMA

“Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril”. (2ª Reyes 2: 19).

Tomemos en cuenta qué esto representa la tierra para el cristiano. Cuando Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto le prometió que lo llevaría a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel (Ex. 3:8).

El Señor siempre se ha preocupado: (Salmo 23: 2-3).

La desobediencia, y falta de sometimiento a la Palabra, ha permitido que la tierra se convierta en tierra mala y estéril, trayendo consigo muchas consecuencias tristes y dolorosas, lo cual inhabilita el propósito de Dios para el hombre.

Veamos algunas de las tantas consecuencias en el creyente, cuando la tierra está enferma. (Deut. 28: 17- 22; 25- 28; 30, 32, 33,37- 45, 47- 57, 59, 65- 67 ):

¡¡Estas cosas las vemos a diario en la vida de muchos cristianos, que a pesar de conocer la Palabra, les hace falta sanar su tierra!!.

II QUÉ HACER

¿Qué dice la Biblia? (2ª Crónicas 7:14). La enseñanza para sanar nuestra tierra, y ver cumplidas las promesas de Dios para nosotros, se resume en lo siguiente:

Humillación, Oración, Buscar su rostro, Convertirnos de nuestros malos caminos

En Santiago 4: Someteos, pues a Dios (7), limpiad las manos y purificad vuestros corazones (8), afligios y lamentad y llorad (9), humillaos delante del Señor, y El os exaltará (v.10).

No hemos aprendido, a creerle a Dios, confiar en Él, y esperar en Él. Hemos tomado nuestra vida, el destino de nuestra tierra sin la dirección del Señor. Hemos sido muy independientes .

'“Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” (1 a Pedro 5:7); “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. (Fil. 4:6)

LA ENSEÑANZA DE LAS PRIMICIAS: (Deut. 26:2-3),

Es reconocer que Dios es el dueño de todo. De lo mucho que hemos recibido, dar la ofrenda correspondiente.

La ofrenda se da conforme a la bendición recibida. 1ª Cro. 29:14, dice: “Pues todo es tuyo y de lo recibido de tu mano te damos”. No es dar lo que yo crea necesario, o dar de lo que me sobre, sino conforme a la medida de la bendición.

ELEGIR UNA BUENA TIERRA PARA SEMBRAR

Hay terrenos que están aptos, limpios y abonados para la siembra. (Malaquías 3:10). El alfolí es el lugar que Dios señala como la mejor tierra para sembrar.

(Lucas 8:15)., encontramos: “éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la Palabra oída, y dan fruto con perseverancia”. Estos terrenos fértiles son los ministerios. El cristiano debe proponerse a dar para Dios de sus finanzas, pues la Palabra declara que dónde está el tesoro allí estará el corazón. Cuide la obra de Dios y Él cuidará de usted. No hay entidad financiera en el mundo que pague tanto rendimiento como el Señor, pues devuelve al treinta, al sesenta y al ciento por uno.

III. DISFRUTANDO LA COSECHA DE UNA TIERRA SANA



La voz que proclama una gran verdad. Es la voz de Dios: “Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos” (Deut. 1:8)

El mismo Señor Jehová instruyó a su siervo Josué a que tomase la tierra prometida: (Josué 1: 3- 5). El Señor le dice esta promesa, y la Palabra se cumple.

Es la misma Palabra que nosotros hemos recibido, y se nos enfatiza: (Josué 1:7)

CONCLUSIÓN:

El mejor abono para una buena cosecha, en una tierra fértil es la obediencia.

(Galatas 6: 7). Si quieres tener una buena cosecha en una tierra fértil empieza por sembrar obediencia a la Palabra y tu tierra siempre estará sana y recogerás abundante fruto.

Salmo 1:3; Deuteronomio 16: 12-17; Salmo 23:2; Ezequiel 34:14