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Marta, intérprete de Jesús

Hace unos días tuve la oportunidad de leer algunas secciones del libro The Seven Habits of Highly Effective People. Allí, relata su autor, Steven R. Covey una experiencia vivida por él en un tren subterráneo en la ciudad de Nueva York:

"Recuerdo yo un pequeño cambio en mi paradigma experimentado un domingo por la tarde en un subterráneo en Nueva York. Las personas estaban sentadas tranquilamente-unos leían el períodico, otros estaban perdidos en sus pensamientos, algunos descansaban cerrando sus ojos. Todo estaba calmado, era una escena de total tranquilidad.

Entonces repentinamente, un hombre y su niño entraron al vagón del tren. El niño estaba haciendo tanto ruido que todo el ambiente cambio radicalmente.

El hombre se sentó junto a mi y cerró sus ojos, aparentemente inconsciente de la situación. El niño estaba gritando de un lado para otro, le arrancaba el períodico de las manos, tiraba las cosas. Era una conducta muy molestosa. Aún asi, el padre no hacía nada.

Resultaba difícil no irritarse. No podía creer que él fuera tan insensible y que no hiciera nada al respecto, no asumía ningún tipo de responsabilidad. Era fácil ver como todo el mundo en el vagón estaba irritatado. Finalmente, me volteé hacia él y le dije, "Señor, su hijo está verdaderamente molestando a todos los que estamos en este carro del tren, me pregunto si usted podría contralarlo un poco."

El hombre levantó su mirada como si de repente tomara consciencia, por primera vez, de lo que estaba sucediendo. "Oh, usted está correcto, creo que debo hacer algo al respecto. Es que acabamos de salir del hospital donde su madre acaba de morir hace como una hora. No sé que pensar, creo que tampoco sé cómo manejar esta situación."

¿Pueden imaginarse cómo me sentí en ese momento? Mi paradigma cambió. De repente comencé a ver las cosas diferente, y porque veía las cosas diferente, comencé a pensar diferente, a sentir diferente y, a comportarme diferente. Mi irritación se esfumó. No tenía que preocuparme por controlar mi actitud o mi conducta; mi corazón fue invadido por el dolor de este hombre. Sentimientos de simpatía y compasión comenzaron a fluir libremente. "¿Su esposa acaba de morir? Oh, cuánto lo siento. ¿Puede contarme? ¿Qué puedo hacer para ayudarlo? Todo cambió en un instante." (pp. 30-31)

¿A quién no le ha sucedido algo similar a lo que le sucedió a Covey en ese vagón del subterráneo? Muchas han sido las experiencias que nos han llevado de una mala interpretación a una correcta interpretación. Es el conocimiento de la verdad y la correcta interpretación de esa verdad la que nos llevar a ver, pensar, sentir y actuar diferente.

En esta ocasión utilizaremos lo aprendido hasta ahora para que nos sirva de guía en el análisis del pasaje de San Lucas 10: 38-42. Aquí, como muchos recordarán se encuentra el relato de la llegada de Jesús a la casa de Marta y María (Lázaro).

Cuando comienzo a recordar la cantidad de sermones que he escuchado acerca de Marta y María vienen a mi mente la enorme cantidad de ataques que ha sufrido Marta por no haberse sentado a los pies de Jesús tal y como su hermana lo hizo. Hoy, les invito a tomar unos minutos para echarle una mirada más a esta historia.

"y una mujer llamada Marta le recibió en su casa"- verso 38

Lo primero que llamó mi atención fue que Marta actuó hospitalariamente con Jesús. Para el que no tenía "un lugar donde su cabeza reposar", ella sí tenía donde acomodarle en su casa. Ella hizo todo lo posible para que el Maestro estuviera bien. Al principio, ella le prestó su atención. Allí estaba Marta y María, las dos juntas escuchando lo que Jesús les estaba enseñando. De repente, Marta decidió levantarse e irse a hacer otras cosas que para ella resultaban más importantes en ese momento.

La parte importante es notar que ella no abandonó a Jesús inmediatamente. El verso dice que ella "lo recibió en su casa." ¿Cúantas personas hoy dia no tendríamos dificultad alguna en identificarnos con Marta?

Nosotros/as también hemos recibido a Cristo en nuestro "hogar" (ie.: alma). La pregunta que debemos hacernos es, ¿qué hemos hecho con Jesús después de recibirlo en nuestro hogar?

Cuando continuamos leyendo el relato de Lucas podemos identificar cúal fue el primer error de Marta aquel dia cuando Jesús entró a su casa. Ella se distrajo. Para poder entender mejor el acto de esta mujer debemos definir lo que significa distracción:

"Es lo que sucede cuando una persona dirige su atención hacia más de un objeto y/o

mira en diferentes direcciones a la misma vez."

Como hemos dicho ya hace unos momentos, la distracción de Marta nos indica claramente que al inicio ella colocó su vista sobre Jesús. Ella no salió corriendo inmediatamente hacia la cocina. Ella también amaba al Maestro pero de repente su mente fue capturada por "otras cosas." Es en ese ambiente, cuando lo que comenzó como una pequeña e insignificante distracción, se convirtió en una grande preocupación.

Allí estaba una mujer que había recibido a Cristo en su "casa" totalmente abrumada por los eventos que estaban dominando su vida. El que calmaba las tormentas, el que sacaba los demonios, el que sanaba los enfermos, el que levantaba a los muertos estaba presente en la "casa" de Marta y ella estaba esclavizada por las preocupaciones. ¿Puede usted explicarme cómo puede ser posible tal cosa? ¿No te sucede a ti igual? ¿No le hemos abierto nuestro "hogar" a Jesús y de repente nos vemos abrumados por las cosas de esta vida? ¿No será que estamos haciendo lo que Marta hizo? ¿Después que Jesús entró le hemos prestado nuestra atención como EL se merece? Jesús estaba en su casa, pero ella no estaba "con" Jesús.

"y acercándose a Él, le dijo: Señor, ¿no te importa....? (v.40)

Marta había llegado al punto donde ya no podía tolerar o soportar más.

Estando ya vencida decide volver a la presencia del Maestro. En su estado psico-emocional decide interpretar el evento ante su Maestro. Lo primero que ella entiende de la experiencia que está viviendo es, que a Jesucristo no le importa lo que le está sucediendo a ella. ¡Oh, hermano/a cuánto nos parecemos a Marta tú y yo! No es hasta que nuestros problemas se nos van de control cuando entonces decidimos volver a los pies del Maestro para reclamarle si lo que nos está sucediendo a El no le importa. Ella acaba de poner en tela de juicio el amor de Jesús por ella. En ocasiones tú y yo, venimos a decirle a Jesús cómo El tiene que interpretar las experiencias que estamos viviendo.

Marta viene a decirle a Jesús cúal es su problema (el de ella) y cómo El tiene que actuar para ayudarla a solucionarlo. Ella le dice:

"¿no te importa que mi hermana me deje servir sola?" Dile pues que me ayude. (v.40)

Fíjese amado/a lector cómo Marta va un paso más allá y le dice a Jesús que la culpable de su (el de ella) problema era María. Ella esta así por culpa de su hermana. Marta está convencida que Jesús sí la comprenderá y que le ayudará a resolver su situación. Ella está totalmente convencida de que El le va a ordenar a María que se levante y le ayude. Pero Marta se equivocó en su interpretación.

"Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas...." (v.41)

Tomemos unos minutos para definir una palabra que es muy importante en este verso 41: molesta.

molesta: indica una violenta agitación, en su mente, sentimientos y cuerpo.

Dice Jesús que "María ha escogido la buena parte" Pero, ¿qué significa escoger?

escoger: significa seleccionar libremente después de haber considerado.

¿Qué significa considerar?

considerar: tomado del latín, considerare. Significa, atender con detenimiento.

Enseñanza:

Tanto Marta como María oyeron la misma voz. Ambas dejaron que Jesús entrara en su "casa". Una se sentó con Jesús en su "casa" y la otra se distrajo aun teniendo a Cristo en su "casa." Esto la llevá a distraerse, preocuparse, cuestionar el amor de Jesús por ella, a echarle la culpa de lo que le sucedía a María. Pero el volver otra vez a la presencia del Maestro sirvió para que toda su interpretación de lo sucedido cambiara. Asi como el encuentro de Steven Covey, con aquel hombre y su hijo en el vagón del tren en el subterráneo, cambió su forma de ver, pensar, sentir y comportarse de igual forma le sucedió a Marta cuando volvió a la presencia de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Todo volvió a la calma cuando reinterpretó la experiencia a la luz de lo que el Maestro le enseñó. Volver a Jesucristo la llenó de paz yde entendimiento.

Sermón predicado en la Iglesia Presbiteriana en Glenview, Ponce PR

12 de julio de 1998.
Por: Ismael Gonzalez Silva Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.