Imprimir esta página

Por encima de la opinión e incredulidad ajenas…

--Sencillamente esto no tiene explicación—dijo el médico al recibir el informe de la enfermera que daba cuenta de cómo el paciente de la cama 220 había reaccionado.

 
--Es un caso que difícilmente podía esperar que evolucionara así—admitió ante la contundencia de las evidencias. Cuatro semanas después, el hombre de 45 años abandonó la clínica. Rebosaba salud. Regresó a su trabajo como jefe de contabilidad en una empresa de la construcción.

--Nunca perdimos la esperanza—reconoció su esposa Noelba, quien junto con sus dos hijos y algunos familiares, no cesaron de orar.

--No podíamos resignarnos a que mi padre muriese tan joven, Por eso nos refugiamos en la oración y la fe de que Dios podría cambiar las circunstancias—asegura uno de sus hijos que cursa tercer semestre de fisioterapia.

Los milagros desafían la lógica de la ciencia. Si bien es cierto en muchos casos los avances médicos se han convertido en poderosos instrumentos en manos de Dios, también es necesario reconocer que hay casos en los que el obrar de Dios se produjo en momentos en que todos decían que era literalmente imposible que algo ocurriera.

Dios glorifica su poder por encima del hombre

“Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca. Le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle.” (Marcos 3:1, 2).

He aquí un milagro secundado por las miradas inquisitivas de quienes se preocupan más por las normas y los preceptos humanos ,que por el poder divino. Actitudes así ponen un freno al mover de los milagros.

Escépticos encontrará en todo lugar. Entre sus amistades, en el lugar de trabajo o quizá en su propia familia. Como en la vida de ellos no ocurren milagros, debido a su incredulidad, quieren contagiarlo con la falta de fe. Pero usted no puede ceder. Siga firme en su convencimiento de que el poder de Jesucristo, el Hijo de Dios, no tiene límites.

Las barreras de la incredulidad deben caer

Cuando nos disponemos a creer, los milagros ocurren. ¿Cómo comienza ese proceso? Derribando todos los paradigmas que forjaron en usted y en mi, que nos inclinan a concebir sólo aquello que la lógica y la ciencia pueden explicar.

“Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.” (v.5).

El texto concluye con dos hechos de significación. El primero, la fe del hombre lisiado. Pudo salir del lugar, pero creyó, y se quedó. Por esa razón su vida fue impactada por los milagros. El segundo, la incredulidad de los demás no puede poner tropiezo al obrar poderoso de nuestro amado Señor.

Quizá está enfrentando una situación difícil. Piensa que no hay salida. Todos a su alrededor dicen que es imposible. Sin embargo, hay esperanza. El poder de Dios no tiene límites. Basta creer. Tan solo debe orar y tener fe. Si desea que le ayudemos a interceder, escríbanos ahora mismo:

Autor: Ps. Fernando Alexis Jiménez
Correo electrónico: Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Página en Internet http://www.heraldosdelapalabra.com y meditaciones diarias en http://www.adorador.com/meditaciones