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¿Podría yo…lavarte los pies?

Texto: Evangelio según S. Juan 13:1-17


Introducción:

¿Recuerda usted cuando fue la última vez que vivió la experiencia de una sorpresa? ¿Fue usted quien la realizó o, fue usted el recipiente de ella? ¿Qué elementos deben estar presentes para saber cuándo estamos viviendo una sorpresa o, que hemos sido sorprendidos por algo?
Sorpresa

Impresión que causa en una persona.

Algo inesperado o sin avisar.

En esta ocasión, tendremos la oportunidad de recordar parte de los eventos vividos por nuestro Maestro y sus doce discípulos la noche en la que fue entregado.

I. Jesús en la Cena

La noche había caído sobre Jerusalén, la luna brillaba en todo su esplendor, era luna llena. Se podía caminar sin temor a tropezar y, allí va el Galileo acompañado de 10 de sus discípulos hacia el lugar donde celebrarían la pascua.

Llegaron, y solamente Pedro y Juan les recibieron. Ninguno de los dos hicieron algo que se esperaba que realizaran al llegar el Maestro y los demás que le acompañaban. Así que, se recostaron de tres en tres, en los almohadones que estaban colocados en el suelo. Todos se inclinaron sobre sus codos izquierdos y sus cabezas apuntaban hacia la mesa. Hasta ahora lo que estaba sucediendo era normal y hasta anticipable. Los discípulos, estaban tranquilos mientras miraban y escuchaban lo que el Maestro les decía y hacía.

II. No Hay Esclavos en la Casa

No sé cuántos habrán reaccionado con relación a un pequeño detalle que mencioné hace apenas unos segundos. Me refiero a algo que Pedro o Juan debieron hacer cuando Jesús llegó al lugar donde estaban ellos dos esperándoles. ¿Sospechas a qué me estoy refiriendo?

Lo acontecido esa noche en el Aposento Alto nos indica que allí no había un esclavo que lavara los pies del Maestro. Se suponía, que quienes recibieran a los que llegaban, hicieran provisión para que les lavaran los pies, pero Pedro y Juan no lo hicieron y, tampoco ellos estaban dispuestos a hacerlo. Así que el Maestro va a realizar algo que los va a dejar boquiabiertos, por ahí se acerca tremenda sorpresa.

Todos están comiendo,

"se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó." (v.4)

De repente, los ojos de los discípulos comienzan a notar que el Maestro ha abandonado su lugar en la mesa. "¿Qué está sucediendo?" -se preguntan. Está cruzando el cuarto de un lado al otro. Y…

"…echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida." (v. 5)

Ninguno se atrevía mirarlo a los ojos mientras les lavaba sus pies llenos de polvo y de sucio recogido en el camino. Ya había lavado los pies de casi todos ellos la toalla se había tornado color marrón; y ahora, le tocaba el turno a Pedro. Así que cuando llegó hasta donde él estaba,

"…este le dijo: Señor, ¿tú lavarme los pies

a mí?" (v.6)

Pedro no podía entender lo qué Cristo está haciendo. En su mente no hay espacio e información que le permita comprender lo qué esto significa. Es por esta razón que el Maestro le contesta…

"ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás." (v. 7)

III. "Yo No, SEÑOR"

El impacto de la sorpresa había sido tan devastador que el discípulo está totalmente anonadado. Él, simplemente, no sabe qué hacer. Así que, una vez más encontramos a Pedro confundido y haciendo algo mal. Esto no es tan difícil entenderlo para usted y para mí hoy día. Pero, que tal si en este momento yo les dijera a ustedes, "quítense sus zapatos para lavarle sus pies."

¿Qué pensamientos fueron los que inundaron su mente al escuchar mi declaración? Aquí, nadie sabía que yo iba a lavar vuestros pies en esta noche. Así que ahora vienen a su mente todas aquellas cosas que se descubrirán al lavarle sus pies. Por ejemplo:

1. Las medias que están rotas.

2. Los pies que están llenos de callos.

3. Las uñas que están llenas de sucio porque no me dio tiempo a cortarlas.

4.El mal olor porque mis pies sudan mucho.

5. ¡Qué ridículo es este ministro que ahora se le antoja hacerme pasar esta vergüenza a mí delante de la congregación!

Las razones para decir "NO" pueden variar a las de Pedro, pero el mensaje que transmiten es el mismo: no queremos que vean algo que deseamos mantener en secreto o en las tinieblas.

Pedro quería jugar con sus propias reglas y aún cuando el Maestro le dice que se calme y permita hacer lo que ÉL desea, el apóstol trata de imponerse y le dice que NO.

"Jamás me lavarás los pies." (v.8)

Jesús se dio cuenta de que Pedro no iba a someterse y decide confrontarlo:

"Si no te lavo, no tienes herencia conmigo." (v.8)

Una vez más, Pedro decide que su opción es mejor que la de Cristo y, le propone otra idea. Bueno, si es cuestión de lavarme, pues entonces lávame completo (cf.v.9). El maestro le responde,

"El que está recién bañado no necesita lavarse mas que los pies, porque está todo limpio…." (v.10)

Cristo se está refiriendo a la costumbre de la época, donde toda persona se bañaba antes de salir hacia el lugar. Por lo tanto, lo único que necesitaba era lavarse los pies porque se ensuciaban en el camino.

¿Qué parte de nuestra vida es la que está sucia? ¿Dónde están aquellas áreas que se han manchado en nuestra travesía? Jesucristo…quiere limpiarlas hoy.

IV. ¿Qué Significa Todo Esto?

Por primera vez en todo el relato el discípulo y, nosotros/también, somos confrontados. ¿Por qué es tan importante que Pedro se deje lavar los pies, qué es lo que este evento significa, que el no hacerlo le priva al discípulo de su herencia con Cristo? Esto es sumamente serio. Aquí hay algo más de lo que nuestros ojos pueden captar a simple vista.

Veamos esto con más calma y roguémosle a Dios que nos ayude a entenderlo. Vayamos al verso 12.

"Después de lavarles los pies, Jesús

volvió a ponerse su manto, se sentó

otra vez a la mesa y les dijo:

-¿Entienden ustedes lo que les he hecho?"

Todo lo que Cristo ha hecho delante de sus discípulos está enmarcado en dos actos realizados por ÉL. El verso 4, nos dice que EL "se levantó de la cena, y se quitó el manto." Ahora, en el verso 12, cuando ya ha terminado, Juan nos informa que volvió "a tomar su manto y se sentó a la mesa otra vez."

Estas mismas palabras son las que Jesucristo utiliza para describir el evento de su muerte (cf. Juan 10:11, 15, 17, 18) El lavado de los pies es el medio que Jesús utiliza para ilustrarle a los discípulos lo qué hará su muerte en la cruz: Limpiarlos.

Es por esta razón que Jesucristo se manifiesta tan radical con Pedro cuando este rehusa que el Maestro le lave los pies. Pedro no puede ser heredero del Reino si no está dispuesto a aceptar la forma como Dios ha decretado que ha de salvar al ser humano. Es su muerte la que nos limpia de todo pecado y no nuestras propias obras. No en balde el discípulo rechaza terminantemente que Cristo lave sus pies; porque al hacerlo queda al descubierto toda su suciedad.

V. Vosotros También Debéis Lavaros

Fijémonos que el Maestro y Señor no nos invita a que le lavemos los pies a ÉL. Umm, esto sería muy deleitoso hacerlo, ¿a quién no le gustaría lavarle los pies a Jesús? La orden es otra:

"…vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros" (v.14)

El mensaje de Dios es claro: así como.