La mayoría de personas en nuestra sociedad occidental sabe positivamente que existe un Dios creador del universo. La mayoría ha escuchado de la salvación que el Señor Jesucristo ofrece. Se puede decir que casi todos están familiarizados con términos como “perdón de pecados”, “la sangre del Cordero” o “el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario”. Si asumimos que lo anterior es cierto, podemos concluir que el problema principal de la sociedad no es la falta de conocimiento intelectual de Dios o de la salvación que Él ofrece a través del Señor Jesucristo. El apóstol Pablo afirma que el problema principal del hombre no es su falta de conocimiento intelectual de Dios. Pablo declara en Romanos I: “Pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias…” (Romanos 1:21). Es mas, la historia nos muestra que el hombre, en muchos lugares y épocas, ha tenido la oportunidad de escuchar acerca de la salvación que Dios ofrece a través del Señor Jesucristo, por lo que es razonable afirmar que el plan de salvación ha sido escuchado por la mayoría de personas en nuestra sociedad occidental.

 
No obstante lo anterior, creo que la predicación del mensaje de salvación no ha tenido el efecto que se podría esperar. Estoy seguro que podemos afirmar que ese plan de evangelismo a largo plazo ha generado muchos millones de “cristianos nominales”, oficialmente religiosos, pero carentes de poder y cuyas vidas no han sido transformadas en la forma que el Señor Jesucristo podría hacerlo.

Con el propósito de reforzar la afirmación anterior, te voy a plantear algunas preguntas básicas, muy fáciles de responder: ¿Crees que existe un Dios? ¿Crees que Dios es todopoderoso, eterno e infinito? ¿Crees que existe una salvación a través del Señor Jesucristo? ¿Crees que el poder de Dios puede cambiar tu vida de forma positiva? Si tu respuesta es un “sí” a cada una de estas preguntas, pero aun no has podido experimentar el poder de Dios en tu vida, entonces tú eres la mejor evidencia de que la afirmación inicial es verdadera. Tu vida atestigua la veracidad de esta afirmación. Tus derrotas y fracasos, y tu falta de poder, prueban contundentemente que no basta con conocer intelectualmente la salvación objetiva que Dios ofrece a la humanidad, y la conclusión natural es que el cristianismo “nominal” y la religiosidad no son suficientes para salvar a la humanidad. Se necesita algo más…

Si la difusión masiva del plan de salvación, entendido éste de la forma que ha sido realizado hasta ahora, no ha sido suficiente, entonces cabe preguntarnos: ¿Qué hace falta para transformar, de forma efectiva, la vida de millones de cristianos nominales? ¿Cuál ha sido el error de la iglesia cristiana de nuestros tiempos? ¿Qué ha hecho falta?

Creo que la respuesta a estas preguntas debería ser la primera prioridad de todo cristiano honesto, sinceramente interesado en conocer las causas y la solución del principal problema de nuestra sociedad occidental: el cristianismo nominal.

Inicialmente, debo aclararte que creo en la inocencia de los cristianos nominales. La insuficiencia del mensaje predicado y la falta de conocimiento de parte de los líderes cristianos, ha impedido que tú conozcas la verdadera naturaleza de la salvación que el Señor Jesucristo te ofrece. Y parece que es el momento que conozcas una expresión diferente, casi igual, pero distinta: “Tu Salvación”.

¿Cuál es la diferencia entre “la salvación” y “tu salvación”? Muy sencillo. Tu has escuchado de “la salvación”. Posiblemente has entregado tu vida al Señor Jesucristo, de forma sincera y genuina… y realmente crees que el Señor murió en la cruz para el perdón de tus pecados. Estoy seguro que también crees que Él resucitó al tercer día. Bien, hasta aquí llega la salvación nominal. Y nominalmente podemos decir que eres “legalmente salvo”. Has creído en tu corazón y confesado con tu boca…has cumplido los requisitos…pero tu vida no ha sido transformada, tu experiencia cristiana no ha sido transformada y la victoria de Cristo parece algo lejano, ajeno a ti….todavía sigues metido en el inmenso grupo de cristianos nominales del mundo!

Y ahora, te ruego, lee atentamente lo que sigue a continuación. Probablemente cambie tu vida radicalmente y para siempre. Por favor, toma unos minutos en leer cada palabra del texto que sigue…Yo estoy orando para que cuando leas este mensaje, el Espíritu del Señor te hable directamente y te guíe a una nueva experiencia en Cristo.

Tu Salvación

¿Sabes que, hace más de 2,000 años, el Señor Jesucristo murió en una cruz por tus pecados? Pues bien, ahora es el momento para que sepas que, cuando Él estuvo en esa cruz, tú estuviste allí, con Él y en Él. Saber y creer que Cristo estuvo en esa cruz no cambiará tu vida, pero creer que tú estuviste con Él y en Él, transformará tu vida radicalmente.

¿Cuál es la implicación de creer que tú estuviste con Él y en Él en esa cruz? Muy sencillo…en la cruz, Jesús obtuvo la mayor victoria de todos los tiempos. Venció el pecado, la muerte, las enfermedades, Satanás y el mundo…. Y si tú crees que cuando Él venció en esa cruz, tú estuviste con Él y en Él, entonces su victoria es tu victoria…

El apóstol Pablo expresa esta realidad de la siguiente forma: “Con Cristo estoy juntamente crucificado…” (Gálatas 2:20) y “nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él…”(Romanos 6:6). Pero estos versículos no terminan allí. El hecho de que tú fuiste crucificado juntamente con Él, implica una victoria maravillosa. Pablo continúa diciendo: “y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí…” y “para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado…”. Talvez debas leer estos versículos completos….

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2:20

“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado…” Romanos 6:6

Estoy seguro que, ahora, has alcanzado el punto donde has personalizado la obra de Cristo y su obra ha dejado de ser algo que pertenece sólo a Cristo y se ha convertido en algo tuyo, que te pertenece…¿Cómo podemos expresar esta maravillosa verdad en términos sencillos? Finalmente, el sacrificio de Cristo en la cruz tiene un significado para tu vida: Tú estuviste allí, y al estar allí, obtuviste la victoria total y absoluta sobre el pecado, las enfermedades, Satanás, la carne y el mundo. Su victoria es tuya!

Pero tu salvación no termina allí. Tu victoria no se limitó a estar con Cristo en la cruz del calvario. El apóstol Pablo dice que, juntamente con Cristo, tu estuviste con Él y en Él en su muerte, resurrección y, asimismo, te sentaste con Él en los lugares celestiales! Que clase de victoria te ha dado Cristo! Pero permíteme mostrarte las escrituras donde Pablo lo expresa de forma maravillosa…

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Colosenses 3:1-3

“Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús…” Efesios 2:6

Pablo te muestra algo sencillamente maravilloso: La obra de Cristo fue perfecta, tan perfecta, que hace mucho tiempo, miles de años atrás, tu Señor no solo te salvó en una cruz…te dio la victoria, te dio vida nueva y te sentó, juntamente con Él, en los lugares celestiales. Por favor, te pido que notes cuidadosamente los verbos que Pablo utiliza en las escrituras: “nuestro viejo hombre fue crucificado”, “habéis muerto”, “nos resucitó” y, finalmente, “nos hizo sentar en los lugares celestiales”. Cristo no te va a dar la victoria, Cristo no te va a sentar en los lugares celestiales…El Señor ya te dio la victoria! Él ya te sentó en los lugares celestiales! Ya lo hizo! Ya estás allí!

¿Que implicaciones tiene decir que Cristo ya hizo su obra en ti? Debes empezar por creerlo. Debes estar seguro que Jesús hizo su obra en ti. Debes creer que el que empezó la obra en ti, la terminará (talvez sería más adecuado decir que ya la terminó en la cruz!). Debes estar convencido que el Señor ya hizo todo lo necesario para transformar tu vida. No es nada parecido a estar esperando que Cristo haga algo en ti, para ti o por ti. Es más que eso. Es creer, es saber que esa obra ya fue hecha…y todo lo que necesitas es apropiarte de ella.

Ya se que has pasado mucho tiempo orando para recibir esa obra maravillosa en tu vida. Ya se que has rogado abundantemente al Señor para que transforme tu vida. Y también sé de tu frustración al no recibir lo que esperabas. ¿Sabes porqué no has recibido nada? Precisamente porque estabas esperando…y la fe es distinta, es superior a la esperanza. Te faltaba estar seguro que lo que estabas pidiendo ya era tuyo…el poder del Señor es tu herencia, el título de propiedad fue firmado y autorizado por Cristo en la cruz…y por supuesto, es muy difícil reclamar una herencia que no estas seguro de poseer. Pero ahora, después de conocer que la herencia ya es tuya, lo único que te falta hacer es reclamarla, con autoridad, porque puedes demostrar que eres el legítimo heredero de las riquezas de tu Señor Jesucristo. Pablo expresa esta confianza de forma clara: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” ¿Porqué Pablo te dice que te acerques confiadamente a Su trono? Sencillamente porque no te estás acercando al Señor con la esperanza de recibir sus bendiciones…Pablo está hablando de acercarnos al Señor creyendo que ya fuimos bendecidos por El en los lugares celestiales, donde ya estamos sentados …estando seguros de que somos los legítimos propietarios de sus riquezas, de su victoria. La Biblia dice que ya estás sentado, en Cristo Jesús, en los lugares celestiales. ¿Tienes idea de lo que significa esto? Pablo, otra vez, te dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo…” (Efesios 1:3). Estar sentado en los lugares celestiales en Cristo significa que has sido bendecido con “toda bendición” y, por supuesto, implica que tienes una autoridad muy especial a nivel espiritual. ¿Sabes porqué? Porque Cristo se sentó en los lugares celestiales, con toda autoridad sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre. Y tú, su iglesia, eres su cuerpo, eres la plenitud de Cristo! Por favor, no pienses que estoy exagerando. Lee lo que la Biblia dice acerca de esto:

“Esta fuerza operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y sentándolo a su derecha en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero. Y sometió todas las cosas debajo de sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” Efesios 1:20-23

Creo que, finalmente, has comprendido la verdadera naturaleza de la salvación, o mejor dicho, de tu salvación. Creo que no has leído nada nuevo o, al menos, algo diferente a la Biblia. La diferencia es que, ahora, puedes ver claramente que la verdadera razón de la obra de Cristo fuiste tú. El evangelio de Jesucristo pierde todo sentido si no es aplicado a tu vida y no transforma tu experiencia personal. Y esta clase de experiencia se recibe cuando el Espíritu Santo habla directamente a tu vida, enseñándote que tú ya estás con Cristo y en Cristo, que ya compartiste con El su cruz, su muerte, su resurrección…y que ya estás sentado en los lugares celestiales en Cristo Jesús!

Y ahora, que? Creo que ya sabes lo que hace falta. Tus ojos han sido abiertos, tu espíritu ha sido tocado por La Palabra del Señor…y lo único que hace falta es que dobles tus rodillas y en actitud reverente entres confiadamente a la presencia del Señor y tomes posesión de tu herencia como cristiano. ¿Cual es tu herencia? La victoria sobre el pecado, el poder para transformar tu vida y la vida de otras personas, la autoridad para reclamar las bendiciones que ya son tuyas…Una vida nueva!

Leonel Rosales Abascal
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Julio 2003