Introducción.

Sin lugar a dudas, cada uno de nosotros como creyentes en Cristo muy frecuentemente nos vemos enfrentando tentaciones, entablándose una lucha contra nuestros propios deseos, el mundo y el enemigo de nuestras almas. Cada uno de nosotros tiene que enfrentarse con el problema del pecado (1 Juan 1:10)

Una de las cosas más importantes que todo cristiano debiera comprender, es que Dios desea que cada creyente tenga victoria sobre el pecado. Dios nos da la siguiente orden en su palabra:

(Leer 1 Pedro 1:13-16.)

Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

1Pedro 1:16

I. Dios nos a dado Victoria.

Ahora, la gracia de Dios hacia los hombres ha sido completa, por lo que Dios sabiendo de nuestra debilidad, ha dado ya la victoria a cada uno de sus hijos:

Mas á Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo.

1Corrintios 15:57

El apóstol Pablo nos lo hace recordar en II Corintios 1:10.

El cual nos libró y libra, en quién esperamos que aun nos librará de tan grande muerte. 2Corintios 1:10

En este pasaje se nos hace saber que Dios no ha librado del pecado y su condenación en:

1. El pasado. Hemos sido librados del castigo y la paga del pecado. (Romanos 6:23)

El presente. Estamos siendo liberados del Poder del pecado (Romanos 6:17-18)
El Futuro. Seremos librados de la presencia del pecado.
Aunque todos sin excepción debemos enfrentarnos con este problema, muchos cristiano no gozan de la victoria sobre el pecado en la vida diaria, sino que todavía están bajo el dominio de sus hábitos pecaminosos que tenían antes de conocer a Cristo. Quizá nos preguntemos, ¿Porque ocurre esto todavía?

I. El origen de la lucha

La Biblia nos describe la lucha de dos naturalezas en la persona del cristiano:

El deseo de la carne VS El deseo del Espíritu

1. La naturaleza del Hombre caído

El pecado entró en la raza humana a través del primer hombre y la primera mujer que Dios creó, Eva desobedeció y Adán la siguió arrastrando tras ellos a toda la humanidad al pecado.

Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen (Génesis 1:26-27), es decir, con VOLUNTAD, INTELECTO Y EMOCIONES.

Dios dio al hombre la libertad para poder usar su voluntad y le dio restricciones ó leyes para su propio bien, asimismo, Dios dio al hombre la oportunidad de elegir entre obedecer y desobedecer (Voluntad), basándose en su inteligencia (Intelecto) y su amor por Dios (Emociones).

El pecado entró en el mundo cuando el hombre decidió abusar de la libertad que Dios le había dado, desobedeciendo las restricciones de Dios. A partir de este evento, todos los hombres que nacen tienen la misma naturaleza de Adán después de haber pecado. (Romanos 5:12)

La naturaleza del Hombre redimido
Cuando Jesucristo vino a este mundo, puso al descubierto la verdadera condición del hombre. (Juan 3:19). Los hombres aman más las tinieblas que la luz.

Dios en su gran amor, nos ha dado vida en Cristo. Efesios 2:4-5.

Ahora, como cristianos, relacionados con dios en su Justicia, hemos de vivir diariamente de acuerdo al llamamiento que nos ha hecho. Efesios 4:22-24.

En el libro de Romanos 7:14-25, Pablo nos menciona como es que el cristiano vive esta tremenda lucha.

I. Clases de pecados

La Biblia nos advierte que nos cuidemos de tres clases de pecados:

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, y los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo.

1Juán 2:15-16.

· Los deseos de la carne. Aquí están consideradas las tentaciones corporales causadas a través de nuestros sentidos. Gálatas 5:19-21.

Los deseos de los ojos. La codicia, el ver y desear cosas que no podemos o no debemos poseer. Santiago 4:1-3.
La vanagloria de la Vida. Se entiende por esto el deseo de grandeza, desear a toda costa ser grande y admirado en esta vida a través de las riquezas, poder y reconocimiento. Romanos 12:3, Filipenses 2:3-4.
Piense en los pecados con que esta usted batallando, ¿A cual de éstas tres clases pertenece?

Recordemos que estas cosas no provienen del Padre, sino del Mundo. 1 Juan 2:17.


I. ¿Cómo dominar nuestros hábitos pecaminosos?

1. Debemos considerar las terribles consecuencias del pecado

La paga del pecado es muerte... Romanos 6:23

Aunque de acuerdo a la escritura un hijo de Dios nacido de nuevo no pierde la vida eterna, el pecado traerá que tu vida sea improductiva, y causará graves daños a tu testimonio, tu vida familiar y el gozo de la vida.

"No os engañéis; Dios no puede ser burlado pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará." Gálatas 6:7

Leer también Romanos 8:5-8.



Confesemos y apartémonos del pecado
Gracias a la muerte expiatoria de Cristo Jesús en la cruz del calvario, podemos tener el perdón de nuestros pecados al confesarlos.

Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. I Juan 1:9.

No solo basta confesar los pecados para tener una vida victoriosa, es necesario abandonar la práctica del pecado.

El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13

¿Que pasa si no los desechamos de nuestras vidas?

Serán como aguijones y espinas que nos afligirán y no nos permitirán vivir en la paz del Señor. Números 33:55.

Sometámonos a Dios.
Para tener victoria sobre el pecado es indispensable rendir completamente nuestras vidas a Dios. Santiago 4:7.

El hombre no tiene alternativa, siempre servirá a alguien, sea esclavo del pecado o esclavo de la justicia, la cuestión no es si he de someterme, sino a quien decidiré someterme. Romanos 6:16.

Por lo tanto presentemos a nosotros mismos para servir a la Justicia. Romanos 6:13.

Resistamos a Satanás
Santiago 4:7. No nos desanimemos, Dios ha derrotado a nuestro enemigo en la cruz del Calvario.

1 Pedro 5:8-11.

Renovemos nuestra mente.
Efesios 4:17-24

Romanos 12:1-2.

Oremos por ayuda y victoria de parte de Dios.
Mateo 26:41

Efesios 6:10-13.


Conclusiones.

Dios nos dará la victoria sobre nuestros pecados si buscamos su ayuda, debemos quitar de nuestra vida todas aquellas cosas que nos estorban para poder crecer y madurar en la vida cristiana, ese es el deseo de Dios y además recordemos que Dios tiene promesas preciosas para aquellos que han puesto firme deseo en su corazón de soportar las tentaciones.

Hebreos 12:1-4. Santiago 1:12.

Centro Evángelico Querétaro.

Miguel Angel Chamorro Perez
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