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Isaías 41-10

ISAÍAS 50:5


“Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás”
Introducción:

Él es un Dios bueno y paciente para con nosotros, y él ama que sus hijos seamos obedientes a su Palabra y a su ley.

De este versículo se desprenden 3 palabras claves:

I. RECEPTIVIDAD ESPIRITUAL:

El estado del hombre que ha nacido de nuevo, y que mediante el cual puede y está en capacidad de recibir la Palabra de Dios y la hace. La Biblia dice “Si recibieres mis palabras y mis mandamientos guardares dentro de ti, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios.” Proverbios 2:1,5

Hay bendición para el que tiene un corazón receptivo, y no permite que las palabras de Dios caigan a tierra.

II. DOCILIDAD:

Maravilloso es cuando un hijo de Dios no es rebelde, y es manso y sabe recibir la Palabra de Dios, 100% cierta y no le atribuye al rey despropósito alguno. Ahí podemos fallar, podemos recibir la Palabra, pero la pregunta es con qué actitud somos capaces de recibirla, con mansedumbre o con dureza espiritual.

Santiago 1:21: “Recibid con mansedumbre la palabra implantada….”

III. ESTABILIDAD:

Ese es otro deseo de Dios, que una vez haya sido recibida la Palabra de Dios con mansedumbre, haya permanencia en nuestros corazones. El profeta dijo no me volví atrás. Sigue adelante. La Biblia nos dice lo siguiente: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho”. Juan 15:7

NOMBRE: AMÉRICO DÁVILA ZAMORA