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Isaías 31-40

ISAÍAS CAP. 31: 1-2, 5


Introducción:

La confianza, es aquel estado que nos permite tener una fe, una seguridad que en aquello que nos apoyamos no nos va a fallar y obtendremos lo que esperamos.
Muchas veces el pueblo de Dios dice tener confianza en su Hacedor, en oraciones, en confesiones y también hasta en las canciones. Sin embargo, cuando las circunstancias se tornan a tormenta es allí que se tiene que evidenciar que lo que dices es confianza, realmente lo es.

I. EL CAMINO ERRÓNEO:

Isaías 31:1 dice: “¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!”.

Sabemos que Egipto representa el mundo, la tierra de pecado donde antes pertenecíamos. Gloria a Dios que la Biblia dice que nuestra ciudadanía no está aquí sino que es celestial y eterna. Es fatal cuando habiendo degustado de la mano poderosa de Dios empezamos a apoyarnos en todo aquello que no viene de Dios, es fatal cuando en lugar de apoyar de Jehová de todo nuestro corazón empezamos a apoyarnos en la seguridad que nos brinda el mundo: el facilismo, el thumanismo, los viejos recursos, antes de que siquiera hayamos ido a nuestro Rey.

Hay gente hoy, que va a “Egipto“ por ayuda y confía en caballos. Es que la fe humana, la del mundo le gusta fiarse en lo que ve: “caballos”, “carros”, “jinetes”. Líbrenos nuestro Dios en poner nuestra confianza, nuestra certeza en lo que el hombre maneja, lo que puede fabricar y peor aún en el mismo hombre. Me gusta mucho ese pasaje de Salmo 44:6 que dice: “No confiaré en mi arco, ni mi espada me salvará”. Nunca te fíes en tu habilidad, ni en tus talentos, ni en tu fortaleza humana. Gran ejemplo el de David, cuando al enfrentarse al gigante Goliat, desechó la armadura de Saúl. El mundo te puede presentar seudo protección, pero es nada.

Isaías 31:2: “Pero él también es sabio, y traerá el mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.” Dios definitivamente no puede ser burlado. Cuando el hombre creyente, a voluntad decide salirse de su dominio, de su señorío, permite que la bendición se aleje de su vida. Se pudo ver en Saúl desechando a Dios y ya sabemos lo que después le ocurrió.

II. LA CORRECTA AYUDA:

Isaías 31:5: “Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.” Es cierto, nuestro Dios está muy interesado en ampararnos (defendernos); preservarnos (conservarnos); salvarnos (librarnos y redimirnos). Él nos da defensa si somos atacado, nos conserva y es poderoso para guardarnos sin caída. Y también es poderoso para aún librarte, redimirte si le has fallado.

III. LO QUE LE TOCA AL HOMBRE:

Retener la confianza en Dios: Hebreos 3:6,14: “retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio”. Es responsabilidad tuya y mía retener nuestra confianza.

NOMBRE: AMÉRICO DÁVILA ZAMORA