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Radiografía Espiritual a nuestro corazón

El motivo que me ha llevado escribir éste artículo, es un llamado que el Señor ha hecho a mi corazón ya hace algún tiempo, pero que solo hasta ahora es que me he atrevido a escribir.

 
Solo le pido a mi Dios que solo sea él dirigiéndome enseñándome, redarguyéndome, y guiándome a través de Su Santo Espíritu y en el nombre de Jesucristo para que todo aquel que lea este artículo le sea edificante.

Este artículo, está encaminado para delatar a ese espíritu de religiosidad que a penetrado a las iglesias cristianas y que desafortunadamente no nos hemos dado cuenta.

Pues ya es hora de desenmascarar a este espíritu religioso que tanto daño ha hecho en los cristianos y no ha permitido que el verdadero creyente confronte su corazón con la palabra de Dios la cual es viva y eficaz.

En el transcurso del artículo iremos mostrando las diferentes religiosidades en la Iglesia, y en algunos temas la confrontación será demasiado dura, pero el fin no es avergonzarlo, ni de ofenderlo mi querido lector, sino más bien para exhortarlo a que lea la Biblia y a conciencia haga una RADIOGRAFÍA A TU CORAZÓN.

LA ORACIÓN DE FE

Todos hemos entendido la oración de fe que se hace cuando nos decidimos recibir a nuestro señor Jesucristo en nuestro corazón que es un encuentro con Jesús ( sí realmente lo hemos recibido en nuestro corazón) Según Rom.10: 9 que dice: “Que si confesares con tú boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Pero la pregunta es: ¿Realmente has creído que Jesús fue levantado de entre los muertos? O ¿simplemente has hecho una declaración de labios para fuera?

Si realmente has creído en el Señor y lo has confesado como tú Señor y Salvador de tú vida ¡Gloria a Dios, eres un hijo de Dios!, pero si solo lo has hecho de boca, te invito a que lo hagas de todo corazón, consciente y convencido de lo que estás confesando.

Cuando yo hice por primera vez la oración de fe, lo hice para satisfacer a una hermana que de hace un tiempo me estaba pidiendo que hiciera la oración y además lo hice por pagarle un favor (pues esta hermana fue movida a misericordia en un momento de gran angustia que yo estaba pasando), Pero más adelante cuando empecé a estudiar la palabra de Dios fue cuando comprendí que la salvación no es por obras sino por gracia por medio de la fe en Jesús Amén.

“La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, por que no hay diferencia.” Rom. 3:22

Más adelante quedamos convencidos de que ninguna de nuestras obras de justicia podrá salvarnos según los siguientes versículos:

- “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo........ por cuanto por obras de la ley nadie será justificado.”Rom. 2:15 – 16.

- “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe.” Ef.2:8-9

- “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” Ti. 3:5

También hemos aprendido que sí nos arrepentimos de nuestros pecados y los confesamos a Dios, él nos perdonará:

“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” Is 1:18

Porque lastimosamente nos hemos acostumbrado a arrepentirnos y a confesar los mismos pecados de siempre y esto no debe ser así, pues el verdadero arrepentimiento debe llevarnos a un cambio de actitud, el verdadero arrepentimiento nos debe llevar a la acción de dejar nuestras malas obras para dar frutos dignos de arrepentimiento:

“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 9Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.10Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? 11Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.

12Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. 14También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.” Lc 3:8-14

LA MURMURACIÓN
 
Uno de los problemas más grandes que existen en las iglesias es la murmuración o el juzgar a los demás. Razón tiene Santiago al escribir:

“Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” Stg 3:5-6

Este es un pecado en el cual todos caemos, y lo más peligroso es que lo hacemos sin darnos cuenta, olvidándonos de lo que nos dice la Palabra de Dios:

“No juzguéis, para que no seáis juzgados, 2porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá. 3¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4¿O cómo dirás a tu hermano: “Déjame sacar la paja de tu ojo”, cuando tienes la viga en el tuyo? 5¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” Mt 7:1-5

Hacemos acepción de personas, hacemos diferencia entre el pudiente y el menesteroso, somos amigos de los amigos pero guardamos rencor contra las personas, decimos que amamos a Dios, alzamos nuestras manos al cielo, usamos eslóganes evangélicos como: “Dios te bendiga”, “Bendecido”, “Cristo te ama”, etc, y al mismo tiempo tenemos algo contra nuestro hermano, y esto no esta bien:

“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran...” Mt.15:7-9

AMAR A DIOS

“Amar a Dios sobre todas las cosas y a tú prójimo como a ti mismo”. Cuando decimos amar o servir a Dios es servir a la iglesia solamente y no a nuestros hermanos, estamos en un error.

Tenemos muchas formas de expresar nuestro amor a Dios de forma equivocada, veamos algunos ejemplos:

EN LA ALABANZA:

En la iglesia elevamos cánticos y alabanzas, elevamos nuestras manos al cielo dando Aleluyas, y exclamando en voz alta ¡Te amo Dios!, y a la vez levantamos la mano contra nuestro hermano, y esto no el Señor le llama salmodias a nuestras alabanzas:

- “Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos” Amós 5:23

- “Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran...” Mt. 15:7

EN LA ORACIÓN:

Generalmente nosotros somos unos buenos para orar, pero desafortunadamente nuestras oraciones son estorbosas, ineficaces, o simplemente el Señor no escuchará nuestra oración.

Primero, porque cometemos injusticia, levantamos la mano contra nuestro hermano, pasamos el tiempo murmurando y juzgando a los demás y después tenemos la cara para ir ante el Señor a presentarle nuestras peticiones.
 
Desde luego el Señor no las escuchará debido al pecado.

Hay un hermano en necesidad y oramos por él para que Dios le provea pero no movemos un dedo para proveer su necesidad; el Señor manda que ayudemos a nuestro hermano, oremos por él y entonces Dios escuchará nuestras oraciones:

- “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” Stg 2:14-17

- “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? 18Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” 1 Jn 3:17-24

EN EL AYUNO:

Muchas veces hacemos ayuno por costumbre, otras porque toca, y otras veces lo hacemos por algunas peticiones, otras veces para agradar al Señor.

Algunas veces le hacemos “huelga de hambre” al Señor por alguna petición. Un hermano me contaba que se había metido en ayuno por causa de una enfermedad de su madre y en oración le pidió al Señor que hasta que no sanara a su madre él no rompería el ayuno, y que el Señor le había sanado a los quince días de ayuno de un tumor cancerigeno. Pero ¿No es mejor el ayuno que manda el Señor?:

“Ellos me buscan cada día y quieren saber mis caminos, como gente que hubiera hecho justicia y que no hubiera dejado el derecho de su Dios. Me piden justos juicios y quieren acercarse a Dios. Dicen: “¿Por qué ayunamos y no hiciste caso, Humillamos nuestras almas y no te diste por entendido?”. He aquí que en el día de vuestro ayuno Buscáis vuestro propio interés y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como lo hacéis hoy, Para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es este el ayuno que yo escogí: que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como un junco y haga cama de telas ásperas y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día agradable a Jehová? El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados y romper todo yugo? ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes albergues en casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se dejará ver en seguida; tu justicia irá delante de ti y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; Clamarás, y dirá él: “¡Heme aquí! Si quitas de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador y el hablar vanidad, si das tu pan al hambriento y sacias al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como el mediodía”. Jehová te pastoreará siempre, en las sequías saciará tu alma y dará vigor a tus huesos. Serás como un huerto de riego, como un manantial de aguas, cuyas aguas nunca se agotan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado “reparador de portillos”, “Restaurador de viviendas en ruinas” Isaías 58:1-12.


EN LA OFRENDA:

Lamentablemente se ha enseñado a las iglesias a ofrendar a Dios por cualquier necesidad, y que él nos la suplirá.

Pero los que lamentablemente, predican esta doctrina no tienen en cuenta que Dios no quiere dinero, sino nuestro corazón, pues él es el dueño del oro y la plata.

La voluntad de Dios es que nos amemos como hermanos, que seamos misericordiosos, sin murmuración, que estemos en paz con Dios y con los hombres, que hagamos justicia, y apartarnos del pecado:

- “6¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? 7¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? 8Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Miqueas 6:6-8

- “¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de grasa de animales gordos; no quiero sangre de bueyes ni de ovejas ni de machos cabríos. ¿Quién pide esto de vuestras manos, Cuándo venís a presentaros delante de mí para pisotear mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación. Luna nueva, sábado y el convocar asambleas, no lo puedo sufrir. ¡Son iniquidad vuestras fiestas solemnes! Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes; me son gravosas y cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo, aprended a hacer el bien, buscad el derecho, socorred al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si queréis y escucháis, comeréis de lo mejor de la tierra; si no queréis y sois rebeldes, seréis consumidos a espada. La boca de Jehová lo ha dicho” Isaias1:11-20

- “Aborrecí, desprecié vuestras solemnidades y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me ofrecéis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio como las aguas y la justicia como arroyo impetuoso” Amós 5.21-24

- “Así es este pueblo y esta gente que está delante de mí, dice Jehová; Asimismo es toda la obra de sus manos: todo lo que aquí ofrecen es inmundo.” Hageo 2:10

- “Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo” Stg 1:27

Primero debemos esta paz con nuestro hermano y entonces ahora si podemos presentar nuestra ofrenda al Señor:

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda.”

Mt 5:23-24.

SERVIR AL SEÑOR EN LA IGLESIA:

Muchas veces creemos que servir al Señor es solamente prestar un servicio en la congregación, pensamos que servir al Señor es pertenecer a un grupo de alabanza, o a un grupo de danza, o ser líder de algún grupo, y no quiero decir que esté en contra de estos servicios, por el contrario gracias a estos hermanos hay un orden cuando se realizan las asambleas.

Pero la pregunta es ¿Qué hacemos los demás cristianos? Porque te has puesto a pensar que si todos tuviéramos este llamado no cabríamos en el púlpito.

Pues los demás cristianos estamos llamados a servir a nuestros hermanos, y no solamente nosotros sino también los líderes, pastores e iglesia en general.

“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

33Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.

34Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, 35porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; 36estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme”. 37Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? 39¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. 40Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

41»Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, 42porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. 44Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?”. 45Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”.

46Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.” Mt 25:31-46

También podemos aprender mucho de la parábola del buen samaritano donde somos llamados a hacer misericordia con nuestro prójimo.

“Un intérprete de la Ley se levantó y dijo, para probarlo: —Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: —¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Le dijo: —Bien has respondido; haz esto y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? Respondiendo Jesús, dijo: —Un hombre que descendía de Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto.

Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y al verlo pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verlo pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino, vino cerca de él y, al verlo, fue movido a misericordia. Acercándose, vendó sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. Otro día, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero y le dijo: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando regrese”. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: —El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: —Ve y haz tú lo mismo.” Lucas 10:25-37.

Para buen entendedor pocas palabras, pienso que este pasaje bíblico no queda duda de que si queremos amar a Dios, primero tenemos que amar a nuestro prójimo.