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Bases para vivir el fin del Siglo

Introducción

Es bastante normal que ante una emergencia determinada, cualquiera de nosotros le haga al Señor una pregunta muy singular:

¿Por qué? Generalmente, esto se da cuando lo que sobreviene es negativo, no así cuando es bueno. Nadie le va a preguntar al Señor por qué ha permitido que haya recibido una herencia de un tío desconocido de un millón de dólares o un regalo de un Mercedes Benz. Sí, en cambio, se va a dar esa circunstancia si lo que nos llega no nos gusta ni medio. “¡Ah, Señor! ¿Por qué has permitido que esto me ocurra a MÍ?”. Es un clásico cristiano.

Cuando eso ha ocurrido, la gran mayoría que ha buscado inmediatamente la consejería del pastor o de algunos de los estamentos que las iglesias han creado para tal fin, tiene generalmente una advertencia más que una respuesta. “Hermano: no sé contestarle el por qué Dios ha permitido esto, pero una sola cosa le voy a decir: Al Señor, jamás le pregunte “por qué” hace tal o cual cosa o permite tal o cual cosa; al Señor siempre pregúntele “Para qué”. Muy bien. Este “Cuaderno de Crecimiento” que usted comienza a leer en este instante, y que salvo que Dios haga un milagro no tendrá estructura ni formato de libro, porque no tengo una autoridad eclesiástica oficial que me lo avale ante cualquier editorial cristiana importante, tiene un poco de cada pregunta de estas.

Por qué he decidido escribirlo. Sencillamente porque en nuestra iglesia contemporánea han ocurrido, y están ocurriendo, una serie de pormenores que todos vemos, que todos conocemos, pero que por distintos motivos nadie, o casi nadie, se atreve a mencionar, consultar y mucho menos a proclamar a manera de mensaje. Cuando soy invitado a alguna casa de familia a una reunión informal de gente que busca más de Dios, (Que dicho sea de paso son las únicas invitaciones que recibo en este tiempo), suelo hacerles una pregunta a los allí presentes: “¿Están ustedes conforme con el evangelio que están recibiendo?” ¡Si usted pudiera ver la expresión de los rostros que yo veo! Diez minutos más tarde, ya hay un consenso generalizado y espontáneo para hablar directamente de la adulteración que por estas horas el evangelio sufre en muchísimas iglesias. Allí es donde tengo que esmerarme en conducir las cosas de modo tal que no caiga nadie en murmuración de ninguna

naturaleza, que además de no bendecir a nadie, se transformaría en una clara desobediencia a la voluntad del Padre.

Hay un sentir no sé si unánime, pero sí muy profuso en el pueblo de Dios que oscila entre la decepción, la frustración y el desaliento. Es como si la iglesia hoy no pudiera ponerse en movimiento, no porque alguien se lo impida linealmente, sino por propia impotencia, una impotencia que nace, primordialmente, en una especie de incredulidad de que en Cristo haya, verdaderamente, poder suficiente como para romper con el reinado de la injusticia, la maldad y el pecado que sobreabunda en el mundo y que también tenemos infiltrado en las congregaciones. Ser testigo (Y partícipe) de cultos plagados de números artísticos, lecturas de textos bíblicos que nadie registra, mensajes estructurados en el humanismo de los que nadie recibe espiritualmente nada, matizado por la labor de las “porristas” cristianas, (Esencialmente para mis hermanos hispanos no argentinos, debo aclarar que el término “porristas” corresponde a esas niñas que en los eventos deportivos agitan multicolores elementos celebrando una anotación del equipo local), que vendrían a ser los pomposamente llamados “Ministerios de Alabanza y Adoración”, encargados de entusiasmar un poco a la gente y llevarlos a pensar que, al fin y el cabo, todo ese ruido es síntoma claro de la “presencia del Espíritu” en la reunión.

Cultos que en algunos casos, se desarrollan en un marco de total improvisación confundida con unción y que, en otros casos, se cumplen de un modo altamente prolijo respetando el famoso “orden” preestablecido, del cual naturalmente, la Biblia no tiene registro alguno. Cultos que, de acuerdo con el momento en que usted llegue, podrá a ojos cerrados decir qué ocurrió hasta allí, que va a ocurrir ahora y como van a finalizar las cosas. Cultos que en su interior, aunque exteriormente se cuiden muy bien todos de mencionarlo, dejan al creyente la sensación de certeza de que van a desarrollarse en el mismo marco que el del domingo anterior. Que cada uno sabe muy bien qué es lo que va a pasar en cada uno, que generalmente es exactamente lo mismo que sucedió en el del domingo anterior: nada.

Es una especie de sopor, de estado cataléptico que padece nuestra iglesia de hoy en su operatividad cotidiana que nos ha llevado, aún sin darnos cuenta, a resignarnos (Una palabra que en contra de lo que le puedan haber enseñado a usted, de cristiana no tiene nada) a que eso y no otra cosa es el cristianismo y que, lo mejor que podemos hacer, es adaptarnos a los tiempos y los hechos y no salir a cuestionar nada bajo riesgo de ser tomados como “conflictivos”, “insujetos”, “rebeldes” o algo mucho peor: blasfemos o herejes. Es una estructura que, cuando fue

creada, se hizo para ordenar un poco la adoración al Señor de Señores y Rey de Reyes y estaba bien, pero que con el correr de los tiempos, se trasformó en una especie de ídolo al cual nadie se anima a derrumbar y que ha concluido en que la estructura creada para adorar a Dios, se convirtió en una prioridad que ha determinado que muchos, hoy, se encuentren adorando la Estructura de Dios por encima del Dios de la estructura, ¿me entiende?. Ese es el por qué de este trabajo. Un trabajo que semanalmente he ido entregando por la radio y que ahora se plasma en la tinta y el papel.

En cuanto al para qué, esa es otra historia que debo aclarar porque de otro modo, cualquier mal intencionado, o simplemente intencionado y aun sin intención, puede catalogar como resentimiento, raíz de amargura o vestigio de alguna herida moral y espiritual recibida en el marco de la mencionada estructura, cosa que desde ya no es así porque gracias a mi amado Dios misericordioso, jamás me he peleado o enemistado con nadie. Lo he escrito para que cada hombre o mujer de Dios, lo compare, lo estudie y lo escudriñe a partir de la Biblia y compruebe, tal como lo decía Pablo, “Si esto es así”. Así como en nuestra Argentina se ha descubierto que una enorme proporción de la ruina vivida como país tiene que ver con la ineptitud y hasta con la corrupción de la clase política, así también en la iglesia hace ya mucho tiempo que también se ha descubierto que la falta de vigor, poder y unción del Espíritu Santo se debe a la ineptitud y a veces también corrupción de esa estructura tradicional y obsoleta. Sin embargo, tanto la nación como la iglesia, están todavía cometiendo el mismo craso error: intentar un cambio, una reforma, a partir de la participación de los mismos que hasta hoy conducían las cosas. Es imposible que un político argentino cambie las reglas del juego de la política Argentina sencillamente por un detalle: él mismo forma parte de ella y está involucrado en esas reglas de juego. Es imposible, asimismo, que se destruya la estructura y se produzca una reforma espiritual en la iglesia, a partir del trabajo de los que hoy forman parte de esa estructura y, de pronto, hasta viven de ella. Es cierto, para Dios no hay nada imposible. Pero Dios es Espíritu y necesita un cuerpo para manifestarse. El problema radica en qué cuerpos vamos a darle para que lo haga.

El evangelio tiene nacimiento revolucionario y pacífico, pero jamás pasivo. El evangelio es la doctrina de un Cristo que vino a cambiar las cosas, no a adaptarse a las que había. El evangelio es un compromiso de por vida de ponerse al servicio del Dios Viviente y nunca de intereses de hombres que dicen representarlo porque tienen una credencial oficial

que así lo atestigua. Recuerde que somos creyentes, hijos de Dios; “Cristianos” fue el rótulo que nos colocó el mundo incrédulo, porque se suponía que como tales, éramos seguidores e imitadores de Cristo. La pregunta, es: ¿Lo somos? ¿O apenas constituimos una especie de cofradía rara que semanalmente se junta para hacer un poco de ruido, pegar tres o cuatro gritos de júbilo y victoria, escuchar una especie de “arenga santa” y salir luego a comernos un mundo que, ya a la vuelta de la primera esquina, nos pone en vereda y nos plancha con sus sistemas perversos? ¿Somos la luz del mundo y la sal de la tierra o somos personas muy religiosas que nos vestimos de una manera que a veces linda con el ridículo para parecer diferentes, pero que a la hora de los dramas, no nos diferenciamos en nada de los que supuestamente debemos conquistar para el reino de Dios?

Bien: para que todo eso cambie, para que la iglesia pueda tener una reforma profunda, real, decididamente espiritual y productiva, va esta intención pretendidamente literaria, producto de palabras, revelaciones y referencias que el Señor tuvo la bondadosa gracia de hacerme llegar en diferentes fechas y ocasiones. Porque a la iglesia no la va a reformar ningún iluminado, ninguna “estrella” internacional o nacional del evangelio. Para el Señor, la única “estrella” viable, es la iglesia. Y la iglesia mi querido hermano o amigo, es usted, yo y todos los que han creído y aceptado que Jesucristo es el Salvador personal de nuestras vidas y Señor de todo lo que está en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra. Con esto le quiero significar que, si usted está esperando que aparezca un Moisés u otro Jesús que le sirva de guía y conductor y que usted no tendrá otra responsabilidad que obedecerle, y así cambiar las cosas, usted no leyó la Biblia. Ella dice que ya tenemos un guía que nos lleva a toda verdad, es el Espíritu Santo. Dice que ese Espíritu Santo se derrama y produce un tremendo impacto cuando quienes lo reciben, se encuentran todos juntos, como normalmente estamos los creyentes, pero también unánimes, como generalmente NO estamos los creyentes. Por otra parte y si es que todavía le queda alguna duda, sepa que Jesucristo es el “sol de justicia” del que hablan las Escrituras. ¿Y cuántos saben que, cuando aparece el sol, las estrellas por imponentes o importantes que sean, dejan de verse inmediatamente?

Para que usted entienda que es parte protagónica esencial de la

futura reforma que Dios producirá en su iglesia, se ha escrito lo que va a leer. Para que no espere otro Mesías. Para que conozca su potencial y sepa que, cuando el pueblo de Dios trabaje unido y por ende, ungido para Él, es cuando sobrevendrá la victoria. Para que repase con mucho cuidado la palabra que va a examinar y por allí hasta conocer. Para que

si el Espíritu le da luz verde, como tengo la certeza que será, la acepte primero como Verdad de Dios; la crea a continuación para potenciarla con el principio de la fe activa; la ponga por obra en su propia vida, inmediatamente para que se transforme en Rema encarnado y, finalmente y entonces sí, se pueda lanzar a predicarla y enseñarla a quienes la ignoren. Nunca se vaya a olvidar que el único autorizado legalmente para percibir los “Derechos de Autor” de un mensaje, es el Espíritu Santo. No hay hombre alguno que sea “dueño” de un mensaje porque, la Biblia lo consigna y puntualiza muy claramente, el evangelio no es para interpretación privada, así que las opiniones humanas, aquí, no corren. En todo caso, cada hombre, cada mujer, cada siervo, cada

hijo, es EL mensaje viviente. O no es nada de lo que dice ser, claro está.

¿Me acompaña?

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NO LE DIGAS BIENVENIDO

Cuando el Señor decidió darme por gracia y misericordia el ministerio del Maestro, estuve a un tris de cometer el mismo pecado de Sara, la mujer de Abraham: reírmele en su santo rostro. Es que tomando como base mi sentido de la lógica humana, casi me sonaba ridículo que yo me pusiera a enseñar una Biblia que prácticamente no conocía. Me costaba recordar completo hasta Juan 3.16, con eso le digo todo. Además, tenía entendido y asumido que, quienes se dedicaban a la enseñanza en la iglesia, debían pasar inexorablemente por algún Seminario o Instituto al menos, que lo capacitara en todo lo que debía capacitarse para ejercer dicha función.

No contaba con el poder de Dios. Es más, no lo conocía en aquellos tiempos. Yo estaba fiel y sinceramente convencido, (Ya que así lo había aprendido) que ser maestro era poseer conocimiento pleno de

sitios, lugares, fechas y geografía históricas de los lugares santos donde se desarrollaban los diferentes relatos bíblicos. A mí, particularmente, la historia no era algo que me enloqueciera y, si tomaba modelo de los maestros que había conocido, la verdad, no me seducía en absoluto la idea de andar en medio de ocho o diez venerables viejos (Que eran los únicos que iban a las Escuelas Bíblicas) extendiendo mapas de Palestina y los demás lugares para enseñarles por donde había andado Pablo, Pedro, Juan, Jesús y los demás. Además, si tengo que ser honesto, en lo íntimo me parecía que, en lo espiritual, eso carecía de importancia cierta como para invertir tiempo en ello.

Dios me enseñó varias cosas en ese tiempo. Me enseñó, primero, que Él no viene a levantar a los capacitados, como los hombres piensan y enseñan, sino que Él capacita a los que va a levantar. Sólo pretende y exige, como punto de partida, la predisposición abierta y sincera de cada uno de nosotros. No me pregunte por qué, pero yo acepté ser Maestro si esa era la soberana voluntad de mi Padre Celestial, pero en lo íntimo, me preguntaba casi con dudas cómo haría Dios para hacer de mí ese maestro. ¡Incrédulo! Él lo hizo. Hoy puedo decir que Él lo hizo, y eso es bueno, porque no me deja ni el más mínimo espacio para creer que yo tuviera algo que ver con ese éxito. El maestro del Señor, uno de

sus cinco ministros básicos, no tiene absolutamente nada que ver con lo que el hombre y su lastre intelectual ha determinado que sea un maestro de iglesia. Menos mal. Sólo algo empezó a cobrar importancia dentro de mi ser: procurar no ser en ninguna manera, un falso maestro. Ni por ignorancia ni mucho menos por decisión o intereses personales.

Dice la Biblia, en un extenso y muy profundo mensaje de aconsejamiento que Pablo le hace a su joven colaborador Timoteo, que en los últimos tiempos correremos el riesgo de ser engañados por doctrinas de demonios. Y nosotros, con esa superficialidad tan llamativa de la que solemos hacer gala los creyentes, pese a creer esta palabra, estamos muy tranquilos porque como todavía no hemos visto

subir al púlpito a nadie vestido de rojo, con cuernitos y tridente, suponemos que el cumplimiento de lo que Pablo le anuncia al “Timo” será dentro de unos cuantos años y no hay de que preocuparse mientras tanto.

Es un liso y llano delito de simpleza. Es ver en la Biblia la historieta de la Escuelita Dominical y no los principios espirituales que tiene. Es pensar con la mentalidad del “niñito-Dios” (?) Y del Dios anciano de larga barba blanca. Nos estamos olvidando de una palabra que figura en todos los manuales de Guerra Espiritual y que se encuentra a cada paso en la Escritura: Sutileza. La sutileza diabólica es, por darle un ejemplo doméstico, como los subliminales de la publicidad: un mensaje dentro del mensaje que lo condiciona a una

determinada cosa. El día que alguien descubre un subliminal en una propaganda, ese mismo día dejó de ser subliminal. Del mismo modo, el día que descubre una sutileza del diablo, deja de ser sutileza y puede ser contrarrestada. En este capítulo, me propongo demostrar que ya podemos estar recibiendo doctrinas de demonios, doctrina falsa, sin que nos hayamos dado cuenta de ello.

Empecemos por saber, a conciencia, qué es o qué significa Doctrina. En el Antiguo Testamento, la palabra quiere decir “Lo que es recibido”, es decir: una enseñanza de algo. Allí Dios, como fuente de todo conocimiento, es llamado “maestro”, y su enseñanza, se manifiesta en juicios. De paso le diré que un juicio no es lo que estamos acostumbrados a tomar como juicios, sino simple “Separación de lo verdadero de lo falso”. También la enseñanza de Dios se manifiesta en su voluntad fundamentalmente contenida en la ley. Enseñar, entonces,

desde la óptica del Dios Santo es, en esta esencia, conducir al hombre a la experiencia más íntima con la voluntad divina. Obviamente, nada que ver con seminarios, institutos, mapas y demás accesorios pedagógicos. Una doctrina, por otra parte, es sabido que afecta tanto al intelecto

como a la voluntad humana. Me gustaría aquí, empezar a compartir Biblia para buscar en ella la confirmación de lo que le estoy contando.

Deuteronomio 32:1-2)= Escuchad, cielos y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca. Goteará como la lluvia mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas sobre la hierba.

Punto primero: Está más que claro que la doctrina viene de Dios y no de las elucubraciones (Bien intencionadas en su gran mayoría, claro está) de alguna junta de notables, teólogos o autoproclamados eruditos bíblicos. Nunca supe en realidad con qué autoridad un hombre determina que otro es un erudito bíblico. A mí mismo por allí me han adjudicado ese adjetivo. Menos mal que no me la puedo creer de ninguna manera, porque sólo yo sé que sin el Espíritu Santo de Dios, puedo ser incapaz hasta de encontrar el libro del Génesis.

Hay un pasaje en el libro del profeta Isaías, por allí por el capítulo 55, que señala que la palabra que sale de la boca de Dios no volverá a Él vacía, sino que hará lo que Él quiera y que prosperará en aquello para lo cual fue enviada. Es contundente esto, porque deja en clara evidencia que Sana Doctrina, entonces, es todo aquello que se fundamenta con la palabra y no en reglas o estatutos morales y éticos que, por mejor intencionados que sean, constituyen sólo un mecanismo inventado por el hombre para, dicen, “mejorar” lo dicho. (?) Falsa Doctrina, entonces y por el contrario, será todo aquello que, aunque de pronto suene bien, no pueda ser confirmado en la Biblia. Mire lo que dice Zofar en el libro de Job.

(Job 11: 2-6)= ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y

el hombre que habla mucho, será justificado? (¡Huau!) ¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¡Harás escarnio y no habrá quien te

avergüence? Tú dices: mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos. Mas, ¡Oh, quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contigo, y te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.

Observe ahora lo que Salomón tiene para decir al respecto en uno de sus Proverbios.

(Proverbios 4: 1-2)= Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley.

Muy bien. Hoy, y no importa cuándo o en qué momento cronológico lea usted esto, hoy, ya insertos en el Tercer Milenio, en este Tercer Día de Dios, la Sana Doctrina está íntima y directamente relacionada con Jesucristo. Si una palabra no lo exalta, no es palabra emanada de la primera y legítima doctrina; es falsa, es humana, es carnal y almática. Anote esto por favor: La doctrina de Jesucristo, siempre tendrá tres conceptos básicos que la acompañarán a donde

quiera que sea predicada o enseñada: Amonestación, Advertencia y Exhortación. Con este punto debidamente aclarado, vamos ahora al texto donde la palabra por sí misma habrá de revelar su contenido. La Biblia se interpreta a sí misma, no necesita de hombres eruditos para

hacerlo. El conocimiento no se moderniza, se unge.

(2 Juan 1)= El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad.

En principio, preste atención que en sus dos últimas cartas, Juan se define a sí mismo como “anciano”. Eso sugiere que él era mayor que otros cristianos y que su conocimiento personal de la fe, era más antiguo que el de ellos. Esta es la evidencia más concreta que determinó adjudicarle a Juan, indiscutible autor de la primera carta, también la autoría de las dos siguientes. Por otra parte y ya en el terreno espiritual, Juan se define sin ninguna actitud de falsa modestia y con total y absoluta transparencia fruto de su certeza, como un líder levantado por Dios mismo, que es el verdadero significado e implicancia bíblica de la palabra Anciano. Olvide la edad. Nadie puede corroborar que Dios utilice un calendario como el nuestro, que proviene de un papa romano llamado Gregorio.

En cuanto a la “señora elegida”, no cabe ninguna duda que es una tipología de la iglesia. Suponer y enseñar, como muchos lo han hecho, de que se trataba de una buena mujer a la que Juan le envía su carta, es omitir la inspiración divina en la Palabra y reducirla a hechos y actitudes humanas de hombres determinados que vivieron en una época cronológica determinada. Yo me pregunto, si fuera así, por qué Juan le dice que la ama “en la verdad”, (Que es Cristo), y que no sólo la ama él, sino todos los que han conocido la Verdad. Para ser una mujer de carne y hueso, lo de Juan sonaría un tanto exagerado, verdad? Jesús dijo dos cosas que se constituyen en el ABC de todo esto:

Conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres y Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Es Cristo, es su cuerpo. Es la iglesia. Por favor, si quiere ser bendecido ricamente, véalo así.

(Verso 2)= A causa de la verdad que permanece en nosotros, y

estará para siempre con nosotros: (Ojo con esto: lo que se le está diciendo aquí, es que la posesión de una verdad permanente es la razón principal para permanecer fieles y no dejarse desviar, que es específicamente, la intención que trae implícita una falsa doctrina.) (Verso 3)= sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y

del Señor Jesucristo, hijo del Padre, en verdad y amor.

(Verso 4)= Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre.

Acá hay dos cosas sumamente valiosas para rescatar, dos principios inalterables que, surgiendo de la Palabra misma, significan una garantía y toda una promesa: 1) Para conocer la Verdad, es necesario practicarla. No se olvide que, desde el punto de vista del

idioma bíblico, el verbo Conocer, no tiene nada que ver con enriquecimiento intelectual, sino con Intimidad. “Conoció Adán a Eva y Eva concibió...” Si Cristo es la Verdad y su Conocimiento es lo que nos

hace libres, no es sinónimo de Seminarios o Institutos, es la búsqueda a solas del Señor en Intimidad con Él lo que nos proporciona libertad. 2) En los versículos 3 y 4 de su tercera carta, Juan dice casi lo mismo y se goza de que lo que llama “sus hijos”, anden en la verdad. Eso corrobora que, de ningún modo, podemos creer que esta carta fue dirigida a una buena señora, ama de casa, sino a la iglesia.

(Verso 5)= Y ahora te ruego, señora, (Ahora te ruego, iglesia), no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido

desde el principio, que nos amemos unos a otros.

¿De qué “principio” está hablando aquí? Es indudable que no se trata del comienzo de algo, como alguna vez se nos pueda haber enseñado, ni tampoco de alguna fantasiosa divagación filosófica tal como: “El principio de todos los principios”, sino de un principio como fundamento, como un patrón. En este caso, se trata de un principio implantado por Jesús durante su ministerio: Amar, porque eso complace a Dios. No un mandamiento nuevo, sino uno antiguo, dice el mismo Juan en su primera carta. En un sentido, el mandato de amar es viejo, porque la ley de Moisés ya lo exigía, pero en otro sentido es nuevo, porque el ejemplo de Cristo sienta una nueva norma y un nuevo motivo. A esta altura, pensar que esta carta le fue escrita a una señora

anónima de carne y hueso, de cacerolas y ruleros, ya está sonando

como incomprensible. Tanto como ser creyente y no ser capaz de discernir.

(Verso 6)= Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.

Esto es indiscutible. Quien lo haya vivido, puede confirmarlo: el amor motiva la obediencia. El seguimiento de los mandamientos no apunta, como tantos lo han interpretado, a hacer del evangelio una cosa rígida, contundente, legalista y hasta cruel en algunos casos, sino

una manifestación visible de conducta férrea, suceda lo que suceda, ante la vista de los demás como testimonio viviente de la presencia en nuestras vidas del Dios viviente. Ahora: ¿Por qué todas estas recomendaciones? El versículo siguiente responde la pregunta.

(Verso 7)= Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.

Aquí primero hay que puntualizar algo, antes de que alguien tome esto con la ligereza que es tan frecuente en nosotros como pueblo, y que nos ha llevado muchas veces a “perecer” espiritualmente, por falta de conocimiento: ¿Qué es un engañador? Un engañador es alguien que toma una verdad y la tergiversa, la altera, la modifica agregándole o quitándole cosas que no le sirven para su propio beneficio o el de los intereses que representa. Ahora piense en esto: para que alguien tome una verdad y con sutileza la altere y encima logre engañar a muchos que conocían esa verdad, es indispensable que esa persona también conozca muy bien esa verdad. Ahora cierre el círculo: ¿Usted podría ser engañado por alguien que no conozca la Biblia, es decir por una persona atea, incrédula o mundana? ¿Podría engañarlo con una falsa doctrina un presidente, un primer ministro, un alcalde, un intendente, un gobernador? Entonces, mi amigo o amiga, ya esta usted avisado; ya sabe de dónde habrá que esperar a los engañadores y a las doctrinas falsas o de demonios, está claro?

Por otra parte, el trasfondo histórico y lineal de esta segunda carta de Juan, nos muestra que estuvo dedicada a la relación entre la verdad cristiana y a la hospitalidad ofrecida a los maestros que por entonces viajaban de iglesia en iglesia. A veces se abusaba de esa hospitalidad. Falsos maestros estaban confundiendo a las comunidades de creyentes, igual a como está sucediendo hoy día, y no necesariamente llegando desde otros lugares. Muy bien podrían estar viviendo aquí, cerca de

nosotros, gozando de prestigio y hasta teniendo un nombre de que viven, aunque estén muertos.

Con respecto al término “anticristo” usado aquí, es más que evidente que también Juan, como dicen los jóvenes de mi país, “la tiene re-clara” de que se trata de una mentalidad y no necesariamente de un hombre individual. Al diablo le encanta de que haya mucha gente observando a un líder determinado, ya sea político o de falsas religiones, para ver si ese es el anticristo. Porque mientras tanto él, usando a falsos profetas, falsos maestros o falsos pastores, inducen a gente cómoda que no escudriña la Palabra, a creerse mentiras y hasta correr el riesgo de irse al infierno con una Biblia debajo del brazo o con un cargo importante en la iglesia local. Anticristo, mi estimado amigo o amiga, es todo lo que se opone a Cristo. Pueden ser cientos, miles o uno, depende el caso. Y así como pueden provenir desde al ateísmo, el orientalismo, o el ocultismo, así también pueden llegar desde la religión organizada, ya sea oficial o supuestamente evangélica.

(Verso 8)= Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.

Este “mirad por vosotros mismos”, Juan lo toma del propio Jesús cuando, hablando con sus propios discípulos de las señales de los

tiempos y del fin de la era, les dice según relata Marcos 13:9: Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, (Clarísimo; les está diciendo que el asunto va a estar dentro de la iglesia, no afuera) y en las sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa de mí, para testimonio a ellos. (Ojo: “Por causa de mí”, dice; si te llevan porque no has pagado una deuda es otra cosa.

Esto para que vayas teniendo en cuenta por dónde andará esta guerra. Con relación a no perder el fruto de nuestro trabajo, Pablo lo define muy bien en 1 Corintios 3:8: Y el que planta y el que riega son una misma cosa; Aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su

labor. (Y como corolario de lo que implica, cuesta y significa esta guerra,

el escritor de Hebreos 10:32, dice: Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvísteis gran combate de padecimientos.

Bien: hasta aquí, Juan ha detallado tres cosas muy específicas: Primero: que considera “señora elegida” a la iglesia que anda en la verdad. Y como la Verdad, ya lo sabemos, es Cristo, es iglesia solamente aquella que se fundamenta en Cristo. ¿Se supone que le estoy diciendo a usted que hay iglesias que se llaman cristianas que no se fundamentan en Cristo? No lo digo yo, lo dice Juan. Si usted ya lo había

pensado y no es uno de esos obstinados a los que nada le cae bien, no le estoy descubriendo nada nuevo. Si no lo había pensado y no es uno de esos robots automatizados que tanto se ven en nuestras congregaciones, es porque gracias y gloria a Dios, ha caído usted en un buen lugar.

Segundo: Juan dice que sin amor, (Que hoy por hoy, creo, es nuestra mayor asignatura pendiente), y sin cuidado por la Palabra, es imposible andar por el Camino de la Verdad que conduce a la Vida.

Tercero: Recomienda encarecidamente que nos cuidemos de los engañadores y de los anticristos, influencias internas muy sutiles que tienen como tarea inducir al error a los elegidos. Y ahora, en los siguientes versículos, va a atacar aquello que, entiendo, no sólo es la base de esta carta, sino también la base de la vida o la muerte espiritual de la iglesia del Tercer Milenio.

(Verso 9)= Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, (Que, le recuerdo, es la verdad revelada en la Palabra y el

cuidado con respecto al engaño), no tiene a Dios; (Tome nota de esto, por favor) el que persevera en la doctrina de Cristo, (Aunque de pronto en su propia iglesia le digan que está loco, o que es demasiado espiritual, o que no tiene los pies sobre la tierra), ese sí tiene al Padre y al Hijo.

Los falsos maestros, tanto en lo histórico de los días de Juan como en la actualidad, siempre pretenden tener un conocimiento personal superior y contradictorio con la doctrina apostólica. Hay universidades teológicas, seminarios e institutos, incluso, que están enseñando que este es un tiempo diferente al que fuera escrita la Biblia y que, por lo tanto, y a partir de la riqueza intelectual que hoy existe tan distinta a la de aquella época, muchas cosas han cambiado y se deben interpretar de un modo actualizado, cosa que es una concreta barbaridad porque

Dios y su Palabra son los mismos Ayer, Hoy y Siempre; una contradicción con la inmutabilidad divina. Lo que en realidad sucedía en aquella época, (Y hoy continua ocurriendo) es que ellos habían cortado su relación personal con Dios y se manejaban en lo espiritual, conforme a los rudimentos del mundo, lo cual está a un paso, si no lo es directamente, de una herejía. Todo dentro de las características antiguas y modernas: gente que suele estar viviendo dentro de una iglesia las veinticuatro horas del día.

Mire: hay algo que no muchos alcanzan a divisar: Hay mucha gente dentro de las congregaciones cristianas, haciendo cosas que a la

vista pueden resultar aparentemente muy importantes, pero que en realidad Dios nunca les ordenó hacerlas. Es menester no involucrarse en absoluto con ellos, ya que por tratarse de presuntuosos que argumentan casi tener un evangelio de concepción personal, incurren en un pecado que Dios considera tan malo como hacer las cosas que Él ha prohibido específicamente. Sé que en este momento está pensando que, en estos términos, yo no puedo de ninguna manera estar hablando de la iglesia del Señor. Acertó. Yo estoy hablando de aquellos lugares donde se hacen cosas en el nombre de Dios. Y que yo sepa, al mundo incrédulo le importan poco, conoce poco y habla mucho menos de las cosas de Dios.

(Verso 10)= Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis ¡Bienvenido!

Bueno: Llegamos al versículo cumbre de esta carta y de todo este capítulo. Merece que lo desarmemos pieza por pieza, como se hace con un mecanismo que se desea conocer profundamente, y no hacer como tenemos por costumbre: Entender lo que nos parece, entender lo que algún comentarista de prestigio haya dejado escrito o, lo peor, no entender nada y, por no tomarnos el trabajo de estudiarlo, dejarlo allí para otro día. Un día que, generalmente, jamás llegará.

Cuando Juan escribió esto, él se refería literalmente al riesgo de dar hospitalidad a los falsos maestros, indicando simpatía y apoyo a sus enseñanzas malignas. Juan, de hecho, no está condenando en absoluto la cortesía ni la hospitalidad, pero está alertando y hasta prohibiendo todo aquello que pudiera estimular la labor de los herejes.

Ahora bien: llevado a lo actual, esto se ha interpretado de diversas maneras, lo que habla a las claras de una carnalidad incipiente por parte de los eruditos, porque si se hubieran dejado guiar por el Espíritu Santo, jamás hubieran existido diferencias. Muchos, hoy, ni siquiera le abren las puertas de sus casas a Testigos de Jehová, Mormones u otros similares a la luz de este pasaje. Sin embargo, el texto no apunta de ninguna manera a la tarea de religiones inventadas por hombres, sino a gente que convive con los creyentes auténticos, y que hasta ocupa lugares de liderazgo, aunque su doctrina se haya apartado totalmente de la doctrina de Cristo. Recuerde que la Biblia, aunque de pronto sea útil para llevar a la conversión a un incrédulo (Y de hecho ha ocurrido muchas veces) y para enseñarle los primeros pasos, en su contexto mayoritario, ha sido escrita para lo que nosotros llamaríamos: creyentes “veteranos”.

Primero veamos algo. “Casa”, aquí, no implica vivienda. Nadie está hablando de su departamento ni de su casita. Casa, aquí, está escrito en sentido espiritual, el mismo que consigna que somos “templo” del Espíritu Santo. Allí es donde no debemos recibir, oír, compartir ni soportar ninguna doctrina que no sea la de Cristo y, mucho menos, decirle ¡Bienvenido! Que es el equivalente bíblico a nuestros consabidos

¡Amén! ¡Gloria a Dios! ¡Aleluya! O ¡Lo felicito por el mensaje!. Aunque esto último lo digamos, como generalmente lo he visto hacer, no por compartir los conceptos escuchados, sino para quedar bien con el que los predicó, que generalmente es el que manda allí.

Creo que vuelvo a discernir lo que está pensando en este momento. Es como si lo oyera decirme: “¡Pero hermano! ¡A mí no me van a meter una doctrina que no sea la de Cristo! ¡Llevo años en la iglesia y conozco muy bien la Biblia! Eso es verdad, pero en parte. Es obvio que nadie podría convencerlo a usted diciéndole que puede pecar todo lo que se le antoje que total no va a pasar absolutamente nada. A esta altura de su vida, tampoco, seguramente, va a ir a arrodillarse delante de una Biblia encuadernada en oro por más que le digan que es sagrada, de acuerdo. Pero hay otros modos mucho más sutiles que sí pueden llegar a confundirnos.

¿Nunca le predicaron que orar, ayunar y alabar está muy bien, pero que la prioridad de la iglesia son los pobres, los que no tienen qué comer ni qué ponerse encima, y que si permitimos esa pobreza sin reaccionar y denunciarla, cometemos un enorme pecado como es el de la omisión a los más elementales derechos humanos? Son mensajes que suelen producir tal revolución interna que, cuando usted sale de la

iglesia, es capaz de ir a asaltar un banco para llevarle todo lo que necesita una villa de emergencia entera. Es un buen discurso, muy real, muy humano y hasta muy bien intencionado si usted quiere, pero tiene un problema: no es esa la doctrina de Cristo, hay pruebas más que

palpables en la Biblia de ello. Así que, conforme a lo examinado, si usted recibe ese mensaje y por entusiasmo le dice ¡Bienvenido!, Conforme a la Palabra, en ese momento, usted no tiene a Dios.

¿Tremendo, eh?

¿Nunca le predicaron que las tremendas necesidades, angustias y depresiones que tiene la gente, deben ser evaluadas, analizadas y atendidas por profesionales cristianos especializados en la psiquis, ya que para eso los puso Dios en la iglesia, y que estas cosas en donde está en juego la mente y la vida misma de tantos hombres y mujeres, no son un asunto que pueda ser encarado por improvisados que jamás han pisado una universidad? Este también es muy buen discurso.

Fíjese que si usted tiene un tremendo problema que lo tiene al borde del suicidio, yo no puedo llevarlo al diván de mi casa y, alegremente y sin conocimiento alguno, meterme en su vida a darle sugerencias o dictámenes que pueden producirle a usted una hecatombe tal que le empuje, definitivamente, a ese suicidio. Por supuesto que, entonces, este es un muy buen discurso. Pero tiene un problema: no es conforme a la doctrina de Cristo. Él, si mal no recuerdo, dijo que moraría en cada uno de nosotros el Espíritu Santo que nos guiaría A TODA VERDAD y, a esta altura de mi vida, yo no estoy dispuesto a creerle a mi Señor un 90 por ciento de su Palabra y decidir que este 10 por ciento ya no me sirve. Por lo tanto, no proviene de Dios. Proviene, -en todo caso-, de la bien intencionada naturaleza humana, pero naturaleza humana al fin.

¿Nunca le predicaron que no pierda tiempo en nada, que el Señor viene esta misma noche quizás, y que es necesario que lo encuentre a usted esperándole? ¿Alguien podrá decir que esto no es bíblico? En absoluto. Pero todo lo que está escrito debe ser pasado por la guía, la unción y la sabiduría del Espíritu Santo, porque si no se correrán serios riesgos. El mensaje de: “El Señor viene pronto a rescatarnos de este mundo de maldad, incrédulo y pecador”, es movilizador y atractivo, pero no tiene absolutamente nada que ver con la iglesia gloriosa, victoriosa y más que vencedora de la que habla la doctrina de Cristo. Es un lindo y emotivo discurso, pero ha servido para castrar a cientos y cientos de hermanos que ni se prepararon, ni se casaron, ni estudiaron, ni se compraron una casa porque “Cristo venía ya”. No emana de Dios.

¿Nunca la predicaron que tenga cuidado, que esta en la casa de Dios, bajo la cobertura del Espíritu, que nada ni nadie puede sacarle la salvación aunque no viva como Dios ha dicho que debe vivir, que la tierra y las naciones le pertenecen, que la victoria está cerca, que el maligno no puede con usted porque usted tiene su credencial de miembro, que todo está bien, que está usted en la mejor iglesia, con la mejor doctrina y en la mejor denominación evangélica, y que un día de estos Dios va a poner las cosas en su lugar y usted lo verá y lo celebrará? Sí señor; es un mensaje reconfortante y alentador. En miles de púlpitos se predica esto, hoy. Pero ocurre lo mismo que con aquel boxeador que, cada vez que salía a combatir en un round, era vapuleado por su rival y, cuando regresaba a su rincón, su manager le decía que todo andaba muy bien y que estaba ganando la pelea y que ese rival en cualquier momento se iba a caer. Por allí este boxeador se cansó de ese ánimo falso y le dijo a su manager: “Mira; si es cierto que estoy ganando y que mi rival ya no da más, entonces por favor vigílame al árbitro, porque a mí alguno me está dando una paliza”. Este mensaje, que suena hermoso, a diferencia de los otros y además de no ser

tampoco la doctrina de Cristo, tiene la particularidad de anestesiar y disminuir la capacidad de batalla en la gente.

Le he mencionado sólo cuatro, pero seguramente cualquiera de ustedes podría encontrar muchos más. A esta altura usted se está preguntando: Pero entonces, si esto es así, ¿Cómo es la historia? Y la historia es simple. Si predico la doctrina de Cristo, que no es aduladora ni acariciante, sino que es confrontativa y hasta fastidiosa en la carne, sin importarme cómo te cae o te deja de caer, podré no resultarte simpático y hasta podré granjearme santos rencores, pero sin ninguna duda estaré más que firme en la única sana doctrina. Ahora, si para

que la gente no se me ofenda, no me mire mal, no se me vaya de la congregación, me cobre simpatía y hasta por allí me entregue una buena ofrenda, predico un evangelio liviano, permisivo, filosófico, humanista, sin amonestación ni exhortación, podré llegar a ser un

hombre de éxito dentro de estos ambientes tan singulares, pero no llegaré a formar parte del ejército de Jehová, ya que habré cambiado la doctrina de Cristo por otra que, en el fondo, le da más importancia a la formación y la sabiduría del hombre que al poder, la gracia y la unción de Dios.

Creo que puedo saber de antemano lo que usted está pensando en este momento después de haber leído lo que ha leído. “¿Y qué puedo hacer, hermano? Yo sé que estoy escuchando uno de esos discursos que usted describió, algunos de ellos son un calco fiel de lo que efectivamente estoy oyendo cada domingo. Y conste que yo no me los creo porque mi Biblia dice que no es así, pero me los aguanto y no digo nada porque, realmente, no sé adónde irme.” Ah, bueno, ese es otro asunto, pero eso quiere decir mi querido hermano, que usted con su silencio y su aceptación, está participando de ese mensaje... “¡No me diga eso, hermano! ¡Me suena demasiado legalista!” Y sí, a mí también me parecía demasiado legalista cuando lo enfrenté, pero mire lo que dice el verso 11:

(Verso 11)= Porque el que le dice ¡Bienvenido! (Naturalmente; al que trae una doctrina que no es la de Cristo) participa de sus malas obras.

¿Y qué podemos hacer, entonces? Usted y yo no podemos así como así cambiar los mensajes que no son fieles a la doctrina de Cristo, esa es una realidad. ¿Tendremos que luchar para cambiar, quizás, a los portadores de esos mensajes? No, tampoco. No alcanza. Porque muchos de esos discursos no provienen de la ocurrencia, la inventiva o la buena voluntad humana, sino de estructuras doctrinales denominacionales, de las cuales si se está en sus epicentros, es casi imposible evadirse.

Pero, ¿Y entonces? Volver al Camino antiguo, a la iglesia del libro de los Hechos, a la que tiene como única autoridad indiscutida a Cristo y, como eje de su poder, al maravilloso Espíritu Santo, y no a hombres preocupados por sus intereses personales o sectoriales, o por sus prestigios tanto en lo interno denominacional como en lo público y general. No se olvide que muchos de los líderes que han dedicado parte de sus vidas a censurar la apetencia de poder y figuración que tienen jerarcas de las religiones oficiales con relación a los gobiernos de las naciones, si le dieran una oportunidad, harían exactamente lo mismo. Ahora bien; bajo esa óptica; ¿Podemos cambiar o modificar esto? Cuidado; no se confunda. Nadie está hablando de “cambiar”, que es una palabra de contenido muy peligroso, de lo que se está hablando, es de re-hacer. Y rehacer, que yo sepa, es “volver a hacer” y, si a algo hay que volverlo a hacer, es porque está destruido. Sé lo que está pensando, usted que anhela ser fiel a la Palabra: no tiene certeza de que eso sea bíblico, verdad? Mírelo por usted mismo:

(Jeremías 18: 1-4)= Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; (En esta expresión de: “Se echó a perder”, se usa la misma palabra que en el relato del cinto de lino del capítulo 13 y versículo 7, sólo que allí se traduce como “podrido”. Es decir que, lo que tenemos en

claro, es que lo que tenía en la vasija, dice que se le pudrió) y volvió y la hizo otra vasija según le pareció mejor hacerla. (Atención: lea bien, no se confunda, no se deje engañar por falsas posturas bondadosas que Dios

no le manda tener. Dice que hizo OTRA vasija, no dice que intentara emparchar la misma que tenía en malas condiciones. ¿Aprenderá definitivamente la iglesia en este tiempo?)

(Versos 5-7)= Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh Casa de Israel? (¡Oh iglesia desobediente!) Dice Jehová: he aquí que como el barro en la casa

del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. En un

instante, (Es decir: en un abrir y cerrar de ojos) hablaré (A través de mi cuerpo, de mis ungidos) contra pueblos (En lo humano) y contra reinos (En lo espiritual. Le aclaro que la única cosa que puede vivir lo humano

con lo espiritual, es la iglesia. El mundo no tiene conciencia del mundo espiritual. A lo sumo, tiene algún ingreso a él a través de los métodos del ocultismo esotérico, pero en modo alguno al ámbito espiritual del reino de Dios. Sin dudas, habla de la iglesia. ¿Y qué estaba hablando?

¿Acaso sugerencias amorosas y comprensivas como a muchos hombres

les agrada interpretar el evangelio? Para nada, mira como finaliza el verso 7:) Para arrancar, y derribar, y destruir.

Examinemos brevemente estas últimas tres palabras. No nos quedemos con términos que no entendimos bien del todo o que, en el peor de los casos, entendimos superficialmente. ¿Qué significa ARRANCAR? Significa: Sacar algo de raíz. O sacar con violencia una cosa del lugar en donde estaba adherida. Dice la Biblia que “El reino de Dios se arrebata con violencia”. ¡Claro que no habla de violencia física! La franja revolucionaria social, político-ideológica, no tiene lugar en la Biblia, aunque pretendan encontrarlo. Es violencia de Dios, es violencia espiritual, tiene base real en la Palabra que es la que separa lo falso de lo verdadero. Es, en otro plano, separar con violencia a uno de un lugar, de sus costumbres y sus vicios.

¿Y qué es DERRIBAR? Derribar es arruinar, demoler, echar abajo una cosa. Trastornar, echar abajo algo que estaba en alto. Es abatir, humillar, hacer perder el poder, el cargo, la estimación, o la dignidad adquirida. Ojo: son definiciones gramaticales que encuentra usted en cualquier mediano diccionario del habla hispana. Me pregunto: ¿No encontramos aquí algunos puntos de coincidencia con relación a los momentos que estamos viviendo y padeciendo como creyentes fieles?

¿Y qué es DESTRUIR? Destruir es, también, arruinar, asolar una cosa material. Deshacer o inutilizar un argumento, un principio. La Biblia le llama ARCHIE, que se pronuncia ARQUE, que es de donde proviene nuestra palabra ARQUITECTO, que significa precisamente diseño, argumento, y que incluye, obviamente, un proyecto. ¿Cuál será el proyecto o el argumento que se posee en los sitios que conoce? Por una simple curiosidad de autor: ¿No está usted diciéndole bienvenido a un argumento o proyecto que la Palabra quiere Arrancar, derribar y destruir?

(Versos 8-9)= Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino para edificar y plantar.

Esto es lo opuesto. Esto es a lo que sí se puede decirle Bienvenido. Porque EDIFICAR significa: Construir, infundir en otros sentimientos de virtud. En términos bíblicos, edificar es sencillamente, “Aportar algo que falta”. PLANTAR, mientras tanto, es meter en tierra una planta, un árbol, una semilla o algo similar para que arraigue. Colocar algo donde

debe estar. Establecer (Atención con esto) un sistema o una reforma al

sistema anterior. Estas son, -reitero- todas acepciones de un diccionario común. (Estudio finalizado el 7 de Noviembre de 2000)

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ROMPIENDO ESTRUCTURAS RELIGIOSAS

Cada vez que Dios ha enviado un avivamiento sobre su pueblo, inmediatamente, cada denominación, ha institucionalizado ese avivamiento. Le ha colocado su sello particular, personal, grupal, corporativo. Le ha añadido una especie de “marca en el orillo” que lo ha llevado inexorablemente a convertirlo en una serie de nuevas disposiciones, nuevas reglas a cumplimentar para considerarse “avivado”.

Esto casi siempre ha determinado que, mucha gente disconforme con esos manejos internos de su denominación, haya resuelto apartarse y encarar algo nuevo. Ese algo nuevo ha traído como resultado, en muchos casos, la apertura de nuevas iglesias. Iglesias mucho mejor encaradas, claro está; Mucho más liberadas de aquellas estructuras castrantes que se enseñoreaban en las otras, también es muy cierto, y sumamente respetuosas de la transparencia de la Palabra pero, en el fondo, se haya deseado o no, una nueva denominación que habrá de sumarse, obviamente, a las ya existentes. Lo que dicho de un modo más concreto: más de lo mismo. Porque en lugar de rehacer o reformar, se ha colocado un parche a lo anterior. La durabilidad de ese parche, es una incógnita que hoy comienza a develarse: no ha funcionado como se esperaba.

He escuchado en un momento muy singular de mi vida, a un enorme predicador, un tremendo siervo de Dios, abrirnos los ojos con respecto a esto, enseñándonos que era lo último que debíamos hacer. Tomé esa palabra, la acepté, la creí, la encarné y la puse por obra y aquí estoy, firme en esa brecha abierta. Sin embargo y como para que aprendamos de una vez por todas que la sutileza del enemigo no respeta prestigios, ni títulos ni famas, en estos días ese predicador se encuentra abocado a la tarea de abrir iglesias para lo que, señala, es una nueva forma de cultivar el evangelio real, pero, en el fondo, nada más que una nueva denominación que se suma a las ya existentes. Incomprensible desde el punto de vista de la lógica humana. Entendible cuando se trata de lo que en definitiva es, una faceta más de una guerra espiritual real y concreta.

Hay un texto que es básico, elemental para la vida de fe, pero que a pesar de haber sido leído y compartido en cientos de enseñanzas y mensajes, muchas veces, quizás no hemos podido entender en la dimensión en que podemos verlo hoy a la luz de otra revelación. Sucede muy a menudo esto con las Escrituras. Uno de nuestros más frecuentes errores ha sido, y sigue siendo, cristalizarlas a la luz de lo revelado años atrás. Si en un Seminario un profesor enseña la interpretación de una parábola, por ejemplo, sus alumnos quedarán convencidos de que esa interpretación es la que corresponde, que es inamovible e inmutable, y habrán de enseñarla de ese mismo modo aprendido mientras dure su ministerio en las iglesias. Se olvidan un detalle: Dios está hablando hoy, y lo que está diciendo, que no se contradice con lo que ya dijo, tiene características bien diferentes. ¿Sabe por qué? Porque el nuestro es un

Dios vivo, y todo lo que está vivo, se mueve y todo lo que se mueve, cambia.

(Juan 14: 6)= Jesús le dijo: Yo Soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

La vida eterna, mi querido amigo, no consiste solamente en creer y aceptar que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Usted puede pasarse toda su vida repitiendo a quien quiera oírle: Yo creo que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida; Yo creo que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, que no por eso tendrá asegurada la vida eterna, porque el principio de la Vida Eterna da acceso cuando, además de creer y declarar que Cristo es el Camino, decidimos genuinamente transitar por ese Camino. Es decir: caminarlo con todas sus alternativas. De las que nos parecen buenas y de las que no nos parecen tan buenas. Es el modo en que llegaremos a conocer la Verdad y, al tiempo que esa Verdad nos hace libres, comenzamos a ingresar en lo que él llama Vida, que no es respirar tantas veces por minuto, sino vivir una vida que verdaderamente merezca ser vivida.

Muchos piensan que aceptando la fórmula y creyendo en ese principio, todo está arreglado. Pero no funciona así, porque ese es solamente el anuncio, el letrero que le dice a usted adónde está el camino. Lo que sí va a funcionar es el caminar por donde el letrero le dice que debe caminar. Entienda: no es suficiente que usted sepa que una determinada autopista o autovía, tiene como destino un determinado lugar. Para llegar a ese lugar, usted indefectiblemente deberá decidirse a transitar, a caminar por esa autopista. Si se hubiera obedecido al mandato de escudriñar atentamente las Escrituras, nos hubiéramos ahorrado muchas polémicas, muchos debates y muchas santas discusiones. Y también nos hubiéramos evitado dividirnos en

más de una denominación. Porque el eje de la cuestión no estuvo, está ni estará en si la salvación se puede perder o no se puede perder; la cuestión de fondo está en qué es lo que realmente entendemos por salvación.

En muchos, pero muchísimos lugares, la idea de una salvación segura, está afirmada esencialmente, en la convicción de estar caminando en la doctrina real y verdadera. Pero lo cierto es que, cuando una persona acepta los conceptos y las doctrinas correctas que presenta la Biblia, lo único que tiene por el momento, es una religión cristiana, porque no necesariamente tiene a Cristo. De eso, quiero suponer que hemos visto usted y yo demasiado como para no creer que es así. No puede causarle asombro. Dentro de las sutilezas con las cuales se maneja y se mueve el enemigo, la de introducirlo a usted en una tremenda confusión, es una de sus preferidas. Y no la tiene como preferida porque se le antoje, la tiene porque, a la vista de los sucesos ocurridos dentro de la iglesia, vaya si le ha dado buenos resultados hasta el momento. Ahora bien: ¿Cómo se puede hacer para saber y estar seguros si es que no estamos en una religión más y sí, por el contrario, estamos verdaderamente EN Cristo Jesús? Es bastante simple, pero merece una explicación.

Comencemos por preguntarnos qué es una religión. Normalmente,

una religión tiene tres bases inalterables cualquiera que sea: tiene un fundador, tiene asimismo un libro que, naturalmente tiene que ver con

ese fundador, y tiene, finalmente, una doctrina, obviamente extraída de ese libro. Ejemplo: Mahoma fue el fundador del Islam; el libro que lo recuerda y que contiene los principios musulmanes, es El Corán. Otro ejemplo: José Smith fue el fundador de la “Iglesia de Jesucristo de los

Santos de los últimos días”, más conocidos por todos como “Mormones”. Tienen un libro, precisamente llamado “El Libro de Mormón” y una serie de reglas y principios que ellos respetan y obedecen, al igual que los musulmanes, en honra al fundador ya desaparecido. Ahora bien: el cristianismo, también tiene un fundador:

Jesucristo, y también tiene un libro: La Biblia. Si hacemos como ellos, siguiendo las reglas y principios y preceptos que allí están escritos, seremos una religión más: la Religión Cristiana. Pero resulta que hay una enorme diferencia que no siempre es vista ni predicada y que,

cuando sí lo es, no siempre es creída: El fundador del cristianismo, está vivo. No va a contradecir su palabra escrita, pero puede hacer algo

nuevo HOY MISMO, como lo haría cualquier persona que vive. ¿Usted cree esto? ¿De verdad que lo cree? Mire que en creerlo o no, hay mucho en juego, eh? Porque el limitarnos a aceptar que Cristo es el fundador, aceptar que La Biblia es el libro y que todo lo que allí está escrito se

debe creer y obedecer, no nos hace cristianos. En todo caso, nos hace miembros de la religión cristiana. Lo que sí nos hace cristianos, es tener genuinamente a Cristo en nuestros corazones. A eso se lo deben haber dicho por lo menos UNA vez, verdad? Mientras y por si aun le quedara alguna duda, lea:

(Mateo 28: 20)= Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado, y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Puede resultar curioso, pero ni este ni cualquiera de los otros textos de este tenor que se encuentran en la Biblia, dicen, por ejemplo: “Mi doctrina estará con ustedes todos los días”. Tampoco dicen: “Los conceptos sobre mi persona los acompañarán todos los días”. Dice, lineal y textualmente: “YO ESTOY con ustedes todos los días” ¡¡Está vivo!! Pero y entonces... ¿Ese hombrecillo crucificado? Ese es Cristo tal cual como a los demonios les encanta que lo veamos. ¿Y ese pobre hombre sufriente, con sangre en el rostro por su corona de espinas y un pecho abierto donde se ve un corazón sanguinolento? Ese es un cuadro de Jesús de Nazaret pintado por Pepe Satanusky. ¿Y usted se lo creyó?

¿De verdad se creyó la mentira de que Él es así? ¡Pero hermano! ¡Es que Él murió así! Sí, es cierto, Jesús el hombre. Efectivamente murió así, pero ¡Resucitó al tercer día! ¿Por qué tendríamos que tomar a la cruz como muerte si en realidad fue victoria sobre la muerte? ¿O no fue victoria?

Ya le dije antes que todo lo que está vivo se mueve, no es así? Bueno: el problema más grave de la iglesia comienza, precisamente, cuando Cristo se mueve. ¿No lo cree? ¿Cuántas veces escuchó algo así como: ¡No hermanos! ¡Esto no se hizo nunca! ¿Será de Dios? No lo sé, pero; ¿Qué dice la Palabra? Dice, por ejemplo, que Jesús resucitó a Lázaro. ¿Y entonces por qué asustarse si en el velatorio del hermanito Fulano, pobrecillo, por ahí por la madrugada, cuando todo el mundo

anda medio adormilado, el muerto empieza a moverse y de pronto se sienta en el ataúd? ¿Sería bíblico o no sería bíblico si se trata de un creyente? Sí, pero... ¡Es que nunca pasó! No está dentro de la costumbre ni la tradición de nuestra iglesia, jamás ha ocurrido antes. Tendré que decirle que esas son reglas, normas. Ahora; si decidimos vivir sobre la base de reglas, estatutos, tradiciones, costumbres y normas, ¿Para qué hubiéramos necesitado que Cristo resucitara? No tenga ninguna duda mi amigo: cuando Cristo se mueve, en el primer lugar en donde se arma un lío bárbaro es en la propia iglesia.

Después tenemos el Pentecostés. Vamos a ver. Una religión que vive por la interpretación de un libro transformado en doctrina.

¿Necesitaría un Pentecostés? Sería incomprensible, verdad? Sin embargo, y en aras de una interpretación doctrinal que no se discute, pero que no se sabe muy bien de qué parte de la Biblia ha sido extraída, hay mucha iglesia denominada “cristiana” por allí, que también vive sin un Pentecostés. Esto, aunque parezca insólito, la convierte en una iglesia cristiana que vive sin Cristo. Que conoce, es verdad, y difunde profusamente su historia, sus palabras, sus enseñanzas y sus dogmas, que incluso hasta puede presumir de ser la que más y mejor conoce todos los aspectos de su vida, pero que no evidencia ni manifiesta su presencia actual. Porque no sé si recuerda que le dije que Él está vivo, HOY.

Hay algo que, como cristiano, usted tiene que tener muy en claro: Cristo no vino a la tierra a fundar una religión. Cristo vino a la tierra a vivir una vida. Su máxima enseñanza, partiendo desde la base del evangelio que Él predicaba, era que los demás vieran cómo vivía Él y que pudieran seguir sus pasos y vivir igual. ¿Qué predicaba Cristo?

¿Las cuatro verdades? ¿El evangelismo explosivo? Él, que yo haya tomado nota, simplemente decía: “El reino de los cielos se ha acercado”.

¡Pero es que todo es cuestión de cómo se lo interprete, hermano! ¿Ah, sí? La Biblia nunca dijo que el que tiene la mejor doctrina, tiene la vida.

La Biblia dijo que el que tiene al Hijo, tiene la Vida. Y lo remarco y lo enfatizo porque esa es la clave, esa es la irrenunciable e inocultable verdad. Y la Verdad, se lo debo recordar una vez más, es inconfundible, porque es una persona: Cristo, no una suma de dogmas. ¿O no es cierto

que Él mismo dijo YO SOY la Verdad, el Camino y la Vida?

Cuando hablamos de interpretaciones bíblicas, hay mucha gente que escucha, que entiende, que porque no es mal intencionada no dice nada, pero que no coincide en absoluto. Eso sucede porque es gente que está convencida, (Y quizás tiene mucha razón en estarlo) de que de las diferentes interpretaciones bíblicas, depende la conformación de todas las denominaciones con que se divide la iglesia de Jesucristo en estos tiempos. Sin embargo, hay algo más para decir al respecto. En los primeros tiempos, mi amigo, no existía la imprenta. Por lo tanto, el Antiguo Testamento, se reducía a rollos que se guardaban, se atesoraban de manera casi sagrada en las sinagogas. Más adelante, ya en el Nuevo Testamento, que es la época que Cristo vivió, nadie predicaba con ninguna escritura en la mano. El primario mensaje cristiano era, a todas luces, total y absolutamente espontáneo, improvisado conforme a lo que el Santo Espíritu iba dictando. Así que sería casi r9idículo suponer que la palabra emana de una interpretación bíblica. En realidad, la Palabra emana de la presencia viva de Cristo, del Espíritu Santo en acción.

El cristianismo, y quiero que entienda muy bien lo que voy a decirle, cuando se reduce o se limita a una religión, es lo más parecido a un velatorio. ¿Nunca ha ido a un velatorio? Estoy seguro que sí. ¿Ha visto lo que normalmente sucede en un velatorio? Generalmente, en un velatorio, todo el mundo habla del que se murió. Se comenta lo que hizo y lo que no hizo, lo que dijo y lo que no dijo. Igual a un velatorio común y corriente de cualquiera de los que pueden verse hoy día. A usted de pronto se le muere un familiar o un amigo y, cuando habla de él, habla de lo que ese que murió hacía cuando estaba vivo, habla de las cosas que el muerto decía cuando estaba vivo. Eso sucede porque, desde que se murió hasta este momento, ya no se sabe más nada de él, verdad? Así que del momento posterior a su muerte, es muy poco lo que podría decirse, o nada directamente. Ahora digo, pregunto, inquiero: ¿Nadie, por ventura, se ha dado cuenta que en una enorme proporción de cristianos ocurre lo mismo?

Entonces hoy llegamos a un templo cualquiera, de cualquier denominación y con qué nos encontramos. Zaqueo, los leprosos, el ciego Bartimeo, siempre lo mismo. Lo miramos de aquí, lo miramos de allá, lo enfocamos desde este ángulo, lo apuntamos desde aquel otro ángulo. Nos identificamos con tal interpretación, nos adherimos a la otra interpretación, discutimos por ellas, consultamos a tal comentarista, lo refutamos con el otro comentarista de prestigio, pero no podemos salir de lo que hizo con Zaqueo, con los leprosos o con el ciego Bartimeo.

Parece que fuera un sistema armado para estar hablando un buen rato de uno que se murió, que cuando estaba vivo hizo un montón de cosas y que ahora, inevitablemente, tiene que estar muerto. De allí que todo lo que hablamos de Él, es de lo que Él hacía cuando estaba vivo. Es allí donde parece que nuestros hijos se educan, se forman y se crían en un

enorme velatorio dominguero. Siempre oyen hablar de lo mismo. De lo que Jesucristo hacía cuando estaba vivo, que es lo que relatan los evangelios.

¿A usted nunca le llamó la atención que el apóstol Pablo, por ejemplo, en sus cartas, nunca cita los evangelios, los hechos y las obras que hizo Jesús? ¿Sabe por qué no lo hacía? Porque Pablo no consideraba importante resaltar las aventuras de alguien durante su vida si era alguien que seguía vivo y podía seguir haciendo cosas. ¿Para qué iba a perder el tiempo contándole a esa gente lo que Jesús había hecho tantos años atrás, si él tenía noticias más recientes de Jesús?

Esto me hace recordar mucho, (Por allí no puedo evitar pensar como periodista que he sido), a la lectura de los diarios. ¿Cuántos saben que cuando hay cuestiones muy importantes donde todo el

mundo está pendiente, que a las dos horas de haber aparecido un diario, ya es viejo? Mírelo de esta manera: si usted se encuentra en un país en donde no entiende en absoluto el idioma, y ni siquiera puede adivinar nada de lo que se escribe porque su escritura es con signos y no le deja ni la menor posibilidad, siquiera, de poder diferenciar lo que es una nota policial de una deportiva, qué ocurriría si un día, de improviso, usted encuentra una simple hoja de un diario en castellano aunque sea del año pasado? ¿No se la lee hasta la última letra y la disfruta? Ahora bien: cuando usted regresa a su país y desciende en el aeropuerto, y lo primero que hace es comprar el diario del día y casi devorárselo, decidiría allí comprar uno del año pasado? Nunca, seguro.

¿No es así? Bueno: limitarnos a comentar los hechos de Jesucristo, alguien que hoy está vivo y puede seguir haciendo cosas, no vendría ser casi lo mismo?

Después viene la otra, la de las superficialidades inocuas. “¡Ay, sí hermano! ¡A mí me gustó más la iglesia evangélica que la católica porque los pastores se pueden casar, vio?” (...) Otra: “Mire... Yo vengo a esta iglesia desde hace mucho tiempo. ¿Sabe por qué? Me encanta la forma en que se canta aquí”. ¿Así que estás aquí por eso? ¡No entendiste nada! Sí señor; cuando Cristo se mueve, empiezan los problemas. Como estamos demasiados acostumbrados al estilo velatorio, cuando el muerto comienza a moverse, se arruina el velatorio. “Miren señores, yo los respeto, pero lo que no entiendo de ustedes es por qué se muestran tan bulliciosos, tan alegres. Para mí, las cosas de Dios son muy serias, no creen? “ Bueno, es que nosotros somos salvos, tenemos vida eterna, por eso es que nos la pasamos celebrándolo. – “Sí, entiendo, yo también sé que cuando me muera me voy al cielo, pero no sé, no puedo sentirlo igual...” Escucha: una cosa es que uno crea que cuando se muera se va al cielo, pero otra muy diferente es tener conciencia de eternidad, ahora, antes que la muerte física llegue. – “Sí, puede ser... Pero igual, no lo veo...” ¡No entendiste nada!

El problema radica en cuando la iglesia se transforma en una estructura, en una organización, en una institución. Nadie entiende que Dios no unge organizaciones sino organismos vivientes. Porque de pronto sale un grupo que encuentra algo nuevo, algo que allí hasta ese momento no se hacía y el problema que se arma es monumental. ¿Y qué sucede? Sucede que al final, los que conforman ese grupo, se tienen que ir. ¿Y adónde van? A formar otra iglesia, más libre, con más avivamiento, con más unción, con más presencia de vida abundante y del Espíritu Santo moviéndose como Él quiere. ¿Y cómo se termina esto? Se termina cuando los mismos que se fueron, porque el hombre es controlador por excelencia, porque perdió un día el apoyo de Dios

para su señorío pero no perdió el ansia de señorear, se ven en la obligación de institucionalizar la nueva iglesia. Allí se echa todo a perder. ¿Sabe por qué? Porque cuando uno quiere institucionalizar la vida, la mata.

La mentira santa más abundante hoy, es: “¡Nosotros no somos una denominación!” O, sino, la otra: “¡Nosotros somos adenominacionales!” Si usted tiene reglamentada de alguna manera su forma de bautismo, su forma de servir la Santa Cena, su forma de recibir al Espíritu Santo, su forma de culto y, para pertenecer a su grupo se debe aceptar todo eso, le guste o no le guste, esté de acuerdo no lo esté, ya es usted parte de una nueva denominación, lo quiera o no lo quiera ver así; lo haya buscado o haya tratado de evitarlo. Porque deberé decirle que, si se congrega bajo la única cabeza reconocida, que es Cristo, y se somete a la unción del Espíritu Santo, usted ES iglesia. Ahora; si se agrupa debajo de un liderazgo asumidos mediante ciertas políticas religiosas no siempre demasiado santas y está lleno de reglas, estatutos y disposiciones internas, usted forma parte de un Club Religioso.

¿Pero será tan así? Vayamos por partes: ¿Qué es lo que hace iglesia a una iglesia? No demasiadas cosas, no se crea. Principalmente y de manera excluyente, la presencia viva de Jesucristo. Porque si no está esa presencia, es un club cristiano, con sus propios principios, reglas y estatutos. Eso era, precisamente y mire usted, lo que sucedía en la iglesia de Laodicea, la recuerda? Está en el libro de Apocalipsis, véala. Una iglesia, mi estimado amigo, no lo es por tener unos principios correctos, una iglesia lo es por tenerlo a Cristo de una manera genuina, no solamente declamada.

Lamentablemente, y en el marco de la tremenda confusión en la que hoy por hoy andamos, son demasiado los que suponen que la bendición de Dios es una especie de aprobación con relación a una doctrina correcta. Es muy frecuente oír decir: ¡Si Dios nos bendice, es porque estamos bien! Hermano... Dios no te bendice porque tienes una doctrina correcta, Dios te bendice porque eres un hijo suyo y Él te ama. Si me preguntara usted quiénes son salvos, le diría que aquellos que han creído en Jesucristo como Salvador y Señor de sus vidas. Ahora, si me preguntara en qué sector están los salvos, primero le diré que no puedo saberlo porque a sus corazones solamente los conoce el Señor, y después, -arriesgando un poco-, tendré que decirle que muy probablemente en todos lados un grupo y en ninguno el total. De otro modo, Dios habría faltado a la verdad cuando dijo que el trigo y la cizaña convivirían JUNTOS. Donde hay amor por las almas perdidas,

por ejemplo, allí está Cristo. Donde no lo hay, por más que practiquen una doctrina pura, ritos correctos y dogmas precisos, lo dudo. Debemos probar los espíritus.

¿Y qué es probar los espíritus? No mirar si hay una doctrina correcta o equivocada. Y no estoy hablando, obviamente, de doctrinas de demonios, estoy hablando de la enorme cantidad de doctrinas producto de otras tantas interpretaciones hechas por cristianos fieles todos. ¿Qué miraremos entonces? Miraremos si allí hay amor, gozo, paz, bondad, mansedumbre, humildad, templanza, paciencia, dominio propio. No se olvide usted de aquel viejo relato del Publicano y el Fariseo. ¿Recuerda cómo era? Entonces le pregunto: ¿Quién supone usted que tenía la doctrina más correcta de los dos?

Jesús dijo muchas veces y a quien quisiera oírle, que Él era el Camino, la Verdad y la Vida, no es así? ¿Y qué es el Camino, la Verdad y la Vida? El Camino es Cristo, no nuestra interpretación de la Biblia. La religión está fundada en dogmas, pero la iglesia está fundada en Cristo. La salvación jamás dependerá de una posición teológica correcta. Muchos suponen que en un seminario se aprende la Biblia. Grueso error. En los seminarios, lo que se aprende, es la doctrina de la denominación que lo dicta o, en el mejor de los casos y en un marco de amplitud, lo que se aprende son conceptos sobre la Biblia. A la Biblia, en todo caso, los unos la usarán para probar con ella en la mano que sus doctrinas internas son correctas, los otros, para probar sus propias tesis personales. Pero si leemos la Biblia sin ninguna clase de anteojos denominacionales, vamos a encontrar a Cristo, porque es de Él de quien habla este libro.

Hagamos una prueba muy simple. Los primeros cristianos, ¿Qué eran? Judíos convertidos, verdad? Pero resulta que antes de convertirse, ellos se circuncidaban, iban al templo y hacían cada cosa que les marcaba la ley de Moisés. Un día conoce a Cristo y se convierten. Pero siguen yendo al templo, siguen circuncidándose y siguen haciendo las cosas ordenadas por la ley. Ya no lo necesitan, pero tampoco les estorba porque tienen a Cristo. Pablo lo entendió muy bien cuando dijo, con una tremenda revelación, que en Cristo Jesús no vale nada ni la circuncisión ni la incircuncisión, sino que lo que vale es una nueva creación.

Si no alcanza usted a ver todo esto con meridiana claridad, debo explicarle que: las divisiones que padece la iglesia hoy en día, se deben al centrismo por parte del hombre. Un hombre demasiado pagado de sí mismo por su conocimiento y su sabiduría personal. En cada doctrina

por esos mismos hombres creada y no, concretamente, en la persona de Jesucristo. Hemos hecho de la doctrina, lisa y llanamente un ídolo. Hemos idolatrado ideas, costumbres, tradiciones y aún facetas de alguna cultura. Pablo tenía muy claro todo esto. Para poder predicar tranquilo y sabiendo que lo primero que iban a preguntarle, cuando conocieran a Timoteo que era griego, era si estaba circuncidado, le dijo: “Mira... cortemos por lo sano... cortemos. Tú sabes... Circuncídate.” En cambio a Tito no lo hizo circuncidar. ¿Por qué habría sido? ¡Porque Pablo era libre! Está escrito.

(1 Corintios 9: 19)= Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos.

Esto tiene una lógica tan aplastante y tan simple, que espanta. Dice Pablo que, para poder ser siervo de todos, tiene que ser libre de todos. ¿Qué quiere decir? Quiere decir que, si usted se hace siervo de una denominación, jamás va a tener libertad para poder ser siervo de cualquier otro hijo de Dios, tal es la voluntad del Padre. Nada menos. Fue por ese mismo motivo que Pablo rechazó el sostén de los Corintios. No quiso quedarse “enganchado” a ellos. Yo fui durante mucho tiempo, miembro de una iglesia Bautista. No era un Bautista en esencia porque nunca logré entender por qué, muchas de las cosas que se practicaban en la denominación, no sólo no eran bíblicas, sino que algunas, sencillamente, eran opuestas a la palabra. La denominación Bautista hace, por ejemplo, un baluarte de su democracia interna. Nadie lo discute y hasta es lindo. ¡Si no fuera porque el baluarte de cualquier democracia ha sido y es el Disenso, factor que según leemos en Gálatas, es una obra de la carne que no nos permite ingresar al reino! Estando con los Bautistas, alguna vez se dio el hecho de tener que ministrar a alguien que no lo era. ¿Sabe los prejuicios que tenía ese hermano por ese motivo? De pronto me llegué a sentir, casi, un musulmán, o un budista. ¿Discriminación? ¡No! Simple estupidez conceptual masiva y epidémica.

(Romanos 14:2)= Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres.

(3) El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios lo ha recibido.

(Verso 5)= Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido de su propia mente.

  1. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, y da gracias a Dios.

  2. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para

    sí.

  3. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el

Señor morimos. Así, pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.

De esto rescatamos que lo importante, lo superlativo, es la motivación. Usted, argentino, puede darle gracias a Dios por el asado con ensalada que va a comerse mañana y vale. Otro, puede darle gracias a Dios por privarse mañana de un asado con ensalada y, en su lugar, comerse un plato de arroz y también vale. Porque lo que vale es lo interno, el fondo, la motivación, no lo externo. Si las dos motivaciones de este ejemplo están centradas en Cristo y no en lo que demanda una doctrina denominacional, Dios bendice. ¿A alguien le cabe alguna duda que será así?

(Romanos 15: 7)= Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.

Entiéndame bien; Pablo jamás dijo tal cosa como: “La iglesia de los que comen por allá y la de los que no comen por acá”. Que yo haya visto, él dijo: “Quédense todos juntos”. Es que si comes o no comes, no es importante. Lo importante, en todo caso, es el motivo por el cual comes o el motivo por el cual no comes.

Ese es el punto que se le revela a Pablo: que los gentiles pueden ser salvos sin necesidad de contar con el paquete judío. Pablo le llama a esto, “El misterio escondido”. Un gentil, sin circuncidarse, sin seguir la ley, con Cristo, podría ser salvo. Hoy, muchos creyentes, gentiles, con Cristo genuinamente en sus corazones, pueden ser salvos sin pasar, necesariamente, por el paquete evangélico. ¿Nunca se le ocurrió pensar

esto? Sí, ya lo sé; por allí lo pensó y hasta se lo llegó a comentar a alguien, pero ese alguien, seguramente, se ofendió y le dijo a bocajarro:

¡Hermano! ¿Cómo se le ocurre que pueda haber gente salva fuera de la iglesia evangélica? ¿Ah, no, eh? Veamos: cuando usted andaba de misa en misa en la religión oficial (al menos de estas tierras), yendo pero no estando, como lo hace una enorme mayoría, ¿No le creyó al que un día, de pronto, le mostró que Dios no era Católico? ¿Sí, eh? ¿Y bajo qué argumento va a venir a decirme, esperando que yo le crea, que Dios sí es evangélico? Sépalo de una vez por todas y deje de ser o de hacerse el religioso: ¡Dios es Dios y está mucho, pero mucho más allá de lo que

cualquier hombre, por lúcido y ungido que sea, pueda decidir por sí mismo! ¡Dios es más grande que su denominación! ¡Dios es más grande que la misma Biblia! ¡Dios es más grande que su iglesia! ¡Es Dios!!!

¿Entiende?

Cuando usted se convirtió, es probable que haya levantado su mano en una campaña evangelística y ya está, fue salvo. Le dijeron, esos buenos cristianos que se le acercaron rápidamente, que lo único que usted necesitaba era tener a Cristo. Allí mismo fue donde usted estrenó una expresión que después se le transformaría en corriente:

¡Amén! Lo dijo y, seguramente, se llenó de gozo por ello. Pero después, cuando lo llevaron a la habitación de atrás, esa que normalmente se utiliza en todas las iglesias para charlar con los recién convertidos, empezaron: reglas, principios, religión. Entérese por si todavía no lo ha visto con claridad: muchísima gente vendría a Cristo si no fuera porque ve que si lo hace, también tiene que venir a nuestra religión. Porque la gente, mi querido amigo, tiene hambre y sed de Dios, pero el peor obstáculo que encuentra para saciar esa hambre y esa sed, muchas veces es el propio sistema eclesiástico que nos identifica. El mundo podrá ser pecador e incrédulo, de acuerdo, pero tonto no es.

Mire este ejemplo. ¿Cuántas estaciones de servicios, o gasolineras hay en su lugar de radicación? ¿Diez? ¿Cien? ¿Mil? No interesa. Muchas, en todo caso, y de muchas marcas diferentes también, no es así? Cada uno de los que tenemos un vehículo, ya sea por costumbre, por selección o alguna otra causa, solemos cargar cualquier combustible que sea en alguna o algunas determinadas. Pero nadie le va a poder venir a decir que el combustible que venden en cualquiera de las que no utilizamos, no sirve para que su vehículo funcione, verdad? Entonces, cuando algo no nos gusta, ¿Qué es lo que hacemos? Abrimos una estación de servicios nueva. Pero como después vendemos un combustible que no difiere en nada del que venden las demás, lo único que hicimos, fue empezar con una más de las diez, cien o mil que ya había. ¿Está claro?

(Efesios 3: 14-21) Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os de, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todos conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y aquel que es poderoso para

hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea la gloria en la iglesia de Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.

Jesús dijo: El que cree en mí, tiene vida eterna. El nunca dijo: “El que cree en mí, tiene la doctrina correcta”, ni tampoco: “El que cree en

mí, va a tener el sistema teológico verdadero”. La Palabra básica fue que: “El que tiene al Hijo, tiene la Vida”, nunca “El que tiene la doctrina correcta, tiene la vida”. ¿Es tan complicado o tan difícil de entender o aceptar? ¿A tanto ha llegado el espíritu de confusión operando entre nosotros?

Hoy en día, los creyentes están más centrados en el culto que en Cristo. ¿Qué cree usted, o, mejor dicho: Qué le enseñaron a usted que es la vida cristiana? ¿Tenerlo a Cristo dentro suyo o venir a un culto todos los domingos? Ya me puedo imaginar lo que me está respondiendo. Somos rápidos para las respuestas correctas: “¡Las dos cosas, hermano!” ¡Muy bien! Pero, ¿Me permite que le pregunte algo con total sinceridad y transparencia, para ser respondido del mismo modo?

Revísese. Examínese. ¿Tiene, verdaderamente, las dos cosas? Estaré orando para que sí.

Cuidado, no quiero que se confunda por mi causa, Dios me libre de ello. El culto tiene un lugar sumamente importante dentro de la vida cristiana, a eso nadie se lo puede soslayar, subestimar ni minimizar.

Pero doblemente cuidado ahora: Jamás culto alguno, por glorioso que

fuera, podrá tener un lugar EN LUGAR de Cristo. Así está escrito: Es Cristo en nosotros, la esperanza de gloria. Nadie podría decir, aquí que quien efectivamente, alguien que le da un lugar secundario a Cristo con

respecto al culto, pueda ser alguien infiel o cosa por el estilo. Pero sí le diré algo: será un creyente que no crecerá. ¿Y quiere que le diga algo más? Es por esa razón que hay tanta gente inmadura que no termina nunca de crecer. ¿Querría examinarse usted mismo en este mismo momento? Pregúntese ahora: ¿Qué sucedería con mi vida de fe si tuviera, por algún buen motivo, que pasarme tres o cuatro meses sin poder ir al templo?

¿Se anima a que desmitifiquemos una frase hecha? Ahí va: Cristo dijo: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, ¿No es cierto? Y después agregó: Y nadie viene al Padre sino por mí. Bueno; creer que Él es el Camino, la Verdad y la Vida y que nadie viene al Padre sino por Él, es

un concepto que, cuando se acepta, la iglesia le dice a usted casi a coro: “¡Tuuu eeeres saaalvo!!!” Sin embargo hay un pequeño gran problema:

la Escritura no dice en ninguna de sus fases que tiene la vida aquel que ACEPTA que Él es el Camino, sino el que toma la decisión de recorrer ese Camino.

El gran problema que tenemos hoy día, la enorme confusión en la que. Unos más, otros menos, pero todos en alguna medida andamos, es que hemos cometido el error de confundir dos palabras, tomarlas como sinónimos y no lo son: Conceptos y Vida. Todas las religiones conocidas están basadas en conceptos. Para pertenecer a cualquiera de ellas, se deben aceptar esos conceptos, si no usted no es admitido. Con nuestro pueblo está sucediendo algo similar. Si usted quiere ser Bautista, Pentecostal o hermano Libre, por decir algunos, tendrá que aceptar sus diferentes y respectivos conceptos. Pero lo cierto es que no existe el Cristo Bautista, Pentecostal o Hermano Libre. Son sólo conceptos diferentes para con un mismo Cristo. Y los conceptos son las doctrinas, las formas y los sistemas. Pero ¡Cuidado! Tener los conceptos acertados,

no quiere decir que estemos bien. Porque Cristo dijo: ¡Yo soy el Camino!

(Finalizado el 14 de Noviembre de 2001)

3

NO CAVES CISTERNAS

Dice el apóstol Pablo en su segunda carta a Timoteo, en momentos en que le está definiendo la relación íntima que debe existir

entre el hombre de Dios y la Palabra de Dios, que toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.

Este pasaje tiene vinculación directa con otros dos. El primero, Romanos 15:4, dice: Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las escrituras, tengamos esperanza. Y el segundo, que es 2 Pedro 1:20, agrega: Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios

hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Hay siete breves principios encerrados en estos tres versos. Estoy refiriéndome al verso base de 2 Timoteo y sus dos paralelos. Primero: Dice que TODA la Escritura es inspirada por Dios. Esto aniquila alguna doctrina todavía imperante por allí, que habla de un Antiguo

Testamento meramente histórico y literal que conviene leer para información, y un Nuevo Testamento que sí, es un tanto más espiritual. Aquí dice que TODA la Escritura es inspirada. Y Pablo, obviamente, no estaba hablando del Nuevo Testamento que, como puede usted suponerse, se estaba escribiendo en ese momento. Es decir que la única Escritura que ya existía, era el Antiguo.

Segundo: Dice también, que TODA la Escritura es útil para ENSEÑ AR. Esta es una palabra que viene del latín, INSIGNARE, y significa: Señalar, Instruir, Dar advertencia o ejemplo, Indicar, Dar señas, Mostrar algo. Dice que TODA la Escritura es útil para eso. No alguna parte, no descartando lo histórico, no descartando lo poético, no descartando lo geográfico, no descartando lo social; TODA.

Tercero: Dice, asimismo, que también es útil para REDARGUIR. Esta es una palabra utilizada muchas veces en la Biblia y a la que no todos le conocen su significado. Redargüir es algo así como Descubrir lo oculto y contradictorio, Convertir al argumento en contra del que lo hace, Impugnar algo por algún vicio o contaminación que contiene. Aquí también, siguiendo el contexto, Pablo dice que TODA la Escritura sirve para eso. Incluyendo los libros poéticos, a los cuales aparentemente

sólo podrían leer los más... románticos.

Cuarto: Dice que es útil para CORREGIR, que es Enmendar lo errado, Amonestar, Templar, Moderar. Toda la Escritura es útil para eso. Hasta las incomprensibles interminables genealogías antiguas. Yo no sé si usted ha tenido esta experiencia, pero yo he aprendido mucho y he visto revelación fresca a partir, rara paradoja, de una lista extensa de nombres raros. TODA la Escritura.

Quinto: Para INSTRUIR EN JUSTICIA, que es algo así como Puntualizar la posesión de elementos vitales para ejercer justicia, que en este caso, naturalmente, será justicia divina. Toda la Escritura.

Sexto: Dice que toda la escritura es inspirada por Dios. La palabra INSPIRADA, aquí, es la palabra original THEOPNEUTOS, y significa “El Aliento Divino”. Esto constituye la declaración más importante de la Escritura acerca de sí misma, y también significa que ella es el fruto del creativo Espíritu de Dios. Por ser una expresión divina en el sentido estricto, es que se le llama “La Palabra de Dios”. Observe usted que el hombre es imagen y semejanza de Dios porque Él le sopló “Aliento de Vida”. El “Aliento Divino”, el THEOPNEUTOS, la inspiración creativa y la revelación. El hombre incrédulo vive toda su vida, muere y se va al infierno sin saber esto o, en el peor de los casos, sabiéndolo pero sin haberlo creído. Toda la escritura, entonces, ES la Palabra de Dios. Note con claridad que no dice que CONTIENE la Palabra de Dios, dice que ES, y toda. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, si es que nos hemos de guiar por el orden que se le han dado a los distintos libros, que dicho de paso, no constituyen el orden en el cual fueron escritos, pero esa es otra historia. Sé que usted, abrumado por la enormidad y la majestuosidad de todo esto puede decirme que no lo entiende. Tendré que decirle que no tiene que entender; sólo tiene que leer, creer y poner por obra. Allí será, entonces, donde comenzará a entender. ¿Sabe por qué la Biblia no resiste ninguna interpretación privada? ¡Porque la Biblia siempre se interpreta a sí misma! ¡Si los hombres pudieran entenderlo y creerlo!

Séptimo: La Palabra, entonces, tiene como finalidad todo lo dicho apuntando a un claro objetivo: la ESPERANZA, que en este sentido tiene que ver con la serena convicción de la salvación, algo que dicho así no parece tener tanta importancia, pero que a la luz de las incredulidades notorias de afuera y de adentro de la iglesia, se agiganta y cobra un valor insospechado. Toda la escritura.

Yo quiero, en este capítulo y a partir de escudriñar algunos pasajes del libro de Jeremías, llevar una voz de alerta al pueblo. Aquel que tenga una voz de Dios, no la tendrá para lucirse ni tampoco para disputarle el poder nominal o administrativo a quien lo ostente. Tampoco la utilizará para cosechar adeptos o discípulos propios y personales, ni tampoco para cimentar críticas a personas. Quien tenga una voz de Dios, en este tiempo, será para alertar al pueblo, para decirle: Cuidado, lo que ya ha sido escrito, tal cual lo dice la misma Biblia, no es para quedarse en un relato histórico casi innecesario, salvo en lo cultural, sino para que sea leído con la mente puesta en el hoy, en el presente. De ese modo será que la Palabra servirá, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, de utilidad para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia. Vamos a partir de una base tentativa: Jeremías, aquí, es usted mismo. Y todo lo que Dios le diga a él, se lo estará diciendo a usted. Eso, claro está, si usted antes, le ha podido decir como le dijo el profeta: “Señor; heme aquí”. Pero que quede muy claro: no está hablando con usted, si usted está orgulloso de ser miembro de tal o cual iglesia, o seguidor de tal o cual pastor; le estará hablando a usted, que tiene un corazón recto delante de Dios y vestiduras blancas de santidad delante del diablo.

(Jeremías 1: 10)= Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.

Ya lo sé. Estuvimos observando detenidamente este verso en el capítulo anterior y extrajimos de él varios principios. Pero hay más. En la Palabra de Dios revelada, siempre hay más. Quien crea que ya se dijo todo, todavía no entendió de qué se trata el reino de Dios. Además de lo visto, hay tres precisiones muy concretas en este verso: Primero: Ningún creyente ha sido puesto bajo esclavitud de ningún gobernante de ninguna nación de la tierra, así como tampoco, en el plano espiritual, lo será de ningún reino. Aquí hay que agregarle, al obvio reino satánico, algunos de los otros de los cuales, a veces, el hombre suele estar esclavo. El animal, el vegetal, el mineral. Baste como ejemplo, citar las drogas y el alcohol como neta esclavitud al reino

vegetal en este caso. Él, en su Palabra, le dice a Jeremías, (Que le recuerdo, de ahora en más es USTED, que estamos SOBRE todo eso.

Segundo: Dice que estás puesto, con la calidad y la jerarquía de un hijo de Dios y de ninguna manera como alguno de tercera o cuarta categoría, para arrancar, destruir, arruinar y derribar. Eso está muy bien, lo entendemos, pero la pregunta nos surge inmediatamente: ¿Con qué hago todo eso? ¿Qué es lo que hay que arrancar, destruir, arruinar y derribar? ¿El mundo pecador e incrédulo, quizás? En absoluto. La Palabra, no lo olvide, no es para el mundo, es para la iglesia. Entonces nos queda algo muy en claro: lo que hay que arrancar, arruinar, destruir y derribar, es la estructura, el sistema, las tradiciones y hasta los status religiosos en la denominada “iglesia” de su y mi tiempo.

Tercero: Le agrega, en el final, que deberá usted edificar y plantar.

¿Estará hablando de edificar nuevos templos y plantar, que es arraigar, nuevas denominaciones nacidas de un descontento que puede estar viviéndose con las ya existentes? Cristo nunca hizo eso. Él edificó vidas maduras a partir de la espada de la Palabra y plantó un evangelio del que casi nadie se acuerda hoy y del que casi no se predica tal cual Él lo hizo: “El reino de los cielos se ha acercado; arrepiéntanse”. Hoy hemos fabricado sistemas evangelísticos variados, a partir del Evangelismo Explosivo, (Que es algo muy bien pensado, verdaderamente), del testificar (Que también es algo hermoso y necesario), del sistema de las Cuatro Verdades, (Que no sólo es muy ingenioso sino también atrapante), o del Nuevo Nacimiento (Que como todos sabemos no resiste doctrina ya que se trata de una simple anécdota de Jesús con un viejo fariseo hambriento de Dios que lo vino a ver a escondidas en una medianoche que relata solamente el evangelio de Juan), pero hemos

dejado de lado, tanto el evangelio que Cristo predicaba, como la seguridad de que quien puede convertir a las almas es el Espíritu Santo, con convicción y poder, y no la inteligencia o la estrategia de los Hombres.

En este mismo libro de Jeremías, en 18:7, Dios dice: En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, derribar y

destruir. Entonces nosotros salimos y decimos: “¡Hermanos! ¡Oremos para que los ojos del pastor sean abiertos!” – Está bien, oremos, pero no es eso lo que dice aquí. O sino, la otra: “¡Oremos para que en nuestra iglesia el pastor deje tocar y cantar esa música tan alegre que se toca y se canta en otras iglesias! Arrancar. Basta. ¡No queremos reflexiones filosóficas o poéticas, además de intelectuales, queremos Palabra de Dios! ¡No queremos más aullidos y gritos repetitivos tendientes a acelerar y motivar a la concurrencia, queremos Palabra de Dios ungida!

Derribar. ¡Basta de esclavitudes humanísticas disfrazadas de sujeción espiritual! Destruir. En el nombre de Jesús de Nazaret. Sin rencor, sin odios, sin broncas santas, sin resentimientos, sin amarguras ni dolores, pero con firmeza.

(Jeremías 2: 5)= Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?

Mire como se lo dice, según su libro, a Isaías en 5:4: ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho con ella? ¿Cómo, esperando

yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? ¿Conoce usted lo que es una uva silvestre? Es una uva que se parece mucho a la legítima, a la

buena, pero a diferencia de esta, es agria y no sirve para nada. Está bastante claro, no? A Miqueas, según se rescata en su libro, le dice algo muy similar en 6:3: Pueblo mío, ¿Qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí. Esto suena muy similar a la idea de un padre que le da a su hijo, durante toda su vida, todo lo máximo que tiene, y que cuando llega a viejo, ve que ese hijo se va al exterior y lo olvida, dejándolo librado a su suerte. Casi una traición. ¿Qué te hice,

hijo mío? Y finalmente, tenemos la manera en que esto mismo es reflejado, como historia, en el Segundo libro de los Reyes 17:15: Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres,

y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas.

“Hermano... Es que soy un cristiano que canta folklore...” ¿Y qué tiene de malo eso? “Es que yo soy argentino, vio? Y esa es nuestra música...” ¡Cálmese! ¡No se irá al infierno por eso!, todavía... Tampoco es cuestión de ser sectarios, cerrados, obtusos y legalistas. Pero conviene que usted sepa, señor folklorista, y tanto como para tenerlo como información que le ayude, en todo caso, a fabricar las glosas cuando por allí se presente en alguna peña, que la mayor parte de los temas folklóricos argentinos le cantan alabanzas a la “Pachamama”, la “Salamanca” al “Payé” y a otros tantos pactos con la brujería y el curanderismo autóctonos. No le estoy diciendo que necesita liberación porque una vez, en su escuela primaria, cantó “Zamba de mi Esperanza” con los demás alumnos. Lo que le estoy diciendo, sí, es que esa caja descartable que usted lleva puesta que se llama cuerpo, podrá haber nacido, efectivamente, en la República Argentina, pero que el Espíritu que mora en usted es ciudadano del reino de Dios, el cual lo ha colocado en esta tierra, solamente como embajador de esa divina nación, entiende? Además, es vigente aquello de no dar lugar al diablo.

Y si le permitimos ingresar a través de algún pacto consciente o inconsciente con el ocultismo, las garantías se acortan.

(Verso 8)= Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? Y los que tenían la ley, no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.

¿A qué puede referirse cuando habla de la rebelión de los pastores? Quiero que recuerde, primero, o aprenda si no lo sabía, que la palabra Pastor, es la palabra POIMAN, y no significa un título, una

posición, una jerarquía religiosa o un cargo eclesiástico, sino una función. Que no se limita a UNO de los cinco ministerios de Efesios 4,

sino a todos, ya que pastorear es proteger, guiar, procurar alimento (NO necesariamente de su huerta personal) y cuidar. Y a eso lo debe hacer tanto el pastor propiamente dicho, como el apóstol, el profeta, el evangelista o el maestro, ya que los cinco ministerios fueron puestos por el señor para: Perfeccionar a los santos, (que significa Madurar) y para edificar a la iglesia, que quiere decir “aportar lo que le falta”. Rebelión, entonces, es dedicarnos a hacer lo que nos da la gana y dejar de lado lo que Dios nos ordenó que hiciéramos. Resulta muy sencillo cuando Dios nos ordena hacer cosas que nos hacen caer simpáticos, carismáticos y amables para con la gente, pero ya no lo es tanto cuando Él dispone que donde usted vaya, despertará reacciones, oposiciones y hasta guerras abiertas. La pregunta de este momento, entonces, es:

¿Pagará usted el precio? Ante esta pregunta, una vez me contestaron: “¡Pero hermano! ¡Cristo ya pagó el precio!” Claro que lo pagó, pero el de la salvación que usted ahora recibirá por Gracia. Pero el servicio al reino es otra cosa, y tiene un precio. De otro modo, ¿Cómo entenderíamos que algo que se ha recibido por gracia o favor de Dios, merezca más adelante alguna recompensa, tal como coronas de gloria y todo eso que se nos adelanta nos espera?

En el capítulo 10 de este mismo libro de Jeremías, esta misma expresión parecería ser más clara aún: En 10:21, dice: Porque los pastores se infatuaron. (Infatuar, es caer en soberbia, en orgullo producto de un cargo o una posición) y no buscaron a Jehová; por tanto no prosperaron. (Lamentablemente, tengo que decirle que esto se está viendo demasiado, hoy) y todo su ganado se esparció. (Desdichadamente, esto también está sucediendo. Usted no tiene ni la

más remota idea sobre la cantidad de gente que no sabe dónde congregarse que anda errante de templo en templo buscando no se sabe muy bien qué cosa, pero lo que sí se sabe es que no la encuentran. También en el capítulo 23 se toca este tema y se alude, asimismo, a los

profetas de Baal, lo que hoy sería un equivalente a tanta gente que transita por las iglesias, a favor de una tremenda falta de discernimiento, con espíritus de adivinación jugando a ser profetas. En 23:1, dice: ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de

mi rebaño! Dice Jehová. Y en 23:13, agrega: En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo Israel. Sé, por experiencia propia, que no hay cosa que cause más amargura e impotencia que la crítica con cierta razón para gente

que hace lo mismo que hacemos nosotros. En otra época y en pleno ejercicio de lo que era mi profesión, cuando la gente decía que los periodistas eran todos unos “chantas”, mercenarios, vendidos, eso me hacía mucho daño. Claro, no podía dejar de reconocer que había mucha gente así dentro del ambiente, pero me dolía porque se nos metía a todos dentro de una misma “bolsa”. Yo creo que lo mismo está ocurriendo, en este tiempo, con el ministerio pastoral. Mi oración, que le invito a que también sea la suya, es que Dios bendiga y de fuerzas a tantos siervos fieles, levantados por Él para el ministerio, que sufren y se sacrifican por sus ovejas, y al mismo tiempo ponga en su lugar a aquellos que, por intereses personales, terminan por dispersar o destruir espiritualmente al rebaño. La Biblia les llama “asalariados” y, entre nosotros, no he visto que sobre ese asunto se predique alguna vez.

(Verso 13)= Porque dos males ha hecho mi pueblo: Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

Las cisternas eran un depósito hecho en el suelo, generalmente en forma de pera, que se utilizaba para recoger y conservar el agua de lluvia. Una especie de monumental aljibe. La boca de esas cisternas, solían taparse con una piedra. Toda vivienda tenía una cisterna y, para el uso público, se las construía de gran tamaño. Debajo del templo, se construyó una inmensa para satisfacer las necesidades del culto. Teniendo en cuenta la habilidad de los israelitas para construirlas, utilizando argamasa para no permitir que el agua se filtrara, les permitió habitar en lugares donde no existían fuentes naturales. Eso hizo que así como en lugar de esperar la bendición de la lluvia, el pueblo confiara más en su habilidad para cavar y construir cisternas que en la providencia pluvial. Es decir: depositaban más su confianza en las cisternas que en la factibilidad de la lluvia. A lo primero, lo podían controlar y manejar ellos. A lo segundo, sólo Dios sabía cuándo llovería. Es exactamente lo mismo que sucede con una gran parte de la iglesia, la que en lugar de clamar, ayunar y confiar en el poder de Dios, ha preferido entregar el evangelio a la sabiduría de las ciencias

humanas, tales como la Medicina, la Sociología, la Filosofía y, a favor de las tremendas necesidades personales de la llamada “Sanidad Interior”, también de la Psicología. La duda, es: ¿Predicaremos bajo la unción del Espíritu Santo o la de Freud? ¿Clamaremos y confiaremos en la sanidad divina o en la solución del inconsciente por las marcas en el alma que habrán dejado nuestros pobres padres? Duda sin respuesta a la hora

de terminar este texto.

Hay un pasaje en el salmo 36 que habla de esa fuente de agua viva

que es Dios cuando, en el verso 9, dice: Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz. Más adelante en el libro que estamos estudiando, el del profeta Jeremías, concretamente en el capítulo 17:13, dice: ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! Todos los que te dejan serán

avergonzados; y los que se apartan de mí serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová, manantial de aguas vivas. Quiero clarificarle algo por si no lo ha visto: Nadie puede dejar algo que antes no tenía, y

nadie puede apartarse de algo en lo que no estuvo nunca. Pretender cavar cisternas por nuestra cuenta, es salirnos indefectiblemente de la dependencia, pero también de la cobertura de Dios, único poder, entre paréntesis, que nos la puede proporcionar. No se olvide usted que todo lo que tiene que ver con coberturas humanas de cualquier nivel o jerarquía, es simplemente una estratagema de hombres necesitados de cierto poder, pero nunca algo que haya sido escrito en la Biblia. Cuando la Biblia ha hablado de cobertura, (Y lo hace en contadas ocasiones) o bien se refiere a Dios, o bien a lo que una mujer se coloca en su cabeza, pero jamás de hombre alguno. Por lo tanto, esto que está escrito en lo que he leído, indudablemente no es para incrédulos que nunca conocieron a Dios, sino par los que, habiéndole conocido, decidieron vivir fuera de su voluntad por motivos que sólo cada uno de ellos conoce, y aunque sigan dentro de las iglesias.

Ya sabemos porque lo hemos estudiado muchas veces, que la lluvia es una hermosa tipología de las bendiciones de Dios, pero lo que verdaderamente toma validez superlativa aquí, es el agua. El agua, tiene un valor indudable en el evangelio. Tomar el agua de Dios, cosa que el Antiguo Testamento llama “Manantial de Vida”, es lo que un creyente sano y maduro debe hacer. Pretender cavar cisternas por nuestra cuenta, ya ha quedado dicho, es salir de esa dependencia que Dios mismo nos sugiere. En el Nuevo Testamento, la figura del agua se

centra en Cristo, tal como lo señala Juan 4:14: Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; si no que el agua que yo le

daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. ¿Puede comprender ahora lo que significa cavar cisternas por nosotros

mismos? Nada menos que no contar con agua que salte para vida eterna.

(Verso 19)= Tu maldad te castigará y tus rebeldías te condenarán; (Esto le aclara totalmente y por si aun le quedaran algunas dudas, que en contra de lo que muchos han enseñado, no es Dios quien castiga ni

condena, sino su maldad o su rebeldía si las hubiera.) Sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

En el libro del profeta Isaías, hay una referencia –entre otras tantas- al pecado dentro de la iglesia. A mí verdaderamente me impactó cómo comienza este texto en 3:9: La apariencia de sus rostros testifica contra ellos. ¿Usted sabe que sí? ¿Usted sabe que es verdad? A mí me ha ocurrido esto de ver el rostro de alguien que, por ejemplo, viene a

pedirme ayuda espiritual y poder ver, no sé cómo, pero “ver” el pecado manifestado en esa persona. Como podrá imaginarse, fueron muchas, muchísimas más veces las que me callé que las que me atreví a “sugerir” algo. Sin embargo, con el tiempo, lo que a mí me parecía simplemente un pensamiento mío y, por lo tanto, no demasiado confiable, se confirmaba en la realidad y, al primero que asombraba profundamente, era a mí mismo, pedazo de grandote incrédulo. La

apariencia de sus rostros. Y mire como sigue: Porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¿Usted sabe que esto también es cierto? Nosotros no lo discernimos antes por una sola y simple razón:

nos fijamos más en lo que debe ser o en lo que parece ser, que en lo que verdaderamente es. Sigue: ¡Ay del alma de ellos! Porque amontonaron mal para sí. Sin embargo, está mucho más claro en el libro de Óseas 5:5, mire: La soberbia de Israel le desmentirá en su cara; (Observa: Dios ya sabía que iba a entrar la soberbia en su iglesia) Israel y Efraín

tropezarán en su pecado, y Judá tropezará también con ellos. Algo es claro. Lo dice el salmo36. El impío peca porque no teme a Jehová. Pero,

¿Y el pueblo de Dios, por qué peca? Por lo mismo. ¿Pero cómo puede ser? Qué como puede ser... ¿Le descubro algo que usted no haya percibido si le digo que hay gente que anda dentro de una iglesia, que en el fondo no cree en nada de lo que allí le dicen, pero que están allí por otras razones o, en el mejor de los casos, porque se sienten útiles e importantes cuando quizás en su vida secular jamás se destacaron en

nada? Sucede con las radios cristianas. Un hermano, locutor profesional, me dijo una vez: “El nivel de las radios cristianas es malísimo porque se les da entrada a gente amiga del pastor que, en el único lugar que podría hacer radio, es en una cristiana y por ese motivo. De las demás lo echarían sin miramientos.” Cierto. Contundentemente cierto.

(Verso 21)= Te planté vid escogida, simiente verdadera toda ella;

¿Cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?

(22) Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aun delante de mí, dijo Jehová el Señor.

Dios plantó, constituyó, arraigó a Judá, en aquel tiempo, de la misma manera con que lo ha hecho con la iglesia, como a una vid escogida. Pero Judá entonces, así como una gran parte de la iglesia ahora, se transformó en extraña. En el libro del Éxodo, en 15:17 y en su

cántico, Moisés habla del pueblo y dice: Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú

has preparado, oh Jehová, en el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado. Lo que demuestra que este plantar es algo que corresponde al pueblo de Dios, en todos los tiempos, y no meramente en el histórico Judá. Leer la Biblia con mentalidad histórica, geográfica

y social, es limitar o encerrar a Dios en un esquema de intelectualidad que está muy por debajo de su majestuosidad, poder y gloria. Dios es Espíritu, de allí que lo que emane de Él será, antes que ninguna otra cosa, espiritual.

La lejía y el jabón, son un mineral y un álcali vegetal, respectivamente. Servían en aquellos tiempos (Y sirven aún) para eliminar todo tipo de suciedad externa, pero resultaban y resultan totalmente inútiles para la interna. Y el pecado, mi estimado amigo, es

algo decididamente interno y por más que frotemos vigorosamente nuestros cuerpos con el mejor jabón que encontremos, jamás podremos librarnos de él por ese método. El único modo dispuesto por Dios para limpiar el pecado, es con el arrepentimiento. Una iglesia, por ejemplo, puede tener: muy buena música, un excelente templo, miles de miembros, súper abundante ofrenda, escuelas, prolija ayuda social, espectaculares sanidades, dramáticas liberaciones, un alto nivel económico, social e intelectual y un gran prestigio en la sociedad en la cual está insertada, pero si no se predica, se cree y se practica la doctrina de Jesucristo y elige apoyarse en factores humanistas, tales como el dinero, la política, la filosofía o las diferentes ciencias, es sarmiento de vid extraña y nada, salvo el arrepentimiento genuino, podrá sacarla de un destino de extravío.

En ese sentido podemos leer, un poco más adelante, en 4:14; Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, (¿Cuantos saben que está hablando

de la iglesia?) Para que seas salva, (¿No era que todas las iglesias, con el solo hecho de serlas, de tener un número y un nombre de que viven en

el Registro Nacional de Cultos, ya eran salvas? Cuidado con las doctrinas simplistas, voluntaristas, que terminan en el universalismo,

que obviamente, no es cristianismo) ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad? Punto primero: ¿Alguien conoce algún corazón de sangre y carne que pueda ser lavado? ¿Es anormal

que en una ciudad grande como Jerusalén, no haya pensamientos de iniquidad? ¡Sacúdase hermano! No se imagine, ni piense, ni use la lógica o el intelecto del alma para entender lo que viene del Espíritu. Jamás lo conseguirá. ¡Te habla a ti, iglesia!

(Verso 29)= ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová.

Veamos algo más para terminar de darle convicción de error a los biblistas empecinados en la literalidad histórica y geográfica de la Palabra. ¿Qué es un porfiado? Alguien que, pese a darse cuenta de que algo no era como pensaba que era, y que por el contrario, sí es como le están diciendo que es, por necedad, decide mantenerse en la suya. ¿Y qué es prevaricar? Prevaricar, dice la Biblia, es más condenable que pecar. Porque muchos están pecando por ignorancia, porque nadie nunca les predicó la verdad, porque no la conocen. Pero el prevaricador es alguien que, sabiendo lo que tiene que hacer, por cualquier motivo que sea, decide no hacerlo. Ahora bien: ¿Cómo podría porfiar con Dios o prevaricar en contra de Él, alguno de un mundo incrédulo que no le conoce?

En Jeremías 5:1, dice: Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré (2) aunque digan: vive Jehová, juran falsamente. ¿Sabe qué estoy recordando ahora? Aquello de “Tienes nombre de que vives, pero estás muerto”. Está hablando de que en la iglesia no hay uno que haga

justicia para que así Él pueda perdonarla. ¿Será posible? Y en el 6:13 es mucho más contundente todavía: Porque desde el más chico hasta el más grande, (que es como decir: desde el portero; pasando por el ujier, continuando con el que limpia el templo después del culto y terminando por el pastor) cada uno sigue la avaricia. (Que es guardar para poseer, como sugiere el sistema del mundo, en lugar de dar para recibir, que es como se vive en el reino de Dios, ya sea dinero, sean atenciones, sean

honras, sean agasajos) y desde el profeta hasta el sacerdote (Pasando asimismo por todos los ministerios bíblicos: apóstoles, profetas,

evangelistas, pastores y maestros) todos son engañadores. (Cuidado que no está hablando de TODA la iglesia, está hablando de esos que Él

llama "sarmientos de vid extraña" y que Cristo llamó "generación de

víboras"; y que Pablo, mucho más directo y algo más carnal, denominó

“Falsos hermanos”) y curan la herida de mi pueblo (Es decir de la fracción que sí es fiel, pero tiene necesidades) con liviandad, diciendo: paz, paz; y no hay paz. (Listo. Aquí tiene usted una catalogación precisa por parte de Dios para ese evangelio “Diet”, de bajas calorías, que habla

mucho, gesticula mucho, ríe mucho, reflexiona mucho, opina mucho, llora mucho y hasta vocifera mucho pero, que de palabra ungida, no tiene absolutamente nada. Dios tenga misericordia de usted y le conceda el privilegio de no haberlo oído nunca.

(Verso 32)= ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. (La virgen y la desposada, aquí, son prototipos de la iglesia. A ella va la

queja divina de olvido. En 18:15, Dios dice: Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando lo que es vanidad, y ha tropezado en sus caminos,

en las sendas antiguas, para que camine por sendas y no por camino transitado.

Parecería haber un contrasentido aquí. Por un lado, dice que debemos volver a las sendas antiguas, en tanto que por el otro, señala que no debemos caminar por sendas transitadas. Sería contradictorio, esto, efectivamente, si lo tomáramos de un modo literal. Pero sin embargo no lo es por una razón muy simple: las sendas antiguas, son aquellas de la iglesia primitiva, la del libro de los Hechos, la que vivía por fe y sin saber qué sucedería al minuto siguiente. No esta que mayoritariamente se ve hoy, en la que todo es previsible, que a veces es exageradamente ordenada, que por momentos llega a ser humanamente controlada, la que no se sale jamás del “orden de culto”, que dicho sea de paso, nadie sabe quien caracoles inventó, la que ha terminado adorando la estructura que armó, por encima del Creador de la Vida, la que centra sus mayores expectativas en sus templos o en sus denominaciones, que en la presencia del Dios viviente entre ellos. Todo esto es lo que aquí se llama “Camino transitado”, es decir: prefijado, previsible, rutinario. Senda antigua, por ejemplo, es la iglesia de las casas de familia, la de los espacios abiertos, la que funcionaba en lo subterráneo, la que nunca negoció ni negociaría con una sociedad impía privilegios o prebendas oficiales, ni tampoco con el orden religioso estructural, tanto sea oficial como propio.

Por ese motivo es que en 17:10 Dios agrega: Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su corazón, según el fruto de sus obras. Sin embargo donde se expresa esto con mayor claridad el pensamiento de Dios y lo que podemos ver como cotidiana realidad, está en Óseas 8:4: Ellos, (Está diciendo “mi pueblo”,

mi iglesia) establecieron reyes, (O sea: gobiernos, liderazgos) pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, (Que son liderazgos secundarios) mas yo no lo supe; de su plata y de su oro (Esto es: de tu potencial económico, iglesia) hicieron ídolos para sí (Le recuerdo que ídolo es cualquier cosa que tome el primer lugar reemplazando a Dios.

Dinero, poder, política, filosofía, intelectualismo, cientifismo, acción social, status religioso) para ser ellos mismos destruidos.

(Verso 36)= ¿Para qué discurres tanto cambiando tus caminos? (Se lo paso en limpio: ¿Para qué todo ese palabrerío tratando de justificar,

con sobria elegancia, que conviene manejarse más con rudimentos del mundo que por la fe?) también serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria. (Cuando la iglesia no se encolumna tras el propósito y la voluntad de Dios y elige “hacer la suya”, la humana, la intelectual, la súper mística, la científica, el mundo la va a ridiculizar y

avergonzar)

(Verso 37)= También de allí (De la vergüenza, el ridículo y la mofa del mundo) saldrás con tus manos sobre tu cabeza (Hay dos razones principales para que usted o yo nos pongamos las manos en la cabeza:

Una: Somos prisioneros y lo hacemos como signo de rendición incondicional y consecuente abandono de la lucha y caminamos con las manos detrás de nuestras nucas; Otra: Contemplamos el resultado

de nuestros desvaríos de soberbia y carnalidad y no podemos menos que ponernos una mano en cada sien, en cada costado de nuestra

cabeza y decir: ¿Qué hice? ¿Pero qué hice?) Porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, ( Surge aquí la pregunta más que obvia: ¿En quién confía usted? ¿En gobiernos seculares? ¿En políticos?

¿En juntas de religiosos notables? ¿En asociaciones? ¿En líderes carismáticos que incentivan la glorificación del hombre? ¿En profesionales “cristianos” de cualquier cosa, como si alguna universidad fuera capaz de fabricar mejores cristianos? ¿En denominaciones “sólidas?” Dice que Dios ya los desechó, y a usted con ellos, no lo olvide) Y no prosperarás por ellos.

Esto, de alguna manera, es decidirse a cavar cisternas buscando atesorar nuestra propia agua en lugar de aguardar como nos ha sido ordenado, la lluvia bendita que, seguramente porque siempre ha sido así, vendrá justo en el tiempo de Dios, que como suele ocurrir a menudo, no tiene parentesco alguno con los tiempos de un hombre demasiado ansioso y acelerado como para vivir por fe. El problema está

en que, si es un Justo, deberá vivir por fe o no vivirá nada. ( Finalizado el 20 de Noviembre de 2000)

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4

DESCUBRIENDO EL POTENCIAL

De la gente que normalmente concurre a una iglesia, existen dos clases: los que aman a Jesús, y los que creen y tienen mucha información acerca de Él. Dejo afuera a los infiltrados porque ellos no son iglesia, no son trigo, son cizaña. Para los que aman a Jesús, aliento, respaldo; a los otros, exhortación, enseñanza, paciencia. No se olvide usted que Jesús les dijo que eran la luz del mundo y la sal de la tierra a un grupo de harapientos rotosos mugrientos que por primera vez escuchaban algo parecido a un halago. Y todo porque habían empezado a amar a ese hombre tan raro, tan singular.

(2 Pedro 1: 3)= Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad,

Observa que el primer párrafo de este verso, está hablando de dos niveles distintos de nuestra existencia: la vida y la piedad. La vida, propiamente dicha, se conforma de todas las circunstancias y vicisitudes que experimentamos: Mamá, papá, nuestros hermanos de sangre, la escuela, los vecinos, el trabajo, la iglesia, nuestros hermanos en la fe, el pastor. En fin; la vida. Lo que uno necesita para vivir, para existir, para sentir que es alguien que está en esa vida precisamente por algo y, lo que es mucho más importante, para algo. Porque la vida, al hombre, se le ha dado para que la viva en plenitud y no de una manera pobre, mediocre o más o menos. Esto no es vida, es una subsistencia que no habrá de significar nada ni para quien la vive ni para quien la ve vivir. La pregunta, es: ¿Es usted feliz? La respuesta se la dejo, usted

sabrá. Pero le puedo decir que es mucha la gente que no es feliz simplemente porque no se realiza, porque siente y sabe que no cumple su objetivo.

Se sienten así porque nunca logran metas claras y porque generalmente no saben para donde van. Son seres que están a la deriva, de aquí para allá, para donde los lleva el viento. Naturalmente, estamos

hablando de una persona que quiere vivir bien, de una persona que está satisfecha de lo que está haciendo, de una persona que está contenta porque, cada vez que finaliza un día, puede decir que ese fue un buen día, que ha valido la pena vivirlo y que se siente realizado porque lo vivió, que se va a dormir con la tranquilidad y con la confianza de que ha logrado lo que se había propuesto. Dice que todas las cosas le pertenecen a esa vida y también a la piedad. Entonces la inexorable pregunta, será: ¿Y qué es la piedad?

La piedad, en contraposición de lo que nuestras tradiciones idiomáticas nos puedan haber enseñado, es la vida espiritual. Un hombre Pío es un hombre que camina por y en el Espíritu. Un hombre impío, por contrapartida, es aquel que no presta atención a esa presencia sobrenatural en su vida. Como si fuera poco vivir lo que nos cuesta vivir, debemos vivir una vida espiritual. Como si fuera poco aguantar que como padres, por allí, nos vamos haciendo viejos y, a veces, no logramos entender los códigos de la gente más joven. La abuelita que no resiste la tentación y que, por allí, le pega un soberano reto a alguno de sus nietos por nada. Los maestros, los profesores, los estudios. Y que nos falta dinero y que deseamos hacer un viaje y no podemos, en fin: la vida. Y como si fuera poco vivir esa vida, vamos a la iglesia y allí nos dicen: ¡Tienes que vivir en santidad! ¡Tienes que ayudar a las misiones! ¡Tienes que orar más! ¡Tienes que testificar! Ya la vida, de por sí, es una suma de esforzados trabajos y, encima, la iglesia, nos propone más trabajo todavía! La vida y la piedad.

Son, innegablemente, dos cosas que nos preocupan. Yo soy padre, soy esposo, tengo un trabajo, tengo una vida que vivir bastante complicada y, encima, tengo que vivir en santidad y pureza, tengo que orar, tengo que leer la Biblia, tengo que ayudar a los pobres. En fin: la piedad. Así que definimos a la vida como todas las circunstancias y contingencias, con sus vicisitudes, dificultades, desafíos, oportunidades, pruebas, luchas; esa es la vida. Y a la piedad la definimos como todas nuestras obligaciones espirituales: con Dios y con su iglesia.

Entonces, dice Pedro, como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, nos han sido dadas por su divino poder. (Dice que nos han sido dadas. ¿Y qué es lo que se nos dio? Se nos dio todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad. ¿Y quién nos lo dio? Su divino poder. ¿Y cuándo nos lo dio? Ahí va:) Mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. (¿Cuándo es, entonces?

Cuando conocimos a Cristo. Ese día que conocimos a Cristo, accedimos a la promesa: En Cristo tenemos todo. Y dice más: Que nos llamó a su

gloria y excelencia. El original griego de este pasaje, no dice que nos llamó POR su gloria, dice que nos llamó A gloria y excelencia.

Esto nos está diciendo, entonces, que no nos llamó a mediocridad. Yo no sé usted, pero a mí no me gusta en absoluto la mediocridad. ES decir: no me gusta para nada la gente que se deja pensar por otra gente sin usar la mente que Dios le ha dado precisamente para que piense. Somos cómodos. Y cuidado, no le estoy diciendo que no tengamos que ser dependientes del Señor, le estoy diciendo que no debemos ser dependientes de la manera de pensar de otros hombres. Eso es mediocridad. ¿Sabe cuánta gente cree que un determinado hombre podrá tomar decisiones que le competen, con mejor lucidez que ellos mismos? Eso es una incoherencia. Y es algo mucho peor cuando se financia desde el poder eclesiástico. ¿No tenemos usted y yo el mismo Espíritu Santo que nos guía a toda verdad? Entonces: ¿Por qué se supone que usted o yo estaremos “más cerca” de Dios como para tener mejor información? Mitología cristiana. Esta mediocridad de la que le estoy hablando, se da bastante dentro de nuestras iglesias bajo el barniz religioso de la sujeción. Sin embargo, a mí no me gusta la mediocridad, me gusta la excelencia. No digo exquisitez, digo excelencia. Porque a eso nos llamó Dios: a ser Excelentes. ¿Y por qué excelentes? Lo dice el contexto:

(Verso 4)= Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ella legaseis a ser participantes de la naturaleza divina.

Esto es excelencia: participar en la naturaleza divina. Ser como Jesús. Él es la meta. No hablo de Cristo, el Hijo de Dios; hablo de Jesús, el hijo de María, que es Dios, sí, pero encarnado en un hombre como usted y como yo. No sé cuando podremos llegar a esa meta, pero hacia allí apuntamos. Y el que apunta a ser como Jesús, está apuntándole a la excelencia. Nadie recibe este tesoro porque tenga un apellido ilustre, o porque sea tercera generación de evangélicos, o porque tenga la cultura de abuelos y padres pastores, o porque es muy vivo o porque es muy tonto. Nadie tiene abolengo eclesiástico como para recibir esto por ese motivo. Esos son inventos nuestros. Dice que lo recibimos porque Él nos eligió en la eternidad. Como iglesia, claro está. Nuestra única decisión, en todo caso, es si vamos a formar parte de esa iglesia o no, entiende?

Allí, detrás de este trabajo, leyéndolo, hay gente muy viva, muy sagaz, muy rápida e inteligente. Pero también hay gente medio “lenteja”, dura de entendederas. Hay gente con discapacidades externas: mudos,

mancos, rengos, amputados, lisiados, inmóviles. Pero también hay gente con discapacidades internas, que son quizás las peores. Porque los llevan a pensar que son la resaca a de la resaca, de lo peor que anda por las iglesias. Bien: tengo buenas noticias. Estamos todos juntos, mezclados, distintos, con soberbias, con amarguras, con orgullos y complejos. Pero unidos, nos guste o no nos guste, por algo vital: a todos, como somos, nos conoció Dios desde antes de la fundación del mundo. De allí que no haya lugar para jactarnos ni gloriarnos. No somos carne podrida por gracia y misericordia de Dios, sólo por eso, y de ninguna manera por méritos propios. Todos. Ninguno, sea usted como sea, viva donde viva y tenga el aspecto que tenga. Porque lo que se ve es la caja, pero lo que retorna a Dios, es invisible. Se ven todos iguales y no se ve nada en ninguno.

La metodología que Dios elige, es una metodología muy rara, muy singular. Pero si uno lo piensa un poco, es casi hasta muy lógica. ¿Qué hará Dios para que yo pueda utilizar los recursos que su divino poder nos ha dado? ¿Cómo haré para identificarlos y cómo haré para utilizarlos? La metodología, entonces, que vendría a ser algo así como la palanca, el abrelatas de toda esta historia, está en el segundo texto que

he compartido con usted: Él nos dio sus preciosas y grandísimas promesas. Esto, para todos los pueblos latinoamericanos especialmente,

y muy en particular para nosotros los argentinos, nos resulta bastante complicado y difícil de creer. Es que estamos tan cansados de tantos y tantos hombres que nos han prometido tantas y tantas cosas que, como se puede imaginar, jamás han cumplido, que cometemos el error de suponer que Dios es un hombre más y actúa como tal.

Pero resulta ser que las promesas de Dios, están avaladas por la garantía de Dios. Es decir que, como Dios es invisible, impalpable, no se puede oler, no se lo puede gustar con la boca, es Espíritu. Entonces uno se termina preguntando cómo es que se puede hacer para comunicarse con uno que movemos ni tocamos, si nos resulta tan difícil hacerlo con aquellos que sí vemos y que sí tocamos. Bueno; la única forma de comunicarnos con Dios, es por medio de la fe. Es creer que Él está aquí. Ya sé que no le estoy descubriendo nada nuevo ni le estoy dando una tremenda revelación. Pero es por eso que dice la Palabra,

tanto en el libro de Habacuc como luego lo reiterará Pablo, que el justo por la fe vivirá. Esa será la vida de comunicación con el Padre. Por eso dice, también, que: Sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es

necesario que el que a Dios se allega, crea que le hay.. Parecería una verdad de perogrullo esta, pero usted no imagina cuánta gente existe

que vive las veinticuatro horas del día haciendo cosas para un Dios del que, en lo más íntimo, descree. Trágico. Dramático. Triste.

Estas dos palabras: FE y CREA, son palabras muy cortas. Demasiado sencillas como para que parezca que solamente por eso podemos sintonizarnos con Dios. Pero es así. Entonces Él nos da las promesas. ¿Y qué hay que hacer con una promesa? Fácil la respuesta: Creerla. Alguien le dice a usted: “Ven a casa que vamos a almorzar juntos”. Y usted se pregunta: ¿Será verdad que me va a dar de comer?

¿Este tipo me va a invitar a comer? Bueno; si no lo cree, no va. Si le cree, en cambio, va y por allí le come hasta las flores de sus maceteros. La única manera de activar positivamente lo que alguien le promete, es creyéndolo. Claro que esto de creer, a veces, parece absurdo, ¡pero es

tan real! Ya lo dice la Biblia desde el Génesis: Y creyó Abraham, y Dios se lo contó por justicia.

¿Y qué querrá decir que Abraham creyó y que Dios se lo contó por justicia? Eso. Que cuando Abraham, que no era precisamente ningún “santito”, creyó, a Dios eso le emocionó y le llevó a justificarle todas sus barrabasadas anteriores. Es que Dios está tan acostumbrado a que la gente normalmente no le crea que, cuando encuentra UNO que sí le cree, aunque ese UNO hasta allí haya sido una reverendísima porquería, Él le justifica su pasado y le concreta sus promesas. Por eso

es que Pablo dice que Somos justificados por la fe. Justificados, quiere decir “Declarados justos”. Esto da una conclusión muy simple, que sin

embargo a muchos religiosos y moraloides les parece desatinado, pero que es bíblico, lo lamento. Si usted es un sinvergüenza de siete suelas y quiere “zafar”, crea. Le será contado por justicia y después podrá testificar a quien quiera oírlo: “Yo era un sinvergüenza, pero creí y Dios me justificó”. El justo por la fe vivirá.

Se han hecho innumerables estudios muy profundos y muy buenos sobre la oración. Todos sabemos que sin no hay oración, generalmente no puede haber victoria. Pero en ningún lugar de la Biblia dice que de acuerdo con la cantidad de tiempo que usted ore, le será concedido lo que pide. Lo que sí dice es que de acuerdo con su fe le será concedido. ¿Sabe por qué? Porque cuando oramos y repetimos cien veces el pedido, en el fondo, es porque no tenemos la fe suficiente como para creer que la primera vez que lo dijimos, ya había sido hecho. No tuvimos fe. Lo que equivale a decir que la oración no tuvo respuesta no porque oramos poco, sino porque no creímos que fuera a tenerla.

¿Quién habrá complicado un evangelio tan simple y concreto?

Ahora bien: sabemos que al que cree, todo le es posible. Él nos dio estas cosas desde antes de la fundación del mundo, no es así? ¿Y entonces, por qué suceden sólo cuando le conocemos a Él? Y a veces,

seamos sinceros, ni siquiera allí sucede. Porque puede pasar que uno esté recibiendo una enorme herencia, pero como no está enterado que existe un testamento que se la otorga, anda por allí viviendo como un pobre ratón cuando en realidad hace ya mucho tiempo que era multimillonario.

Al conocer a Cristo, se supone que uno investiga un poco para ver qué es este Cristo, qué es lo que tiene, qué es lo que vale, qué es lo que significa para poder identificarme con él, qué quiere decir que Cristo entre en mi vida, qué quiere decir que en EL estoy completo. Hay muchos creyentes que jamás se preocupan por averiguarlo. Y andan muriéndose de sed en el medio del Río Paraná, que para los que no lo conocen, es uno de los más grandes del mundo. A Cristo, después de aceptarlo, hay que seguir conociéndolo. Que no significa hacer seminarios sobre su vida y su obra. En la Biblia, el término CONOCER, no se utiliza como información intelectual, sino como sinónimo de INTIMIDAD. Porque todos los recursos para ser maduros, para estar completos, para ser victoriosos, para sentirse realizados, para ser cristianos hechos y derechos, ya están aquí, en Cristo. Por eso es que

Pablo les enseña a los Filipenses aquello de: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Cristo no es, como muchos suponen, una pila energética que se carga cada domingo. Cristo es una usina generadora de poder. NO tenemos una pequeña batería, tenemos una central eléctrica. Él dice que si le abrimos el corazón, si creemos en Él, Él será una fuente que salta para vida eterna. ¿Y qué es una fuente? Es el origen, la fábrica, lo que produce. No tiene usted que andar esperando a ver si Jesús le deja caer algo del cielo. Usted tiene un Cristo completo. No es un vaso de agua, no es un balde de agua, no es un lago de agua, ni siquiera es un océano de agua. ¡Es una fuente inagotable!

Entonces, el día que usted tiene una experiencia de esas que nos dejan tambaleando de gozo, usted va y da testimonio enseguida.

¡Hermanos! ¡Cómo me tocó el Señor! ¡He tenido una tremenda experiencia! ¡No se imaginan lo que he recibido! Nada. ¿Cómo? Que no ha recibido nada. Lo único que hizo fue liberar algo que siempre estuvo

allí. Porque Jesús dice: El que cree en mí, de SU INTERIOR correrán ríos de aguas vivas. Entonces, si fuera que tenemos que recibir, Él hubiera dicho: “El que cree en mí, verá como le llueve agua viva del cielo”. La cuestión no es clamar para que caiga algo. La cuestión es permitir que

ese algo salga de dentro de nosotros.

¿Qué padre no dirá que su hijo es el más hermoso, aunque sea un chimpancé? ¿Querrá usted más o menos a sus hijos por lo que ellos hagan de bueno o de malo? ¿Y por qué se supone que Dios lo haría? En la historia tan conocida del hijo pródigo, cuando el que se quedó con el padre protesta porque a él nunca le hizo un banquete, ¿Qué es lo que le contesta el padre? Lo mismo que Dios le contestaría hoy, a usted, si se quejara por algo similar: “Hijo; ¿Por qué habría de darte lo que siempre has tenido a tu disposición? ¿Sabe usted cuántos somos los que de pronto le pedimos a Dios cosas que Él ya nos ha dado? ¿Cuántos serán los que le habrán pedido a Dios, por ejemplo, que les de amor para con ciertos hermanos... no demasiado amables, eh? ¡Ya lo tienen! Si se atreven a dejarlo fluir...

(Romanos 5: 5)= Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Espere un momento. ¡Yo tengo el Espíritu Santo! Y aquí dice que el Espíritu Santo fue quien derramó el amor de Dios en mi corazón. ¡Es cierto! ¡El fruto del Espíritu es amor! No, hermano...Los frutos del Espíritu son nueve, yo lo estudié en... ¡No! Dice que el fruto del Espíritu ES amor y todo lo demás, no que SON. Es el amor y, como consecuencia, todo lo que sigue. ¡Claro! ¡Con razón yo le pedía a Dios que me diera amor y Él jamás me respondió! ¡Si ya me lo había dado! La

solución comienza, entonces, cuando en lugar de pedir amor, comenzamos a liberarlo desde nuestro interior.

Veamos este ejemplo, para estar a tono con la época, de índole cibernética: Yo tengo una computadora. Lo único que aprendí a hacer con ella, es a procesar textos. La uso, entonces, como si fuera una máquina de escribir con memoria. Mi hijo, en cambio, se pasa horas con ella e investiga, investiga e investiga. Conclusión: ha conseguido poder hacer con el equipo, por lo menos el setenta u ochenta por ciento de las miles de funciones que esa máquina puede realizar. Piense por un momento en que Cristo es como esa computadora. No es su responsabilidad si los que dicen ser sus seguidores no investigan (el término bíblico es “escudriñar”) y se quedan solamente con alguna sanidad y cosas por el estilo, se da cuenta?

El evangelio tiene un Antiguo y un Nuevo Testamento. ¿Y qué es un testamento? Es un documento que alguien elabora para certificar que le deja una herencia a alguien. En la legislación Argentina no se utiliza, pero en una gran parte del planeta, sí. Entonces si a usted se le muere un tío lejano que casi no conocía y le avisan que en su

testamento le deja toda su fortuna, ¿Qué se supone que hará usted? Primero, obviamente, ocuparse de sus exequias. De su velatorio, que tenga un buen féretro, que ocupe un buen sitio en el cementerio, en suma: que se encuentre cómodo donde quiera que esté y que no vuelva.

¿Y después? Después se va al escribano y le pide ese testamento. ¿Para qué? ¿Para estudiarlo? ¿Para ponerse a discutir con otras personas sobre algunas cosas que dice y sobre otras que, aparentemente, habría

querido decir? ¡No! Lo pide para ver qué es lo que ha heredado y proceder a tomarlo inmediatamente para usted. Jesús nunca dijo: “El que tiene los mejores y mayores estudios bíblicos, tiene la vida” Los chicos que nacen hoy, jamás se van a conformar con tener buenos estudios bíblicos para discutir doctrinas. Si no ven poder de Dios manifestado y todo no pasa de vana palabrería, se van a ir a donde lo puedan encontrar. Van a querer la vida y la gloria de Dios en sus vidas,

porque esa y no otra es la herencia. Aprenda: No hay hombre o mujer que decidan rechazar una herencia de esta naturaleza. Lo que se está rechazando en este tiempo, son los argumentos que dicen que

si bien hay una herencia, esta todavía está muy lejos, y que mientras tanto debemos jugar a un juego llamado “Iglesia”.

Uno de los mayores problemas que afronta la iglesia hoy, es haber creído que los conceptos, pueden reemplazar a la vida abundante prometida. De allí que en cada una de nuestras reuniones típicas, la gente se aburra, empiece a bostezar y languidecer mientras espera, pacientemente pero cada vez con menos expectativas, que suceda algo que demuestre que Dios, efectivamente, es quien preside ese culto. Cuando eso no sucede, (Y habrá que dar fe que no sucede en la mayoría de los lugares conocidos), los hombres que están al frente, deseosos de que la gente no se harte y se vaya, aguzan su ingenio y comienzan a fabricar distintos tipos de entretenimientos, (Cristianos, religiosos, pero entretenimientos al fin) que procuran detener al público y distraerlo hasta que, dicen, la presencia de Dios se haga manifiesta y todos se llenen de gozo. Lo lamentable del caso, es que nos hemos acostumbrado tanto al entretenimiento cristiano, que si un día Dios dice presente, nos pegamos tal susto que en una de esas nos vamos con Él antes que nos llame.

Ampliemos: ejemplo: el Taoísmo tiene sus conceptos, el hinduismo tiene sus conceptos, el brahmanismo tiene sus conceptos, Si usted quiere ser Brahmán, va a tener que creer que un dios supremo creó el universo y que también creó a los dioses inferiores, los cuales después, le ayudaron a ese dios supremo a crear todas las demás cosas que se ven y se tocan, y que de él mismo provienen, sucesivamente y más adelante, todas las restantes evoluciones. Entonces, si usted quiere ser

brahmán, tiene que aceptar eso. No puede ser brahmán si no tiene claro eso y mucho menos si no lo acepta.

El hinduismo dice que hubo un huevo en los primeros átomos y luego, de ese huevo, saldría la semilla del universo. Parece una barbaridad de marca mayúscula, pero es así la idea. Y dicen que ese huevo creció tanto en tamaño que un día explotó y así se formó el universo y la creación. Es muy parecida a la teoría más moderna del Bing Bang. Para mí, esto significaría tanta casualidad como que en una imprenta hubiera un día una explosión y, la tipografía que vuela por los aires cayera y formara un lujoso diccionario en cinco idiomas. Yo no sé lo que puede parecerle a usted estos conceptos, pero lo que sí puedo decirle es que, si no los comparte, usted no puede pertenecer al hinduismo. Para pertenecerlo, tiene que aceptar esa teoría como verdad absoluta.

El taoísmo, dice que la creación es por evolución, igual a como lo sostuvo Darwin. El islamismo, mientras tanto, dice como nosotros, que Dios habló y que las cosas fueron hechas. Los cristianos, mientras tanto, decimos que en el principio, Dios creó los cielos y la tierra, y creemos fielmente que esa es la verdad. Pero de todos modos, convengamos que son, al igual que los de ellos, también conceptos. Es muy interesante esto, pero no demasiado importante. Importante, a la verdad, es que usted tenga a Cristo en su vida.

Entonces aquí hay una posibilidad de respuesta coherente a la pregunta que tantos cristianos se han hecho y se hacen todavía: ¿Por qué hay denominaciones? Simple: porque hay personas con diferentes conceptos. Algunos ejemplos: el concepto Bautista dice que si no se es bautizado de adulto, el bautismo no sirve. El concepto católico romano dice que, si el bautismo no se cumple dentro de la iglesia católica, ese bautismo no sirve. LA congregación de los hermanos, dice que si el bautismo no se hace con tres inmersiones, ese bautismo no sirve. Conceptos. Lo realmente importante es que a ese bautismo se lo haga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y creyendo, como dice la Biblia. Y que creas que es un paso de obediencia, símbolo de la muerta a la vieja vida y resurrección a la nueva, y no como un rito indispensable para pertenecer a una congregación autodenominada “cristiana”.

Otra: ¿En la congregación a la que usted concurre, se danza? Conceptos. En la congregación a la que usted va, las hermanas usan pantalones y se pintan? ¿Se ora en lenguas? ¿Se liberan endemoniados? ¿¡Estás fuera del cuerpo!! ¿Cuántas veces oyó eso

destinado a alguien que no comparte lo que en suma son, nada más que conceptos? Como si congregación y cuerpo fueran una misma cosa.

¿Es que no es posible quedar, por no compartir algunos conceptos determinados, fuera de una congregación y, al mismo tiempo, no necesariamente quedar fuera del cuerpo? Yo mismo, en una etapa de mi vida donde estaba buscando más de un Dios demasiado limitado que me habían presentado, fui ministrado por hermanos de una congregación diferente a la que yo asistía. Mi vida recibió un impacto del Espíritu Santo y ya nada volvió a ser igual. Cuando compartí esto con el líder de mi iglesia, ¿Sabe que me contestó? Que él no me daba ninguna garantía sobre lo que podría haber recibido, ya que lo había recibido fuera del cuerpo. ¿Fuera del cuerpo? ¡Fuera del templo habrá querido decir! Confusión. Conceptos.

Para algunos, hoy día, Dios no sana ni hace milagros. Los dones bíblicos no son para hoy. Son los mismos que entienden que una iglesia, hoy, no es otra cosa que un centro que trata desesperadamente y sin otro poder que el de su capacidad de persuasión par que la gente tenga un comportamiento moral un poco mejor. ¡Qué pobreza! ¡Qué ignorancia! Otros creen que sí, que Dios sana hoy mismo y muestran testimonios a montones de cancerosos y sidásicos curados. Naturalmente, ninguno de los otros pueden creer que hayan sido curados por Dios. Siempre saldrá la justificación científica o lógica que siempre la duda al indeciso. ¿Cuál tendrá la verdad? Estoy seguro que, de quienes estén leyendo esto, habrá un cupo para un lado y otro cupo para el otro, es decir: no hay ninguna unanimidad de conceptos. ¡Pero son todos convertidos! Y sí, qué sé yo. Dios es el único que sabe cuál es

el de Él y cuál cree serlo pero todavía está con el “vecino”. Todo lo demás, apenas no pasa de ser una simple diferencia de conceptos.

Convengamos una cosa que, cuando la vemos, a veces nos llena de intolerante bronca: para el asiático budista, lo mismo que para el africano participante del vudú y el árabe islámico, el cristianismo es nada más que otra religión. Para algunos más simpática que para otros, pero otra religión al fin, nada más. Pero no debemos enojarnos. Mucho menos si entendemos que la culpa esencial de ese pensamiento, es nuestra, no de ellos. Porque nosotros deberíamos manifestar lo que es una verdad plena: que nuestro fundador, a diferencia del de ellos, está vivo y se mueve a cada segundo que pasa. Cuan hermosos son los pies, dice, no la lengua. Y nosotros, más que moviéndonos en Cristo, nos la pasamos hablando de Cristo. LA lengua, la dialéctica y nuestra pobre capacidad de convencimiento, jamás podrán hacer cambiar nada en el mundo. El poder de Cristo Jesús manifestado, inmediatamente. ¡Pero cómo le vamos a mostrar ese poder al mundo si muchos de nosotros

jamás lo vio en su iglesia! Jesús no vino a fundar una religión nueva. Donde él pisaba, algo pasaba y cambiaba. ¿Cuál o quienes son su cuerpo hoy, y aquí y ahora?

Seamos más precisos: Cristo no vino a traer un concepto sobre lo que es la santidad. Él vino a traer santidad. Entonces nosotros nos ponemos a discutir y presentamos ponencias sobre el mismo tema: ¿La santidad, será instantánea o progresiva? Listo. Ya hay allí dos doctrinas, dos conceptos. ¿Y a quién le importa eso? Lo que vale, es tener la santidad. Sin embargo, en su momento, eso trajo tanta polémica y tanta discusión que los santos hermanos casi se agarraron a las santas trompadas por causa de la santidad y, por ese mismo motivo, no se dieron cuenta que la perdieron. Es muy triste eso de estar centrados en los conceptos y no en la vida.

Ejemplo: yo estoy en una casa que no es la mía y me invitan a almorzar. Me sirven una comida que me gusta y hago, precisamente, ese comentario. ¿Qué hará la dueña de casa ante mi comentario? Primero, servirme más y, en segundo lugar, pasarme la receta de esa comida. Entonces yo regreso a mi casa con la receta de la comida que me gustó, en la mano. Ahora bien: si mi esposa no quiere por algún motivo hacerme esa comida siguiendo esa receta, por más que yo tenga esa receta con todas las indicaciones, no puedo volver a paladear la exquisitez de aquella comida. ¿Se da cuenta lo que le quiero decir? El reino de Dios, mi querido amigo, no consiste en vana palabrería.

Vamos a ver: ¿Por qué se supone que somos hermanos usted y yo? Perdóneme. Usted me merece el mayor de los respetos y no tengo nada, absolutamente nada en su contra, pero ¿Quiere que le diga algo? Yo no lo elegí como hermano a usted. Pero sin embargo lo somos, porque el Espíritu que mora en nosotros nos da testimonio de que ambos somos hijos de Dios, no es así? Entonces no podemos seleccionarnos ni elegirnos como hermanos. Somos y punto.

En algunas iglesias determinadas a las que me han invitado, los pastores se ven en la necesidad de advertirles a los miembros, en los días previos a mi visita, que quizás noten algunas cosas “raras” en mi mensaje, pero que entiendan que yo no estoy en su misma denominación y que hay diferencias doctrinales. Eso ocurre, generalmente, porque no son esos pastores los que me invitan porque me conocen, sino porque se lo piden algunos miembros de la congregación que son los que sí me conocen y también me aman. Porque si me conocieran, sabrían que yo jamás prediqué denominación alguna, (Aun cuando estaba dentro de una de ellas) sino al Cristo de la

Biblia, al Dios del universo del cual soy hijo y, por lo tanto, le pueda resultar simpático o no, eso me convierte en su hermano sí o sí. Y sin barreras de ninguna clase de conceptos que no manejo.

En una ocasión, y no lo cuento para lucirme sino para que usted vea cómo son las cosas a veces, fui invitado a una congregación bastante carismática. En ese entonces, yo estaba como miembro de una iglesia Bautista, todos sabemos, muy tradicional y ortodoxa. Días antes de mi visita, el pastor le dijo a la gente que yo iba a estar allí y que, como era un Bautista, clamaran y oraran para que el Espíritu Santo me tocara y pudiera ver lo que era, realmente, una iglesia donde reinaba el poder de Dios, distinta, quiero entender, a la que él suponía que yo asistía. Fui, prediqué una palabra que el Señor me dio para el lugar. Se produjo tal conmoción que al final de la reunión andaba gente tirada por el piso, llorando y pidiendo perdón por sus pecados, incluido el pastor y su esposa. Dios siempre protege su gloria.

Conceptos. Un día se nos ocurre y armamos un seminario de tres días sobre el gozo (Pago, naturalmente). Leemos, entre todos los que participamos, todos los versículos que existen en la Biblia sobre el gozo. Ahora, con la computadora, no se quedará ninguno sin leer, ah, sí. Descubrimos lo que el gozo significa en el griego, en el hebreo y hasta en el arameo antiguo, y compartimos todas las opiniones todas vertidas por encumbrados comentaristas sobre el gozo. Conocemos, de paso y como para que alguien no deje de lucirse, lo que opinaba Spurgeon sobre el gozo, que decían los hermanos Wesley del gozo y hasta lo que Shakespeare pensaba del gozo que, aunque no tenga absolutamente nada que ver, citar a Shakespeare siempre le da a la cosa un tinte de culturosidad, vio? ¿Pero sabe una cosa? Nos pasamos los tres días predicando, estudiando y hablando del gozo, pero sin una pizca de gozo en nuestro ser. Y lo mismo sucede con el amor. Es que tener conceptos, aunque sean buenos, es una cosa y tener vida, y vida abundante, es otra, muy otra.

Yo creo, particularmente y sin valor de pontificado, que esa remanida unidad de la que tantos y tanto se habla, se fundamenta en tres aspectos esenciales: 1) Unidad en Espíritu; 2) Unidad en lo doctrinal; 3) Unidad en el cuerpo o funcional. En el Espíritu, es cuando todos, sencillamente porque amamos a Jesús, nos aceptamos unos a otros en eso precisamente, en el Espíritu. La doctrinal, es porque cuando estamos juntos, y ya que estamos, aprovechamos y elaboramos

una doctrina común que nos identifique. Y cuerpo, es cuando funcionamos sujetos unos a otros como organismos debajo de una cabeza no humana.

Yo me he preguntado muchas veces, y me lo sigo preguntando, por qué en lugar de andar en todas estas cosas, no seguimos abriendo los brazos y amando a todos los que aman a Jesús como su Salvador personal y como Señor de sus vidas, sin obligar a nadie a que pase p0or nuestros sistemas religiosos para pertenecer al cuerpo, teniendo muy en cuenta, de paso, que cada líder suele llamar cuerpo generalmente y primero, a su propia congregación local y luego a su denominación global, no atreviéndose a ir mucho más allá. Como si la iglesia que Dios ve desde su posición, no tuvieran absolutamente nada que ver. Quisiera saber: ¿De qué Biblia habremos sacado tamaña barbaridad? Y conste, usted lo sabe, que no hablo de doctrinas erróneas ni sectas falsas.

Habrá que aclarar que, las denominaciones, tienen cada una, un marco de referencia diferente. Se parecen en muchos puntos, pero se diferencian notablemente en otros. Por eso es que se han dividido. Y parecerían disfrutar cada vez que se encuentran los unos con los otros, después de las formalidades hipócritas del caso, (“¡Dios le bendiga, hermano!” “¡La paz del señor sea contigo, hermano!”) se empiezan a pinchar con las pequeñas diferencias en lugar de gozarse en las muchas coincidencias.

Eso sí; para pertenecer a cada una de ellas, hay que encajar en ese marco de referencia y aceptarlo. De oro modo, estará usted mal y por lo tanto quedará fuera. ¿Y qué sucede cuando alguien ve que no encaja en ninguno de esos marcos completamente? Sencillamente, estará fuera del evangelio, casi condenado al fuego eterno. Al menos, eso es lo que le hará creer la iglesia organizada. ¡Pero si ama a Cristo! No importa, está fuera. Si no se decide por pertenecer a una denominación cualquiera, está afuera. Nadie puede amar a Cristo y no sumarse a una congregación que, a su vez, pertenece a una denominación que, a su vez, cree que es la única que tiene la verdad total.

Ahora uno se pregunta cuál será el marco de referencia que tiene Dios. Ánimo hermano; en el cielo no le van a tomar ningún examen doctrinario sectorial. En el cielo le van a tomar el pulso. Si ven que su pulso dice que en usted hay vida, entra. Y si su pulso no late, síntoma de que no hay vida en Jesús, no entra. Porque no sé cuántas veces habrá cantado usted, o declarado, predicado y hasta escrito que Hay Vida en Jesús. Y no sé cuantas veces habrá cantado, declarado, predicado y hasta escrito que El que Tiene al Hijo, tiene la Vida. Lo más importante es que su pulso diga que eso es así, no que lo diga meramente su boca, por mejor que usted sepa hablar. Ese es su innegable potencial. (Finalizado el 20 de Diciembre de 2000)

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UN LUGAR LLAMADO JOSÍAS

Cuando promediando el año 1994 pasó por la ciudad donde vivo un hombre de Dios con un ministerio profético, predicando y enseñando un mensaje con una palabra que a mí, por lo menos, todavía me resultaba desconocida: Reforma, el Espíritu Santo me dijo que esa palabra venía, efectivamente, del reino de Dios, que debía tomarla, creerla, encarnarla y sumarme a ella.

A partir de allí, hice mucho más que copiar o imitar un mensaje que me resultaba atractivo. Hice lo que es obligatorio hacer si es que se quiere repetir, en sus conceptos y principios, lo dicho por otro servidor: primero lo acepté, después lo creí, después lo encarné y después lo puse por obra. Con todos esos elementos en las manos, recién empecé, periódicamente, a predicarlo yo también. Hubo gente que me dijo qué bueno, qué bárbaro, hubo gente que me dijo eso es una locura y hubo otra que me dijo que estaba copiando el mensaje de otro. Que yo sepa, el único que TIENE un mensaje, es el Espíritu Santo. Los hombres, después, y en todo caso, son EL mensaje o no lo son. Así de simple. Nadie puede reclamar derechos de autor en esto. Aunque se los reclame.

Bueno; hoy, a casi siete años de aquello y cuando ya no me cabe ninguna duda que una reforma sustancial es lo que Dios tiene en marcha para este tiempo, que dicho sea de paso es el tiempo de la siega, el tiempo de lo que podríamos llamar El Séptimo Mes de Dios, mi única incertidumbre sigue siendo la que en aquel momento apareció: qué iba a hacer el Señor al respecto, cómo lo iba a hacer y qué rol jugaríamos nosotros en eso. Todavía no tengo respuestas para eso.

Hace muy pocos días, orando, le pedía al Señor que me diera, al menos, una palabra como “adelanto” de lo que tiene que venir. Sabía, porque mi Biblia lo dice y supongo que la suya también, que Dios jamás hará algo sin adelantarle al menos una pequeña “pista” a sus hijos, así

que en eso fue en lo que confié. Y el Señor me dio exactamente lo que yo le pedí: UNA palabra.: JOSÍAS. Yo le confieso, y de paso tómelo como una confesión de limitaciones humanas y personales, que pese a que el

nombre no puedo decir que me resultara desconocido, en ese momento, no tenía ni la más remota idea de quién había sido Josías y qué podría tener que ver con esto. Aterricé en la misma incredulidad por la que tantos pasan en este tipo de situaciones: “¿Será de Dios? ¿Será cosa mía?” Que no era cosa mía, ya lo tenía más que claro porque ni había estado leyendo ni hablando nada de este buen hombre: Josías. Pero la duda siempre sigue dando vueltas por allí. Menos mal que Dios tiene misericordia, que sino...

“Rebúscate y escudriña”, pareció decirme el Señor. Bueno; el resultado de eso, es lo que ahora voy a compartir con usted. Sabiendo que si usted también se las “rebusca y escudriña”, va a poder hallar mucho más que lo que yo encontré. Dejando de lado al Josías histórico y literal, un magnífico rey, el decimosexto de Judá que, entre otras cosas, produjo –oh sorpresa inicial- una enorme reforma, vamos a ir en búsqueda del ámbito espiritual, siglo veintiuno, y de los depósitos de esa revelación que allí puede haber. En ese ámbito vamos a encontrar un lugar en el tiempo de Dios, que se llama Josías. Para eso, primero deberemos saber quién fue Josías.

(2 Reyes 22:1)= Cuando Josías comenzó a reinar, era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat.

(2) E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.

En estos dos primeros versos, nos encontramos con tres factores esenciales de este hombre, que constituyen el modelo actual de la reforma que Dios hará en su iglesia. Que obviamente no tendrá nada que ver con lo estructural, lo religioso, lo denominacional o doctrinario, sino directamente con lo espiritual.

Primero: Comenzó su reinado a los ocho años. Es decir que era un niño. ¿Y cuál es la característica de un niño? La sinceridad entre otras. Si cree, cree de verdad y punto. No simula, no es hipócrita, no hace “como que”. Es puro, sano, transparente. No especula con lo que le conviene o en lo que no le conviene. Es cándido y no se preocupa si alguien se burla de él por eso. Atención líderes: Josías. Tengan muy en cuenta este nombre y este hombre, por favor. La Biblia que contiene alimento y Vida abundante, jamás será reducida a un tratado de

historia antigua. “Los que son como niños”, dijo Jesús. Y no hablaba de biberones ni de pañales, estamos?

Segundo: Hizo lo recto ante los ojos de Dios. Es mucho menos complicado hacer supuestamente lo recto ante los ojos de los hombres, porque los hombres sólo están capacitados para ver las actitudes externas. Dios conoce mi corazón y el suyo también. Conoce nuestros pensamientos y nuestras diferentes motivaciones. Él conoce y ve lo interno. Es decir que lo recto, ante los ojos de Dios, generalmente suele ser muy distinto a lo recto ante los ojos de los hombres.

Tercero: Dice aquí que anduvo en el camino “de David su padre”.

¿Cómo que David es su padre? ¡Le pesqué una contradicción a la Biblia! En el versículo 26 del capítulo 21 del segundo libro de los Reyes, nos dice que el padre de Josías, fue un tal Amón, que entre paréntesis, se agrega allí, fue un rey impío. ¿Cómo me va a venir a decir ahora que David fue su padre? Calma hermano; no hay ninguna contradicción. Sólo los herejes creen ver contradicciones en la Escritura. ¿Cuántos saben que lo que Dios hace lo hace perfecto? Dice que David fue su padre porque, en el ámbito del espíritu; más concretamente, en ese lugar espiritual llamado Josías, jamás alguien imitará a padres o madres carnales que lo hayan precedido en sus genealogías, ya que el Sumo Sacerdocio de Melquisedec, en el cual trabaja el Señor, no los tiene. Entonces David, que en su tiempo, es como decir: la línea generacional de Cristo. Él es el modelo, objeto y cabeza de la iglesia y, andar su camino, es el fundamento de una reforma que llega para restaurar lo arruinado, lo perdido. Porque la bendita Palabra dice que Él vino a buscar LO que se había perdido, no a LOS que se habían perdido, aunque naturalmente están incluidos. Atención líderes: REFORMA. Josías. Fue el rey que, históricamente, posibilitó el último gran avivamiento espiritual de Judá.

(Verso 5)= (Aquí encontramos a Josías, diez años más tarde, recibiendo la orden de Dios de ir al sacerdote Hilcías a pedirle que recogiera el dinero que los guardianes de la puerta habían extraído al pueblo) Y que lo pongan en mano de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa.

Otro pequeño y simple versículo. Otro minúsculo retazo de una enorme Escritura. Sin embargo, otros tres depósitos espirituales más; correlativos de los anteriores:

Cuarto: Dice que el dinero tiene que ir a las manos de los que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. ¿Esto significa que son los pastores de hoy? Si nos sometemos a las influencias de lo cultural e institucional de este tiempo, parecería que sí. Pero hete aquí que, según Efesios 4, parecería que no. Porque: si a los dones los da el Espíritu Santo, a los ministerios los da el Hijo, las operaciones las hace el Padre, y si la iglesia es el cuerpo de Cristo, los que hacen esos arreglos en la casa, que siempre es la iglesia, son los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y los maestros, es decir: los ministerios levantados para perfeccionar (que es madurar) a los santos

y para edificar al cuerpo.

Quinto: Dice “La obra DE la casa de Jehová”. No dice “la obra EN la casa de Jehová”. La obra de la iglesia, es hacia fuera, no hacia adentro. Es notable el valor que tiene en estos tiempos el avance de esos ministerios denominados de “Sanidad Interior”. Los hermanos están muy compungidos y con tremendas necesidades. Pero la Biblia, lamento mucho decirlo, de “sanidad interior” no habla. Habla de crucificar la carne. Para la Biblia, la obra es ganar a los perdidos del mundo, al cual Dios amó al punto de entregar a su único Hijo por él. Usted me está leyendo hoy y emocionándose con lo que lee porque Dios lo amó cuando estaba en el mundo, perdido y mugriento en el pecado y la incredulidad. Yo escribo esto porque Dios me amó cuando estaba embarrado en el mundo.

Sexto: Dice que la necesidad, era reparar las grietas que había en la casa. Haga una prueba. Seguramente usted debe conocer algún constructor, algún albañil. Pregúntele lo que es una grieta. Le va a explicar, seguramente, que una grieta es una hendidura que se presenta en la pared de una casa, pero que puede tener más de una causa, aunque la causa básica y de fondo, siempre será la misma: la pared se ha resquebrajado y agrietado, porque el cimiento, el sustento, la base, el fundamento sobre el cual está levantada, no está firme. Una vez más: Reforma. Otra vez más: Josías. Restauración de la iglesia según los fundamentos divinos, no humanos.

(Verso 8)= Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: he hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

Séptimo: Aquí hay algo que prácticamente es la base, el fundamento del espíritu, de la mentalidad de este lugar llamado Josías.

El fundamento de una reforma que no es ni antojada ni subjetiva y que

no será hecha según los hombres, sino según Dios: El hallazgo de la

Palabra. Usted se preguntará que cómo el hallazgo de la Palabra, seguramente. Y seguirá preguntándose, entonces, qué es lo que estamos predicando, enseñando y compartiendo ahora. Le respondo: Ahora estamos predicando, enseñando y compartiendo, en reglas generales y de manera mayoritaria, retazos doctrinales, retazos denominacionales y hasta culturales de la Palabra. ¿Cuántos saben que en cada congregación local, por lo menos, hay una persona que ha visto que, parte de la Palabra, por algún motivo, allí ha sido levemente o no tan levemente alterada? Eso es lo que va a cambiar este Josías contemporáneo. Va a recuperar el Libro y lo va a leer, ATENTAMENTE. No lo va a tener meramente como símbolo estético de ser creyente. La mejor prueba de esto es que, dice el verso 12, cuando Josías oyó la Palabra, rasgó sus vestiduras como señal de reconocimiento de error o pecado y, como no podía ser de otra manera, de arrepentimiento por ello. Mire como dice:

(Verso 13)= Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.

Octavo: En este lugar llamado Josías, lugar de mentalidad de cambio, de rectitud e integridad, no habrá lugar para aquellos que, alegre e irresponsablemente, deciden no escuchar la Palabra. Esa no es una responsabilidad de Dios, de un líder determinado ni de su congregación local; esa es SU responsabilidad. Y le va nada menos que la vida en ello. Y si no, observe con atención que, la actitud de Josías al oír la Palabra, fue la de humillarse, arrepentirse y buscar inmediatamente la dirección de Dios.

(Verso 17)= Por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.

Noveno: Quemar incienso a dioses ajenos, en términos actuales, es adoración falsa. Se tendrá que eliminar todo tipo de dioses ajenos. Usted se preguntará qué puede tener que ver esto con su vida. Usted, que va todos los domingos a una iglesia evangélica donde, evidentemente, no hay ninguna posibilidad de orar o adorar a otros dioses que no sean el Dios de la Biblia. Sin embargo, tengo que decirle que sí, que por allí usted mismo tiene algo que ver. El incienso, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo testamento, es símbolo de la oración, de la oración de los santos, dice la Palabra. Entonces, al

margen de lo histórico que aquí es meramente introductorio, la ira de Dios se enciende, hoy, cuando nuestra oración y nuestra adoración no lo tienen a Él como destinatario principal. ¿Pero puede ser, eso? Sí; eso puede ser.

Por ejemplo, el dinero. Así como hay congregaciones donde el dinero es raquítico y no alcanza para nada, hay otras en donde el que ingresa es tanto que alguien, por allí, se lo dilapida en algo propio en lugar de invertirlo para la obra del Señor. Cuando comenzamos a pensar en la ofrenda antes que en las almas, el dinero pasa, inmediatamente, a constituirse en un dios ajeno. Lo mismo sucede con

nuestras posiciones jerárquicas dentro de la iglesia, con el líder, con el profeta, con la casa, con el automóvil y hasta con el mismísimo ministerio. Todo muy lícito y muy bueno, pero si pasa a ser máximo objeto de nuestra oración y nuestra adoración, es un dios ajeno.

(Verso 18)= Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, (Y ahora está hablando de Josías) diréis así: así ha dicho Jehová Dios de Israel: por cuanto oíste las palabras del libro,

(19) y tu corazón se estremeció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.

Décimo: Esta es muy buena: queda absolutamente en claro y a través de la actitud de Josías, cuáles son los pasos indispensables para que Dios oiga su clamor, su ruego, su gemir y su oración. Esencialmente, decidirse a OIR a Dios. Oír su Palabra, experimentar ternura en el corazón, humillarse delante de Dios, que no es andar tirándose de cabeza al suelo en un templo, es hacer lo que Él quiere, aunque eso le pueda doler a usted y a su carne. Y no vacilar en llorar en la presencia de Dios. Pero no por impotencia, pena, angustia o tristeza almática, sino por quebrantami4ento legítimo. Este es el tiempo. Josías es el lugar. Ahora, mire lo que va a suceder después que Dios oiga su oración:

(Verso 20)= Por tanto, (Es decir: por todo lo que hemos venido leyendo y viendo hasta aquí) he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.

Por favor, entienda bien: no le está diciendo que lo va a matar, como alguna vez escuché por allí. Lea bien; le dice que, de aquí en más y hasta que le toque morirse, como les tocará a todos, Josías no

padecerá ni por casualidad el juicio de Dios sobre ese lugar y que, aquel día en que le toque partir, no lo va a hacer con angustia o desesperación, sino en paz. Mucho cuidado que para Dios, morir en paz, no es necesariamente morirse de viejo. Porque Josías, como después se verá, muere en batalla, a manos del Faraón Necao. Para Dios morir en paz, es morir con la convicción de haber hecho todo lo que hacía que hacer en beneficio de su Reino.

Casi puedo percibir la reacción primaria de su naturaleza humana, que es igual a la de todos nosotros. ¡No puede ser! ¿Cómo puedo entender que Dios permita y se alegre que un hombre recto, íntegro y fiel como Josías, muera en manos de un Faraón? ¡Eso no es justo! Parecería, verdad? Es notorio que no se puede entender. Lo que ocurre, es que habitante de un ámbito enteramente espiritual, para Dios no existe la muerte tal como la entendemos nosotros. Desde su trono, Él lo que ve, es solamente un cambio de ámbito, de dimensión espiritual. Una especie de sencillo paso desde lo natural y terreno hacia lo espiritual y celestial. La manera física en la que se produce ese paso, carnalmente, a Él no le preocupa demasiado. En todo caso, nos preocupa a nosotros, que siempre pretenderemos pompas, honras, reconocimientos y homenajes cuando estamos vivos. Porque, -solemos decir-, después de muertos ya no nos sirven. No se avergüence de pensar así. Por amplia mayoría nosotros pensamos así. Que dicho sea de paso, es exactamente al revés de cómo se piensa en el reino de Dios. Usted, a esta altura, seguramente, querrá saber como sé esto que digo. Simple, lo sé por Cristo. Por el Señor, nada menos. ¿A usted le parece que carnalmente Él murió de una manera digna, honrosa o majestuosa? En absoluto. Murió como una basura, pero trepó a lo más alto del reino. ¿Entiende? ¿Puede entenderlo? Es capital para su vida actual y futura que pueda entenderlo. Pero es precisamente ahora cuando llega el momento de la Reforma. Observe con atención:

(2 Reyes 23: 1)= Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.

Este es el primer paso para una reforma profunda, real y verdadera: La unidad de los líderes de Dios. Ancianos. Absolutamente nada que ver con liderazgos u organizaciones tradicionales humanas. Ancianos. Equivalente a sabiduría divina, a sabiduría espiritual. Es la unidad en el Espíritu. Absolutamente, tampoco, nada que ver con ecumenismos, universalismos y, mucho menos, muchísimo menos, con interdenominacionalismos.

(Verso 2)= Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; (Esto deja en claro algo muy importante y, al mismo tiempo, contrapuesto a lo que se nos ha enseñado: la unidad en el Espíritu, no

se reduce a los líderes, abarca a todo el pueblo) y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa

de Jehová.

(3) Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

En muchos lugares, hoy, es habitual ver a líderes que de pronto se entusiasman en medio de una predicación, y hacen un determinado pacto con el Señor. Y luego, hacen uno de esos tradicionales llamados al frente para que los miembros de la congregación que lo desean, se sumen a ese pacto. Y la gente responde casi eufóricamente. Se levantan como si tuvieran un resorte de sus bancas y corren velozmente al pie de la plataforma, con sus manos levantadas, dispuestos sinceramente a confirmar el pacto hecho por su líder. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

¡Tremendo culto! Y todo el mundo casa, casi caminando entre las nubes de la gloria. Al domingo siguiente, todo el mundo ya se olvidó del pacto, el tema del mensaje es otro, el llamado es otro, pero los que se levantan y corren al frente, son los mismos. Aleluya, gloria a Dios, tremendo culto y todo el mundo a casa a esperar el próximo domingo. Esto no es la reforma de Josías, esto es jugar a la iglesia. Es tomar con superficialidad y ligereza las cosas de Dios. Y a Dios no le agrada en absoluto esto. Y cuando a Dios no le agrada algo, no sé lo que puede suceder, pero algo sucede, eso es seguro.

(Verso 5)= Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco (¡Oh!) Y a todo el ejército de los cielos.

Segundo paso de la reforma de Josías. No es desconocido, ha sido escrito una y cien veces. Pero de todos modos habrá que recordarlo porque parecería ser que nuestro entendimiento no funciona aceitadamente. El segundo paso, es quitar a los sacerdotes idólatras puestos por los gobernantes y no por Dios. Pregunto: ¿Habrá en este tiempo algún sacerdocio idólatra más preocupado en cumplir con

hombres, sectores u organizaciones que con el Señor? ¿Habrá algún sacerdocio no levantado por Dios, sino por juntas, asambleas, concilios u otros intereses humanos? No te preocupes, serán quitados. Y esta que viene, es para usted: ¿Habrá en el pueblo, todavía, alguien que consulte a la astrología? Serán quitados. Tremenda cosa es el furor santo del Dios vivo.

(Verso 7)= Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.

Este es el tercer paso de esta reforma: derribar los lugares de prostitución idólatra. No se confunda, no estamos hablando de cerrar los prostíbulos de la ciudad. Eso pertenece a una moral pública. Estamos hablando, primero, de prostitución idólatra y, segundo, dice que estaban “En la casa de Jehová”. Estamos hablando, concretamente,

de la prostitución en la iglesia. Y le ruego que se olvide, por un momento, de esa señorita que ha visto a media cuadra de su casa, vestida con ropa provocativa y paseándose con estudiado contoneo entrando al templo. Primero y por las dudas, cerciórese si esa señorita no es alguna hermanita de esas un tanto desprejuiciada. Cuando

hablamos de prostitución en la iglesia, estamos hablando de algo muy distinto.

La vida del creyente, usted lo sabe, es una vida de intimidad. Prostituirse, entonces, es tener esa intimidad no por amor legítimo y sano, sino por el rédito económico o material que pueda otorgar. Cargos rentados en la iglesia, por ejemplo, por causa de los cuales los hermanitos se sacan los ojos unos a otros con más virulencia que los políticos tan criticados por eso. En el marco de esa intimidad, prostituirse, es simular, fingir algo que no se siente para engañar a otro y percibir algo por el “servicio”. Prostituirse es no comprometerse, venderse a quien quiera que pague lo que se pide u otorgue lo que se necesita. Esto se ve muy a menudo en los lugares en donde las ovejas eligen a sus cuidadores, algo que, a nadie se le escapa, jamás ha ocurrido ni ocurrirá en redil alguno. Alguien votando por alguien que le ha prometido cierto cargo importante si gana, más allá de si es un hombre de dios o no. Será derribado.

(Verso 14)= Y quebró las estatuas y derribó las imágenes de Asera,

y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres. (Los huesos de hombres eran considerados como algo impuro)

(15) Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel

altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.

Quiero rescatarle un detalle que le va a llamar la atención como me la captó a mí cuando lo vi. En el marco de todo el capítulo 23, que es concisamente el que habla de la reforma de Josías, hay diez expresiones que tienen llamativa importancia, porque confirman algo

que ya se ha dicho aquí. Dos veces el término sacar ; Siete veces quemar; Nueve quitar; Tres veces hacer polvo; Cinco veces el término derribar; Tres la palabra profanar; Dos veces quebrar; Una vez destruir , una matar y finalmente, tres veces barrer. ¿Qué tendrá que ver? El primer capítulo del libro de Jeremías, es el primero de los dos

testigos necesarios y requeridos para confirmar una palabra:

(Jeremías 1: 5)= Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

  1. Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah! ¡Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

  2. Y me dijo Jehová: no digas: soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

  3. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

  4. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: he aquí he puesto mis palabras en tu boca.

  5. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar, (Equivalente a quebrar) y para destruir, para arruinar (Equivalente a barrer y quemar) y para derribar, para edificar y para plantar.

Está bien. Linda palabra hermano, pero esto más que una confirmación, parecería haber sido sacado de un paralelo. Dígame por favor hermano y disculpe mi pequeña duda: ¿Cuál es la garantía de que esta palabra es un testigo fiel a la escritura anterior y no un pasaje traído de los cabellos para hacerlo coincidir como tanto se ha hecho en los mensajes? Es excelente su pregunta y sus dudas. Se lo respondo ya mismo. Si usted me está leyendo con su Biblia en la mano y levanta un poco la vista del lugar en donde estamos, va a poder leer el versículo 2 de este capítulo 1 de Jeremías. Y entonces va a ver que allí, entre otras cosas, se va a encontrar con la novedad de que, todo esto, sucedió ¡¡En días del rey Josías!! ¿Casualidad?

Y lo que le está diciendo aquí en Jeremías, es exactamente lo que hizo Josías. Lo que estaba faltando, que es el Edificar y Plantar, lo va a encontrar en los versos 24 al 27 del capítulo 23 del segundo libro de los

Reyes, cuando él hace una pascua como jamás se había visto antes ni se vería después. Un avivamiento fruto de volver a recorrer la senda antigua, la que para nosotros y en este tiempo, está muy clara en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Un lugar en el espíritu, llamado Josías. Un tiempo exactamente igual. Le confieso que tuve dudas, porque siempre lucho contra una naturaleza carnal que insiste en decirme que no, que no es de Dios, que es de mi mente. ¿A usted no le sucede? ¡Gloria a Dios si no le ocurre!

¿Entonces qué hice? Pues lo mismo que hizo Gedeón y lo mismo que quizás, si alguien con temor santo, hubiese hecho usted: le pedí una confirmación más al Señor. Y Él, sencillamente, con esa parsimoniosa serenidad con la que Dios habla, que no se parece en nada al griterío con que nosotros lo hacemos expresarse en algunos cultos, me dijo: “Sofonías Uno”. ¿Sofonías? ¿Es que en mi Biblia hay un libro que se llame Sofonías? ¿Lo habré leído alguna vez? ¿Será de Dios? Bromas aparte: ¡Pero si yo no he leído Sofonías desde hace que sé yo cuánto tiempo! Sí, pero... ¿Y si habla de cualquier cosa que no tiene nada que ver con esto, qué hago? ¡Incrédulo! ¡Animo!, me dije a mí mismo para darme aliento: Dios es siempre fiel y nunca te ha dejado abandonado a tu suerte. Vayamos entonces a Sofonías Uno con plena confianza. No habrá tiempo, quizás, de agregarle demasiados comentarios, pero ¿Cuántos saben que la Biblia se explica a sí misma cuando es el Espíritu Santo de Dios que mora en los creyentes quien actúa y los guía a toda verdad?

(Sofonías 1:1)= Palabra de Jehová que vino a Sofonías, hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías

(¡¡Púm!! ¡Te lo dije! ¿Has visto tonto incrédulo que venía de Dios?) hijo de Amón, rey de Judá.

  1. Destruiré por completo todas las cosas sobre la faz de la tierra, dice Jehová. (¿Será que va a venirse un nuevo diluvio?)

  2. Destruiré los hombres y las bestias, (Igual a cuando el diluvio, no es así?) destruiré las aves del cielo y los peces del mar, (Un momento. En el arca de Noé no viajaban peces, por lo tanto el diluvio por razones obvias, no estaba pensado para destruir peces) y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de la faz de la tierra, dice Jehová. (¡No entiendo!

    ¡Génesis dice que Él no volvería a hacer morir al hombre como sucedió con el diluvio!)

  3. Extenderé mi mano sobre Judá (Su pueblo) y sobre todos los habitantes de Jerusalén (La iglesia) y exterminaré de este lugar los restos

    de Baal (Toda idolatría religiosa) y el nombre de los ministros. Líderes falsos en general) idólatras con sus sacerdotes (Segundos niveles de liderazgo. Los que ejecutan la obra. ¿No le parece que esto está

    tomando color de algo espiritual, símbolo, tipología, muy alejado de lo material o literal histórico?)

  4. Y los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Milcom: (6) y a los que se apartan de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová ni le consultaron. (¿Usted me está diciendo, hermano, que dentro de la iglesia hay quienes se apartan del Señor y no lo consultan para ninguna

de las decisiones tomadas en su nombre? No se lo digo yo, se lo dice Dios.)

(Verso 8)= Y en el día del sacrificio de Jehová castigaré a los príncipes (Según Apocalipsis, otra vez los líderes) y a los hijos del rey (Esos somos nosotros) y a todos los que visten vestido extranjero (Estos son los infiltrados, la cizaña).

(9) Asimismo castigaré en aquel día a todos los que saltan la puerta,

los que llenan la casa de sus señores de robo y engaño . (Los únicos que pueden llenar la casa de sus señores de robo y engaño, son los siervos.

Para los demás, no son sus señores)

(Verso 11)= Aullad habitantes de Mactes, porque todo el pueblo mercader es destruido; (Todos aquellos que hubieran transformado a la iglesia del Señor en un negocio personal, es considerado mercadería en la iglesia y por lo tanto, quitados, tengan la jerarquía que tengan).

Destruidos son los que traían dinero (Está hablando de los que utilizan su dinero para sobornar posiciones, no del diezmo y la ofrenda)

  1. Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal: (Dios escudriña su iglesia, y castiga a todos los que se lanzan a pecar alegremente pensando en que total: “No va a pasar nada”. ¡Parece mentira! Pero mire que no son pocos los que han sido tentados a pensar así, eh?)

  2. Por tanto, serán saqueados sus bienes, (Iglesias que empobrecen sin causa aparente, congregaciones corriendo la misma

suerte y hasta países idólatras y desobedientes esquilmados por el

poder económico internacional) y sus casas asoladas (pecados, enfermedades en pueblos enteros) edificarán casas (Abrirán nuevas iglesias, nuevas denominaciones) mas no las habitarán (No podrán crecer aunque hagan mil campañas evangelísticas) y plantarán viñas, (Estudiarán la Palabra, tendrán seminarios, institutos, conferencias,

congresos) mas no beberán el vino de ellas (No tendrán revelación)

(Verso 15)= Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto (Que es exactamente lo que estamos viendo hoy) día de alboroto (A esto

también lo vemos. Hay muchísimos creyentes rebelándose contra

liderazgos anquilosados, quietos, pasivos y hasta ineptos) y asolamiento, día de tinieblas y oscuridad. (No hay visión) día de nublado (No está brillando el Sol de Justicia) y de entenebrecimiento (Satanás trae confusión y encono dentro del mismo pueblo) (16) día de trompeta (De palabra profética) y de algazara (Puro bullicio externo. Gente que

ama la fiesta en tiempo de guerra) sobre las ciudades fortificadas

(Iglesias levantadas fuera de la voluntad de Dios. Ciudad es un símbolo de lo creado en contra de la voluntad de Dios desde que Caín, en

desobediencia, construyera la primera) y sobre las altas torres (Babel.

Esfuerzos personales del hombre por acercarse al cielo por sus propios medios. Religiosidad)

  1. Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos (Por falta de revelación andarán a tientas, sin visión) porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos (Que es como decir La Vida) será derramada como 0polvo y su carne como estiércol.

  2. Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día de la ira de Jehová, (Ni las riquezas, ni el status social, ni las posiciones eclesiásticas, ni los cargos jerárquicos dentro de las iglesias) pues toda la tierra será consumida por el fuego de su celo; porque ciertamente

destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

Cuando dice “habitantes de la tierra”, no está hablando de pobladores de un planeta. Usted sabe que el hombre fue sacado del polvo de la tierra y que, si fue un ser viviente, fue porque Él sopló en su nariz aliento de vida. Esto significa que sin ese soplo, como polvo de la tierra, era solamente carne. Entonces lo que aquí dice que raerá por completo es los que viven en la carne, que por esta altura será por simple desobediencia, ya que fue mandamiento concreto el andar por el Espíritu. Imagen y semejanza de Dios. Eso somos. Dios no tiene figura humana. Dios es Espíritu. Nosotros, entonces, somos un espíritu al cual se le ha dado un alma y que, temporariamente, habita una caja descartable llamada cuerpo.. En eso se fundamentará, esencialmente,

la reforma que encontramos en un lugar llamado Josías. (Finalizado el 16 de Febrero de 2001)

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6

¡MISERICORDIA QUIERO!

Una palabra del Señor me guió en una fría mañana al libro del profeta Óseas. Yo no sé cómo se comunica el Señor con usted. Él tiene diferentes maneras y, comprobadas las cosas como corresponde a creyentes maduros, todas son válidas. Jesucristo no tiene métodos, tiene Eternidad primero y Creatividad seguidamente, para finalizar con Soberanía que es, precisamente: hacer lo que se le da la gana, en el momento en que se le ocurre, de la manera que se le antoja y con la o las personas que su Santa Voluntad decide. No es una cuestión de privilegios que el Padre Celestial se comunique con usted, es lo más natural ya que está hablando con uno de sus hijos; es, sí, una cuestión de “oído afinado”.

En mi caso, y demostrando que me conoce más de lo que yo mismo me conozco, siempre lo ha hecho, hasta hoy, claro está, mañana puede girar en ciento ochenta grados si así le parece, mediante su propia Palabra. No me da versículos sueltos, cosa que me alegra y tranquiliza, porque un versículo suelto puede prestarse a muchas interpretaciones si nos dejamos llevar por el alma, sino contextos, que generalmente son capítulos. Al principio, a mí me daba la sensación de que esas direcciones podían provenir de mi propia mente, pero muy pronto me di cuenta que en la mayoría de los casos, me llevaba a libros y capítulos de los cuales yo no tenía ningún conocimiento previo, ni había estado pensando ni hablando de ellos y, como corolario, terminaban confirmando la Palabra que otros hermanos habían recibido

o sirviendo de enorme bendición a otros tantos que necesitaban eso y no otra cosa. Siempre he dicho y lo sostengo, que cuando usted recibe buena información, producto de la mayor o menor sabiduría de un hombre, su conocimiento cultural e intelectual se siente gratificado, pero que solamente es bendecido cuando recibe algo que viene del cielo. Ningún hombre por sí mismo puede bendecir a otro. Dios es quien bendice usando, si lo dejan, determinados instrumentos para cada ocasión. En este caso, el capítulo a estudiar, fue el de Óseas 2.

(Óseas 2: 2)= Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos.

En lo literal, aquí, Dios llama a los individuos que forman la nación para que clamen por justicia, como los hijos cuyo hogar se ha roto por causa del adulterio. Es curioso, los que cargan las tintas sobre la destrucción que producen los divorcios, no siempre recalan en que la validez de esa tragedia no está en su consecuencia, sino en sus causas,

y el adulterio es una de las más abundantes. Dice concretamente: “Ella no es mi mujer”, porque sus acciones adúlteras han roto su relación matrimonial. ¿Cuántos saben que una traición hace trizas un cristal muy fino que cuesta muchísimo recomponer y que, si se logra, no siempre queda en las mismos condiciones que estaba antes de romperse?

Y ojo que esto no es el fruto de una mente liberal de hombres con conceptos liberales, es concreta opinión de Dios a tener muy en cuenta, antes de abrir juicios apresurados, contundentes y altamente legalistas en casos de divorcio. Muchos creen ver en el divorcio, un pecado mucho más imperdonable que la blasfemia contra el Espíritu Santo, ya que pese a todos los pasos que pueda dar un hombre o una mujer que han conocido a Cristo después de haberse divorciado, no logran ser perdonados del todo y, en muchos casos, se constituyen en cristianos de segunda categoría no aptos para trabajar para la obra del Señor por

decisión de los líderes de cada lugar. En los originales, aquí, dice: Que se quite del rostro el maquillaje de prostituta, y de entre los pechos los adornos de ramera.

Sin embargo, y teniendo en cuenta que todo lo natural tiene necesariamente una expresión espiritual que lo acompaña para los hijos

de Dios y, también teniendo en cuenta que esto se escribió para ese pueblo, la expresión inevitablemente trascenderá a un simple consejo matrimonial y, en realidad, es Dios que está hablando claramente a los hijos de la madre, que es la iglesia, con la cual dice que deben contender, pedirle cuentas, porque tal como se está comportando, él no puede considerarla su esposa. Se ha prostituido y está en adulterio, que es entregarse a otro hombre engañando y siendo infiel al esposo natural. A nadie se le escapa que, sin llegar al dramatismo de declarar cosas negativas tales como que “todo está perdido” ni mucho menos, y confiando que el poder que está en nosotros siempre será mayor que el que tiene el enemigo, tendremos que reconocer que, en muchos casos, hay una esposa infiel que está adulterando en claro engaño a su esposo

legítimo que es Cristo. Y no le dice “entienda”, le dice “Contienda con ella”.

(Verso 3)= No sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed.

Aquí queda muy en evidencia que, cuando la iglesia es despojada, y todas sus vergüenzas quedan al descubierto; cuando se produce en ella una regresión hacia lo primitivo y se queda seca, sin Palabra, sin manifestación interna o externa, sin presencia de Dios; cuando todo se hace según la carnalidad de sus dirigentes, (Eso y no otra cosa es “tierra seca”, ya que tierra, sabemos, es símbolo de carne), y cuando los hijos, las ovejas, los miembros, viven con permanente sed de Dios, antes de reprender un ataque del diablo, habrá que reflexionar un momento si no será Dios mismo el que tiene motivaciones para sacudirla por Él, ya que aquí dice Yo la despojé, no que haya permitido que Satanás lo haga. Aprenda: Satanás jamás prevalecerá contra la iglesia, porque dice la Palabra que “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Pero atención que habla de la iglesia, eh? NO de un montón de gente haciendo lo que le parece y, entre esas cosas, decide hacerse llamar iglesia. No se olvide que es Dios quien conmueve y remueve lo conmovible y removible.

(Verso 4)= Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución.

¿Quiere usted algo más desvalido, discriminado, agredido y vituperado que el hijo de una prostituta? Imagínelo en la escuela, con sus amigos, crueles en su niñez frontal, atacándolo con la vida licenciosa de su mamá cada vez que se pelean. ¿Qué dice Dios?

¡Misericordia quiero!, Eso dice. Pero cuidado que no habla de seres humanos, habla de hijos de una iglesia que ejerce la prostitución. ¿Y qué se entiende por prostitución? Lo he explicado en otro capítulo, pero a los fines de no hacerlo a usted regresar hacia tras, lo reitero: si hemos de tomar a una mujer que ejerce la prostitución como modelo, para encontrar el símbolo que tiene relación con ese tipo de iglesia, deberemos tomar nota de diez características sobresalientes de una prostituta que hablan por sí mismas: 1)= No se compromete con nada y con nadie.- 2)= No ama, sólo simula amar.- 3)= Se vende por cosas materiales, dinero por ejemplo,.- 4)= Es calculadora y manipuladora.- 5)= No le pertenece a nadie, sólo a sí misma.- 6)= Está dispuesta a cualquier cosa con tal de no perder sus beneficios o privilegios.- 7)= Se ocupa exclusivamente de su aspecto exterior, que es el que “vende”.- 8)= Finge permanentemente una alegría que no tiene.- 9)= Está convencida que todas las demás mujeres (iglesias), son iguales a ella.- 10)= NO cree en nada ni en nadie, sólo en lo que es capaz de hacer ella misma.

¿Habrá visto usted alguna iglesia funcionando bajo estos principios alguna vez? NO se sienta mal ni piense que hay irreverencia; piense que Dios, además de amor, también es justicia y, la justicia divina, tiene claros y oscuros. Claros, cuando el hombre favorece al reino de Dios, y oscuros, cuando se le opone. Pero jamás deja de actuar y, esencial y principalmente, jamás deja de ser justicia.

(Verso 5)= Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.

Dice en el original que esa madre que se prostituyó es “Una sinvergüenza” que no vacila en irse detrás de sus amantes. ¿Y qué es un amante en términos espirituales? Alguien ocasional, que no pertenece a la familia. Un extraño que busca agradar. Alguien entretenido, divertido y captador de las emociones ajenas. Una doctrina

humanista, por ejemplo, que esgrime principios útiles para producir agrado en la sociedad secular y captar las emociones de los que sin saberlo, viven por el alma. Que hace ver como que todo se está haciendo bien, que los que tienen que arrepentirse, en todo caso, son aquellos muy malos que están allá, fuera de los templos. Un engaño satánico que adormece y anestesia a la iglesia, llevándola a una soberbia estructural que, a su vez, la lleva cada vez más lejos del propósito de Dios. Dice que esos amantes le dan pan: Un alimento falso; Agua, que es una vida ficticia; lana y lino, que son la parte primordial de una presencia externa figurativa y simulada; aceite, que es una unción espúrea que no viene de Dios aunque por allí hasta tenga algunas señales y “milagros” y bebida, que es vino, y que habla de una falsa revelación que, como no podría ser de oro modo, hace errar el camino y

el blanco. Esto, en griego, recibe un nombre: ARMATIAS, y en la traducción, una palabra que nos resultará más que familiar: PECADO.

(Verso 6)= Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos.

Es evidente y salta a la vista en este texto, que Dios despliega toda la inmensidad de su misericordia mientras trata, por todos los medios, de retener a ese pueblo desobediente junto a sí. Esto aleja bastante la idea primaria del “Dios castigador e implacable” en el que la mayoría de los latinos fuimos “educados”. Y es bastante curioso todo esto, porque nosotros nos hemos convencido que, cuando tenemos un contratiempo

que nos impide conseguir lo que deseamos (Y note que escribí “deseamos” y no “necesitamos”) comenzamos a batallar contra Satanás diablo inmundo que me estás atacando e impidiendo que yo reciba la

bendición que me “merezco” por tocar la guitarrita en el culto, ayudar a levantar la ofrenda, visitar a dos ancianitos enfermos y pasarme una tarde cortando el césped en la casa del pastor.

Es más que obvio que Satanás y sus demonios van a atacar ferozmente a todos aquellos hijos de Dios que comprometen su poder mediante la santidad, la obediencia, la alabanza, la adoración y la oración, y que en razón de ello se libra una tremenda batalla. Pero atención: es ingenuo suponer por nuestra parte que vamos a ser blancos de importantísimos ataques del enemigo sólo por el hecho de ir cada domingo a sentarnos en una banca a oír un sermón, eh? Satanás odia toda la creación de Dios, es verdad, pero no gasta demasiada munición en gente que no lo molesta demasiado y que sólo es creyente en lo nominal.

Sin embargo, y cuando las cosas no andan como Dios quiere, esta Palabra dice que, por amor, misericordia y deseo de restauración, es Dios el que rodea de espinos nuestros caminos, nos pone un cerco alrededor para que no encontremos nuestros caminos. En el libro de

Job 3:23, esto está muy claro. Allí dice: ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, y a quien Dios ha encerrado?

(Verso 7) Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará y no los hallará. Entonces dirá: iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora.

En lo literal, esto se refiere a Israel. En la tipología, tiene que ver decididamente con la iglesia, pero tiene vinculación, referencia y comprobación en la vida cotidiana de las personas. Hay muchos casos en que una mujer (Por seguir con la misma figura), deslumbrada por la

atracción y la seducción de un hombre joven y aparentemente codiciable, no ha vacilado en abandonar a un marido fiel, que la ama, (E incluso en muchos casos también a sus hijos), para correr “con ardor”, dice en los originales, a los brazos de este “superhombre” que va a darle una felicidad desconocida y completa que ella indudablemente se merece. Meses después, muchas de estas mujeres han regresado a sus hogares humilladas, heridas, lastimadas y envilecidas, en búsqueda de su anterior marido con el cual, pese a todo, “le iba mucho mejor”. La iglesia, mi estimado hermano, amigo, ha cometido muchas veces pecado de adulterio y, en otras tantas, ha terminado haciendo lo mismo que la mujer del ejemplo.

(Verso 8)= Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal.

Primero y por si hay alguien que todavía lo ignora, habrá que aclarar quién es Baal. La palabra, en realidad, es Ba’al, y significa literalmente “señor” o “amo”. También quiere decir: “poseedor”, “esposo” o “una persona que obtiene algo”. Algunas veces los israelitas se contaminaron con el culto a una falsa deidad que los cananeos llamaban Baal. Como quedó dicho, Ba’al, también era la palabra común para “esposo” o “amo” y se utilizaba a través del Antiguo Testamento para designar a los maridos o a los dueños de alguna propiedad. Ahora, debido a que se empleaba para referirse a las deidades cananeas y a que implicaba una posesión más que una relación, Dios se disoció, se distanció del término Ba’al y pidió que se llamara ISHI, que quiere decir “mi esposo”.

Ahora bien: dice que la iglesia no se dio cuenta que era Dios mismo quien le proporcionaba el alimento espiritual, la revelación de la palabra y la unción del Espíritu, y eligió suponer que eso era mérito de algunos hombres “especiales” o jerarquías nominales a las cuales le daba, puntualmente, toda la plata y el oro, es decir: los bienes y las ofrendas, que Dios había multiplicado. No habría que asombrarse demasiado, aunque sí preocuparse: nuestra iglesia de hoy, mayoritariamente, sigue pensando lo mismo. Pero: ¿Qué quiere decir esto?

Quiere decir que debo hacerle a usted una pregunta. Y se la formularé con la tranquilidad de no ser parte interesada en absoluto en cuestiones materiales que lo tengan como protagonista. Es más: es muy probable que ni siquiera lo conozca. Pregunto: ¿Adónde lleva sus diezmos? ¿Adónde invierte con su ofrenda? Es muy simple: el final del

versículo 16 del capítulo 16 del libro de Deuteronomio, dice: Ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías, más el principio de

Malaquías 3:10, que dice: Tr aed todos los diezmos al alfolí; y haya alimento en mi casa. Entonces, a mi pregunta, usted seguramente me

responde: ¿Cómo que adonde llevo mis diezmos y ofrendas? ¡A mi iglesia, como debe ser! Y sí, claro, así debe ser, así nos enseñaron que es y así es lo correcto. Pero ahora pregunto: ¿En su iglesia, hay presencia de Dios? ¿Se mueve el Espíritu Santo con libertad?

Porque dice que nadie se presentará con las manos vacías delante de Jehová. Pero eso no significa de ninguna manera que por una especie de “decreto-rutina”, Dios está presente en cada templo que dice ser cristiano. Dios no es nominal, Dios es Dios, y está presente sólo donde se le adora en espíritu y en verdad y donde se predica SU palabra. Entonces, si en ese lugar hay presencia de Dios y mover y

poder del Espíritu Santo, ni se atreva a presentarse sin ofrenda. Ahora, si no lo hay... Eso ya es otra cosa.

Con respecto a Malaquías y sus diezmos, el tema es similar. El

verso de Malaquías, tiene dos fases: la primera, es para el pueblo: Traed todos los diezmos al alfolí; la segunda es para los líderes, para los

apacentadores, para los responsables: Y haya alimento en mi casa. Esto significa claramente que nuestros diezmos tienen que ser llevados a nuestro alfolí. Y de paso, le digo nuevamente “llevados”; hay congregaciones que tienen cobradores de diezmos a domicilio. No conozco alfolíes con piernas, no es bíblico, no corresponde. ¿Y qué es un alfolí? Un alfolí es un granero, un lugar donde usted guarda sus

alimentos, la alacena de la cocina, el cuarto pequeño del fondo, el freezer si usted quiere, en suma: donde guarda sus alimentos. Allí es donde va su diezmo. Primero pregunto: ¿Diezma? ¿No? No va a ir al infierno por ello, calma; sólo mantendrá cerrada esa ventana de bendiciones hasta que sobreabunden que Dios ha prometido. ¿Sí diezma? ¡Bárbaro! ¡Así me gusta! Pregunta siguiente: Adónde usted diezma, hay alimento espiritual? ¿Sí? Está usted correcto con Dios y la iglesia. ¿No lo hay? ¿Y entonces, de qué se alimenta? Mire: donde quiera que usted se alimente, ese es su alfolí. ¡Pero no, hermano! ¡A mí me enseñaron que tengo que traer mis diezmos a la iglesia donde voy! Naturalmente, porque se supone que es allí donde usted se alimenta espiritualmente. En ese caso ni se discute. Es lo que Dios dispone para mantener a sus ministerios ungidos. Pero si va al culto de una iglesia para cumplir, ofrendar y diezmar, pero después se tiene que ir a otros lugares o hacer cualquier otra cosa para poder recibir algo de Dios, eso es bien diferente. Lo primero, es obediencia, lo segundo: ofrenda a Baal, entiende?

(Verso 9)= Por tanto, yo volveré y tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino que había dado para cubrir su desnudez.

Dios es quien se está moviendo y zamarreando, amorosamente, como padre, pero con firmeza a su iglesia. Déjese de reprender al diablo. El diablo no toca la iglesia, no tiene autoridad en ella. Ojo, repito, si es iglesia, eh? Si es un montón religioso, por más importantes que se crean, por más que se pavoneen con títulos y honores, están sin cobertura divina, se da cuenta? Si Dios no envía poder, revelación y unción, ¿De qué iglesia estaríamos hablando? De la que se puede haber transformado casi sin darse cuenta, en un modernísimo club religioso, social y humanista.

(Verso 10)= Y ahora descubriré yo su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.

La palabra LOCURA, que se utiliza aquí, no tiene nada que ver con demencia ni insania, sino con falta de modestia, o falta de pudor, que es como decir: soberbia y desvergüenza. La expresión está muy clara en

otra traducción bíblica del pasaje de Ezequiel 16:37, donde dice: Por tanto, reuniré a todos tus amantes, a quienes brindaste placer; tanto a los que amaste como a los que odiaste. Los reuniré contra ti de todas partes, y expondré tu desnudez ante ellos, y ellos te verán completamente desnuda.

(Verso 11)= Haré cesar todo tu gozo, (En una palabra: Se acabaron los congresos y los enardecidos gritos de victoria, los puños cerrados y revoleados por el aire, porque la realidad está diciendo lo contrario) sus fiestas, (Esto es: Sus bandas monumentales de música, sus recitales,

sus shows de color, danzas y las ahora llamadas “coreografías cristianas”) sus nuevas lunas y sus días de reposo, (Esto significa: las tradiciones) y todas sus festividades, (El día del Pastor, el día de la Biblia, el día del aniversario de la fundación de la iglesia, el día de la

denominación, el día del diácono, el día de la sociedad de mujeres, el día de la sociedad de jóvenes)

No podemos olvidarnos de que así como fue en lo antiguo, es hoy en lo actual: Dios es quien establece sus fiestas, de manera que el pueblo pueda recordar, en ellas, las bendiciones que recibe de Él. Ahora: sin este elemento (Y creo haber leído que Dios lo va a sacar) esas fiestas perderían todo su significado, y deberían cesar para que no se conviertan en herejía idólatra.

(Verso 12)= Y haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: mi salario son, salario que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del campo.

Las vidas son el pueblo y las higueras, la fuente del remanente. Talar, le recuerdo, no es destrozar o liquidar, es purificar, recortar, disciplinar. Salario dado por los amantes. ¿Qué quiere decir esto?

¿Acaso que hay algún sector del pueblo que está sobornado por el dinero de otro poder? Un matorral, mientras tanto, no tiene raíces, o sea que no tiene resistencia, es pura hojarasca. Esto es bastante fuerte, no cree?

(Verso 13)= Y la castigaré por los días en que incensaba a los baales, (Es decir: los días en que se dedicaba a sus actividades

humanistas, científicas, sociales y políticas) y se adornará de sus zarcillos y de sus joyeles (Está hablando de la preocupación prioritaria por la imagen exterior) y se iba tras sus amantes y se olvidaba de mí,

dice Jehová.

(14) Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. (Aquí, desierto, no equivale a prueba, castigo o disciplina, como en otros textos, aquí desierto es privacidad, tiene ese sentido en los originales).

(Verso 15)= Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto.

Lo de Acor, aquí, no es casual ni circunstancial. Acor significa DIFICULTAD y fue el escenario del pecado de Acán, que usted puede ver en el libro de Josué 7:26. Lo que sucede, es que Dios modifica los escenarios y hace nacer la esperanza allí mismo donde, hasta recién, hubo problemas.

La palabra ESPERANZA, en este texto, es la palabra TIQVAH, y significa: Expectativa, Algo deseado y que se anticipa ansiosamente, Algo por lo cual uno aguarda. TIQVAH viene del verbo CAVA, que significa: Esperar, Aguardar. Su significado original, es "Estirar como

una soga”. El contenido sostiene que, en el marco muy irregular que venimos viendo, Dios se glorificará transformando todo eso en puerta de esperanza.

(Verso 16)= En aquel tiempo, dice Jehová, me llamarás Ishi, y nunca más me llamarás Baali.

Según las traducciones, Baali significa: Propiedad o Posesión, mientras que Ishi comunica el afecto de una relación familiar. En función y en razón de esto es que, en otras versiones, el mismo texto se

lee de otro modo muy singular, dice: En aquel día, -afirma el Señor-, ya no me llamarás “mi señor”, sino que me dirás “esposo mío”.

(Verso 17)= Porque quitaré de sus bocas el nombre de los baales, y nunca más se mencionarán sus nombres.

Aquí hay una decisión de Dios que, al decir de los abogados, sienta jurisprudencia divina: el perdón. Por medio de la trágica historia de Óseas y Gomer, Dios nos revela tanto la profundidad como el poder de: Número Uno: de su amor por Israel; y Número Dos: del vínculo marital. Dios describe su dolor y la humillación que sufre debido a la infidelidad

de Israel. En obediencia a Dios, Óseas padece el mismo dolor y humillación por la infidelidad de su esposa. Pero Dios muestra como puede salvarse un matrimonio, mediante el sufrimiento y el perdón, previo arrepentimiento, claro está.

De paso le digo que esta es una de las más profundas revelaciones acerca del matrimonio que podamos encontrar en lugar alguno de la Escritura. El matrimonio exitoso no es un asunto de gente perfecta, que vive perfectamente, mediante principios perfectos. El matrimonio es, más bien, un estado en que gente muy imperfecta se hiere y se humilla entre sí muy a menudo. Pero si hay arrepentimiento genuino, no circunstancial ni conveniente, van a encontrar la gracia divina para perdonarse el uno al otro, y permitir así que el poder redentor de Dios transforme su matrimonio. Ahora bien, ¿Usted querrá saber qué sucede cuando no hay arrepentimiento, verdad? Yo no voy a decir absolutamente nada que pueda destapar reacciones, polémicas, debates

u ofensas. Simplemente me voy a limitar a sugerirle que lea en su Biblia, cuál ha sido por los tiempos de los tiempos, la actitud de Dios ante la falta de arrepentimiento. Esa es la única doctrina válida con respecto a este tema. Todo lo demás, por mejor intencionado “moralmente” que esté, es de hombres.

(Verso 18)= En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura.

Dios dice que, cuando su iglesia se arrepienta de sus fornicaciones y de sus adulterios, y Él por gracia pueda perdonarla, erradicará para siempre la guerra, la batalla, la tremenda lucha que hoy vivimos, y de la que todavía insistimos porfiadamente en echarle la culpa al diablo, cuando lo que él hace, apenas, es aprovechar nuestro fruto de desobediencia. Es el mismo pacto final de paz del que se habla en Job 5:23, Isaías 11:6-9 y Ezequiel 34:25. Estúdielos.

(Verso 19)= Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia.

(20) Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.

Fíjese que Dios está renovando su pacto con Israel bajo la forma, el símbolo, de votos matrimoniales. Promete, porque puede hacerse, una relación caracterizada por: 1)= Su permanencia. Será para siempre. 2)= Por normas estrictas. Esto habla del respeto del uno por el otro, de complemento, no de competencia. 3)= Un trato justo. Sin egoísmos ni intereses personales. 4)= Amor perseverante. Hay uno solo: el amor de

Cristo, es el único que nunca deja de ser. El amor humano, de hecho que sí deja de ser, experiencias sobran. 5)= Ternura. El mundo está lleno de familias o pseudo-familias que viven agrediéndose. 6)= Seguridad. La seguridad íntima, matrimonial depende esencialmente de la fidelidad. Si Dios es fiel, sus hijos también tendrán que serlo. Si el marido es fiel, la esposa también tendrá que serlo y viceversa. 7)= Continua revelación de sí mismo por el Espíritu Santo. Siete aspectos. Siete es el número de lo perfecto, de lo completo, el número de Dios.

(Verso 21)= En aquel tiempo (Estamos hablando del tiempo final, del tercer día de Dios, de este tiempo) responderé, dice Jehová, yo responderé a los cielos. (Esto significa que la respuesta de Dios sale de

su boca y marcha a inundar su ámbito, su jurisdicción, su trono

majestuoso llamado cielo) y ellos responderán a la tierra, (Es decir que quien responde al hombre (Eso es la tierra) es el cielo, el ámbito, la

jurisdicción. Dios tiene una organización que supera a cualquier organización humana.)

(Verso 22)= Y la tierra responderá al trigo (La respuesta del hombre será para con los verdaderos hijos de Dios, el trigo, no para la cizaña y,

fundamentalmente, para con el alimento espiritual) al vino (Que es la revelación, no a la intelectualidad doctoral) y el aceite, (Que es la unción) y ellos responderán a Jezreel. (Cabe aclarar que Jezreel, en hebreo, significa: “Dios siembra”. Hombre, parábola, sembrados,

cosecha, mies.)

(Verso 23)= Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-Ruhama; y diré a Lo-Ammi: tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.

Primero: Lo-Ruhama significa “Indigna de compasión”. Allí actúa la misericordia divina, cuando no hay mérito humano alguno. Lo-Ammi, mientras tanto, quiere decir “Pueblo ajeno” y a ese pueblo será al que Dios transformará en SU pueblo y, los que con todo denuedo, lo llaman: Dios mío.

En cuanto al término “Tendré misericordia”, la palabra que se usa aquí es la palabra RACHAM, que significa sentir o mostrar compasión, que no es lástima, no se confunda. Es amar profundamente, mostrar pena o misericordia, tratar a alguien de manera cariñosa, amar cariñosamente, (Tal como una madre o un padre aman a sus hijos). De Racham, fíjese que proviene de la palabra hebrea RECHEM, que

significa “Útero”, ¿Se da cuenta? En Isaías 49:15, Dios pregunta: ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de (Racham)

compadecerse del hijo de su (Rachem) vientre?

Los progenitores también deben mostrar este sentimiento para con

su progenie. Con su descendencia. Lo dice el Salmo 103:13: Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Dios desea padres y madres que amen con ternura a sus hijos y

se muestren compasivos hacia los débiles e indefensos. Dios da el ejemplo mediante su constante compasión por los desamparados, y aun por aquellos que no merecen compasión alguna.

(Isaías 54: 8)= Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu redentor. (9) porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. (10) Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de mí mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.

Es un tiempo muy duro y muy difícil de vivir. Es un tiempo donde los odios, las agresiones, la oposición y los ataques sacudirán al pueblo de Dios. Es un tiempo donde toda esa batalla no ingresará por las puertas o las ventanas de los templos, sino que ya estarán acomodadas en las bancas, en las sillas, en las butacas de las congregaciones. Es el tiempo de la agitación de la cizaña, de la manifestación satánica de Babilonia. Por todo esto, es un tiempo de enorme misericordia, porque no hemos de ser nosotros los segadores, sino los ángeles del Padre.

Nosotros deberemos bregar por la restauración y recordar la antigua

pero vigente expresión: Hijos... ¡¡¡Misericordia quiero!!! (Finalizado el 23 de Junio de 2001)

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EL AÑO DE LOS ATALAYAS

Vamos a ver cómo anda usted de madurez cristiana. ¿Quién será más importante para el reino de Dios, esta simbólica pluma que escribe el texto presente o usted que lo recibe y lo lee en silencio? No importa lo que en apariencia pueda suponerse, el reino de Dios tiene sus propios principios. Porque en este capítulo voy a incursionar sobre dos palabras claves para este tiempo, dos palabras que me llegaron, como tantas más, a través de fieles hermanos que se toman el trabajo y a veces el riesgo, de interceder, ponerse en la brecha por este ministerio. La primera, es Volver al Camino Antiguo. La segunda, es la que vamos a escudriñar ahora, en este preciso momento, sea cual fuere el día y el momento que usted haya elegido para leer esto. Una palabra que pertenece a este año, que indudablemente es: El Año de los Atalayas, que es como decir: el año de los guardas, de los centinelas, de los voceros.

(Jeremías 6: 16)= Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cual sea el buen camino y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.

¿Le estoy descubriendo algo nuevo si le digo que esto es tremendamente actual? ¿Usted sabe que cuando se comienza a hablar

de reforma, de volver al camino antiguo, la reacción más frecuente es esa? No andaremos. La mayoría de los hermanos me ha dicho: “Mire hermano, le entiendo, pero resulta que “yo siento” que no tengo que cambiar nada, que debo quedarme como estoy aunque esté mal”. Error. La Biblia nunca habló de “sentir” algo, apenas y nada menos, habló de obedecer. Bueno; Dios está hablando a través de mucha gente, pero como esa gente no es considerada “importante” en el ambiente evangélico, nadie le hace demasiado caso, aunque por allí se den cuenta de que hay verdad y, entonces, es cuando el pueblo terminantemente, dice: No andaremos.

¿Sabe por qué sucede esto? Porque hay falta de fe. Una persona que tiene fe, se apoya en la Palabra de Dios y comprende que el Señor es fiel a su Palabra. Sabe que Dios honra su Palabra por encima de todo y sabe también, con esa certeza tan particular, que Dios se ha

comprometido a cumplirla. Se mantiene confiada en las promesas de Dios y toma en cuenta sus advertencias muy seriamente. Entonces en un momento dado nos encontramos con algo nuevo, algo que nunca se dijo antes, y la pregunta nace sola: ¿Será de Dios? Mire; si es algo nuevo, que nunca se hizo o se dijo antes, lo más probable es que, efectivamente, provenga de Dios. ¿Sabe por qué? Porque Satanás podrá ser (Y lo es) un excelente imitador, un hábil falsificador de las cosas hechas, de las cosas creadas, pero no fue, no es, ni será jamás creador. Él puede imitar bastante bien algunas cosas de Dios, pero no puede en absoluto crear algo nuevo. Por eso es importante que valoremos toda nueva enseñanza y nos mantengamos fieles a la Palabra de Dios en toda la sencillez de su mensaje. No se olvide que de ninguna manera y por mejor intencionado que sea de nuestra parte, podemos mejorar la Biblia. Pero ellos dicen: No vamos a seguir ese camino, no es eso lo que me enseñó el abuelito que fundó esta iglesia. Allá usted y su abuelito. Esto es similar a cuando el niño aprende, en su grado escolar inicial, que dos, más dos, más dos, es igual a seis. Lo aprende así y se lo graba así. Entonces, cuando en un tercer o cuarto grado una maestra viene y le enseña que dos por tres es igual a seis, el niño dice: ¡Ah, no! ¡No puede ser! ¡Dos por tres no puede ser seis, porque seis es la suma de dos, más dos, más dos! ¿Qué hará Dios, entonces?

(Verso 17)= Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad el sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.

Aquí nos encontramos con la otra parte. Coincidente, curiosa y llamativamente coincidente con lo anterior, como si constituyeran una unidad. Hermano, usted sabe que en una radio cristiana y tal vez en un cuaderno de crecimiento, está sonando una trompeta un poco vieja, fea y algo abollada, pero ni se imagina del sonido que logra el que la está soplando. “¡No! ¡No quiero escuchar ese tipo de trompetas! ¡No me interesa el sonido que tenga! ¡A mí me gustan las trompetas brillantes, relucientes, doradas!”

¡Iglesia! ¡Oh, iglesia! ¡Vuelve inmediatamente al Camino antiguo y deja ya tus modernismos paganos e idólatras! “¡No! ¡No nos volvemos nada! ¡Así estamos bien! ¡Mientras no lo diga Fulano de Tal que es un gran siervo de Dios reconocido por todos, no lo haremos! ¿Quién te crees que eres tú para venir a decir lo contrario? ¿Quién te conoce?

¿Quién te avala? ¿Quién es tu cobertura?” ¿Sabía usted que la palabra Cobertura no existe en la Biblia? ¿Quién soy? Apenas un atalaya que trae una palabra para ti, iglesia, escúchala por favor! “¡No! ¡No escucharemos nada que no venga de los púlpitos de nuestra

denominación, de nuestra congregación o de nuestra propia radio! ¿Y qué hará Dios, ahora?

(Verso 18)= Por tanto, oíd naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá.

(19) Oye tierra: (Oye polvo, óyeme hombre) he aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon

mis palabras, y aborrecieron mi ley.

Y pensar que cuando las cosas andan mal en la iglesia, hacemos jornadas o seminarios de guerra espiritual para batallar contra los demonios que nos están atacando! Pero aquí dice que si nos empecinamos, si nos “emperramos” en no escuchar, en no obedecer y en rechazar su propósito, Él será, entonces, quien envíe estas cosas.

¿Esto, entonces, querrá decir que un atalaya es sólo un portador del juicio de Dios? En absoluto. Un evangelista haciendo su trabajo, transfiriendo su gracia y derramando su unción ministerial, también es un atalaya. Mire lo que Dios dice de ellos.

(Isaías 52: 7)= ¡Cuan hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: ¡Tu Dios reina!

Escuche: Dios derrocará a Babilonia. Darío, el instrumento escogido por el Señor, ha establecido su autoridad y decretará la restauración de Sión. Dejen que los atalayas suban a las montañas y proclamen las Buenas Nuevas. ¡Tu Dios reina!, Es lo que dice. Pablo cita este versículo en su carta a los Romanos 10:15, en relación con la predicación del evangelio. ¿Y qué dice luego, el verso 8 del capítulo 52 del libro de Isaías?

(Verso 8)= ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo (Esto quiere decir: Con sus propios ojos) verán que Jehová vuelve a traer a Sión.

Todo está muy bien, pero: ¿Qué es la voz de un atalaya? ¿Cómo reconocerla? Preste mucha atención: No es una voz que vocifera

¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! ¡Está todo bien! ¡Ya somos vencedores! ¡Dios está muy contento con nosotros! ¡Ya estamos sin mancha y sin arruga!

– Hermano... Pero eso es bíblico... ¡Claro que es bíblico1 Pero eso no significa que esté sucediendo realmente ahora. Un atalaya, un guarda,

un centinela puesto por el Señor y no por hombres sobre los muros de la Jerusalén celestial que no se calla jamás, que grita siempre: ¡¡¡Oíd!!!

¡Oíd la voz de Dios! ¡Obedece, iglesia! ¡¡¡No juegues conmigo!!!

Un atalaya no es elegido por consenso dentro de un concilio de una denominación. Atalaya es uno levantado por el Señor, quizás proveniente de la más vulgar de las “nadas”, para que diga lo que Dios quiere que diga, sin interesarle su conveniencia, su reputación eclesiástica y hasta social, o su prestigio personal. Mire lo que hace Dios.

(Ezequiel 3: 16)= Y aconteció que al cabo de los siete días vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (17) hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; (Perdón. ¿Le dije lo que era, literalmente un atalaya? Un centinela, un hombre al cual se lo estacionaba sobre los muros de la ciudad para advertir a la gente del peligro y de mensajeros que se aproximaban. A los profetas, también se los llamaba atalayas.

De hecho, el propio Ezequiel lo era y él advirtió claramente que cada

persona es responsable de su propia conducta) oirás, pues, tú la palabra de mi boca (Un atalaya recibe directivas directas de Dios, sin intermediarios de ningún nivel) y los amonestarás de mi parte. (¡Hermano! ¡Es que a mí me gustan los mensajes que me alientan, no

los que me muestran lo que no estoy haciendo o lo que estoy haciendo mal! Perdone, pero: ¿a mí qué me importa lo que le gusta a usted? Dios dice que un atalaya está levantado para amonestarlo, no para felicitarlo. Si yo digo lo que le gusta a usted, quedar bien con usted es toda la recompensa que habré de recibir. No se ofenda, mi hermano, ¿Pero cree de verdad que es más importante para mí caerle simpático a usted que decir lo que Dios me manda?

(Verso 18)= Cuando yo dijere al impío: de cierto morirás; y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano.

(19) Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad y de su mal camino, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma.

Aguarde un momento. ¿Qué es un impío? ¿Un hombre malo, malvado, horrible? No. Un impío, es un “no-pío”, no piadoso. Y piedad, en la Biblia, no es lástima o compasión como nosotros manejamos o interpretamos. Piedad, bíblicamente, es espiritualidad. Es decir que un impío es alguien que se resiste a vivir por el Espíritu, en tanto que un piadoso es uno que sí vive por el Espíritu. Un impío, entonces, ¿Será alguien del mundo, un incrédulo inconverso? Obviamente que sí, pero no es el único. Impíos son, también, aquellos que, estando en la iglesia, eligen manejarse carnalmente, filosóficamente, psicológicamente,

científicamente o intelectualmente. Porque ellos también se resisten a vivir por el Espíritu. Bueno; es a ese al que hay que amonestar. Al otro, al mundano, sencillamente hay que presentarle a Cristo, ya que es así porque no le conoce.

Si este atalaya obedece el mandato y dice lo que Dios le ordena, y no se preocupa por el qué dirán, aunque el impío no haga caso y lo ignore porque “no es alguien importante, con un nombre conocido en el ambiente evangélico, o un título o una jerarquía eclesiástica respetable”, y termine muriéndose espiritualmente en desobediencia, el

atalaya quedará libre de la sangre de ese impío porque él sí obedeció y cumplió con lo suyo. Ahora, si por alguna causa humana, este atalaya no dijera lo que tiene que decir y cambiara sus palabras por expresiones voluntaristas, exitistas, lisonjeras o aduladoras, cuando se caiga el impío ciego, él también verá perdición. Porque le fue ordenado hablar Palabra de Dios y, ya fuere por miedo o por incredulidad, prefirió hablar palabra de hombre y no lo que Dios le ordenaba pronunciar y proclamar. ¿Se entiende? En el capítulo 33, más adelante, está esto mucho más claro.

(Ezequiel 33:1)= Vino a mí Palabra de Jehová, diciendo: (2) hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, (Un momento; vamos a ver esto. Si yo, que soy argentino, tengo que hablarle a los hijos de mi pueblo; ¿A quién se entiende que tengo que hablarles? Naturalmente, a los

argentinos, verdad? Entonces, si yo soy un creyente y formo parte del pueblo de Dios; y Dios me dice que debo hablarles a los hijos de mi pueblo, ¿Quién se supone que tengo que predicarle este mensaje, al mundo o a la iglesia?) Y diles: cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya, (Preste atención: un atalaya, e siempre alguien que pertenece al mismo territorio. No será atalaya de los que viven por el Espíritu, uno que anda conforme a la carne, a sus sentimientos, a sus emociones o a

sus ideas intelectuales) (3) y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo, (4) cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre

será sobre su cabeza.

  1. El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él, mas el que se apercibiese librará su vida.

  2. Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, este fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

    No son pocos los lugares en donde este versículo se usa para presionar a los cristianos a que den su testimonio, señalándoles que de lo contrario, Dios les demandará la sangre de quienes se pierdan por su causa. Sin embargo, en lo literal e histórico, esto refleja los postulados de una antigua ley que puede leerse en Génesis 9:5. Desde lo revelado por la tipología, en cambio, resulta claro que se trata de la obligación por parte de aquellos que han sido levantados por el Señor como atalayas, a que jamás callen lo que Él quiere decirle a su pueblo. Esto queda muy claro en el versículo que sigue:

     

  3. A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y dirás la Palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

  4. Cuando yo dijere al impío: impío, de cierto morirás; (Recuerde aquí que, cuando Dios habla de muerte, no se refiere a la muerte física; para Dios no existe esa muerte, apenas es un cambio de ámbito para

    Él. Cuando usted se muere, desde el lugar en donde está, Dios, lo que ve es a un hombrecillo que sale de una habitación y se introduce en otra. Es decir que, lo que está diciendo aquí, es: Cuando yo dijere al

    carnal que cambie, que lo haga porque sino espiritualmente morirá) si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, (Esto es: si usted predica lo que a usted le parece, o lo que a usted le gusta, o lo

    que a usted le conviene económicamente o lo que le hace quedar

    simpático, y no lo que yo digo, dice Dios) el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

  5. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida. (Personalmente estoy sereno y confiado: el Señor lo sabe, trato de hacerlo cada vez que un mecanismo de comunicación queda a mi alcance. Por allí me estoy equivocando en otras cosas, naturalmente, pero esta la conozco, la sé con claridad y no tengo excusas para omitirlo)

En principio, aquí, de lo que se habla es de la responsabilidad del atalaya. Sin embargo aquí se traza de una manera más clara el paralelo entre Ezequiel y el atalaya. Líder: Quiero que recuerde el principio espiritual y moral que rige sus responsabilidades, como mensajero, como atalaya de Dios. Acepte su tarea de enseñar y reprender al pueblo, escuchen o dejen de escuchar. ¿Cuál será la respuesta religiosa? “¡Ah, no, hermano! ¡Yo a la iglesia del Señor no me atrevo a pegarle!” ¿Y quién le dijo que le está “pegando” a la iglesia del Señor? Sí verdaderamente es iglesia de Dios, no va a sentirse tocada simplemente por un detalle: estará haciendo lo que Dios quiere que haga. Ahora si realmente usted le pega a alguien, le pega a un montón que dice ser iglesia, a la Babilonia de la imitación y el paralelo, en una palabra: le pega a la

cizaña. Pero quiero que le preste mucha atención a esto que viene ahora, porque refleja lo que en este tiempo, es una verdad a gritos.

(Verso 30)= Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.

Venga hermano, escuche. Mire lo que está predicando este hombre. ¿Quién se habrá creído que es? ¿Qué organización lo respalda?

¿Con qué autoridad dice lo que dice? ¿Quién podrá creer que lo que habla, es realmente palabra de Dios? Habiendo tantos siervos importantes y reconocidos internacionalmente, ¿Cómo se le ocurre que Dios le habría de dar una palabra así a él, precisamente? ¿De dónde ha salido? ¿Quién es su cobertura? ¿A quien le rinde cuentas? ¿Quién lo controla?

(Verso 31)= Y vendrán a ti como viene el pueblo, (Ahora está hablando de la gente) y estarán delante de ti como pueblo mío, (¿Cómo que “pueblo mío”?) y oirán mis palabras, y no las pondrán por obra; (Hay gente que hace más de treinta años que va a una iglesia y escucha un

mensaje de paz y amor y todavía sigue enojándose con todo el mundo

por cualquier tontería) antes hacen halagos con sus bocas (¡Qué lindo mensaje el suyo! ¡Qué bien que habla usted!) y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia (¡Qué bueno su mensaje sobre la ofrenda! Este...

¿No me regalaría el casete? Me gustaría que lo escuche cierto diácono que... Porque a mí, hermano, ¿Sabe? Dios todavía no me ha pedido que

ofrende, vio?) Pero cuando ello, (Lo que se predica) viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos. (Pero quizás, por allí, ya resulta tarde y la reforma se habrá producido y usted se habrá quedado afuera

de ella)

Entonces hermano, lo que usted me quiere decir es que, cuando aparezca alguien hablando de lo que Dios va a hacer, yo tengo que creerlo y obedecerlo inmediatamente sin ponerlo en duda, ¿Es así? No. No dije eso. Y no lo dije porque no es tan así. A mí me causa mucha gracia, y al mismo tiempo mucha pena cuando oigo que una junta de teólogos examinan a un siervo para analizar si lo que trae viene de Dios o no. La única manera de saber eso, es por la palabra misma, es cierto, pero fundamentalmente por discernimiento. Y al discernimiento no se lo estudia, no se lo rinde ni se lo aprueba en ningún seminario o instituto bíblico que los hombres puedan fabricar. No hay egresados de la materia “Discernimiento”, así como tampoco los hay de la materia “Revelación”, entiende? Al discernimiento se lo tiene o no, tanto como a

la plenitud del Espíritu o a la propia unción del Espíritu Santo. Porque es por fe y santidad, no por jerarquía evangélica. Porque no todos los que se dicen atalayas, lo son. La Biblia lo dice.

(Isaías 56: 4)= Porque así dijo Jehová: a los eunucos que guarden mis días de reposo, (Quiero aclararle que, eunucos, para Dios, son aquellos que están imposibilitados de profanar o manchar a su novia, la iglesia) y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, (5) yo le daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas;

nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá. (Esto significa que, los de peor catadura, si obedecen, pueden agradar a Dios, a veces, mucho más

que las más eminentes jerarquías eclesiásticas añejas)

(6) Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, (7) yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.

Esto ya ha sido dicho, pero debo repetirlo una vez más. Cada uno de nosotros, además de ser creyentes, tenemos que pertenecer a una congregación local para ser considerados y admitidos como evangélicos. Esto no es decididamente bíblico, pero se ha aceptado y se respeta fielmente. Ahora bien: ¿Cómo se supone que debemos presentarnos en sociedad para garantizar que somos cristianos evangélicos? Mencionando el nombre de nuestra congregación. “Yo soy Fulano de Tal, de la Iglesia Tal o Cual, o cualquiera de los nombres verdaderos que usted conoce que conforman el den0ominado pueblo evangélico del lugar donde usted vive. Y nadie criticaría esto, ni se opondría, porque hace de toda una vida que se viene haciendo así y no ha existido nada que nos pueda haber señalado que no deba ser así. No está en la Biblia, es verdad, pero tampoco está que no se pueda, verdad? Error. Aquí le está diciendo, y Dios mismo, que su casa será llamada, bautizada con el nombre de, denominada como, sencilla y simplemente: “Casa de Oración”

Un momento. ¿Usted me quiere decir, hermano, que deberíamos, por respeto a la Palabra de Dios mismo escrita en la Biblia, renunciar a todos nuestros nombres de congregaciones y limitarnos a darle, a cada uno de los templos, el único nombre que Dios dice, que es el de Casa de Oración? – Y, sí, eso parecería ser lo que habría que hacer, no? – Claro, pero lo que sucede es que si no le ponemos un nombre, no se nos admite. - ¿Cómo que no se nos admite? ¿No se nos admite adónde? – Bueno, en principio, en el organismo que rige, controla y administra el

funcionamiento de todas las religiones en el país, de todas las instituciones religiosas donde, no sé por qué causa, están también nuestras iglesias: aquí se llama el Registro Nacional de Cultos.

Entonces, necesariamente, viene la otra pregunta: ¿Quién o quiénes ejercen el control en ese Registro? El gobierno, siempre ha sido así. ¿Eso me quiere decir a mí, entonces, que un gobierno secular, por ejemplo, ateo, incrédulo y a veces hasta idólatra o esotérico, que es como decir lleno de brujería, es quien va a decidir cuál es una iglesia cristiana y cuál tiene libertad para determinarla como secta? ¿Y con qué autoridad lo puede hacer? – Con la autoridad de haber sido elegido por el pueblo, y... – No, pregunto con qué autoridad en el ámbito espiritual, no político. ¿Con la ayuda de qué conocimientos espirituales o teológicos pueden decidirse conforme a la voluntad de Dios estas cosas? Píenselo. Yo no se lo voy a decir. Demasiado conque se enojen algunos hermanos cercanos como para salir a granjearme antipatías más lejanas. A esto, naturalmente, tiene usted que sumarle la otra: “Yo soy de la iglesia del pastor Fulano”. “Ah, no, yo soy de la iglesia de Mengano”. Escuche: en todo caso y en el mejor de los casos, Dios dijo que cada iglesia tendrá un pastor, no que cada pastor tendrá una iglesia, está claro? De otro modo, estaríamos tergiversando la importancia y la prioridad de cada cosa, y todos sabemos quien es el gran inspirador de cualquier tipo de tergiversaciones, que es como usted sabe, tomar una verdad y hacerla girar a una mentira en el aire.

Recuerde: Casa de Oración.

(Verso 8)= Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: aun juntaré sobre él a sus congregados.

Preste mucha atención que, hasta aquí, Dios está hablando de su pueblo, de su verdadero pueblo, de aquel que le conoce y le ama. De aquel que no sabe nada de organizaciones meticulosas y metódicas, de estructuras farisaicas y de tradiciones rituales. Ahora, una vez más, preste toda su atención porque, después del verso 9, que es una especie de transición, de puente, Dios les va a dedicar tres versículos a los líderes. A los líderes de aquel tiempo, es verdad, en lo literal, pero también a los actuales, a los contemporáneos conforme al principio espiritual encerrado en la Biblia dentro de su contexto total y global.

Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid a devorar.

Está bien; dije que era un verso de transición, pero; ¿De qué está hablando? ¿Qué es lo que van a devorar las fieras? Si usted se va al

libro de Jeremías, capítulo 12 y verso 9, lo va a encontrar muy claro:

¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña de muchos colores? ¿No están contra ella, (Contra la heredad, contra la promesa) las aves de rapiña en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del campo, venid a devorarla. Es obvio: las fieras del campo son los falsos líderes y,

lo que van a devorar, es la heredad de Dios. El mundo nunca podrá tener manera alguna de cortar una bendición de Dios para su iglesia, pero algunos de los hombres que militan dentro de ella sin ser de ella, si se lo proponen, quizás sí puedan)

(Verso 10)= Sus atalayas son ciegos, (Quiere decir que son falsos, que no tienen visión, sólo cierta sabiduría humana, intelectual. Está

hablando de los que están en un lugar sin ser de ese lugar) todos ellos ignorantes; (Esto quiere decir: no conocedores de la Verdad) todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; somnolientos, echados, aman el dormir.

(11) Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.

¡No, hermano! ¡No critique! ¡Eso es pecado! - ¿Y a mí qué me dice si lo único que hice fue leer la Biblia sin cambiarle, suavizarle ni adornarle nada? ¡Vaya usted a decirle a Isaías que decir eso es pecado!

Y si no le es suficiente y se atreve, vaya a decirle a Dios que eso es pecado, ya que en el verso 9 es Él mismo quien lo dice!

¿Sobre qué escribió el hermano autor en este capítulo? Escribió de los atalayas, pero en el final, se percibe claramente que terminó siendo un mensaje de unidad. Sí, pero el mensaje de unidad no es el mensaje del hermano autor de este trabajo, es el mensaje de Dios! Y sí, hermano. Todos lo hemos leído a eso en la Biblia, todos. Pero también todos hemos tenido nuestras propias experiencias que son las que nos dicen que la unidad en el Espíritu, o sea: la unidad bíblica, suena muy bien, muy hermosa y muy ungida, pero que en la realidad todos sabemos que no es posible en la práctica. Que todo no puede ni podrá nunca ir mucho más allá de tomarse un café como si fuera una reunión de amigos con el líder de la otra ciudad, pero que después... ¿Después qué? No me va a decir que cada uno por su lado! Y sí, eso es lo que se ve. Hay un problema, y no se me vaya a enojar, por favor. Pero si es real que la Biblia denuncia que cada uno va por su lado y anda en lo suyo, puede ser muy cierto, entonces y también, que “Cada uno busca su propio provecho”, no cree? ¿Suena coherente, verdad? ¿No suena para nada algo así como mal intencionado, no es cierto?

Atalaya. Tercer día de Dios. Tercer Milenio. Año agradable a Dios. Año de los atalayas. ¿Quién los oirá? ¿Quién o quiénes serán los que tendrán abiertos sus oídos a sus voces? ¿Quiénes los amarán? Quizás pocos. Quizás los menos. ¿Quiénes los calumniarán, los discriminarán

y los tratarán de locos o de herejes? Como fue antes, quizás la mayoría.

¿Pero no era que las mayorías nunca se equivocan? Ese es un simple pontificado de hombres. La Biblia jamás ha dicho que el dictamen de las mayorías es infalible. El reino de Dios no es democrático, es monárquico. Porque la Biblia, además, habla de tres palabras como puerta de acceso a una cuarta: dice MADUREZ, que es indispensable para llegar a una segunda: UNIDAD, que viene a ser la única que nos va a enseñar el lugar de reunión de la tercera: REMANENTE, que tal como su nombre lo indica, es un sobrante, una cantidad menor de una cantidad mayor, y que es la que activará, potenciará y pondrá en marcha la cuarta, que es la que comienza a despertarse en este tiempo: REFORMA. ¿Y qué compañía aérea me llevará a ese lugar? Tome nota:

“Líneas Aéreas SANTIDAD”. Las demás no llegan. (Finalizado el 6 de Julio de 2001)

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8

SETENTA VECES SIETE

Lo que voy a decirle, no es el resultado de una idea personal, ni tampoco de alguna reacción ante circunstancias privadas. Es el fruto de muchas consultas efectuadas a empresarios y comerciantes creyentes.

Una gran mayoría de ellos, (Se podría decir con total tranquilidad que un ochenta y cinco por ciento), ocultan su vergüenza a la hora de declarar, con toda franqueza que, si no fuera por algunos compromisos eclesiásticos congregacionales muy fuertes, entre un postulante a un puesto de trabajo que venga recomendado por algún pastor de alguna iglesia y otro no creyente, si tuvieran que tomar una decisión en función de la eficiencia laboral y los réditos, también laborales para su empresa, optarían por el no creyente. Al preguntar el por qué motivo decidirían así, la respuesta suele ser casi unánime: Una gran mayoría de cristianos, me dicen, no tienen ni la menor idea de lo que significa la palabra: Responsabilidad.

A mí mismo y en no pocas ocasiones, hermanos que trabajan como empleados de otros hermanos, me han dicho que si tienen que efectuar algún servicio para su iglesia o para el pastor, sus jefes o patrones, “tienen que entender”. Que tienen que entender que primero está la obra para el Señor y después, recién, sus obligaciones terrenales. Y que por lo tanto, ese día no van a trabajar o bien van más tarde, o se retiran antes de la hora. Aquí, quiero significar, hay dos errores muy notorios: estoy totalmente de acuerdo que el templo de una congregación es el lugar de reunión de un grupo denominado como iglesia del Señor, pero servir a Dios no significa, literalmente, servir al o en el templo. Por lo tanto, si hubiera que ir a orar por un enfermo terminal y no hay realmente quien lo pueda hacer, podría ser que cualquier creyente lo entendiera como motivo cierto y valedero y justificado. Pero si loo que hay que hacer es pintar la puerta del baño del templo, el tema será ya muy diferente. En cualquier empleo, el patrón le pagará al empleado para que cumpla con su trabajo. Y ambos tienen derechos y obligaciones en ese contrato laboral. Ser miembros de una congregación evangélica, patrón y empleado, no cambia en absoluto las cosas. Sólo debería facilitarlas.

Por ese motivo y, entre otras cosas muy importantes, es que entrego aquí esta palabra. Para que la iglesia del siglo veintiuno, que es usted y no la mampostería, sepa que hay cosas de las cuales la Biblia habla con suma claridad y, que esa claridad, abarca un espectro muy amplio, que va desde el más anónimo de los integrantes de una congregación hasta llegar al mismísimo líder de ella.

(1 Timoteo 1: 3)= Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, (4) ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas mas bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.

Pablo, en este texto de su carta, le está dando a Timoteo pautas muy claras con respecto a sus futuras responsabilidades en el liderazgo

de la incipiente iglesia en crecimiento. Y aquí le arroja la primera que, le ruego, tome para usted. “¡Pero si yo no soy pastor!” No se preocupe. LA Biblia jamás dijo que Timoteo lo fuera. Es más, Pablo mismo dice de él que era “un colaborador” suyo, pero no habla de pastor. Igualmente, es

válida para todos nosotros esta primera: La responsabilidad en la Doctrina, tal es el primer punto que decide tocar. Pero mucho cuidado:

esto no significa de ninguna manera, una responsabilidad denominacional para sus respectivas doctrinas. La Biblia jamás fue escrita para que cada hombre, conforme a sus opiniones particulares, interpretara cada versículo, cada texto, conforme a lo que tradicionalmente se usa en su denominación. Ninguna palabra podrá resistir esa óptica. La Biblia, mi hermano, contiene doctrina. Lo que no contiene, es la palabra Denominación, lo sabía? Lo entendamos o no lo entendamos; lo aceptemos o no lo aceptemos. A Dios no le interesa nuestras interpretaciones personales. Es más, nos hace saber que no le

agradan en absoluto.

Aquí hay tres puntos que, si los hombres les hubiésemos prestado más atención y los hubiéramos escudriñado, tal cual es el mandamiento, jamás nos hubiéramos equivocado tan feo: 1)= Desde el principio mismo, Satanás empezó a combatir contra la iglesia del Señor a través de la infiltración de “diferentes” doctrinas. ¡Y nosotros seguimos dando gracias a Dios por las denominaciones “que nos permiten alcanzar todas las capas sociales con el evangelio” ¿Quién nos habrá enseñado a orar así? 2)= Ya se contaban, desde los antiguos “púlpitos”, fábulas humanistas en reemplazo de la verdadera palabra. Esto sigue sucediendo porque, a un sector no despreciable de autodenominados cristianos, les gusta más un discurso con bases realistas que hablar de un poder sobrenatural de Dios que ni conocen,

ni jamás han visto o experimentado. Triste. ¡Tristísimo! 3)= Dice ya, Pablo, que estas dos cosas, de ninguna manera pueden traer edificación, sino disputas, polémicas, roces, enfrentamientos, contiendas. Pese a ello, hay grupos que insisten en predicar que en el disenso está el enriquecimiento de la profundidad del evangelio. La edificación es por fe y no por riqueza intelectual o informativa y, como tal es producto de la revelación del Espíritu Santo y no de un mejor o peor seminario bíblico. Además, parecerían no haber leído en Gálatas que el disenso es una obra de la carne que no permite entrar al reino de Dios.

(Verso 5)= Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, (En la congregación hay corazones que no están

limpios. ¿Eso querrá decir?) Y de buena conciencia (¡Ah, sí! Esto quiere decir que también puede haber mala conciencia) y de fe no fingida. (Entonces, esto le demuestra a usted que la hipocresía de simular una

fe que no se tiene, no es un invento de este tiempo y mucho menos, como muchos compatriotas míos suponen, de ser portadores de la “viveza criolla”. Pablo ya sabía que Satanás daba esa letra, ese libreto,

ese “Pequeño Miembro de Iglesia Ilustrado”) (6) de las cuales cosas, desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería.

Dice Vana Palabrería. ¿Nunca le ha tocado, digo, en alguna congregación de África u Oceanía, por supuesto, no en su lugar de vivienda, tener que atragantarse con un mensaje lleno de vana palabrería? ¿No? ¡Gloria a Dios, hermano! ¡Es usted un privilegiado del señor! ¿Y qué será la vana palabrería? Es una palabra griega, fíjese, MATAIOLOGIA, conformada por una combinación: por un lado,

MATAIOS, que se traduce VANO, y luego tenemos a LOGOS, que como todos sabemos, es una de las acepciones de PALABRA. En suma, es una palabra que indica un hablar fútil, sin valor alguno, vacío, charlatanería sin significado y parloteo ocioso. En la Argentina, tiene un

nombre lunfardo que todos conocen: Sanata. Aquí, esta palabra describe a quienes suponen ser maestros, les gusta oírse a sí mismos hablar, pero no tienen nada sustancioso para decir. Pregunto: ¿En todas las congregaciones del pueblo de Dios, predica la Palabra el más ungido, el que la ha recibido del Espíritu, o más bien predica aquel que por jerarquía interna le corresponde hacerlo? Buena pregunta, verdad? Mire como termina este texto:

(Verso 7)= queriendo ser doctores de la ley, (Maestros de la palabra, doctores en teología, profesores de seminarios o institutos, master en divinidades) sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman. (Atención hermanos que aman predicar: Jesús no trajo un mensaje novedoso. Él

era el mensaje novedoso y viviente. Simple. Sed imitadores de Cristo. Única manera de entender lo que decimos y afirmamos.)

(Verso 18)= Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, (19) manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos, (20) de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.

Aquí nos encontramos con otra cláusula indiscutible que viene a ser la segunda en esta instancia que estamos estudiando:

Responsabilidad en la Batalla. , Porque eso es lo que dice la escritura original donde nosotros leemos “milicia”. Para poder ser responsables

en ese punto, dice aquí, no en una congregación carismática, que debemos ser conforme a la palabra profética recibida. De ninguna manera habla de herencia eclesiástica, producto de estudios universitarios o decisiones de alguna junta de notables teólogos. La conciencia de la cual habla Pablo aquí, no es otra cosa que lo que luego será llamado “guía del Espíritu”. Yo me pregunto cuántos hermanos fieles, que buscan más de Dios, están trabados, imposibilitados o asfixiados por decisiones denominacionales y tiene que, -y se dan perfectamente cuenta de ello-, tomar la decisión de desobedecer la voz del Señor por tener que sujetarse a la voz de hombres que están jerárquicamente por encima de ellos en sus determinados sectores. Eso es naufragar en la fe por no oír a sus conciencias. Porque el resultado de esa decisión, siempre será el mismo: frustración, resignación, apatía, indiferencia, adormecimiento y muerte espiritual. Así de concreto.

¿Nunca lo vio usted de este modo?

Y un párrafo final para la cuestión de Himeneo y Alejandro.

¿Quiénes eran? Himeneo, cuyo nombre significa “Perteneciente al dios del matrimonio”, fue un maestro pernicioso de Efeso que se desvió de la verdad tanto en la fe como en la práctica. Entre otras cosas, enseñó que la resurrección ya se había producido. Alejandro, mientras tanto, tiene una historia similar compartiendo ese dudoso cometido con Himeneo y

Fileto. Pero mire lo que dice Pablo después: A quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar. ¿Usted me está diciendo,

hermano, que un creyente, un hijo de Dios, puede entregar a otro que blasfemó a Satanás, así, sin ponerse colorado? ¿Y la misericordia, entonces, hermano? Pregunto: ¿Cuántos problemas ha tenido usted en la vida por tratar de ser más misericordioso y más bueno que Dios mismo? Yo no sé de qué manera habrá sido porque la Biblia no lo dice y no me interesa adherir a hipótesis de seres humanos. Lo que sí se es

que Pablo dice que él los entregó a Satanás, como dicen los criollos argentinos, “pa’que apriendan” Y asunto terminado; de Himeneo, Fileto y Alejandro no hay más noticias bíblicas de allí en adelante. ¡Cuántos nos falta, por Dios, cuánto! Siguiendo la escritura, ¿Qué tendríamos que hacer hoy con tanto blasfemo que anda suelto por allí jugando al predicador? No me atrevo ni siquiera a pensarlo. Quizás soy demasiado religioso, todavía.

(1 Timoteo 2: 1)= Exhorto ante todo a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres. (Esto es, ni más ni menos, que la tercera expresión que recogemos: Responsabilidad en la Oración. Y agréguele, si es que usted quiere y si lo leyó bien, por TODOS los hombres) (2) por los reyes y por todos los que están en eminencia, ( Dice que sí tenemos que orar por los que no

hacen las cosas como deberían hacerlas. Dios va a moverlos cuando el pueblo ore declarando su señorío en una nación. ¡Pero es que me cuesta! ¡Son tan corruptos! ¿De qué me podría servir a mí orar por esta mala gente? Mire:) para que vivamos quieta y reposadamente en toda

piedad y honestidad. (¿Usted no tiene paz? ¿NO puede vivir de manera piadosa, es decir, espiritual? ¿Le cuesta ser honesto por las necesidades que padece? Mire bien, no sea que no esté cumpliendo con su responsabilidad de oración. Aquí está muy claramente establecida. ¿Y por qué se supone que deberá hacerlo? Lea por favor:

(Verso 3)= Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, (4) el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. (Todos, dice. ¿Suficiente o hay que buscar otro motivo?)

(Verso 8)= Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.

(9) Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, (10) sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.

Aquí ingresamos en el cuarto precepto, al que podríamos

determinar como: Responsabilidad en el Testimonio. Y estoy hablando, naturalmente, de testimonio, no de figuración, simulación o

el clásico “hacer como qué”. Si usted quiere recordar como ejemplo, gracioso quizás, pero muy válido, que muy bien podemos hacer como que creemos, hacer como que adoramos, hacer como que alabamos, hacer como que oramos y hasta hacer como que predicamos, pero lo que no podemos hacer de ningún modo, es hacer como que ofrendamos.

Allí el testimonio es introducir la mano en su bolsillo y extraer de él algo concreto, material, contante y sonante. Hay otra versión con respecto a

este mismo pasaje, que dice: Quiero pues, que en todas partes los hombres levanten las manos al cielo con pureza de corazón, sin enojos ni contiendas. En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres espirituales que profesan servir a Dios.

(1 Timoteo 3: 1)= Palabra fiel: si alguno anhela obispado, buena obra desea. (Aquí, obviamente, no se refiere al obispado monárquico, que es el que más conocemos y que fuera desarrollado más tarde. La palabra griega EPISKOPOS, designa a una especie de supervisor del andar local y geográfico de la parte de la iglesia que allí se encuentre. Pablo utiliza, en otros textos dos nominaciones para significar lo mismo: Presbítero y Anciano. Aquí deberemos observarlo desde el ángulo del liderazgo. Por lo tanto, esta parte nos hablará de la quinta esencia de

este estudio: Responsabilidad en el Ministerio, y cada uno habrá de sacar sus propias conclusiones.)

(Verso 2)= Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, (Esto quiere decir: que nadie lo pueda acusar de nada raro) marido de una sola mujer (En contra de todo lo que se ha enseñado y practicado, aun

hasta la crueldad, Pablo aquí no habla de alguien divorciado y vuelto a casar. Tampoco hace demasiada referencia a una poligamia que ya se estaba extinguiendo como tradición y costumbre de ese tiempo. Habla de que un líder debe ser un marido ejemplar, con una exacta noción espiritual de la fidelidad, ya que él sabía que allí era donde Satanás apuntaría sus dardos para derrotar a cuantos ejercieran algún tipo de liderazgo. Y no le ha ido mal. Todavía hay iglesias enteras sufriendo

consecuencias al respecto.) Sobrio (Esto significa: íntegro, de palabra,

no acartonado o solemne como hemos confundido por años) prudente

(No será bienvenido alguien incapaz de guardar un secreto de cuestiones íntimas de miembros de la congregación. En suma, como se

dice en Latinoamérica, que no sea un “bocón”.) Decoroso Ningún inconsciente o irresponsable podrá ejercer minist4erio alguno en el

reino de Dios) hospedador (Esto implica exigirle a las ovejas, aquellas cosas que él mismo acostumbra a hacer.) Apto para enseñar (En el mundo, se enseña lo que se ha aprendido, pero en el reino de Dios, sólo

se puede enseñar lo que se ha aprendido, aceptado, creído y puesto por obra) (3) no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas (Estas cinco palabras deberían formar parte de todos los documentos de identidad de quienes ejercemos algún tipo de liderazgo)

sino amable, apacible, (La palabra amable, sugiere un carácter equitativo, razonable, paciente, moderado, justo y considerado. Es lo opuesto a: áspero, hiriente, sarcástico, cruel y contencioso. La persona con un carácter amable no insiste en priorizar la letra de la ley por

sobre la misericordia y el amor) (4) que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (5) pues quien no sabe gobernar bien su propia casa, ¿Cómo cuidará de la iglesia de Dios? (6) No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del

diablo. ¡Yo soy así, hermano! ¡¡Ese es mi carácter!! ¡¡¡Y si a usted no le gusta, ya mismo se puede ir a otra iglesia!!! Cuidado. Eso puede significar caer en condenación, se da cuenta, amado líder?)

(7) También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y lazo del diablo.

A esto, si hemos de ser honestos como corresponde a verdaderos hijos del Dios viviente, reconozcamos que no siempre se le ha prestado la debida atención. Se aprovecha que en el marco de nuestra sociedad, (con las lógicas diferencias culturales de cada región), existe casi un respeto formal por cualquier clase de autoridad religiosa, más allá e independientemente de la forma o el estilo de vida que tenga. Pero es muy claro que una cosa es ser una autoridad religiosa conocida y respetada, y otra muy distinta ser el líder de un lugar adonde la gente no creyente acude porque se da cuenta que quiere vivir de la misma manera que ve vivir a los que están allí, ¿Se entiende?

(1 Timoteo 4: 1)= Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos, ( Con su permiso, aquí voy a asesinar otra vaca sagrada de los evangélicos nominales. Siempre se ha considerado que los “últimos tiempos”, tiene que ver con un lapso de más o menos unos diez o quince años. Se nos ha instruido de ese modo, inclusive. Si tomamos como base, que es lo que indudablemente hemos hecho, la vida de una persona, digamos, unos setenta u ochenta años, muy real y verdadero sería que, hablar de “últimos tiempos”, tendría que ver con

un lapso como el que he mencionado. Pero hay un pequeño problema: la Biblia, aquí, no habla de usted ni de mí, no habla del hombre, habla de la iglesia. Y la iglesia lleva ya algo más de dos mil años de vida, por lo cual el lapso a considerar como “últimos tiempos”, crecerá hasta, más o menos, unos doscientos o trescientos años. Esto nos está diciendo que, eso llamado “últimos tiempos”, podría haber comenzado

ya o estaría comenzando ahora, se da cuenta?) algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; (2) por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,

  1. prohibirán casarse (¡Oh! ¡Oh!) y mandarán abstenerse de alimentos

    que Dios creó par que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. (Otra vez: ¡Oh!)

     

    Preste atención, ahora: aquí vamos a hablar de una de las mayores responsabilidades que tenemos como hijos de un Dios que es

    esencialmente, celoso de nosotros: La Responsabilidad de la Fidelidad. Y si hemos convenido que los postreros tiempos pueden

    haber comenzado ya, la apostasía también puede haberse iniciado. Pero hay algo mucho más tremendo detrás de esto: si viniesen espíritus engañadores como aquí dice, utilizando a hipócritas mentirosos para enseñar doctrinas de demonios, como también se dice, ¿A qué lugar vendrían? ¿En qué sitios sería posible escucharlos? ¡Acertó! En cualquier lugar que se pueda denominar iglesia. Y que, naturalmente, no tendría nada que ver con la Iglesia con mayúsculas, la real y verdadera del Señor. Es notorio que la fidelidad será indiscutiblemente el punto en que los creyentes verdaderos podrán probar y comprobar la acción de los predicadores, líderes y demás “estrellas” del evangelio.

     

    La Apostasía, mientras tanto, es una terminología que tiene implicancias seculares y bíblicas. Secularmente, su traducción es “Defección” o “Revuelta”. Por ejemplo, y por tomar un ejemplo que en los pueblos latinoamericanos es bastante conocido y vivido en sus historias, una revuelta militar y la alteración del orden constitucional de una república. ¿Tendrá que ver eso con la condición histórica espiritual de un país? Bíblicamente, mientras tanto, señala en sentido

    amplio rebelión contra Dios; la no obediencia a Él, ya sea por desviación de la ley o deserción por intereses personales. En otra conocida traducción, el término utilizado en lugar de “apostatarán de la fe”, es “abandonarán la fe”. Eso significa una sola cosa: infidelidad. Ahora bien: ¿Qué tendrá que decir la Palabra con respecto a esas enseñanzas y doctrinas apartadas de Dios? ¿Será que vendrán hombres a predicarnos que a partir de este momento podemos pecar todo lo que se nos ocurra que les ha sido revelado que no habrá de ocurrir nada? Ni lo piense. Los creyentes no somos tan tontos como para llegar a creernos eso, y el diablo tampoco lo es como para intentar predicarlo. Es otra cosa.

     

    (Verso 4)= Porque todo lo que Di0os creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; (5) porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (Mucha atención: hay todavía mucho pueblo de Dios practicando determinadas abstinencias rituales.

    Y, obviamente, no estoy hablando del ayuno, que SÍ es de Dios. Escudriñad.)

    1. Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo. (Ahora agrego yo: si no enseñamos esto y lo cambiamos por lo que haya implementado nuestra doctrina denominacional, no sólo no

      seremos buenos ministros de Jesucristo, sino que entraremos directamente en el terreno de la rebelión, de la apostasía, de la herejía y de la blasfemia contra el Espíritu Santo que, por si lo ha olvidado, es el pecado que, dice la Biblia, no nos será perdonado. No juguemos con esto, por favor.) Nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.

    2. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad. (Este aspecto de la fidelidad es muy amplio. Incluye la predicación de leyendas, esa es la palabra utilizada en los originales, cuestión muy proliferante en los primeros tiempos de la iglesia. Hoy todavía hay mucha leyenda, mitología y superstición disfrazada con barniz cristiano. Pero también tiene que ver con fábulas contemporáneas, mucho más relacionadas con lo científico. En este tiempo, valga como ejemplo, es muy abundante hablar de la Sanidad Interior o la Sanidad del Alma. Nadie podrá ocultar ni disimular que esto es una verdadera necesidad en el pueblo de Dios. Pero a favor de todo esto, se ha lanzado la fábula que dice que, más importante que la Palabra y la presencia del Señor en la vida de un enfermo, es la presencia de profesionales “especialmente preparados” para esta tarea

de sanidad interior. Quiero compartir una expresión real con usted:

¡Gloria a Dios por los profesionales! Pero el evangelio y los consuelos y las ayudas, todavía siguen teniendo en la unción del Espíritu Santo, al epicentro de su fruto más óptimo, y nunca a la de Freud. ¡Pero eso es ilusorio, hermano! En una iglesia sin unción y sin presencia de Dios, sí. Pero una iglesia sin unción ni presencia, no es iglesia, es club social religioso. Allí que se haga lo que quieran, pero en la iglesia del Señor nunca. La piedad en la que debemos ejercitarnos, mientras tanto, es, como ya quedó dicho, la espiritualidad. Es imposible tratar de buscar a un creyente no-espiritual. Porque si no es espiritual y Dios es Espíritu,

no es su imagen y semejanza, ¿Se entiende?) (8) porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, (No confundirse: esto no es una doctrina anti-gimnasios, eh?) pero la piedad para todo aprovecha, (Dice que “para todo”, sanidades interiores incluidas) pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. (Si todavía le quedaban algunas

dudas sobre si piedad es espiritualidad y no lástima o compasión, lo que dice aquí se lo aclara totalmente, no es así?)

(9) Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. (10) Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen. (Voy a decirle una verdad que usted ya conoce, pero que muchas veces se nos escapa de vista: Cristo murió en la cruz por

TODOS, pero no todos serán salvos. Porque de una manera coherente y ordenada, donde quiera que usted lo lea, la Palabra dice que LOS QUE CREEN serán salvos, en tanto que los que deciden no creer, tendrán toda una eternidad para lamentarlo. Lo siento mucho, ese es el evangelio. Lo otro, todo ese compendio de “pecadillos”, “vista gorda”, un Dios que se hace el distraído o que mira hacia otro lado, es doctrina falsa. Es universalismo y, en el fondo, incredulidad para con el sacrificio de Cristo en la cruz. ¿Lo entiende así, mi amigo? ¿Está de acuerdo conmigo, mi hermano? ¿Toma, entonces, absolutamente en serio, su responsabilidad de ser totalmente fiel? ¿Es usted líder? ¿Es usted pastor? ¿Es usted maestro? ¿Es usted responsable de un grupo reducido como quiera que se les llame en su congregación? Entonces, por favor, no deje de leer las cuatro palabras del próximo versículo, coincidan o no con su doctrina denominacional. Mire lo que enseñan:

(Verso 11)= Esto manda y enseña, (¡Hermano! Yo soy un siervo del Dios de amor, de un Dios que amó al mundo hasta dar por él su único Hijo, de un Dios misericordioso. Yo no puedo ni debo mandar, yo debo

sugerir, recomendar, convencer... ¡Basta1 Aquí dice MANDA. Y si no lo hace, usted será infiel pese a su supuesto y sobredimensionado amor,

sugerencia, recomendaciones y convencimientos humanistas)

(1 Timoteo 6: 3)= Si alguno enseña otra cosa y no se conforma a las

sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, (¿Sabe cuántos hay que intentan “mejorar” las enseñanzas del Señor?) Y a la doctrina que es conforme a la piedad, (4) está envanecido, nada sabe, y delira cerca de

cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, (5) disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia. ¿Por una de esas enormes casualidades, conocerá usted a algunos hombres así? ¡Ah, sí, claro! ¡Cuánto viajó a la

Antártida! ¡Allá había, es cierto! ) Apártate de los tales. (Hermanos: debemos ser hombres de amor, debemos procurar que ese hermano difícil entienda, debemos... Debemos obedecer. Apártate, dice.)

  1. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento,

  2. porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. (En un viejo tango, música nacional de la República Argentina, un trozo de una letra decía: “No hay bolsillos en la mortaja” (La mortaja es el paño con el cual se envuelven los muertos en su ataúd)

  3. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

  4. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición: (10) porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron

traspasados de muchos dolores. (¿Entenderá alguna vez la iglesia que esto fue escrito para ella, para nosotros, y no para ese mundo pecador e

incrédulo que está allá afuera?)

Aquí, sin ninguna duda, está hablando de una de las responsabilidades de mayor gravitación en el pueblo de Dios, si es que

hemos de entender los problemas testimoniales vividos: La Responsabilidad en la Honestidad. Esto parecería ser algo implícito en

la vida de un creyente, pero la realidad y los testimonios, precisamente, nos dicen que es una asignatura pendiente todavía en la iglesia del siglo veintiuno. Conozco un caso, en el que a partir de “una visión de Dios”, el pastor de una pequeña congregación determinó que un matrimonio, propietario de una vivienda, debía salirle de aval, de garantía, para una compra particular privada que él debía hacer. Naturalmente, este matrimonio ni siquiera lo puso en oración. ¡Si el pastor había tenido esa visión no iban a ser ellos quienes dudaran! Conclusión: Al momento de escribir esto, andaban en las fases previas a perder su casa. Honestidad. Sería valiosísimo que cada uno de nosotros tomaran las palabras que ahora siguen, como personales, de la misma manera que si Pablo nos las hubiera escrito a nosotros en una carta personal y no al legendario Timoteo.

(Verso 11)= Más tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

Mansedumbre, según las traducciones directas de los originales, implica una disposición pareja, tranquila, equilibrada en espíritu. Una disposición no pretenciosa, y que mantiene todas las pasiones bajo control. La palabra, que es la palabra PRAOTES, se la traduce mejor al español como “mansedumbre”, pero no con un sentido de debilidad, tal cual se nos ha inculcado culturalmente, sino de poder y fuerzas existentes pero contenidas. La persona que posee esta cualidad, perdona las injurias, corrige las faltas y gobierna muy bien su propio espíritu humano.

(Verso 12)= Pelea la buena batalla de la fe, (De lo que se desprende que, ejercer la fe, es ni más ni menos que una batalla, no la llame usted

de otro modo, aun que su doctrina denominacional diga otra cosa o la ignore sencillamente) echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

(13) Te mando delante de Dios, (Pablo no sugería amorosamente ni recomendaba tipo gentleman de Relaciones Públicas evangelísticas:

mandaba.) Que da vida a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio

testimonio de la buena profesión delante de Poncio Pilato, (Cuando usted se enfrente a una durísima confrontación en la que por poco está su propia vida en juego, recuerde que no debe lamentarse ni deprimirse, el Señor está permitiendo simplemente que usted pase por algunas de las cosas que él mismo vivió) (14) que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, (15) la cual a

su tiempo (No dice ni esta noche, ni mañana, ni pasado, dice: A su tiempo) mostrará el bienaventurado y sólo soberano rey de reyes y Señor de señores, (16) el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, el cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

En una ocasión, una hermana sincera y fiel se me acercó y me dijo: “¡Hermano! ¡Tuve una visión tremenda! ¡Se me apareció el Señor en persona!” - ¡Qué bien!, Le respondí. ¿Cómo lo vio, como una luz enceguecedora, quizás? – “¡No! ¡No! Le ví a Él, en persona, tal cual es!

¡Era el Señor Jesucristo!” - ¿Ah, sí? ¿Y cómo era Él? – “¡Hermano!

¿Cómo me pregunta eso? ¡Era él, como lo conocemos!” – Ah, como lo conocemos... Perdón hermana, pero ¿Cómo lo conocemos, si nadie le vio jamás? – “¡Es que era su rostro!” - ¿Su rostro? ¿Y qué rostro tiene Jesús, hermanita? – “Y... el que todos hemos visto...”. Cuidado. Creo sin dudar en las visiones, pero una cosa es una visión del cielo y otra ver a un Jesús con el rostro de Robert Powell, el actor del “Jesús de Nazaret” de Zeffirelli, o el del Jesús de la película que recorre las iglesias evangélicas, o peor aún: el Jesús de las estampitas del catolicismo romano. Usted puede tener una visión en la cual se le presenta una presencia que usted “sabe” es la del Señor, y otra muy distinta ver un rostro “familiar” por haberlo visto en dibujitos o cuadros artísticos, ¿Me entiende lo que intento decirle?

Siete responsabilidades de fondo para el creyente. Siete, no lo olvide, es el número de Dios porque es el número de lo completo. Siete veces perdonar fue la duda de Pedro. Y el Señor le dijo: “Siete no, setenta veces siete”. ¿Eso querría decir cuatrocientas noventa veces? En absoluto. Significa lisa y llanamente: “Todas las veces que sea necesario”. Aquí lo vamos a aplicar proféticamente en que, a partir de estas siete responsabilidades, tendremos que tener todas las que sean

necesarias para cumplir con el propósito de Dios para: extender su

reino, glorificar su nombre y darle victoria a su iglesia. (Finalizado el 28 de Julio de 2001)

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9

LA CLAVE ESTÁ EN LOS SALMOS

Note usted que en el capítulo anterior, estuve entregándole una palabra de exhortación a la responsabilidad, o mejor dicho; a las responsabilidades, a nuestras responsabilidades como hijos de Dios. En ese capítulo, en ese estudio, quedó muy claro que esa amonestación no iba dirigida a un mundo secular, incrédulo y pecador, sino a congregaciones enteras pobladas de hombres y mujeres que se dicen creyentes y que aspiran a servir al Señor y a su Iglesia. Porque ese es el orden, aunque en muchos sitios se haya alterado la prioridad y aparezcan las iglesias antes que Dios mismo.

En este capítulo será el tiempo de ampliar ese mismo concepto al espectro gubernamental y social. Pero una vez más, no tendrá al mundo como destinatario, sino a hijos de Dios. Hijos de Dios que han tenido la posibilidad de llegar a algún eslabón de la función pública o a cargos jerárquicos en instituciones emparentadas con la iglesia desde el punto de vista organizativo y nominal. El salmo 101, es considerado por muchos como el salmo de David que más y mejor define a un verdadero “voto profesional”, debido a que se describe allí la forma en que debe comportarse un funcionario público según la idea de Dios. Para un mejor entendimiento y una mejor interpretación popular, iré sumándole a la escritura clásica algunas traducciones modernas que, sin perder la esencia, (como ha sucedido con varias) puedan graficar mejor a cualquier clase de ojo lector, lo que realmente se ha querido decir en cada caso.

(Salmo 101: 1)= Misericordia y juicio cantaré; a ti cantaré, oh Jehová. (El que está hablando es David, rey de Israel, pero tipología de Cristo. Palabra de Dios, en suma. La otra traducción, dice: Quie ro cantar al amor y a la justicia: quiero Señor, cantarte salmos. Fíjese

usted que a esto ya se lo lee en el salmo 89, que no es de David sino de Etán ezraita, cuando en su verso 1, dice: Las misericordias de Jehová

cantaré perpetuamente; De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca. El salmo es una oración que incluye alabanza,

cantada. Y no es casual. Dicen algunas palabras apostólicas y proféticas, que el cambio, la reforma que sacudirá a la iglesia en este tiempo, vendrá con una punta de lanza que ya tuvo el despertamiento

de los años 90: a partir de las canciones, de la música, de los salmistas, de la oración y de la alabanza. Es decir: los salmos. De allí que digo: La Clave está en los Salmos.)

(Verso 2)= Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí.

En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. (La otra traducción: Quiero triunfar en el camino de perfección: ¿Cuándo me visitarás? Quiero conducirme en mi propia casa con integridad de corazón.

Primero, tendremos que escudriñar la palabra CAMINO. Además de su sentido primario, en el lenguaje bíblico, este término alude simbólicamente a la conducta y voluntad divinas y humanas, así como a sus métodos, hábitos, actitudes y propósitos. En segundo término, dice que debemos entenderlo para triunfar en la perfección. Usted sabe ya muy bien que, en el idioma bíblico, perfección, no significa lo que normalmente significa para nosotros en el idioma español: sin errores.

Perfección, según la Biblia, es Madurez. La estatura del varón Maduro. La Madurez de Cristo. Sed Maduros. Bueno; todo eso tendrá como resultado, algo muy particular: el comportamiento del hombre en su casa. Ahora bien: ¿De qué casa habla?

En el primer libro de Samuel, (Y lo digo así para no caer en la fraseología evangélica de decir “primera Samuel”, como si fuese una

carta) en el versículo 14 del capítulo 18, se cuenta que: David se conducía prudentemente, (Leamos bien: esto significa que se conducía

con Madurez) en todos sus asuntos, y (Como consecuencia de ese comportamiento) Jehová estaba con él. En el primer libro de los Reyes

9:4-5, sobre el mismo tema, se puede leer: Y s i tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: no faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.

Es decir entonces que, cuando habla del comportamiento del hombre en su casa, se refiere en primera instancia, a su casa particular, porque a Dios siempre le va a interesar su familia, pero el énfasis mayor será para con SU casa. ¿Y cual es su casa? ¿Adónde está? Olvide por favor el templo, es usted. El comportamiento que usted tenga en todo lo que usted haga. Integridad.

(Verso 3)= No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; ninguno de ellos se acercará a mí. (La otra

traducción, dice: No me pondré como meta a nada en que haya perversidad. Las acciones de gente desleal las aborrezco; no tendrán nada que ver conmigo.

Aquí hay encerrado un principio que es indispensable tener en cuenta para llevar adelante cualquier tarea para el reino de Dios: La

Justicia. Es simple y concreto: donde se cometa o se permita una injusticia, no está Dios. ¿Le dice a usted algo especial, esto? Tómelo.

Ninguna meta de ninguna autoridad cristiana podrá tener visos de perversidad ante la Palabra. LO que quiero decir, dicho más claramente, es que no podrá torcerse de manera alguna el objetivo de Dios. Y dice más: hagan las obras más impactantes que hagan; hagan las oraciones más emotivas y guerreras que hagan; tengan los tiempos de alabanza y adoración a mi nombre más prolongadas, exquisitas y profesionales que tengan; posean las congregaciones más ágiles y dinámicas que posean, no se acercarán a mí. No tendrán nada que ver conmigo. ¿Es que verdaderamente existirá, en algún lugar quizás muy remoto de la tierra, alguna congregación que, pese a todo su oropel y toda su pompa, no tenga nada que ver con el Señor?

En Deuteronomio 15:9, y en medio de la exposición de un tema

relacionado con la generosidad hacia los pobres, dice: Guárdate de tener en tu corazón pensamiento perverso, diciendo: cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te contará por pecado. El salmo 40, amplía el concepto. El propio

David, escribe: Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.

Esto es rigurosamente cierto. Hay muchos siervos muy fieles y hasta ungidos, que han perdido su posición espiritual a partir de haber puesto sus ojos en otros que operan con métodos novedosos, pero en su provecho personal, y han comenzado a imitarlos. Es una tentación a la que los hombres de Dios están expuestos. ¿Ser exitosos como Dios dice y nadie se da cuenta, o ser exitosos como al hombre le parece bueno y recibir el aplauso de la gente?

Mire: como pueblo santo que somos, y no como deberíamos ser, es mucho mejor no mirar ni pensar en cosas que no son propias de una vida separada para servir a Dios y a sus propósitos. Tiene usted que cuidar sus ojos celosamente, ya que su vida interior, que es la que verdaderamente está expuesta ante los ojos de Dios, se afecta notablemente con las cosas en que usted centre su atención. ¿No ha

oído que fue dicho que la fe viene por el oír? Por lo tanto y en cumplimiento de esa Palabra, en lo que usted oiga la mayor parte de su tiempo, en esto mismo estará depositada su fe. Justicia. Nunca se olvide que la palabra INJUSTICIA, en el hebreo, es la palabra BELIAL. Este es un término que en el Antiguo Testamento se usaba generalmente en un sentido abstracto y no como nombre propio. Se refiere a lo malo y lo perverso. En los rollos del Mar Muerto se refiere a los enemigos satánicos de la comunidad. Es sinónimo de Satanás, que es Adversario. ¿Entiende ahora por qué adonde hay injusticia Dios no

puede estar presente?

(Verso 4)= Corazón perverso se apartará de mí; no conoceré al malvado. (O sea: no podré tener intimidad alguna con el malvado. En la otra traducción, dice: Alejaré de mí toda intención perversa; no tendrá cabida en mí la maldad.

Esto, en honor a la verdad, no necesita demasiada ampliación. Quien quiera que suponga que podrá trabajar para la iglesia del Señor con intenciones torcidas o desviadas, no interesa qué éxito popular temporario pueda tener, finalmente, será separado del cuerpo y entregado a Satanás para la destrucción de la carne, en razón de perseguirse su restauración. El Proverbios 11:20, al respecto, dice:

Abominación son a Jehová los perversos de corazón; mas los perfectos, (Esto es: los Maduros), de camino, le son agradables. Acota aquí el

escritor que el perverso no solamente se busca y encuentra problemas por ley natural, sino que también suscita la ira de Dios.

(Verso 5)= Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; no sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.

Siempre me hice la misma pregunta: Entiendo que los gobiernos humanos, seculares, incrédulos, totalmente apartados de Dios y del conocimiento de su Palabra, de sus fundamentos y de sus mandamientos, puedan caer en un estado de vanidad y soberbia inexplicables, no sostenido por nada concreto. Es la ignorancia y la ceguera del hombre sin Cristo que, con enorme misericordia, deberemos entender, tratando de no reaccionar ni mucho menos agredir, soportarlos con alta paciencia y tratar de ganarle con la predicación abierta y testimonial del evangelio del reino. Pero lo que no me entra en la cabeza de ninguna manera, es como, esa misma vanidad y esa misma soberbia, pueda existir dentro de congregaciones enteras que dicen servir al Dios justo y Omnipotente, y mucho menos si se da precisamente en sus líderes. La otra versión es mucho más clara en

esto, todavía, y le agrega condimentos que no nos pueden ser ajenos: Al

que en secreto calumnie a su prójimo, lo haré callar para siempre; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré.

Esto, aunque usted no lo crea, me ministra personalmente. Porque hay mucha gente de la llamada “anónima” y muchos otros de los llamados “importantes” en el pueblo de Dios que conozco, que no comparten en absoluto este mensaje y que, por obvias razones, tienen una opinión negativa de quien esto escribe. Es una opinión que no dudan en expresar abiertamente para con quienes llegan ante ellos

aludiendo estas cosas o a mi persona. Y creo que está bien. Me atrevo a suponer que no serán pocos los casos en donde, indefectiblemente, puedan tener algún porcentaje mayor o menor de razón en sus pensamientos. Soy sólo y apenas un hombre carente de alguna virtud y probablemente portador de innumerables defectos y es bastante normal que pueda llegar a equivocarme, sobre todo cuando se me desliza alguna opinión humana por sobre la Palabra que amo y escudriño. Pero; ¿Sabe cuál es mi único reaseguro? Que jamás nadie me lo ha dicho a mí, frontal y personalmente, cara a cara y con la disposición de salvarme de algún error si así fuera. Eso los colocará, inexorablemente, en el área de calumniadores. Entonces es cuando no me preocupa. Porque si por servir más y mejor incurriera en un error, mi Dios es fiel, misericordioso y decididamente justo, y por ende me lo hará ver, Allá yo si luego obedezco o no obedezco, si reconozco mis errores o si soy un necio que no acepta nada. Pero si no estoy en un error y los comentarios negativos surgen por otras motivaciones, entonces no dudo que Él los hará callar para siempre. Amén.

Cincuenta y un salmos más atrás del que estamos estudiando en este capítulo, concretamente en el número 50 y en los versículos 20 y

21, en el marco de un canto de Asaf a un Dios justo, leemos: Tom abas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos. Por lo que podemos ver, Dios ha presentado los cargos y ha dictado el veredicto de culpable. En un contexto parecido, Salomón

escribe en el Proverbio 6:16 y 17: Seis cosas aborrece Jehová; Y aun siete abomina su alma; los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras y, el que siembra discordia entre hermanos.

Pregunto: ¿Cómo podría hacer el brujo satanista que vive a dos cuadras de la iglesia para venir, entrar y pasando desapercibido, lograr sembrar discordia entre nosotros? ¿Tanto será su poder diabólico? Basta hermano. Basta de corporativismo religioso y de demagogia barata con

barniz eclesiástico. ¿Sabe usted lo que es corporativismo? Pensar que todos los que están dentro de un templo son evangélicos creyentes y que, por consecuencia, no hay ninguno que sea capaz de hacer algo malo. Hablemos claro: el que puede sembrar discordia entre los hermanos de la iglesia, está necesariamente adentro de esa misma congregación. ¡Descúbralo! ¡Desenmascárelo!

(Verso 6)= Mis ojos pondré sobre los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, este me servirá.

Vamos por partes porque este versículo es una especie de llave, de clave de ingreso a otras dimensiones espirituales. ¿Puede David, un rey, pero sólo un hombre en definitiva, decir que todos los fieles de la tierra estarán con él? Supongamos por un instante, haciendo una suerte de fantasía de ciencia-ficción, que sí. Pero luego nos encontramos con que dice que el que ande en el camino de la perfección, sólo ese le servirá.

¿Podría David conseguir eso, aun con la mejor y mayor de las voluntades? Olvide a David, por favor. Está hablando Cristo, David sólo

es el vehículo profético. La otra traducción, dice: Pondré mis ojos en los fieles de la tierra, para que habiten conmigo; sólo estarán a mi servicio los de conducta intachable. ¿Con qué sentido Dios escribiría algo en el

libro para que nosotros lo estudiemos a partir de la historia social, sobre el cómo funcionaba la corte privada de un rey de Israel, sino fuera que ese rey es su propio símbolo, su propio tipología y, obviamente, sus palabras son SU propia Palabra? Si usted quiere, mírelo como osado, como atrevido, como fantasioso, pero recuerde: la iglesia todavía no terminó la obra porque insistió e insiste en pararse con los pies sobre la tierra y dejar de lado la incertidumbre de lo espiritual que, naturalmente, siempre tendrá origen y manifestación sobrenatural.

Hagamos un ejercicio; probemos verlo con los ojos de Dios. ¿Cómo dice? ¿Dice que sobre los más importantes pondrá sus ojos? No. No dice así. ¿Dice que sobre los tienen las iglesias más grandes y exitosas en cantidad de miembros pondrá sus ojos? No. Tampoco dice así. ¿Dice que sobre los que llevan un mensaje atractivo y carismático por todos los congresos cristianos del país o del mundo pondrá sus ojos? No. Tampoco dice eso. Dice que pondrá sus ojos sobre los fieles de la tierra.

¿Y cuáles serán los fieles? Olvide esa palabra que no nos pertenece y que se ha incorporado a la fraseología cristiana: Feligresía, no habla de eso. Es simple. ¿Qué es la fidelidad? ¿Qué es la fidelidad, hermana esposa, o hermano esposo? Tener la garantía total y completa de que su cónyuge: Nº 1: no le mentirá ni le engañará. Nº 2: Que no simulará con usted algo que no siente. Nº 3: Que no le fallará en lo más mínimo. Nº 4: Que no cometerá adulterio con otro esposo ajeno o con otra esposa

ajena. Nº 5: Que no tendrá jamás doble mensaje. NO le dirá a usted una cosa y a la gente otra. Eso es fidelidad. Elévelo ahora al plano espiritual, no es demasiado complicado. Ya, no me lo diga. ¿No ha descubierto, casi sin proponérselo y casi de modo inconsciente, que alguna vez usted ha sido infiel, aunque más no sea con su pensamiento? ¡Anímese! Dios sí que es fiel y además tiene una misericordia que nosotros no podemos ni siquiera imaginar. ¿Recuerda aquel viejo himno? “Tu fidelidad es grande / tu fidelidad, incomparable es”... De allí que Pablo, en su carta

a los Romanos 3:34, diga: ¿Pues que, si algunos de ellos han sido incrédulos? (Está hablando de los judíos incircuncisos) ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: para que seas justificado en tus palabras cuando fueres juzgado.

La fidelidad es un atributo de Dios que se presenta unido al amor que salva, socorre y perdona. A lo largo de la historia de la salvación, esta fidelidad se revela inmutable. Fiel es Dios que guarda su lealtad a sí mismo, a su palabra dada y al pacto establecido con su pueblo. Esta fidelidad se ha revelado en Jesucristo en quien Dios ha cumplido su palabra. En el Nuevo Testamento, el sustantivo FIEL es la palabra griega PISTÓS y tiene ya un significado más técnico, como sinónimo de cristiano. De allí que el idioma popular, (No la Biblia) cuando habla de iglesia, a la gente que está dentro de ellas, se les llama fieles o feligresía. Pero eso dice y piensa el mundo secular. Usted no puede ignorar la verdad y tomar este pensamiento como pensamiento de Dios. Fiel es aquel que es fiel, no otro que hace como que lo es, ¿Está claro?

(Verso 7)= No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; el que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos.

La otra versión lo dice con otras palabras que significan lo mismo,

pero que sirven de respaldo para un mejor entendimiento: Jamás habitará bajo mi techo nadie que practique el engaño; jamás prevalecerá nadie que hable con falsedad.

Tal como bien lo señala esta traducción, el fraude no es otra cosa que un engaño. Entonces, su interpretación somera, superficial y rápida, es muy liviana. Entendemos que nadie que ejerza algún tipo de engaño puede ministrar nada en la casa del Señor porque eso se llamaría: Fraude. Ahora bien; ¿cuántos tipos de fraudes existen y se pueden cometer dentro de una congregación? Seguramente que usted, al igual que yo y una gran mayoría, pensaríamos inmediatamente en las cosas materiales. Usar mal los dineros de una iglesia, quedarse para sí

con la ofrenda del Señor y hasta meter mercadería en la iglesia vendiendo cosas “sagradas” o “santas” a precios módicos. Bueno, convengamos que esto sucede y nadie lo desconoce, pero no en todas partes y mucho menos como único fraude. Fraude, ya quedó dicho, es sinónimo de engaño. Y engaño no es solamente algo que sucede en sus bolsillos, sino que puede ramificarse, incluso, hasta en lo espiritual.

¿Qué es, sino, cuando alguien le dice al pueblo que no estudie, que no se esfuerce en trabajar, que no pierda tiempo comprándose una casa o un vehículo, que no se gasten en tener ningún confort, ninguna comodidad, que no vale la pena porque Cristo viene ya? Doctrinalmente, conforme a los postulados de ciertas denominaciones, una posición, una tesis, una interpretación. Bíblicamente, un severo error por interpretar palabras fuera de su contexto. La Biblia dice: “Será predicado este evangelio hasta el último confín de la tierra Y ENTONCES, vendrá el fin? Pregunto: ¿Esto se ha cumplido ya? Socialmente, esto es una castración de gente condenada a no tener futuro y, espiritualmente, no tenga dudas: un fraude.

Después dice que el que habla mentiras no va a prevalecer. ¿Esto es lo que realmente hemos visto dentro de las diferentes congregaciones o, por el contrario, algunos hermanos levantados a ciertos liderazgos han llegado allí como fruto de mentiras, especialmente con relación a otros candidatos al mismo cargo?

¿Qué es una mentira? Una manifestación contraria a la verdad, cuya esencia, -atienda bien-, es el engaño, el fraude, y cuya gravedad se mide según el egoísmo o la maldad que encierre. Atención que no siempre una mentira es una contraposición total a una verdad. A veces, una media verdad o una verdad a medias, también lo es, porque si de algo solamente la mitad es auténtica verdad, la otra mitad será, irremediablemente, mentira. La cultura religiosa tradicional inventó un término que no existe en ninguna Biblia y que, naturalmente no viene

de Dios: La Mentira Piadosa. Piense por favor: ¿Cómo podría ser “piadosa”, que ha de traducirse “espiritual”, precisamente una mentira?

Es que le decimos piadosa porque es comprensible, se expresa por amor al prójimo. Si un hombre nos pregunta si su esposa lo está engañando, si está en adulterio con otro hombre, y nosotros sabemos con certeza que sí lo está, por allí para no herirlo o destruirlo, o quizás para no destruir un hogar, le decimos que no, que se quede tranquilo, que ella le es fiel. Una Mentira Piadosa, compasiva, dicha para no lastimar a alguien, para evitar quizás una tragedia, para tomarnos tiempo para hablar con ella a ver si podemos hacerla desistir de su adulterio, por lástima, por los hijos de ese matrimonio. Todo esto casi

vendría a justificar esa mentira piadosa, no es cierto? ¿Y con la palabra que dice que todo el que miente es hijo del padre de mentira, que es Satanás, qué hacemos? Detesto el legalismo cruel y hasta despiadado en el que muchas veces hemos caído. Pero le temo igualmente o más a la permisividad antibíblica. Dios es misericordioso, eso es cierto, pero no al punto de dejar de llamarle pecado al pecado, no cree?

(Apocalipsis 21: 8)= Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

La otra versión, dice: Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán etc. etc. Atienda: el mismo texto que dice que los cobardes,

miedosos y pusilánimes, los que hacen muchas cosas religiosas pero en el fondo no creen, los asesinos, es decir los que matan de cualquier manera, (No hay muertes legales para el reino de Dios) los que andan en inmoralidades sexuales. ¿Quién podrá, fuera de Dios, decir qué es inmoral o moral dentro de la sexualidad? La Biblia es clara, pero los hombres han adoptado lo que dice Freud porque es más atractivo y más... progresista. No discutamos por eso, pero: ¿No será posible que algunas de las actitudes catalogadas como conductas sexuales alternativas o diferentes, no puedan encuadrarse, realmente, en inmoralidad sexual? No lo afirmo, lo pregunto. Mejor no hagamos polémicas de hombres. No hagamos acepción alguna de personas, ni hagamos discriminaciones absurdas. Mejor oremos. A mí me horroriza la “pacatería”, que es la moralina hipócrita, pero mucho más me horroriza confundir misericordia con complicidad de pecado. Dios es amor, bondad, compasión y misericordia, pero también es justicia, ese es el punto. Bueno; todos estos, junto con los manipuladores de voluntades ajenas que son los hechiceros, más los idólatras, que son los que ponen cualquier cosa delante de Dios, irán a parar al lago de azufre y fuego. ¿Y junto con quienes, dice allí? ¿Con algunos de los que mienten? No. ¿Con los mentirosos, salvo aquellos que han dicho mentiras piadosas? Tampoco. Suficiente. Basta. Dice que con TODOS los mentirosos. Y punto. Usted agréguele o sáquele lo que guste, ese será su problema.

(Verso 8)= De mañana destruiré a todos los impíos de la tierra, para exterminar de la ciudad de Jehová a todos los que hagan iniquidad.

Aquí hay una definición clara y concreta sobre un hecho puntual, que no deja ni el más mínimo resquicio de duda. Dice que destruirá a todos los impíos de la tierra. ¿Alguno, todavía, querrá interpretar esto relacionándolo con David o con aquel viejo pueblo de Israel? ¿Cómo se entendería, entonces, esto de “todos los impíos de la tierra”, si David tenía potestad sólo dentro de la jurisdicción que enmarcaba su reino? Es que no es David, mi hermano; es Dios. Y dice que va a exterminar de su casa (No habla del mundo, habla de la Jerusalén celestial, que es la iglesia) a todos los que hagan iniquidad. ¿Y cuándo será esto? Dice que de mañana. Incomprensible, verdad? Literalmente, es imposible de entender y, por consecuencia, sujeto a hipótesis humanas diversas. ¿Es que se tratará de la Segunda Venida? ¿Es que se tratará del Día del Juicio? ¿Será quizás el día de la gran siega? En parte sí y en parte no.

¿Pero cómo, entonces? Esta es la revelación de esta palabra para el tiempo presente:

Está escrito y usted tiene que haberlo leído más de una vez y también se lo habrán predicado otras tantas, que para Dios, “un día es como mil años y mil años como un día”, verdad? La iglesia ha entrado en el Tercer Milenio, y ha sido revelado a la iglesia porque muchos de sus servidores lo han recibido con claridad, que este es el Tercer Día de Dios. Yo mismo lo recibí y un día, me animé y lo dije con muchísimo temor y temblor. Estaba en el espacio radial que conduzco e, inmediatamente, decenas de personas me llamaron por teléfono impactados. Después lo empecé a oír por parte de gente que venía de cualquier parte y a cada momento. ¡Qué tremendo es Dios! Ahora tenga a bien hacer una comparación con la crucifixión. Tres días. El primero de ellos, fue el del sufrimiento, el martirio y el dolor de Jesucristo, no es así? Así fue también el Primer Milenio de la iglesia. Los leones, los circos romanos, los mártires cristianos aserrados, achicharrados,

despedazados, despellejados, quemados, colgados. El segundo día fue el de la batalla. Cristo bajó al mismísimo infierno y allí derrotó a Satanás, en su propia morada. A él y a todos los demonios con él. Así también ha sido el Segundo milenio que no hace tanto tiempo dejamos atrás. Guerra espiritual, ataques, ocultismo, Nueva Era. Pero el Tercer día es el de la resurrección y la victoria. Y es en ese día, precisamente, al cual hemos ingresado: El Tercer Día de Dios. Ahora bien: ¿Por dónde

comienza un día? Obviamente, por la mañana. ¿Entiende? De mañana destruiré a todos los impíos de la tierra. De mañana. HOY es la

mañana. HOY es la madrugada del Tercer Día. Hoy Dios está empezando a hacerlo. ¿Se habrán de hacer, entonces, líderes muy importantes? Como decimos los argentinos: ¡¡Vamos, che!! ¡No sea resentido! Se caerán los importantes que no son líderes levantados por el Señor, eso sí. ¡Gloria a Dios! ¿Se secarán, dormirán y se cerrarán

prestigiosas congregaciones? ¡Gloria a Dios! Si no eran de Él. Porque Él está destruyendo, dentro de su casa, todo lo que no tiene nada que ver con Él. Tendrán que callar. Mire como lo dice la otra traducción que acompaño:

Cada mañana reduciré al silencio a todos los impíos que hay en la tierra; extirparé de la ciudad del Señor a todos los malhechores. En Apocalipsis leemos que el gran Dragón, la Bestia, la Serpiente Antigua

que se llama diablo y Satanás, tendrá su mayor poder en la boca. Él lo reducirá a silencio. Y conjuntamente con él, todos los que sabiendo o ignorándolo, lo hayan servido predicando su mensaje de confusión,

herejía y error. El salmo 75:10, dice: Qu ebrantaré todo el poderío de los pecadores, pero el poder del justo será exaltado.

(Salmo 89:17)= Porque tú eres la gloria de su potencia, y por tu buena voluntad acrecentarás nuestro poder, (18) porque Jehová es nuestro escudo y nuestro rey es el Santo de Israel.

(Salmo 148:14)= Él ha exaltado el poderío de su pueblo; alábenle todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo a él cercano.

(Salmo 118:10)= Todas las naciones me rodearon; mas en el nombre de Jehová yo las destruiré.

(Salmo 3:6)= No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí..

.

(Salmo 18:40)= Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, para que yo destruya a los que me aborrecen.

¡Ánimo varón! Ánimo mujer! No estoy hablando con ovejas díscolas, rebeldes, conflictivas y resentidas que lo único que quieren es que se caigan los líderes actuales para ocupar sus lugares porque, entienden, ellos sí que saben hacer bien las cosas. Estoy hablando con muchas, muchísimas ovejas fieles, piadosas, consagradas y ungidas que andan por allí, dispersas, porque en lugar de apacentarlas y protegerlas, los que han sido elegidos para eso, las presionan, las usan

y hasta las agreden. A ellas les digo por si les ha quedado alguna duda: la victoria final, es del dios de los ejércitos. No importa como están las cosas. Este es el tiempo de victoria. Esta es la mañana del Tercer día de Dios. Así lo dicen los salmos. Y como ha sido dicho en profecía: La Clave está en los salmos. (Finalizado el 19 de Agosto de 2001)

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OVEJAS DE SUS PASTOS

Una de las grandes discusiones santas, ha sido a través de todos los tiempos, el definir quien o quienes tienen los títulos de propiedad de las ovejas. En términos campestres, las ovejas jamás son del pastor, sino del dueño que lo ha contratado para que las proteja, las guíe a los mejores pastos para alimentarlas y las cuide de cualquier tipo de amenazas que puedan tener. En el ámbito del Espíritu sucede lo mismo: Toda iglesia puede tener un pastor si así se ha organizado, pero ningún pastor puede tener una iglesia, porque la iglesia es del Señor. Del mismo modo, ningún pastor es dueño de un hato de ovejas, sino que las ovejas pertenecen, indiscutiblemente, al Señor de la casa. Y si el Señor de la casa, evaluara o considerara que el pastor quien le ha confiado SUS ovejas no está cumpliendo debidamente su trabajo lo reemplazará inmediatamente o, llegado el caso, se hará cargo Él personalmente de ellas. El libro de Ezequiel tiene algo que decir al respecto en este capítulo.

(Ezequiel 3: 22)= Vino allí la mano de Jehová sobre mí, y me dijo: levántate, y sal al campo, y allí hablaré contigo. (La mano de Jehová son los cinco ministerios. Dios habla a través de cualquiera de ellos. No importa lo que le hayan enseñado a usted antes, eso es lo que dice la Biblia. El campo, mientras tanto y según Mateo 13:38, es el mundo.

Dios no le va a hablar usted, necesariamente, en las bancas de un templo. Dios puede hablarle en medio de la vorágine que propone nuestro mundo moderno. No importa lo que diga la acartonada religiosidad: Dios sigue siendo Dios.)

(Verso 23)= Y me levanté y salí al campo; y he aquí que allí estaba la gloria de Jehová, como la gloria que había visto junto al río Quesar, y me postré sobre mi rostro. (Ezequiel necesitaba, para postrarse, tener conciencia de la presencia de Dios. Usted también. Y Dios le demostró que, aun en Babilonia, que no es la ciudad antigua sino la iglesia paralela, la imitación, la falsa, cuando hay UN SIERVO FIEL, Dios está allí y su gloria inunda ese lugar, aunque muchos ni siquiera puedan verla.)

(Verso 24)= Entonces entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, (Si usted quiere ser un creyente bien plantado, tendrá que permitir que el Espíritu Santo entre en usted y afirme sus pies. No podrá hacerlo

por sí mismo, aunque ponga la mejor buena voluntad.) Y me habló, y me dijo: entra y enciérrate dentro de tu casa. (El contacto limitado entre el profeta y la gente es decidido por el Espíritu Santo por causa de que

la gente no quería escucharlo. Ejemplo: yo tengo una palabra. Muchos deciden escucharla. Una parte la cree y la otra parte no la cree. No interesa, así ha sido siempre. Ahora; si nadie quiere oír esta palabra, dice Dios, no yo, que debo callar.)

(Verso 25)= Y tú, oh Hijo de Hombre, he aquí pondrán sobre ti cuerdas, y con ellas te ligarán, y no saldrás entre ellos. (Esto le está hablando con total y absoluta claridad del impedimento que muchos

cristianos tienen para predicar el verdadero evangelio, el del reino de Dios, por causa de ataduras de distintas clases que tienen con el mundo o con estamentos del mundo.)

(Verso 26)= Y haré que se pegue tu lengua a tu paladar, y estarás mudo, y no serás a ellos varón que reprende; porque son casa rebelde. (Esta es una reiteración de lo ya expresado en el verso 24; si el pueblo no quiere escuchar, Ezequiel no hablará. Si el Señor le ha abierto a usted los ojos espirituales y sufre porque nadie quiere oírle, ¡Ánimo! Así se sentía Ezequiel.)

(Verso 27)= Mas cuando yo te hubiere hablado, (Es cuando Él le habla, no cuando a usted se le ocurra) abriré tu boca (Él es quien abre su boca, no su propia inteligencia o su intelecto.) Y les dirás: así ha dicho Jehová el Señor; el que oye, oiga. Y el que no quiera oír, no oiga; porque casa rebelde son. (Dios no invade su vida jamás. Él siempre respetará su voluntad, su decisión. Dios no lleva al cielo a nadie a

empujones, usted es quien decide si va o no va allí.)

Primera conclusión: ¿Tiene usted palabra ungida? Deberá darla, donde quiera que vaya, pero exactamente en el tiempo en que Dios le ordene hacerlo. Ahora bien; cuando Él decida que usted se calle, mejor cállese, si?

(Ezequiel 24: 15)= Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (16) Hijo de Hombre, he aquí yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; No

endeches, (Esto significa: no hagas duelo ) ni llores, ni corran tus lágrimas.

(17) Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu turbante sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de enlutados.

Estos dos últimos versículos contienen las descripciones más completas de lo que eran en aquellos tiempos, los ritos funerarios. Esto le es dicho a Ezequiel para prevenirlo que no deberá guardar luto ni duelo cuando su mujer muera. Sí, ya sé, usted me va a decir que aquí no dice nada de eso, verdad? Es cierto, aquí no, pero en una versión que traduce directamente los originales al español sin pasar por el inglés como sucede con la versión clásica de la Reina Valera, los

mismos versos dicen: El Señor me dirigió la palabra. Hijo de Hombre, voy a quitarte de golpe a la mujer que te deleita la vista. Pero no llores ni hagas lamentos, ni dejes tampoco que te corran las lágrimas. Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos. Átate el turbante, cálzate los pies, y no te cubras la barba ni comas el pan de duelo.

Esto, leído así, con la utilización de la capacidad de comprensión que nos otorga la lógica humana, no se alcanza a entender. ¿Por qué tendría Dios que sacarle su mujer a Ezequiel? Porque es más que evidente que ella significaba mucho para el profeta y que, además, era muy bonita, ya que dice: “La que te deleita la vista”. Lo cierto es que si no se examina esto dentro de un contexto global y, por el contrario, se lo mira literalmente, este verso parecería estar mostrando a un Dios cruel que se satisface arrancando de un siervo lo más amado de este, no es así? Y además con certera precisión, ya que lo que le anuncia primero, ocurre a continuación.

(Verso 18)= Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer, y a la mañana, hice como me fue mandado.

  1. Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que haces?

  2. Y yo les dije: la palabra de Jehová vino a mí, diciendo: (21) di a la casa de Israel: así ha dicho Jehová el Señor: he aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestro poderío, el deseo de vuestros ojos y el deleite de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada.

  1. Y haréis de la manera que yo hice: no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres en luto.

  2. Vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies, no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.

  3. Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto ocurra, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.

  4. Y tú, Hijo de Hombre, el día que yo arrebate a ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos y el anhelo de sus almas, y también sus hijos y sus hijas, (26) ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer las noticias.

(27) En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo

soy Jehová.

Para poder arribar a la segunda conclusión, tendremos que consultar con la otra versión, específicamente en el verso 25, que dice:

Y tú, Hijo de Hombre, el día que yo les quite su fortaleza, su alegría y su gozo, el templo que les deleita la vista, el deseo de su corazón. Esto es

muy concreto, mi hermano. Del mismo modo en que Ezequiel recibe la orden de seguir adelante y no detenerse a llorar la muerte de su mujer, que era su máximo deleite, (Cosa que en términos espirituales sería sencillamente idolatría, aunque pueda sonar romántico), asimismo el pueblo, entonces y hoy mismo, deberá seguir adelante pese a la destrucción del templo, que hoy sería el símbolo de las organizaciones religiosas estructuras que, en muchos casos, se han transformado en nuestro máximo deleite. ¿Puede entenderlo? Idolatría. Luego viene la

historia de Babilonia. ¿Sabe de que estoy hablando, verdad? Exactamente, ya se lo dije: no de una ciudad literal, ni de los jardines colgantes, ni de una de las siete maravillas del mundo. Hablo de la iglesia paralela, de la imitación, de la que parece que es y no es, de la que tiene nombre de que vive, pero está muerta. Babilonia.

(Ezequiel 29: 18)= Hijo de Hombre: Nabucodonosor rey de Babilonia hizo a su ejército prestar un arduo servicio contra Tiro. Toda cabeza ha quedado calva, y toda espada desollada; y ni para él ni para su ejército hubo paga de Tiro, por el servicio que prestó contra ella.

Esto demuestra que aquello escrito de que “Para Dios, todas las cosas ayudan a bien”, es totalmente real. Es notorio aquí que Babilonia, la iglesia paralela, la imitación, la iglesia falsa, ha prestado un servicio para el reino. No interesan las motivaciones, ni los enriquecimientos personales, Babilonia también predicó el evangelio y es –conforme a la justicia de Dios- también merecedora de algo. Dios es justo, aun con sus oponentes. ¿Usted no lo puede tender a esto, verdad? No se preocupe, es Dios.

(Verso 19)= Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: he aquí que yo

doy a Nabucodonosor, rey de Babilonia, la tierra de Egipto; (No nos tiene que extrañar, entonces, que Babilonia y el mundo tengan tantas cosas

en común; Dios lo ha permitido. Pero que quede claro que se trata de Babilonia, eh? No de la iglesia real.) Y él tomará sus riquezas, (Babilonia siempre se enriquece.) Y recogerá sus despojos, y arrebatará botín, y habrá paga para su ejército. (Babilonia le paga a usted muy buena plata por sus servicios si usted accede a servirla. Y generalmente, esa plata

sale del mundo.)

(Verso 20)= Por su trabajo con que sirvió contra ella le he dado la tierra de Egipto; porque trabajaron para mí, dice el Señor.

(21) En aquel tiempo haré retoñar el poder de la casa de Israel. Y abriré tu boca en medio de ellos, y sabrán que yo soy Jehová.

Aquí queda claro un principio que no siempre se predica porque a LOS HOMBRES no les resulta simpático: hay casos en que Dios ha utilizado los servicios del mundo secular a favor de los intereses de su reino. Cuando eso ocurre, Dios que es justo, recompensa eventualmente a quienes hayan trabajado para Él. ¿Pero cómo? Tal como lo oye, o mejor dicho como lo está leyendo. Eso sí, cuando eso sucede, que puede ser precisamente en este tiempo, Él hace retoñar, reverdecer, tomar fuerza, el poder de su iglesia.

La palabra PODER, en su traducción directa del original, implica un cuerno de un animal, una vasija o una corneta, un símbolo de fortaleza, poder y victoria. De allí que los animales con cuernos, (Bueyes, cabras, carneros), son símbolo de fortaleza. Los famosos cuernos del altar simbolizaban el poder de la presencia de Dios. La raíz de la palabra original, que es QEREN, viene de QARAN, que significa “tener cuernos”, o “brillar”, que es lo que se relaciona con el rostro de Moisés al referirse a los rayos de gloria que brotaban de su rostro. Este será el tiempo en que se comenzará a luchar para que Egipto deje de padecer a Babilonia y que pueda poner sus ojos en Jerusalén y salvarse, que equivale a decir que el mundo dejará de mirar esa imitación falsificada de iglesia que conocemos y se decida por entregarse a la iglesia del Dios Todopoderoso.

(Ezequiel 30: 10)= Así ha dicho Jehová el Señor: destruiré las riquezas de Egipto por mano de Nabucodonosor rey de Babilonia. (¿Con qué armas podrá Babilonia, la iglesia falsa, luchar contra el mundo que

representa Egipto?)

(Verso 24)= Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; más quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquel gemirá con gemidos de heridos de muerte.

Preste atención a un detalle sumamente importante: Dice que es Dios quien pone SU espada en manos de Babilonia. ¿Usted recuerda lo que es la espada de Dios? Sí señor: La Palabra. ¡Hermano! ¿Usted me está diciendo que Babilonia, la iglesia falsa, la paralela, la imitación, puede tener Palabra legítima? ¡Por supuesto! Sino: ¿Cómo haría para que se le queden los fieles creyentes que por ausencia de discernimiento la componen? Aprenda y entienda: Babilonia tiene exquisita (No confundir con Excelente) alabanza, (Se tocan todas las más ungidas de Marcos Witt), tiene obra y, como corresponde, tiene Palabra bíblica y Cristo-céntrica. Lo que no tiene, es unción, presencia. Sin embargo, mucha es la gente que, acostumbrada a esa carencia, termina por aceptarlo como algo que no ocurre en ninguna parte. No obstante, y a falta de despegue de sus verdaderos hijos, presos de la estructura, Dios ha usado a Babilonia para llevar su Palabra al mundo y salvar almas del infierno. Todas las cosas ayudan a bien. No importa si es por contienda o por intereses no santos, pero que Cristo sea predicado.

¿Entiende? A la hora del juicio, también éste será justo.

(Verso 25)= fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos de Faraón caerán; y sabrán que yo soy Jehová, cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia, y él la extienda contra la tierra de Egipto. (Esto se sigue confirmando en el capítulo 32, mire)

(Ezequiel 32:11)= Porque así ha dicho Jehová el Señor: la espada del rey de Babilonia vendrá sobre ti.

(12) con espadas de fuertes haré caer a tu pueblo; todos ellos serán los poderosos de las naciones; y destruirán la soberbia de Egipto, y toda la multitud será deshecha.

Fíjese algo importante. La soberbia del mundo cae derrotada por la Palabra de Dios, aunque sea Babilonia quien la predica. Ese, quizás, ha

sido el máximo error de los hombres: creer que la obra de evangelización la hacían ellos, con sus organizaciones, sus métodos y su sabiduría, sin darse cuenta que siempre fue el Señor, su Palabra, su

unción y su Espíritu Santo dando convicción de pecado. Sin embargo, llega un momento, un tiempo, donde las cosas tendrán que ocupar su respectivo lugar.

Porque en primera instancia, la palabra predicada alcanza y sobra, pero luego quien la ha recibido, comienza a buscar alimento,

crecimiento, madurez. Allí es donde se presenta el acto principal de todo esto: comprobar que, si bien se le ha dicho algo cierto, Babilonia no vive conforme a lo que predica. Los llamados, encuentran a Jerusalén, pero Jerusalén, en este tiempo, trata de sobrevivir al yugo de la conquista que Babilonia ha hecho con ella.

(Ezequiel 33: 21)= Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: la ciudad ha siso conquistada. (Será en ese momento preciso de la historia y de este tiempo, donde se

manifestará el espíritu de Ezequiel, el espíritu profético, el espíritu al que muchos oirán, muchos subestimarán y unos pocos tan solo, creerán.)

(Verso 30)= Y tú Hijo de Hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová. (Dios ha retirado su palabra de Babilonia, porque ella la utilizó para su beneficio. Sólo le han quedado sus elucubraciones teológicas, pero su palabra fresca y verdadera, está en Ezequiel.)

(Verso 31)= Y vendrán a ti como viene el pueblo, (Bien ordenado, callado, respetuoso, religioso) y estarán delante de ti como pueblo mío, (Ojos cerrados, manos levantadas, cara especial de “estar recibiendo”) y oirán tus palabras, (Y las celebrarán con gritos de júbilo y puños cerrados sacudiendo el aire) y no las pondrán por obra; (¡Oh! ¡Oh!) Antes hacen halagos con sus bocas (¡Qué lindo mensaje! ¡Quiero un casete !) Y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia .

  1. Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; (¡Qué hermosa voz tiene, hermano! ¡Qué

    buenos son sus mensajes!) Y oirán tus palabras, (¡Ah, sí! ¡Yo hace más de diez años que lo vengo escuchando, hermano! – Ah, qué bien: ¿Y qué

    ha cambiado en su vida en estos diez años? – Y... No mucho, vio? ¡Está tan difícil todo! – Entonces fracasé. Y sí. O fracasé o bien sucede lo que dice al final del verso) pero no las pondrán por obra.

  2. Pero cuando ello viniere, (y viene ya), (La confirmación de la Palabra, la reforma final) sabrán que hubo profeta entre ellos. (Esto significa que, en el marco del florecimiento de la actividad babilónica, se

va a levantar un ministerio (o varios) profético que marcará el rumbo al cumplimiento del propósito de Dios. ¿Y cuál será la palabra de amonestación, de exhortación, que el profeta traerá al pueblo? Textual, sin comentarios, para evitar falsas interpretaciones que no existen. Habla Dios.

(Ezequiel 34: 1)= Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (2) hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?

(Jeremías dice, al respecto: Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová, no prosperaron, y todo su ganado se esparció. Resultaría casi ridículo pretender que esta palabra tiene que ver con los pastores literales de ovejas, no es así? Mientras tanto, Juan 10:11,

señala: Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas.)

(Verso 3)= Coméis la grosura, (Habla de leche) y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.

(4) No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscaste la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.

Esta es una palabra que parecería haberse borrado de las escrituras. Cuando alguien decide irse de un redil, de una congregación, se le exige moralmente y por ética, que hable con el pastor y que le explique los motivos por los cuales ha tomado la decisión de irse. Generalmente estas conversaciones, conllevan inexorablemente una ida y vuelta de reproches y expresiones que, hasta

allí, ambas partes habían callado. Ética. Pero si no lo hace y sencillamente se retirara en silencio, es tomado muy mal y con mucho desagrado, puntualizando que no se hizo lo que debía hacerse como buenos creyentes. Se le suele decir, entre otras cosas, que no tuvo la dignidad de “irse por la puerta grande”. ¿Qué puerta grande? Bíblicamente, sin embargo, no hay ningún registro de casos donde en un redil, sea la oveja quien le deba avisar a quien la cuida que está dispuesta a irse, ya sea con razones valederas o por haberse descarriado. Generalmente es el cuidador quien sale a buscar a la que

se le ha ido. Me pregunto si habrá cambiado la Biblia en este Tercer Milenio. ¿O habrán cambiado las formas de administrar un ministerio del Señor?

(Verso 5)= Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.

  1. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.

  2. Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová: (8) vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor, ni

mis pastores buscaron mis ovejas, (¡¡Se lo dije!!) Sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas; (9) por tanto, oh

pastores, oíd palabra de Jehová.

  1. Así ha dicho Jehová el Señor: he aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida.

  2. Porque así ha dicho Jehová el Señor: he aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

  3. Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.

  4. Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país.

  5. En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas en los montes de Israel.

  6. Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.

  7. Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a le engordada y a la fuerte destruiré, las apacentaré con justicia.

Hasta aquí es evidente que la cosa viene para los líderes. Pero no va a detenerse allí. Dios no es injusto, pero mucho menos un alentador de revoltosos o insujetos a la autoridad ungida. Dios es Dios. Mire como sigue:

(Verso 17)= Mas en cuanto a vosotros, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: he aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

  1. ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; Y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros pies las que quedan?

  2. Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

  3. Por tanto, así les dice Jehová el Señor: he aquí yo, yo juzgaré entre la buena engordada y la oveja flaca, (21) por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acornasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y dispersasteis.

  1. Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.

  2. Y levantaré sobre ellas UN pastor, y ÉL las apacentará; a mi

    siervo David, (Tipología de Cristo) él las apacentará, y él les será por pastor.

  3. Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.

  4. Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.

  5. Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo, lluvia de bendición serán.

  6. Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos.

  7. No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad; Y no habrá quien las espante.

  8. Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones.

  9. Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

  10. Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mis pastos, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.

Yo todavía no puedo entender por qué, a veces, hay tanta confusión, equivocaciones y malos entendidos dentro de las congregaciones, si vemos que el Señor es tan claro y tan concreto. Que nunca nadie predique, enseñe o hable sobre la cizaña, sobre los falsos hermanos y sobre los asalariados, no es culpa de Dios. Que se tenga por rebelde, conflictivo e insujeto a aquel que critica a un pastor levantado por el Señor es justo, cierto y real. Tanto como injusto será que, corporativamente, se les dé el mismo rótulo a siervos fieles que abren sus bocas frente a las barbaridades cometidas por asalariados preocupados solamente por sí mismos. Que se tenga una mala impresión de aquellos que por desconfianza, jamás le dan una mano a nadie, es cierto, real y justo. Pero que se mida de igual manera, -porque si todos venimos a la misma congregación, todos somos hermanos-, a aquellos que pesan los espíritus para no ser víctimas de falsos creyentes, manipuladores y abusadores, es una barbaridad que no tiene

sustento alguno. La única y máxima tranquilidad nuestra es que, suceda lo que suceda, al final Dios siempre triunfa. Y conjuntamente con él, cualquiera de nosotros que ande recto delante de sus ojos. Porque en definitiva, se diga lo que se diga y se nos enseñe como se nos

enseñe, somos Ovejas de SUS pastos. (Finalizado el 26 de Agosto de 2001)

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EL DIA DE LA CIZAÑA

Quiero que usted haga, antes que ninguna otra cosa, y antes de leer este que será el último capítulo de este trabajo, un pequeño ejercicio de memoria. ¿Cuántas veces, en su vida cristiana, ha escuchado mensajes sobre la cizaña? ¿Muchos? ¿Pocos? No lo sé. Todo depende, naturalmente, del lugar al cual va a sentarse cada domingo. Podría darse el caso, incluso, que nunca le hayan hablado, predicado o enseñado sobre la cizaña. Hay lugares así, lo digo con la autoridad que me otorga un ministerio no comprometido sectorial ni denominacionalmente que me permite, por distintos motivos, ser testigo de eso.

No interesa demasiado. Por poco o por mucho, en todo caso, usted habrá oído hablar de la cizaña y sabrá de qué se trata. O al menos, creerá saberlo. Pero tengo que decirle que todo lo que pueda haber recibido al respecto, que por allí no ha estado ni mal ni equivocado, como normalmente sucede globalmente con el evangelio, puede ser correcto. Pero lo que sí puede haber ocurrido, es que haya sido incompleto, y no por falta de conocimientos teológicos o mala voluntad, sino sencillamente por falta de revelación mayor. Puedo decir aquí, en este capítulo, que no vengo a modificar o a cambiar su conocimiento al respecto, así como tampoco su fe, sino como ya lo dijera Pablo a los Tesalonicenses, en todo caso vengo a completarlo.

Tampoco quiero que esto sea tomado por usted como una alteración doctrinal, ni mucho menos, como una nueva doctrina. Quiero que lo tome como lo que es: una enseñanza que, a partir de la revelación del Espíritu, va a darle otro panorama muy diferente a lo que ya sabe, una perspectiva distinta, fruto de una óptica, un ángulo, también diferente. Es como completar su conocimiento, alertarlo sobre las sutilezas satánicas y capacitarlo para que sepa como es su batalla, contra qué enemigo y en qué terreno se pelea.

Si usted me dice que la cizaña, por ejemplo, es Babilonia, y que Babilonia es la iglesia falsa, la paralela a la iglesia verdadera, tendré que decirle que sí, que ha aprendido y entendido bien y que no está equivocado. Pero si le pregunto puntualmente qué es la cizaña, seguramente usted va a detenerse un momento a pensar y, es muy

probable, no lo pueda definir con claridad. Hay mucha enseñanza en una especie de vía muerta de esas características. Eso es lo que deberá completarse para edificación del cuerpo y perfeccionamiento de los santos. Porque abarcativamente, hemos aprendido elementos esenciales tales como: Que la cizaña fue sembrada por el enemigo, que está destinada a ser quemada y que sólo cuando desaparezca, el trigo podrá resplandecer. Pero si le pregunto si son hombres, organizaciones, brujas, líderes falsos o algo por el estilo, me dirá usted que sí, que tal vez sea definitivamente, un poco de cada cosa y que es muy amplio su significado.

Aquí me propongo, como una especie de broche espiritual de oro indeleble de este trabajo, demostrarle a partir de la Escritura, y utilizando asimismo un pequeño gramo de lógica humana, como para que no quede como una mera fantasía espiritualoide, que la cizaña es algo muy puntual y que, es muy probable, que hasta aquí usted no haya visto con meridiana claridad. Vamos, en ese sentido y tomando esa dirección, a escudriñar muy lentamente la parábola. Vamos a olvidarnos, por un momento, de toda enseñanza clásica que se haya recibido y aprendido, vamos a apartarnos de lo clásico, de lo seminarista y hasta de lo técnicamente teológico, y vamos a dejar que Dios nos hable a Través del Espíritu Santo sin otra intención que, lo reitero, completar su conocimiento, no necesariamente cambiarlo.

(Mateo 13: 24)= Les refirió otra parábola, diciendo: el reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

Es increíble que, en sólo veintidós palabras, este versículo sea capaz de resumir la sustancia básica del evangelio. Si la iglesia, hoy, leyera atentamente estas veintidós palabras, no podría caer más en el error que ha venido cayendo y, mucho menos, tolerarlo como lo ha

venido tolerando. Dice aquí que el reino de los cielos es semejante a un hombre. Ahora bien: si el reino de los cielos es semejante, o sea: igual,

de la misma sustancia, del mismo origen que UN HOMBRE, ¿Es coherente que se nos haya enseñado, y que sigamos enseñándolo, que el reino de los cielos es un lugar paradisíaco adonde vamos a ir a tirarnos alegremente a no hacer nada, una especie del legendario “dolce far niente” italiano, y a disfrutar por toneladas no sabemos de qué maravillosas cosas el día que nos muramos? Entienda bien: no estoy diciendo que cuando muramos no vamos a estar en un sitio maravilloso, sólo quiero saber si ese es el reino de los cielos del que habla esta escritura. Porque, suponiendo que así fuera, ¿Me puede explicar usted, entonces, por qué Juan el Bautista primero, como el propio Jesús después, predicaron un mismo evangelio que decía

textualmente: El reino de los cielos se ha acercado? Algo no me cierra aquí. Y no me cierra porque aquí dice que ese reino es semejante a un hombre, y un hombre no es ni un lugar ni una nube cósmica.

Pero hay más. ¿Es un hombre cualquiera? No. Dice que es un hombre que h a sembrado una buena semilla. ¿Y qué es una buena semilla? Simple. Una buena semilla es la materia prima con la cual se produce un buen fruto. ¿Y de qué semilla va a hablar la Palabra? Siempre la misma, de la semilla de trigo. ¿Y qué es el trigo? Un cereal del cual, por triturado y molienda, se sacará la harina, materia prima con la cual se elaborará el pan y sus derivados, básicamente. Jesús

dijo, al respecto: Yo Soy el pan de vida, que es como decir: Yo Soy el único alimento que produce vida. Vida abundante en el Espíritu, primero, Vida Eterna, después. Es decir que lo que este hombre, (Que después se verá que es el Señor) ha sembrado, es un buen alimento, sano, puro. En términos espirituales, ¿Qué es el alimento? Anote esto por favor que es clave: La Palabra. Usted ya ha aprendido que su único alimento espiritual es la Palabra, verdad? Puede alabar, adorar, orar y tener grandes experiencias sobrenaturales en Cristo, pero si quiere estar alimentado, eso no bastará. Usted debe comerse el Libro.

¿Y adónde dice que sembró ese buen alimento, en cualquier parte que se le ocurrió? ¡No, hermano! ¿Dice que lo sembró en el campo? No. No dice que lo sembró en EL campo, dice que lo sembró en SU campo.

¡Pero es que más adelante dice que el campo es el mundo! ¿Cómo va a sembrar su alimento en el mundo? ¿Y adónde sino? ¿Usted me quiere decir que en la iglesia? ¡Se supone que la iglesia lo está comiendo ya, no es así? Además: ¿A quién amó tanto Dios que dio a su Hijo unigénito por él, al mundo o a la iglesia? ¡Al mundo! A ese mismo mundo que nosotros, enfermos de religiosidad, que es el extremo de la religión, más de una vez despreciamos, marginamos, discriminamos y, Biblia en mano, hasta agredimos.

(Verso 25)= Pero mientras dormían los hombres, (Dice que los hombres dormían. ¡Ah! ¿Entonces sería de noche? ¿De qué noche me

habla? Yo me convertí a los treinta y un años de edad, pero estuve

durmiendo como hasta los cuarenta y cinco) vino su enemigo (¿Quién es ese enemigo?) Y sembró cizaña entre el trigo y se fue.

Entienda bien: No busque a Satanás dentro de las iglesias. Aquí dice que sembró y se fue. Le alcanza con la cizaña para producirnos el gran lío. Porque, primero, la cizaña no es como muchos todavía suponen, una especie de yuyo, de maleza, una porquería visible que todo el mundo se da cuenta que no sirve para nada. La cizaña, sépalo,

era una semilla que, a simple vista, era igual que el trigo, pero no era trigo. Babilonia. Ahora bien: si hemos visto que el trigo era el alimento que Dios le da a sus hijos, su bendita Palabra que nos hace crecer, nos nutre y nos alimenta espiritualmente, ¿Qué se supone que debería ser la cizaña? Una cosa que parece alimento, pero que no lo es. Una palabra, mi hermano, que suena tan potente y tan bonita como la verdadera, pero que en lugar de alimentarlo y hacerlo crecer a usted, lo intoxica. Porque, le cuento, la cizaña era una semilla que, siendo similar a la de trigo, en realidad era venenosa.

Ahora preste atención: ¿Usted sabe cómo actúa en el organismo humano cualquier clase de veneno introducido por ingestión? Puede consultarlo con cualquier buen médico o un bioquímico, un laboratorista. Primero le produce una descompostura general acompañada de tremendos dolores abdominales. Después comienza a producirle una especie de letargo, de estupor, un adormecimiento progresivo que pasa indefectiblemente a una parálisis general y que finaliza, inexorablemente si no se utiliza algún antídoto u otro tipo de tratamiento, en la muerte. Entonces pregunto: ¿No ha sentido usted dolor, últimamente, al oír predicar desde algún púlpito una palabra que, aunque suene muy moderna, muy “de onda”, de muy buena intención, teológica y moralmente irreprochable, el Espíritu le dice que no viene de Dios? ¿Y usted que hizo? Lógico. Nada. ¿Qué van a decirle si se niega a comer del alimento que le dan, argumentando que usted discierne que es cizaña, cuando todos los demás están alabando y celebrando mientras coinciden jubilosamente que es trigo?

Veamos: ¿Qué sucedería si usted se animara y fuera valiente? En el mejor de los casos, le harían saber, con una bondadosa sonrisa, eso sí; con la mayor suavidad y con el infaltable tratamiento de “amado hermano”, que la “gente”, (No una persona, no un líder, que “La Gente”) no está precisamente gozosa de tener comunión con usted. Entonces usted se tendría que ir. ¿Y se iría? ¿Y cómo haría, de pronto, para que lo entienda su esposa, que en una de esas tiene un cargo muy importante en la Comisión de Damas y no desea abandonarlo? ¿Cómo lo entendería su esposo, hermana, que quizás es diácono y que, además de ser la mano derecha del pastor es muy feliz cuando, al final de cada culto, la gente lo busca para saludarlo y pedirle oración porque sabe que es un hombre de alta influencia en la iglesia? ¿Cómo le entendería su hijo que, reprimido de practicar la música rock que es la que realmente le gusta, ha podido canalizar sus aspiraciones tocando el bajo en la banda de alabanza? Mire: si se dieran estas condiciones del ejemplo, lo más probable es que usted se aguante el dolor y se quede a ve qué pasa, a ver si algún día cambian las cosas. ¿Sabe cuánta gente

hace más de veinte años que espera un milagro dentro de cien milagros?

Porque usted sabe perfectamente que ya está comiendo cizaña en lugar de trigo, pero no se puede liberar. ¿Entonces qué sucederá? Al tiempo y casi sin notarlo, comenzará a caer en una especie de sopor espiritual, de somnolencia pesada, como una suerte de anestesia interna progresiva, que no sólo va a imposibilitar que usted predique el evangelio a toda criatura, sino que incluso irá contaminándolo de la idea de que, después de todo, vaya uno a saber si el evangelio verdaderamente funciona y si realmente es la solución que un día le aseguraron que era. Y un buen día, usted despertará una mañana y se encontrará espiritualmente muerto. Yendo a un templo todos los días de reunión, saludando a tantos queridos hermanos, sosteniendo con

sus diezmos y ofrendas una obra que no tiene propósito y vegetando, total y absolutamente convencido que, después de todo, sería mucho peor estar en el mundo, pero que la iglesia, en definitiva, no es nada más que eso. Muerto. Inútil. Inservible. Fuera de carrera. ¿Pero y adónde quiere que me vaya, hermano? Si me voy en estas condiciones, en todas las congregaciones se dirá que soy el conflictivo, el desobediente, el insujeto y hasta el blasfemo. ¿Sabe una cosa? Doy fe que este es el problema y la encrucijada del 75 por ciento de los asistentes a iglesias nuestras hoy día. ¡¡Es que nadie me va a recibir!! Y sí, es probable; así actúa Babilonia. El esclavo no debe pensar. Es suficiente conque alguien que está más cerca del Señor de la casa que él, piense por él. Mediocridad. Mediocre es el hombre que, en lugar de pensar con la mente que Dios le ha dado para eso, se deja pensar por otros por comodidad o miedo. Tenga presente que el mandato es Escudriñar, que es precisamente investigar, pensar, buscarle si es necesario, no ya una quinta sino una sexta o una séptima pata al gato, eso es escudriñar. ¿Y para quién es este mandato? Para todos. ¿Cómo que para todos? ¡A mí me dieron a entender que era para los líderes! Puede ser, pero eso no anula el mandato de Dios. ¿De qué Biblia habrá salido esa mentira?

(Verso 26)= Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. (Note que aparecen juntas, al mismo tiempo, se confunden, son iguales. La sutileza y el camuflaje son las armas preferidas del diablo. ¿Satanás en la Iglesia? No dije Satanás, dije diablo. ¡Es lo mismo! No, no es lo mismo. Diablo es todo aquel espíritu que puede ser usado por Satanás. Un ujier, un anónimo, un director de

alabanza, un diácono, un ministro, el pastor mismo, inclusive, si está vulnerable o con agujeros en su armadura. En suma: cualquiera que le

ha dado “lugar”. Judas Iscariote, dice la Palabra, era diablo. No dice que era EL diablo, dice que era diablo. Un espíritu.)

(Verso 27)= Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿No sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? (Note que los que detectan la cizaña no son necesariamente los más importantes de la casa. Dice que son los

siervos, y en el lenguaje conforme a la sociedad dentro de la cual esto fue escrito, los siervos no sólo no eran importantes, sino que eran, incluso, aquellos a quienes ninguno de los amos del lugar les prestaba demasiada atención. Sin embargo, aprenda, es a ellos a quienes Jesús responde)

(Verso 28)= Él les dijo: un enemigo ha hecho esto. (Atención que no dice que EL enemigo ha hecho esto, les dice que UN enemigo lo hizo. Si yo le pregunto quién o cuál es ese enemigo, usted seguramente recordará las enseñanzas seminaristas y me dirá que es Satanás. Y es cierto, pero en parte. Porque él está, indudablemente, detrás de todo

esto, pero utilizando a gente que, en apariencia, hasta allí, era confiable. Por eso es que lo pudieron engañar, se da cuenta? ¿Pero adentro de la iglesia del Señor, hermano? Sí mi buen amigo, adentro de la iglesia del Señor. ¡No puede ser! ¡Si él no puede tocar la iglesia! AH, claro, no puede tocar la iglesia. Es bien cierto eso, pero no sucede lo mismo con aquello que parece iglesia pero no lo es, sabe? ¡Es que no puede haber gente así dentro de nuestras iglesias! ¿Ah, no? ¿Y qué serían, entonces, los “falsos hermanos”, los “lobos rapaces vestidos de ovejas”, los “ministros de Satanás que actúan como ángeles de luz”, aquellos que “estaban con nosotros pero no eran de nosotros”? ¿Por qué se habría escrito como se escribió todo esto, si no fuera que va a suceder, que sucede en este tiempo? ¿Por qué harían los autores tanta diferenciación entre el profeta y el falso profeta, entre el maestro y el falso maestro y entre el pastor y el asalariado? Yo no tengo la culpa que

nadie jamás se lo haya predicado, hermano.) Y los siervos le dijeron:

¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? (A la cizaña, naturalmente. ¿Qué habrá contestado el Señor? Acaso habrá dicho: “¡Sí, muchachos! ¡Vayan y hagan pedazos todo lo que a ustedes les

parezca que no es Palabra! ¿Eso les dijo? No, mire:)

(Verso 29)= Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. (Es decir: “¡No, muchachos! Ya sé que el Espíritu les está diciendo que ese alimento no es mío, que está adulterado, envenenado. Pero eso es algo tremendamente sutil y, pese a

que no hay revelación en el enemigo, sí hay letra. Y para separar una cosa de la otra, no basta el discernimiento. Es necesario también el

conocimiento, que no es educación teológica cristiana sistemática, tal como ustedes lo han interpretado, sino intimidad conmigo. Fíjense que mi Palabra, cada vez que usa el término CONOCER, loo hace en un sentido de intimidad, nunca de estudio intelectual. Pero a eso, muchachos, yo no se lo he dado a todos los que se dicen cristianos, sino a los obedientes, a los que me buscan noche y día, precisamente, en la intimidad y, esencialmente, a los que escudriñan mi Palabra tal como les recomendé que hicieran. Ellos son mis mensajeros. Esto, los supera a ustedes...” ¿Pero y entonces qué tenemos que hacer, Señor?)

(Verso 30)= Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; (¡Ah, sí Señor, ya lo aprendimos! Hasta el día final que viene, no? No. Nadie habló del día final. Yo estoy hablando del tiempo de la siega) y al tiempo de la siega yo diré a los segadores, recoged primero la cizaña, (Segadores. Mensajeros míos, hombres y mujeres a los que les he

concedido la gracia de andar en mi Palabra, para que empiecen ahora a descubrir, a desenmascarar al falso alimento, al falso trigo, a la cizaña)

y atadla en manojos para quemarla. (La única manera de atar, de maniatar a una palabra humanista, científica, filosófica, intelectual,

inteligente y hasta esotérica, es con unan revelación fresca, de hoy, de la palabra verdadera, de la que viene y emana de la unción del Santo. Porque esta resistirá, como resistió Daniel, cualquier fuego de prueba, pero la falsa no, la falsa arderá porque es simple hojarasca con disfraz religioso) pero recoged el trigo en mi granero.

Ahora preste mucha atención porque aquí está en juego su futuro terrenal y hasta su futuro de eternidad. ¿Sabe cuál es la palabra clave para esta instancia de su vida? GRANERO. ¿Y por qué granero? Porque la palabra usada para granero, aquí es la palabra ALFOLÍ, le suena? Y dice que el alimento bueno, el trigo, el que ha sembrado Jesucristo, es el que hay que guardar en el Alfolí, en el granero. ¿Y para qué? Para recurrir a él en tiempos de hambre. ¿Cuántos entienden que siempre va a sobrevivir más un tiempo de sequía, por ejemplo, el campesino que tiene su granero lleno de cereal que aquel que no fue previsor y lo tiene vacío? ¿Cuántos saben que en la ciudad, siempre va a sobrevivir más tiempo durante alguna crisis, la familia que tenga su heladera, su freezer o sus alacenas repletas de mercadería, que aquella que las tiene vacías o, peor aun, las que las tienen llenas de alimentos sin proteínas o vitaminas? Se entiende, entonces, que lo que dice Jesús, aquí, es que hay que reservar el alimento para el tiempo de la necesidad. El buen alimento.

Ahora bien: ¿Qué sucede cuando en ese granero, en ese alfolí, en lugar de trigo, de buen alimento, de palabra fresca y revelada, ungida

por el Espíritu Santo, lo que se está guardando es cizaña, alimento venenoso, apalabra humanista, filosófica, emocionalista, psicológica, intelectual o teológica? Primero, se está desobedeciendo algo que ordenó el Señor. Segundo, a la hora del hambre, el pueblo que coma de ese alimento, primero no se va a saciar, segundo: se va a enfermar y va a padecer grandes dolores. Tercero, se va a ir adormeciendo, insensibilizando, entrando en un estado de sopor y estupor y, finalmente, dejará de existir en el ámbito del Espíritu.

No creo estar descubriendo ninguna tremenda revelación si le digo que eso es, exactamente, lo que está ocurriendo hoy en muchos lugares. Ah, y una más con respecto a esto. Ya se lo dije antes, pero no puedo dejar de reiterarlo hasta el hartazgo: la guerra es contra Babilonia, y Babilonia va a caer. Pregunto ahora: ¿Está usted llevando todos sus diezmos al alfolí, tal como se nos dice en Malaquías? Pero no sólo eso:

¿Hay alimento real, bueno y nutritivo en la casa, como señala la continuación del versículo, o hay cizaña?

Quiero que sepa algo y no se le borre jamás le digan lo que le digan y manipulen sus emociones y sus sentimientos hasta coquetear con espíritus de culpa: Si allí hay alimento, trigo, sus diezmos están sustentando la iglesia del Dios Todopoderoso. Pero si hay cizaña, sus diezmos mantienen a Babilonia, al enemigo que la sembró, entiende?

¡Pero hermano! ¡A mí me enseñaron que mis diezmos y ofrendas debo llevarlos a la iglesia donde me congrego! ¡Y claro que es así! Está bien. Es así porque se da por sentado que ese es el lugar en el que usted recibe su alimento. ¡Y gloria a Dios si es así! ¡Gloria a Dios por todos y por tantos lugares donde es así! Pero si no fuera así y usted sigue haciéndolo simplemente por rutina, lo que usted está haciendo es mantener viva a una Babilonia que lo tiene esclavizado, adormecido, controlado y, lo que es tanto o más grave que lo otro, está usted ignorando a su verdadero alfolí, (Porque alguno debe tener, de algún lugar usted se está alimentando, no lo sé) sea cual fuere. Esto es bíblicamente inapelable. Seis versículos más adelante, Jesús comienza a explicar esta parábola.

(Verso 36)= Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Ahora imagínese un poco esta escena. Mientras Jesús estaba afuera, hablándole en parábolas a la gente, aclarando que lo hacía para que entendieran el mensaje sólo aquellos que tuvieran oídos espirituales abiertos para oír, sus discípulos, allí cerca, asentían

seguramente con sus cabezas cada cosa que él decía, cada definición, cada concepto. Seguramente ponían cara de “Entiendo todo y estoy de acuerdo con todo”, es decir, alg0o así como el “amén” nuestro de cada minuto de predicación. Pero resulta ser que, ni bien terminó la conferencia, se fue el público y el predicador pasó a la oficina pastoral a tomarse un té con sus colaboradores, estos mismos no tuvieron ningún pudor de preguntarle: “¡Bárbaro, Jesús! ¡Buenísimo el mensaje!

¡Espectaculares esas parábolas! ¡Tu hubieras visto la cara que ponían esos hombres! ¡Nos miraban a nosotros y no lo podían creer! Ahora... Ejem... ¿Nos podrías decir qué es lo que quisiste decir con eso de la cizaña y el trigo, por favor? ¡¡Huau!! Le digo la verdad: no sé qué cara les habrá puesto Jesús, la Biblia no lo dice, pero sí sé qué cara hubiera puesto yo, pura carnalidad comparado con él. La misma que usted me vería poner cuando, finalizado alguno de los estudios que suelo dar por la radio, me llama alguien por teléfono para elogiarme la voz, la dicción o la claridad del sonido, se da cuenta? ¡No entendieron nada!

(Verso 37)= Respondiendo él, les dijo: (¡Oh Jesús y su incomensurable amor y misericordia!) El que siembra la buena semilla, es el Hijo del Hombre.

(38) El campo es el mundo; (¿A qué debemos salir al mundo, entonces? A llevar la Palabra, no consejos morales o sociales) la buena semilla son los hijos del reino, (O sea que estos son los portadores del

alimento puro) y la cizaña son los hijos del malo. (Esto es lo que nos ha hecho entender y enseñar que la cizaña son personas. Cizaña son los

hijos de Satanás. ¿Pero entonces hay que decir que adentro de las iglesias hay satanistas? Y, sí, algunos van a los cultos de vez en cuando, pero aquí no dice algunos, dice Muchos. ¡Pero hermano! ¡Si hubiera hijos del diablo en la iglesia deberíamos batallar, hacer guerra espiritual, reprender y se irían! Sí señor, así sería si fueran personas endemoniadas. Pero hete aquí que no son personas endemoniadas. La cizaña es un alimento tóxico que, obviamente, intoxica, en la mayoría de los casos, a creyentes sinceros, pero también ignorantes y cómodos, que antes que ponerse a escudriñar las escrituras tal cual se les ha mandado, prefieren que alguien “más inteligente” se las proporcione ya triturada, masticada y casi digerida. ¿Y a qué los lleva esto? A sufrir primero, dormirse después, paralizarse previamente y morir espiritualmente por último. ¿Y entonces? Sin saberlo, pasan a ser evaluados, considerados, juzgados y sentenciados como “hijos del malo”. ¡Pero es que yo no sabía, hermano! ¡Es que a mí me lo predicó así un tremendo siervo de Dios y yo le creí! ¡No me pueden culpar a mí!

¿Ah, no? ¿Y adónde tenías tu Biblia cuando te predicaban estas cosas, debajo del brazo como símbolo de tu categoría de evangélico? Dios es justo.)

(Verso 39)= El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

Concreto. No dice que la cizaña fue sembrada por Satanás, dice que fue el diablo. Ya quedó dicho: diablo es cualquier espíritu que opera para Satanás. A sabiendas o en ignorancia. Dice la Biblia que Judas Iscariote era diablo. Un médico cristiano, por ejemplo, predicando por honorable invitación pastoral un evangelio científico o humanista, puede sembrar falso alimento y ser diablo. ¿El hermano doctor?

¿Diablo? Sí, el hermano Doctor Diablo. Luego dice que la siega, que es el trabajo de sacar esa cizaña, será en el fin del siglo. Siglo, aquí, no es un período de cien años, como luego habría de utilizarse en esta palabra. Siglo, en este texto, es KOSMOS, algo que implica universo, sistema. Entonces está hablando del fin del sistema. ¿Y del fin de qué sistema? Alija cualquiera, hay muchos. O mejor, póngase a orar y que Dios le revele de qué sistema se trata, cuál es el que llega a su fin. Para mí, mientras tanto, y es convicción personal, es el sistema eclesiástico babilónico, no veo otro que estorbe más el propósito de Dios. Y dice, finalmente, que los encargados de segar esa cizaña, son los ángeles.

¿Usted sabe quiénes son los ángeles, verdad? Ahora dígame la verdad: sabiendo eso, ¿Le encaja bien, esto? Porque si la cizaña, como hemos visto, es el alimento tóxico, la Palabra falsa, ¿Cómo será que los ángeles van a venir a destruirla? Espere, ya llegaremos allí.

(Verso 40)= De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

Por causa de este versículo, muchos cristianos andaban convencidos que el mundo tal cual se lo conoce, se terminaba definitivamente en el final del año dos mil. Porque tomaban como literal del día presente la expresión “El fin de este siglo” No fueron pocos los que adquirieron tela blanca para hacerse vestiduras e irse a una montaña bien alta a esperar el fin. ¿Y ahora? Ya pasó el siglo veinte y todo ha continuado sin cambios. ¿Empezaremos a predicar y enseñar que el fin preanunciado es para el año dos mil cien? ¿Es que nadie va a pensar ni siquiera por un instante, que Dios jamás podría haber dejado escrito en la Biblia algo que sucedería conforme a un calendario implantado por un papa romano llamado Gregorio? ¿Es que cabe nuestro Dios en una pequeña caja esquemática humana o pagana?

Olvídelo por favor. Lo que está diciendo, es que la proclamación del buen alimento por parte de los pocos que no están “casados” ni “comprometidos” ni nada con el sistema babilónico, destruirá la cizaña,

el falso alimento, y con él vendrá el fin del sistema que lo mantenía en pie. ¡No puede ser, hermano! Usted me está diciendo que el falso alimento, la falsa palabra, la cizaña, será cortada por la proclamación del buen alimento, de la palabra ungida, del trigo, y eso me dice que entonces habrá hombres utilizados para anunciar esa palabra verdadera, no es así? ¿En qué lugar colocaremos, entonces, la palabra que nos dice que los segadores de la cizaña serán los ángeles? ¿Es que serán los ángeles los que van a predicar la buena semilla? Más o menos, según como se mire, atienda:

(Verso 41)= Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, (42) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Primero vamos a develar (Y quizás hasta revelar), la duda o incógnita con qué cosa harán los hombres enviados por Cristo con el alimento nuevo, y qué cosa harán los ángeles, tal cual se nos ha enseñado. La palabra ANGEL, en hebreo, es la palabra MAL’AK, y en griego, es la palabra ANGELOS. En los dos casos, el significado es el mismo: MENSAJERO. Siempre hemos dado por sentado que, al decir ANGEL, la Biblia siempre se refiere a los serafines y querubines de Dios, sin embargo no es tan así. Hay textos donde tanto MAL'A’ como ANGELOS, hablan de personas, de seres humanos usados por Dios como la palabra que los define, MENSAJEROS. Tome nota de estos versículos que le dejo:

(Job 1:14)= Y vino un mensajero a Job, y le dijo: estaban los bueyes

y las asnas paciendo cerca de ellos. (Mensajero, en este verso, es la misma palabra utilizada para Ángel)

(1 Reyes 19:2)= Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero.

(También Ángel en el original))

(Hageo 1:13)= Entonces Hageo, enviado de Jehová, (En los originales, ENVIADO, es la palabra que se traduce como Ángel)

(Lucas 7:24)= Cuando se fueron los mensajeros de Juan,

(Mensajeros, aquí, también es ángeles.)

(Lucas 9:51)= (A este versículo lo vamos a transcribir completo, porque tiene que ver directamente con lo que estamos estudiando) Cuando se cumplió el tiempo en que él, (Está hablando de Jesús) había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

(52) Y envió mensajeros (Dice Ángeles) delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. (Esto termina de mostrarle algo a usted que quizás no

siempre habrá visto: no todas las veces que la Biblia dice ANGEL, habla de esos seres creados que usted y yo conocemos, que tienen alas y vuelan, que se dividen en serafines y querubines. Hay casos en que se refiere a personas en su carácter de mensajeros. Recuerde que cuando Jesús fue llevado al desierto para ser tentado por Satanás, en un momento dado, se habló de la protección divina que Él tenía por parte de LOS ANGELES DE DIOS, es decir: los sobrenaturales, los creados. Pero este verso no habla de los Ángeles de Dios, sino de los ángeles de Jesucristo. ¿Acaso sus mensajeros?)

(2 Corintios 11: 14)= Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz (Es decir: como mensajero de la luz, pese a provenir de las tinieblas)

(Gálatas 1: 8)= Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo (Un mensajero del cielo) anunciare otro evangelio diferente al que os hemos anunciado, sea anatema.

(Hebreos 2: 2)= Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firma, (¿En alguna época predicaron los ángeles sobrenaturales la Palabra de Dios, o fueron hombres determinados como Mensajeros?)

(Apocalipsis 21:12)= Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. (Doce mensajeros son las Doce tribus)

(Apocalipsis 22:16)= Yo Jesús he enviado mi ángel (Mi mensajero) para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.

Hasta aquí, se lo repito una vez más, no es ni cambio, ni modificación ni alteración de la sana doctrina; apenas es completamiento. Si la cizaña no es una persona como habíamos aprendido, sino una palabra falsa, tóxica, producto de personeros de Satanás, (No necesariamente él en persona), el fin del sistema babilónico en contra del cual estamos batallando en este tiempo, determinará la siega y la quema de la cizaña,.

¿Y a partir de qué? A partir de la tarea de los ángeles de Jesucristo, que no serán otra cosa que mensajeros del buen alimento, portadores del trigo entre tanta cizaña, gente que traerá (Ya está

trayendo) una palabra rema, fresca, que sacuda nuestras fibras más íntimas, que nos atrape, que nos potencie, que nos incentive y que nos motive. Muy diferente a ese discurso teológico muy hermenéutico, pero remanido, trillado, repetido, humano, aburrido, adormecedor y tóxico al que tanto nos hemos acostumbrado, hasta el límite de sospechar del que viene con algo diferente.

Es muy probable, entonces, que cuando estemos frente a uno de estos mensajeros que están empezando ya a segar la cizaña, será tanto el impacto que experimentaremos y tanto el agradecimiento que inundará nuestro corazón, que intentaremos, seguramente, hacer lo mismo que intentó hacer el mismísimo Juan en la isla de Patmos: Adorarle. Adorar al mensajero. Pero si este es verdaderamente un enviado de Jesucristo de Nazaret, jamás permitirá esa adoración a su persona, sino que la derivará al Padre Celestial, único dueño de toda la honra, toda la gloria y toda la alabanza.

(Mateo 13: 43)= Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

Pero entonces, hermano... ¿No va a haber arrebatamiento? Digo, porque según esto, lo que se va es la impiedad, la cizaña, no la iglesia como habíamos creído hasta ahora. Un momento, no mezclemos las cosas. Dice Mateo que ese día será como en los días de Noé, y que yo sepa, en esos días, cuando vino el diluvio lo que se llevó fue a todos los impíos, porque Noé y su familia se quedaron en el arca, a salvo, y la palabra dice que “Así será la venida del Hijo del Hombre”. Pero ¿Cómo se le ocurre que no va a haber arrebatamiento si la Biblia dice que sí lo va a haber? ¿Pero y entonces, cuándo será ese arrebatamiento? Cuando fue siempre. Siempre estuvo escrito allí, en su Biblia y en la mía. Porque aquí hemos leído que, cuando sea segada, eliminada y quemada la cizaña, recién entonces, los justos que hayan quedado, resplandecerán, no es así? Mire como lo dice:

(1 Tesalonicenses 4:16)= Porque el Señor mismo con voz de mando

(Esto es Autoridad) con voz de arcángel (De Jefe de Mensajeros) y con trompeta de Dios, (Esto equivale a mensaje divino) descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

(17) Luego nosotros, (Cuando Pablo dice NOSOTROS, no se refiere ni a él ni a sus colaboradores, se refiere a nosotros, a todos los justos, los verdaderos) los que vivimos (Los creyentes auténticos que estén vivos en ese momento) los que hayamos quedado (¿Los que hayamos quedado de qué? Pues de la siega de la cizaña) seremos arrebatados juntamente con él en las nubes (Olvide por favor una nube de algodón, de vapor y

agua de lluvia y usted volando hacia arriba por allí. NUBE, aquí, es la palabra NIPASH, y eso no significa ni vapor ni agua, significa TESTIGO) para recibir al Señor en el aire (PNEUMA, que es ESPÍRITU) , y así estaremos siempre con el Señor.

Ahora usted piense lo que quiera. Usted ya tiene todos los elementos en sus manos como para hacer su propio estudio y comprobar si esto es así. No sé qué día es hoy, el que usted ha utilizado para leer esto, pero le puedo asegurar una cosa. Sea el día que fuere según nuestro calendario gregoriano, en el mundo del espíritu, en las regiones celestes, en el ámbito de lo invisible y aunque todavía pueda tardar un poco en lo natural y visible, hoy ya es por lo menos el

principio, el comienzo, del Día de la Cizaña. (Finalizado el 5 de Octubre de 2001)

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Epílogo

Este, entre otros conceptos, ha sido el mensaje que el Señor me ha dado para este tiempo. Y no me lo ha dado para lucirme o guardármelo. Todo mensaje es lámpara y la Biblia dice que ninguna lámpara se nos da para que la escondamos debajo de algún objeto que la tape. La luz es para ponerla en evidencia, para proyectar sus rayos hasta donde quiera Dios que llegue. Soy consciente que no es un mensaje clásico, algo más de lo que estamos acostumbrados a oír. Me alienta para seguir adelante, que con Jesús pasó algo muy similar. Él no vino con lo mismo que difundían los doctores de la ley, los fariseos, en suma: la iglesia organizada de su tiempo. Él tenía certeza y convicción de lo que traía para el mundo. Si aceptamos el denominador que ese mundo nos ha dado: Cristianos, es indudable que será para seguir al auténtico modelo y no para instituir una religión más de las tantas que proliferan en nuestro mundo. Ya fue dicho: Jesús no vino a fundar la religión Cristiana, Jesús vino a vivir una vida plena en Santidad, Poder y Palabra. Y nosotros, como cuerpo suyo en la tierra, tenemos el mismo mandato y todas las condiciones creadas por él para cumplirlo. Eso y no cualquier otra cosa que a usted se le pueda ocurrir, es la Iglesia.

No es, naturalmente, un mensaje “simpático”, lleno de halagos y adulaciones para los modernos ministros o jerarquías nominales. Muy por el contrario, es un mensaje de confrontación, de exhortación y de amonestación. Es una palabra que despierta incomodidad, fastidio y hasta ira. Más de uno, si no fuera porque saben que harían real el cumplimiento de la palabra profética, preguntarían ferozmente con qué autoridad decimos estas cosas. No debemos preocuparnos; eso mismo, exactamente, fue lo que le preguntaron los religiosos de su tiempo a Jesús. No se dieron cuenta que, al hacerlo, ya estaban reconociendo que había en sus palabras (Que ahora tienen que ser las nuestras) una

autoridad que no tiene nada que ver con lo que un grupo de notables hombres eruditos en Biblia, puedan determinar. Una autoridad que baja directamente del Trono de la Gracia y que no está reservada a ningún privilegiado ser humano nombrado para un cargo determinado, sino que es para todo aquel que se decide a resignar las honras y los honores que la institución moderna llamada Iglesia prodiga a sus miembros más conspicuos y elige quedarse con la marginación, la

calumnia y la sospecha con el sólo propósito de ser útil para el reino de los cielos.

S obre cuáles son mis aspiraciones con respecto a la entrega de este trabajo, que no es otra cosa que la compilación y ordenamiento de once estudios trabajados arduamente con un tiempo cronológico consecutivo sobre once palabras de guía brindadas por misericordia y gracia del Espíritu Santo en once ocasiones diferentes, sólo tengo para decirle lo

que es la base no sólo del Ministerio del Maestro, uno de los cinco en

los que se apoya la verdadera Iglesia del Señor, sino de todos ellos: para el perfeccionamiento de los santos (Que como ya quedó dicho significa la maduración de los tales como Hijos de Dios) y para la edificación del Cuerpo (Que muy lejos de ser la gloria humana de un

hombre o de un grupo de ellos congregados en un templo, es la definición exacta de lo que es Jesucristo vivo hoy a través de todos los que le han aceptado como Salvador y Señor de sus vidas y están dispuestos a pagar los precios que se tengan que pagar para servirle con fidelidad, transparencia y honestidad, fuera de cualquier tipo de ambición humana y personal y mucho menos, de intereses sectoriales hoy llamados denominaciones cristianas evangélicas. Dios es mucho más que todo eso. Es Dios, nada menos.

Es mi oración de este tiempo y de este momento, que toda esta palabra derramada no regrese a Dios vacía. Sé que eso no sucederá porque Él ya lo dijo y El no miente. Si en todas estas letras se hubiera filtrado muy a mi pesar aunque más no sea un mínimo porcentaje de carnalidad, de buenas intenciones del alma pero almáticas al fin y al cabo, aspiro a que usted tenga presente el consejo de Pablo cuando dice que deberemos “examinarlo todo y rescatar lo bueno”. Hágalo así porfavor y podré dormir con la tranquilidad de haber producido algo de bendición y no de confusión o polémica. Es tiempo en que los creyentes fieles (Que los hay y muchos, gracias a Dios) se despierten de sus letargos de tantos años y comiencen a edificar (Que es construir) la Iglesia que el Señor vendrá a buscar, la única que Él ve desde su encumbrado y majestuoso lugar, y que como podrá imaginarse, no tiene nada, absolutamente nada que ver con “eso” que por espacio de tantos años hemos supuesto que era la iglesia.

No vea en esto, por favor, ni por un instante, un compendio crítico. No es de hijos de Dios la crítica, aunque el mundo nos quiera hacer creer que la hay “constructiva”. Mucho menos con relación al liderazgo actual. Sé muy bien y tengo temor santo de equivocarme, que

hay hombres y mujeres levantados por el Señor para hacer grandes cosas. Pero no podría haber callado una verdad a gritos que nos dice (Porque así lo profetiza la Biblia) que también hay “ladrones y salteadores”, “asalariados” y “Mensajeros de Satanás disfrazados como mensajeros de luz”. Nuestro deber es confrontarlos de una manera valiente y firme, pero no con opiniones, polémicas, denuncias o enconos, sino con la única arma que se nos ha dado, que es la más eficaz de todas: el Verbo. La Palabra de Verdad, el predicar la Palabra con DENUEDO, que más que fuerza y vigor, significa sin ninguna clase

de adulteraciones. Y a la manera de Dios: escuchen o dejen de escuchar.

N. M.

Rosario ARGENTINA