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Y cristo… en los días de su carne

TEXTO: He. 5:7-10 Ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas, al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.
 
ORACION: Abro mi mente y mi corazón para recibir tu palabra, que es el consejo de tu voluntad para mi vida. Llega hasta lo profundo de mi ser, para que mi alma y mi espíritu reciban el suficiente alimento que viene de Ti.

INTRODUCCIÓN: Cristo participó de nuestra misma naturaleza: Él, es el prototipo de todos los creyentes. La Biblia lo menciona desde el principio a través de tipos, sombras y figuras, tales como: Fuego, nubes, humo, varas, colores, números, además de altares, tabernáculo y templos, intermediarios entre Dios y el hombre. Pero con su venida y en su persona se acabaron todas estas figuras y tipos, porque Él es la Luz de Dios, el perfecto mediador entre el Dios Santo y el hombre pecador. Dios estaba saturado de las tradiciones religiosas de fariseos y escribas, de holocaustos y sangre de animales que solo cubrían el pecado, pero cuando llegó el cumplimiento del tiempo (desde Adán a Cristo, 4000 años) Dios envió a su hijo nacido de mujer y nacido bajo la ley, para quitar y terminar definitivamente con el pecado.

1- DIVINO Y HUMANO

Fue necesario encontrar a un hombre que fuera auténticamente humano e indiscutiblemente divino; 100% humano, 100% divino para poder ser el perfecto mediador. Puede comprender a Dios y puede comprender al hombre. Además demostró que viviendo en un cuerpo como el nuestro, se puede agradar a Dios, pues estaba sujeto a pasiones y tentado en todo... Pero sin pecado.

2- PARIENTE CERCANO

Para poder ser El Salvador y Redentor, tuvo que ser pariente de la humanidad; igual a nosotros en nuestra naturaleza para rescatar al hombre de su pecado, pobreza, esclavitud y muerte. Tal como en la época antigua, Dios había dado leyes en cuanto a la redención, Lv.25:25-49, que en Cristo se cumplieron ¡¡¡Pobre de nosotros si no hubiera aparecido Cristo!!!

3- ¡¡¡QUÉ AUTORIDAD!!!

Con solo unas palabras, dejaba a sus oponentes religiosos, fariseos, saduceos y escribas completamente desarmados. Cuando Él decía: Sígueme, no había opción, o le seguían o se perdían para siempre. ¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen? ¡Los demonios huyen... Los enfermos son sanados por su palabra y hasta los muertos resucitan! ¿Cómo podía tan fácilmente transformar agua en vino y con dos peces y cinco panes dar de comer a más de 5000 personas? De sus vestidos salía virtud, Él estaba en todo, con las multitudes, con los doce, con los tres; como Pedro, Jacobo y Juan en el monte de la transfiguración, mostrando sus vestidos blancos y resplandecientes. O junto al maestro Nicodemo mostrándole el camino a Dios por el nuevo nacimiento. ¡Qué hombre! Podía subirse a un burrito y entrar triunfante a Jerusalén, manso y humilde como solo Él era, y llorar por Jerusalén siendo tan Señor: Su compasión era inigualable, tenía tiempo para todo, a las mujeres les dijo: No lloréis por mí, llorad pr vosotras y por vuestros hijos, y a otra ¡Ten ánimo, tu fe te ha salvado!

4 ¿CÓMO DESCRIBIRLE?

Jesús era león y cordero a la vez, daba paz y hacía temblar a sus enemigos, era luz en las tinieblas, la sal de la tierra, el camino la verdad y la vida, vino a cumplir con los profetas y la ley... Pero a superar a ambos por el camino del amor; La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron. Sal. 85:10. En su corto ministerio hizo tanto que no alcanzarían los libros para hablar de Él si tuviésemos que describirle en detalle.

5- RUEGOS Y SUPLICAS CON GRAN CLAMOR... Y LAGRIMAS

Jesús estaba al final de su carrera. En el huerto de Getsemaní, apoyándose en sus tres mejores discípulos, comienza a entristecerse, queriendo pasar sus peores momentos con sus mejores amigos. Él era un hombre... No era fácil cargar con todo el peso del pecado, el escarnio y la muerte.

Padre pasa de mí esta copa... Pero, no había otra manera, el cielo continuaba cerrado, sería solo con su sacrificio y su sangre sin pecado.


6- FUE OIDO... POR SU TEMOR REVERENTE

Hay 2 clases de temor:

Uno: El miedo a Satanás, no confiar en Dios. Este temor no agrada al Señor.

Dos: El temor de respeto a Dios, a sus mandamientos y leyes, hacer su voluntad en todo, y a decir Si Señor, a todo lo suyo; ese era el temor de Jesús y por esa causa fue oído.

7- Y AUNQUE ERA HIJO... POR LO QUE PADECIO APRENDIO LA OBEDIENCIA

Grandes padecimientos le llevaron a la obediencia.

Dios permite que pasen muchas cosas en nuestras vidas, para enseñarnos a hacer como Él quiere y no como nosotros queramos. Ninguna disciplina es causa de gozo, pero luego da fruto apacible de justicia, a quienes han sido ejercitados en ella, He.12:11.

8- DE LA OBEDIENCIA A LA PERFECCION

Son los distintos escalones que Dios usa para llevarnos a la meta, al crecimiento y conocimiento; entendiendo que la tribulación produce paciencia, y la paciencia prueba, y la prueba esperanza. Luego de transitar este camino, podremos andar de gloria en gloria, de triunfo en triunfo y decir, no vivo más yo... Cristo vive en mi; de ésta manera somos moldeados a su imagen.

9- DECLARADO POR DIOS... SUMO SACERDOTE,
SEGUN EL ORDEN DE MELQUISEDEC

Jesús terminó con muchas tradiciones carnales y humanas tales como: Sacerdocios arónicos y levíticos en cuanto al ministerio, ya que Él vino de una tribu de la cual nadie sirvió al altar, de un orden como el de Melquisedec, Gn. 14:17-20; siendo superior, ya que existió antes de Aarón y este es su ministerio espiritual que permanece para siempre.

¡Gracias a un ministerio espiritual que permanece para siempre! ¡Gracias a Dios! Porque de esta manera hoy Dios llama a través de su Espíritu Santo a sus ministerios, desde apóstoles hasta maestros, como a Cristo y según el mismo orden de Melquisedec, no más de una familia o de una tribu. Tal sacerdote nos convenía: Santo, inocente y sin mancha: Hecho más sublime que los cielos, He.7:26 (Lea todo el Cap.7 de Hebreos)

CONCLUSION: Jesús, es nuestro ejemplo en todo. Como Él vivió debemos nosotros imitarle. Ser sencillos y astutos a la vez redimiendo el tiempo, porque los días son malos. No dejar de congregarnos como es costumbre en algunos hermanos. Sentirnos siempre gozosos y orando sin cesar, dando gracias por todo, porque esta es la voluntad de Dios

Te saludo con He.10:19-25

Dios te bendiga

DANIEL REGONDI
CORDOBA, FEBRERO DE 1999
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