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¿Deberían los Cristianos pertenecer a denominaciones?

En los últimos años han aparecido una serie de organizaciones y grupos cristianos que con diversos nombres proclaman el Evangelio y enseñanzas del Señor Jesucristo. Cada vez son más los grupos que nacen de otros grupos, o los hombres que pretenden hacerse pasar por enviados de Dios, lógicamente con propósitos no piadosos. Todas estas organizaciones tienen su propia doctrina elaborada por hombres, al punto que se oye muchas veces decir: "...Bueno, los cristianos nunca se ponen de acuerdo en su propia doctrina, han generado muchas iglesias... Están divididos y confundidos..."
Esta expresión no hace más que contradecir la sencilla Palabra de Dios. Él ha dicho, con toda simplicidad, para que cualquier corazón humilde pueda comprender: Que los creyentes en Cristo son Uno. Si tú y yo creemos de corazón en Cristo como nuestro Señor y Salvador, Él nos ha puesto a ambos en "...la Iglesia, la cual es su cuerpo" (Efesios 1:22-23). Además, la Biblia dice: "...Porque fuimos todos bautizados en un Cuerpo..." (1 Corintios 12:13).

Todos los cristianos somos miembros del mismo cuerpo espiritual.

La misma oración de nuestro Señor Jesucristo por nosotros es "... para que todos sean uno, como Tú, oh Padre, en mí, y yo en Ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me enviaste..." (Jn. 17:21).

El mundo sólo ve nuestro caminar. Si tú perteneces a "tu iglesia" y aquel pertenece a "su iglesia", ¿Cómo va a conocer el mundo que ambos pertenecen a la Iglesia de Cristo, y que en Cristo somos una unidad?

Las mal llamadas "Iglesias Cristianas" que el hombre ha hecho, sólo añaden confusión y división entre cristianos (De lo cual Dios no es el Autor), y reflejan tal imagen ante el mundo (1Corintios 14:33). Son un sutil engaño de Satanás para dividir a la Iglesia de Jesucristo, confundir a los cristianos, y por tanto obrar en contra de la unidad del cuerpo, en contra de la voluntad y la oración de Jesús.

"Porque nadie puede poner otro fundamento del que ha sido puesto, el cual es Jesucristo" (1 Corintios 3:11). Los constructores del Sectarismo erigen "sus propias iglesias" en completa contradicción con el plan de las Sagradas Escrituras. ¡Cuan absurdos son esos inmensos edificios, vanas obras arquitectónicas, que se hacen pasar por "Casas de Dios"! Por supuesto que Dios no está allí, porque "... Dios no habita en templos hechos por manos humanas" (Hch. 17:24). Por el contrario, la Escritura dice respecto de los cristianos: "No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (1 Corintios 3:16). La única Iglesia que Dios está edificando está constituida por todos aquellos renacidos en espíritu, en cualquier parte del mundo, los cuales han sido limpiados con la sangre de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Ellos no necesitan una organización humana para andar como Dios quiere. El Dios Todopoderoso que creó las aves y las plantas, los mares y las montañas, las estrellas y las galaxias, que creó al hombre, ¿No ha de tener el poder suficiente para conducir y organizar su propia Iglesia? ¡Por supuesto que sí...! ¿Es que el hombre quiere enseñarle al Creador cómo administrar su Propio Cuerpo? ¿Es el hombre más sabio que Dios?

Por el contrario, el propósito de Dios para sus hijos es muy diferente. El Señor no aprueba un espíritu sectario. Dice el Señor: "...Os ruego, pues, hermanos (Escribe Pablo a los Corintios), por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer... Quiero decir a cada uno de vosotros que dice: Yo soy de Pablo, y yo de Apolos, y yo de Cefas, y yo de Cristo? (1 Corintios 1:10-13). ¿Se requiere mayor prueba que estos versículos para salir ahora mismo de las denominaciones? Hoy también se oye: Yo soy bautista, y yo metodista, y yo pentecostal, y yo de los atalayas... etc. ¿Por qué quieres dividir a Cristo? ¿Por qué has de caminar en denominaciones, en dirección contraria a los mandatos del Señor? ¿Es que acaso no le amas?

Las iglesias hechas por hombres son "obras de la carne", organizaciones humanas que sólo agregan confusión, y ¡deshonran el Nombre de Señor! En la primera carta a los Corintios 3:3 se lee: "... pues habiendo entre vosotros (Pablo está hablando a cristianos) celos, contiendas y disensiones, no sois carnales y andáis como hombres?" Se nos dice también "...no os unáis en yugo desigual con los incrédulos (ninguna iglesia hecha por hombres está libre de los hipócritas e incrédulos); porque ¿Qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo, y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso (2 Corintios 6:14-18).

Obedecer este simple mandato del Señor hará agradable nuestro caminar ante sus ojos. Es así de simple.

No se trata de dejar de reunirse, sino de que las reuniones de los hijos de Dios sean siempre sólo en Su Nombre. "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él." (Colosenses 3:17). Porque somos una organización espiritual, producto de su divino amor y gracia, comprados con la sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Amigo lector, tal vez te resulte chocante saber que a Dios no le agrada tu denominación, pero si realmente amas al Señor, estoy seguro que querrás agradarle en todo, lejos de lo que deseen tus sentimientos. Recuerda que: "...engañoso es el corazón más que todas las cosas..." (Jer. 17:9). En verdad, las denominaciones tienen apariencia de piedad, pero en realidad son una mentira más de Satanás para dividir a los Hijos de Dios. Sólo si pruebas todas las cosas en las Sagradas Escrituras, entonces conocerás la verdad, como dice la Escritura, "...la verdad os hará libres..." (Jn. 8:32).

Para conocer la voluntad preciosa de Dios sólo se requiere tener un corazón humilde ante su Palabra. Por último, ¿No quisieras tú andar agradando al Señor de la forma como Él lo ha dispuesto? Pues bien, a partir de hoy tienes la oportunidad.

Javier Henostroza
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