El propósito de los dones del Espíritu

Los dones del Espíritu todavía están en la Iglesia, y que son manifestados en dondequiera que hay fe, consideremos algo de su propósito y lo que dios se proponía que efectuaran. Los dones del Espíritu no son juguetes; son los regalos del amor de Dios a la Iglesia. Cualquier intento, por tanto, de utilizarlos con propósitos egoístas o frívolos, sería una equivocación trágica.

Entonces, ¿cuáles eran los propósitos que Dios tenía en mente cuando Él ordenó que estos regalos especiales del Espíritu fueran otorgados a la Iglesia? Como veremos, el propósito primordial era que, a través de la operación de estos dones, la Iglesia se convirtiera en el Cuerpo funcionante de Cristo en la tierra.

1.- Para manifestar el Cuerpo de Cristo en la tierra.

En el capítulo 12 de 1a Corintios, Pablo considera a la Iglesia como el Cuerpo de Cristo.

"Porque de la manera que el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, empero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un cuerpo, así también Cristo. Porque por un Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ora Judíos o Griegos, ora siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu. Pues ni tampoco el cuerpo es un miembro, sino muchos... Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en parte" (1a Corintios 12:12-14, 27)

Aquí se encuentra una verdad esencial que no es comprendida tan plenamente como debiera serlo. Aquí se nos dice que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, y cada uno de nosotros somos miembros en particular. El punto es éste, de que mientras Cristo estaba en la tierra, Él podía estar solamente en un lugar a la vez. Él podía ministrar solamente a unos cuantos a la vez. Sin embargo, después de que el Espíritu fue derramado, fue posible para Él manifestarse a través de un número ilimitado de creyentes. Estos miembros de Su Cuerpo místico podían ir a todas partes del mundo y ministrar a las gentes, así como Él ministraba cuando Él estaba en la tierra. "Como Él es, así somos nosotros en este mundo" (1a Juan 4:17). Así fue multiplicado el ministerio de Cristo muchas veces.

De esta manera, por medio de estos dones sobrenaturales, Cristo, por medio del Espíritu Santo, puede manifestarse a Sí mismo y a Su ministerio en cualquier parte de la tierra. La Iglesia así se convierte en verdad en el Cuerpo de Cristo, haciendo Sus obras, y ministrando Su amor y compasión a los necesitados. En una forma real la Iglesia es Sus ojos, Sus oídos, Sus pies, Sus manos, para llevar a cabo su obra en la tierra.

Esta verdad también nos muestra a nosotros, que, cuando la Iglesia pierde las manifestaciones de sus dones, ella se vuelve débil ineficaz completamente distinto de lo que Dios quería.

2.- Para ayudar a la evangelización del mundo.

En Marcos 16:15-18, el Señor da la Gran Comisión como orden a los creyentes para la evangelización del mundo.

"Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán."

¿Cómo se habría de efectuar esta evangelización? No por medio del uso de tretas o invenciones mecánicas ingeniosas, sino a través de determinadas señales milagrosas que son manifestadas por medio de los dones del Espíritu.

No ha sido fácil evangelizar a los paganos. William Carey, el primer misionero de los tiempos modernos, laboró seis años para ganar a un sólo convertido. La evangelización de las naciones ha sido un proceso lento y tedioso. Los misioneros han trabajado todas sus vidas para ganar unas cuantas almas.

Contraste esto con los resultados de los grandes avivamientos de las masas conducidos por aquellas personas que tienen ministerios con señales de dones.

SEÑALES DE DONES ENTRE LOS MAHOMETANOS

Hace unos cuantos años que un hermano principió una campaña en un país mahometano. Se reunieron unos diezmil musulmanes para escucharle. No eran verdaderamente hostiles pero tampoco estaban ellos convencidos de que Jesús es el Hijo de Dios, o de que Él está vivo. Se les había enseñado que Él era un profeta al igual que Mahoma. El evangelista hizo una proposición a la gente.

Si Cristo sanaba a las personas ante los ojos de ellos, dándole vista a los ciegos, haciendo oír a los sordos, y facultando a los cojos para andar, ¿creerían ellos? Estuvieron de acuerdo en que sí lo harían. Así que principió, cuando estos milagros realmente empezaron a efectuarse, y el pueblo los vio con sus propios ojos, aquel gran auditorio de musulmanes comenzó a gritar, "Jesús vive, ¡Jesús vive! ¡Jesús es el Hijo de Dios! Él sana nuestras gentes."

El gran propósito de los dones del Espíritu es dar confirmación al evangelio.

3.- Para edificar a la Iglesia.

"Mas el que profetiza, habla a los hombres para edificación, y exhortación, y consolación... Así también vosotros; pues que anheláis espirituales dones, procurad ser excelentes para la edificación de la Iglesia... ¿qué hay pues, hermanos? Cuando os juntáis, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: hágase todo para edificación" (1a Corintios 14:3 12, 26).

Un número de los dones tiene un propósito definido en la edificación del Cuerpo de Cristo. El capitulo 14 de Primera de Corintios, da bastante instrucción sobre el orden del servicio apostólico. Por ejemplo, se nos informa que si uno es movido para dar un mensaje en lengua desconocida, debe asegurarse si hay un intérprete presente (versículo 5, 13).

Varias veces en este capítulo Pablo enfatiza que uno de los grandes propósitos de los dones es para la edificación de la Iglesia. El don adaptado especialmente para la edificación de los creyentes es el don de la profecía y el hablar en otras lenguas con interpretación. Desde luego, cualquier don manifestado en la congregación puede resultar en bendición para los creyentes.

4.- Para la liberación del pueblo de Dios.

Así como determinados dones están diseñados especialmente para la edificación de los santos, así hay otros que están ordenados para su liberación. El Antiguo Testamento está repleto con sucesos en donde el pueblo de Dios recibió liberaciones sobrenaturales. El ministerio de Cristo estuvo marcado por milagros de abastecimientos, tales como la transformación del agua en vino, la alimentación de los cinco mil, o los milagros de libramiento, tales como el apaciguamiento del mar.

5.- Para el perfeccionamiento de la Iglesia.

"Y el mismo dio unos, ciertamente apóstoles; y otros, profetas; y otros, evangelistas; y otros, pastores y doctores; para perfección de los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:11-13).

Asociado muy de cerca con la edificación de la Iglesia, está el propósito eterno de Dios de perfeccionar la Iglesia. Los dones del Espíritu son manifiestos a través de individuos escogidos, apóstoles, profetas, evangelista, pastores, y doctores para que la Iglesia pueda ser hecha perfecta, esto es,

que esté lista para Su segunda venida.

Aun cuando las personas sean cristianos devotos, siempre existe la posibilidad de que puedan ser descarriados por algún líder, plausible pero engañado por sí mismo, que llegue a conquistar su confianza. El pueblo de Dios necesita enseñanza, por hombres ungidos por Dios, que puedan discernir entre lo verdadero y lo falso, como dice Pablo en el versículo 14:

"Que ya no seamos niños fluctuantes, y llevados por doquiera por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que, para engañar, emplean con astucia los artificios del error" (Efesios 4:14)

ALGUNOS DATOS GENERALES ACERCA DE LOS NUEVE DONES DEL ESPIRITU SANTO

Los nueve dones del Espíritu caen en tres clasificaciones generales.

Primeramente, hay los dones de revelación:

1.- La palabra de sabiduría.

2.- La palabra de ciencia.

3.- Discreción de espíritus.

En segundo, hay los dones de poder:

1.- Fe.

2.- Dones de sanidades.

3.- Operación de milagros.

En tercera, hay los dones de inspiración:

1.- Profecía.

2.- Géneros de lenguas.

3.- Interpretación de lenguas.

LOS DONES SE MEZCLAN UNOS CON OTROS

No debe pensarse que los dones del Espíritu son todos definidos claramente los unos de los otros. En realidad, la operación de los dones en estos tres grupos tienden a confundirse uno dentro del otro, como el espectro de un arco iris.

Así, la palabra de ciencia y la discreción de espíritus en realidad es un tipo especializado de conocimiento. Asimismo, los dones de sanidad son para la liberación del cuerpo humano de enfermedades y males. Empero, un milagro de sanidad, en el que se requiere la obra creadora, parecería estar clasificado con mayor corrección como la operación de milagros. Ciertamente, el levantamiento de los muertos, y el regresar el espíritu humano a un cuerpo muerto está más allá del alcance de los dones de sanidad; sin embargo, la sanidad está involucrada. Es evidente que los límites entre los dones no están fuertemente definidos.

Igualmente, aquellas personas familiares con las reuniones pentecosteses observarán con una ocurrencia frecuente, que aquellas personas que interpretan pueden penetrar en el reino del don de la profecía. Los dos dones son similares en operación, excepto que con la profecía no hay el hablar en lenguas desconocidas, como con el don de interpretación.

Además, frecuentemente es cierto que dos dones o más operan juntamente en un momento determinado. La palabra de sabiduría y la palabra de ciencia laboran muy juntas. La ciencia es la materia prima, pero debemos tener sabiduría para saber cómo utilizarla. En 2o Reyes 6, ¡vemos hasta siete de los dones en operación durante una ocasión!

¿ESTAN LOS DONES BAJO EL CONTROL DEL CREYENTE?

Creemos que, en algunas ocasiones raras posibles, el recipiente de un don tiene un control completo de sus facultades. Es cierto que a veces, una persona, mientras recibe el bautismo, o alguna revelación especial, se ha perdido tanto en el Espíritu que quizás no se dé cuenta de lo que acontece a su alrededor. Pero durante el ministerio público, el orador, aun cuando esté profundamente en el Espíritu, en casi todos los casos sabe lo que está haciendo y diciendo. Si desea, puede dejar de hablar en lenguas o profetizar.

Desde luego, cuando el Espíritu está en él para hacer estas cosas, él obedecerá al Señor, pero, sin embargo, lo que él está haciendo está bajo su control.

Pablo corrobora esto cuando dice:

"Y los espíritus de los que profetizaren, sujetensen a los profetas" (1a Corintios 14:32). Instruye a la Iglesia a profetizar uno por uno, y dejar que todo se haga con orden, para evitar confusión. Si no hay interprete, que el habla en la lengua desconocida calle (1a Corintios 14:28). Todas estas instrucciones indican que los dones están sujetos a los profetas. El Espíritu no forza a ninguna persona a manifestar un don.

Por: REV. ESTEBAN ALVARADO