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La versión original de Dios

La versión original de Dios es Jesús en vida, manifestación, y naturaleza. Así como Cristo era en el Padre y el Padre en él, de igual modo; nosotros somos en Dios y Dios en nosotros, pero no iguales a Dios. Sólo Dios es absoluto. Un día Felipe quiso conocer la versión original de Dios y observe lo que Jesús le dijo en Juan 14:8, dice:

"8Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. 9Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? 10¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

11Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.”

Felipe preguntó por el original Dios y Jesús le dijo: “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre” porque yo soy en el Padre, y el Padre en mí. La versión original de Dios fue Jesús, pues, Él es Dios manifestado en carne, 1 Timoteo 3:15.

En el mismo contexto de Juan 14, así como Felipe quiso conocer la versión original de Dios que es Jesús; Tomás quiso conocer el camino para lograr esa versión original de Dios, y Jesús le contestó en el V:5:

“5Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 6Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. 7Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”.

Felipe preguntó por el Padre y Tomás preguntó por el camino, y Jesús le dijo: “Yo soy”. Yo soy la versión original de Dios y Yo soy el camino hacia Dios. Yo soy el camino, la verdad y la vida. Ver a Jesús es conocer y ver al Padre.

¿Qué somos nosotros de esa versión original? Nosotros somos la imagen y semejanza de esa versión divina. Los términos “imagen” y “semejanza” son palabras afines que expresan la misma idea y que “semejanza” es únicamente una adición aclaratoria para designar la imagen como muy parecida o muy semejante a Dios, pero no perfecta como Dios es perfecto. Génesis 1:26 dice:



“26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

El diccionario Salvat dice que “Imagen...es la figura o representación real de una persona o cosa” o “de igual o parecida manera”.

Nosotros no somos “Dioses” iguales a Dios porque si así fuera, fuésemos objetos dignos de adoración, y si nosotros fuésemos objetos de adoración seríamos Dioses.

En Génesis 1:26 Dios dijo en otras palabras: “Hagamos una imagen conforme a nuestra semejanza”, el V:27 dice “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los creó”. Observe que Dios creó al hombre, y esto nos indica que el hombre no es un Dios como Dios creador, es una simple criatura. ¿Qué es el hombre? Es la imagen de la versión original de Dios.

Usted preguntará y ¿Qué de Juan 10:34 donde Jesús llamó a los judíos dioses? El texto dice:

“34Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios(y la Escritura no puede ser quebrantada)”.

Observe que el contexto de Juan 10 nos habla de que los judíos estaban ansiosos de saber si Jesús era el Cristo, V:24, para las ovejas era muy claro que Jesús y el Padre uno eran en esencia, V:30. Los judíos intentaron apedrear a Jesús por la declaración abierta de que Él siendo hombre era Dios, V:33.

Jesús les dice que estaba escrito en la ley: “Yo dije, dioses sois”. ¿A quiénes declaró la ley dioses? El V:35 lo dice: “A aquellos a quienes vino la palabra de Dios”. Observemos a qué se refiere el término “dioses”, Salmo 82:6 dice:

“6Yo dije: Vosotros sois dioses, Y todos vosotros hijos del Altísimo; 7Pero como hombres moriréis, Y como cualquiera de los príncipes caeréis.” Si un hombre fuera Dios como Dios no podría ni morir ni caer. ¿De quién está hablando el Salmo 82? Está hablando de los magistrados de Israel que ejecutan la justicia sobre los hombres, observe las razones:

1. El V:1 dice que “Dios está en la reunión de los dioses”; y en medio de los dioses juzga”. Observe que el término “dioses” se aplica a los jueces de Israel y en 1 Samuel 4:5-8 se aplica a los israelitas a quiénes les vino la palabra de Dios, cuando recuperaron el arca del pacto de Jehová que los filisteos se la habían robado, el texto dice:

“5Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló. 6Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. 7Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue así. 8¡Ay de nosotros!

¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda plaga en el desierto.

2. En Juan 10:34 Jesús hace una alusión a los magistrados de Israel del Salmo 82:6 que juzgaban acertadamente y los judíos no pudieron juzgar acertadamente si Jesús era Dios o un simple hombre. El V:2 dice:

“¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos?”.

3. ¿Qué hacían en las reuniones aquellos dioses o jueces de Israel? Observe sus funciones:

a. V:2 “Juzgaban injustamente”

b. V:2b “Aceptaban a los impíos”

c. V:3 “Defended al débil y al huérfano”

d. V:3b “Haced justicia al afligido y menesteroso”

e. V:4 “Librad al afligido y necesitado”.

¿Qué tenían estos jueces o dioses de Israel? Tenían la autoridad delegada de Dios para juzgar entre el bien y el mal. Dioses no se aplican ni en Juan 10:34 y Salmo 82:6 a la naturaleza de Dios sino a las funciones de juzgar.

El hombre es la imagen de la versión original de Dios. 1 Corintios 8:5,6 dice:

“5Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), 6para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.”

Para nosotros solamente hay un Dios no dioses.

La palabra imagen es del griego Eikon y denota la idea de representación similar y manifestación. La idea de “perfección” no reside en la palabra imagen. Imagen es una representación derivada del prototipo. El hombre es un ser que se correlaciona con el original. El hombre es la impronta adecuada de la esencia de Dios. 2 Corintios 3:18 dice:

“18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

El hombre no es un dios como Dios

Es solamente la imagen de Dios

¿Por qué? porque:

1. Es un participante de la vida de Dios, Efesios 2:1 dice:

“1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.”

Si el hombre fuera un dios como Dios, no necesitaría que otro le diera vida. La palabra vida es del griego Zoe que indica la “vida divina e increada de Dios”. El hombre estaba muerto espiritualmente (fuera de la comunión intima con Dios) por sus delitos y pecados, ¿Y qué hizo Dios? Le dio vida. Ahora, con esa vida divina en su espíritu, el hombre es un participante de esa divinidad. Colosenses 3:4 dice: “3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.” Dios nos dio vida divina para que seamos manifestados en gloria.

2. Es un participante de la naturaleza divina, 2 Pedro 1:4 dice:

“4por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia.”

Si el hombre fuera un dios como Dios, no necesitaría participar de una naturaleza divina, sencillamente era divino. El hombre aquí necesita de esa naturaleza divina para poder huir de la corrupción y de la concupiscencia que hay en su carne y en el mundo. Efesios 1:4 dice:

“4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.”

Si el hombre fuera un dios como Dios, no necesitaría ser escogido antes de la fundación del mundo para ser santo y sin mancha. Su elección es para que sea santo delante de Dios.

3. Es un participante de la mente de Cristo, Efesios 4:23 dice:

“23y renovaos en el espíritu de vuestra mente.” Si el hombre fuera un dios como Dios no necesitaría renovar su mente en el espíritu renovado. 1 Corintios 2:16 dice:

16Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.”

Así como en la regeneración, Dios nos dio vida, también nos dio la mente de Cristo para juzgar entre lo natural (carne) y lo espiritual (espíritu).

4. Es un participante de la misma imagen de Dios, 2 Corintios 3:18 dice:

“18Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Romanos 8:29 dice:

“29Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.”

Si miramos en un espejo la gloria del Señor, entonces no somos dioses; somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen por medio del Espíritu Santo. Un Dios no necesita ser transformado, la naturaleza de Dios no aumenta ni disminuye, es absoluta. Si fuéramos Dioses no necesitaríamos ser hechos conformes a la imagen de Jesucristo.

5. Es un participante de la gloria de Dios, Hebreos 2:10 dice: “10Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Si el hombre fuera un dios como Dios no necesitaría ser llevado a la gloria, pues, como Dios tendría la suya propia y al tenerla “propia” habrían muchos “Dioses” compitiendo con el gran y todopoderoso Dios. Romanos 8:30 dice:

“30Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”

Observe que la glorificación es el último paso en el eslabón de la salvación. Si el hombre fuera un dios como Dios no necesitaría ser glorificado.

6. Es un participante de lo que ha de ser, 1 Juan 3:2 dice:

“2Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.” Si el hombre fuera un dios como Dios, no sería “hijo de Dios”. Ahora, somos hijos de Dios, pero en el futuro cercano seremos semejantes a él. La palabra semejante es del griego Homoios y se utiliza en el sentido de:

a. apariencia o forma Juan 9:9

b. capacidad, condición y naturaleza Gálatas 5:21

c. acción y pensamiento Judas 7.

7. Es un participante del género divino o de su especie, Juan 1:12 dice:

“12Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

Ser hijo de Dios significa “poseer por imagen la vida y la naturaleza misma de Dios”. Los hijos de Dios son engendrados por la voluntad soberana de Dios.

Si el hombre fuera un dios como Dios no sería engendrado por otro Dios.

El secreto más poderoso de toda la Biblia es este que:

1. Dios se hizo hombre para que el hombre fuera semejante en vida y naturaleza a Dios. (1 Timoteo 3:16) (2 Pedro 1:4).

2. Si el hombre fuera igual a Dios como Dios, entonces sería un objeto de adoración. El hombre es semejante no igual a Dios. (Génesis 1:26) (Romanos 8:29).

3. Dios se hizo hombre por medio de la encarnación para participar de carne y sangre (humanidad) (Juan 1:14) (Hebreos 2:14): y el hombre llega a ser semejante a Dios por medio de la resurrección para participar de Su divinidad (2 Corintios 3:18).

4. Cristo posee dos naturalezas: divina y humana- el hombre de Dios posee dos naturalezas humana y divina; en esto son afines. Dios y el hombre de Dios serán una pareja eterna llamada la nueva Jerusalén, Apocalipsis 21:2,9.

5. Dios en la eternidad seguirá siendo el Creador, y el hombre de Dios su participante divino. Nuestra visión, misión y objetivo principal en la vida cristiana es este: “Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él”

1 Corintios 6:17. ¡Que así sea!.

6. La versión original de Dios es Jesús el Dios-hombre; y la versión semejante de Dios es el hombre de Dios en Cristo como hijo de Dios en vida y naturaleza.

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Por. Reynaldo Estrada.