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Jamás deje de soñar grandes sueños…

La idea le nació a Héctor Fabio un atardecer en el que, sentado en una silla de la Plaza de Caycedo, disfrutaba de la fresca brisa proveniente de los farallones de Cali. “¿Qué hacer para sacar niños y jóvenes inmersos en el bajo mundo de las calles? ”, se preguntaba una y otra vez hasta ese preciso instante en el que --como en las caricaturas-- sintió que se prendió el bombillito que le hizo pensar: “¡Claro... la solución ha estado siempre ahí!”, para --acto seguido-- concebir el sueño de crear una escuela de actos circenses para estimularlos a ocupar su tiempo en otras cosas.

 
Comenzar no fue fácil. De un lado, pocos creían que a través del arte se pudiera rescatar una juventud involucrada en drogas y robo. De otra parte, lo inverosímil del proyecto llevó a que todos aquellos a quienes pidió apoyo, le cerraran las puertas con la vaga promesa de: “Otra vez será...

Hoy su sueño es una realidad. Una docena de chicos y chicas son los primeros graduados. Ahora son malabaristas, mimos, payasos, magos y equilibristas. Cursaron su formación en la carpa multicolor que se levanta al norte de la ciudad, en un campo tan grande como sus aspiraciones.

Si usted le pregunta cómo lo hizo, le responderá, con esa sonrisa que le acompaña siempre y que caracteriza a los optimistas: “Dios me ayudó siempre”. Y tiene toda la razón. Su fe le permitió ver el nacimiento y fortalecimiento de lo que hoy se conoce como Escuela de Circo “El Samán”.

Nunca deje de soñar

En los diálogos que sostienen los protagonistas de “Flahsdance”, una conocida película disco de finales de los ochenta, el propietario de la factoría dice algo como: “Cuando abandonas tus sueños, mueres... ”. Una frase cargada con una profunda filosofía. Tiene tanta vigencia hoy como cuando se estrenó el filme.

Sólo llegan a sus metas, quienes sueñan. Y alcanzan nuevos peldaños en la escalera al triunfo, aquellos que –tomados de la mano de Dios—no se dejan vencer pese a las dificultades.

Jabes, el prototipo del soñador

Sin que las Escrituras especifiquen mucho respecto a sus orígenes, trascendencia o el momento en que tuvo un encuentro personal con Dios, encontramos un registro acerca de Jabes, un soñador de tiempo completo.

Se caracterizó ser diferente a sus hermanos. “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor”
(1 Crónicas 4:9)
. Pensaba y actuaba diferente. Tal como ocurre con aquellos que tienen metas. Se convierten en piedras de tropiezo para quienes les rodean, en el blanco de sus burlas y críticas o quizá, objeto de la indiferencia general por el hecho de ir en contravía.

Jabes confió en un Dios de milagros

Cuando llegó el momento de llevar sus planes a la presencia de Dios, tenía claro que el nuestro es un Dios de milagros y que El ama a quienes sueñan grandes sueños. Pensaba más allá de las cosas, planes y proyectos pequeños que articulaban los demás. “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio...” (v.10 a).

Igual usted. Tiene aspiraciones. Pero las abandonó pronto. No olvide que, si ponemos en manos del Señor nuestras iniciativas, tenemos su ayuda. Para El nada es imposible. Es hora recobrar esos objetivos olvidados. No pueden proseguir en el cuarto del abandono.

Si Dios con nosotros ¿Quién contra nosotros?

Humanamente podemos lograr muchas cosas. Pero mucho más con la ayuda de Dios. “...y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe“. Si el va con nosotros, si acompaña nuestros proyectos, seguramente llegaremos a ver construidos nuestros sueños.

Dios nos otorga lo que pedimos

Si nuestros sueños, metas y proyectos están conforme la voluntad de Dios, El nos los concede. Este hecho se evidenció en la oración de Jabes y la forma como concluye su registro en la historia bíblica. “...Y le otorgó Dios lo que pidió” (v.10 b).

Es probable que el relato haya tocado su vida. Si es así, recuerde que iguales posibilidades tiene usted. Sólo basta que no deje de soñar. Todo aquello que anhelamos puede convertirse en realidad. Basta que perseveremos, que no salgamos corriendo ante los primeros fracasos, que confiemos en el Dios de milagros en quien hemos creído y que El puede traernos bendición incluso en aquellas circunstancias que nosotros consideramos adversas.

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme:

Autor: Ps. Fernando Alexis Jiménez
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