Pedro le dijo a José: “¡Eres un cualquiera!” “¿Cómo? ¿Cualquiera yo? ¡Cualquiera será tú!” le respondió José. Los amigos estaban enfrascados en una discusión frenética cuando pronunciaron estas palabras. A nadie (incluyendo a José) le gusta que le digan que es “un cualquiera”.

¿Quién es un cualquiera?: Es alguien que simplemente no tiene importancia. Es alguien que no tiene realce. Es alguien que es despreciado y menospreciado. A José se le estremeció el corazón y su orgullo fue herido cuando Pedro, hasta ese momento su “mejor amigo” lo tildó de “cualquiera”. José sintió que el mundo que él había construido a su alrededor se deshacía en pedacitos con esta declaración totalmente negativa para él de su apreciado amigo. Él reaccionó a la defensiva, es decir, salió en defensa de su orgullo, de su moral, de su personalidad. Ese mundo, esa ciudad, ese fundamento que él había construido consigo mismo no se podía caer así nada más, de un solo golpe. Inmediatamente recurrió a la ley del talión, la cual es la pena que consiste en hacer sufrir al delincuente un daño igual al que causó. Esa es la reacción típica del ser humano.

En este estudio vamos a analizar el significado de esta expresión en el reino de Dios. Veremos cómo corresponde esta misma frase utilizada por Pedro para herir a su amigo. ¿Qué harás cuando tu mejor amigo te diga: “Eres un cualquiera porque eres cristiano”? ¿Te avergonzarás como muchísimos de que te digan cristiano? ¿Sabes una cosa? Pues ¡tú eres un cualquiera!. Hay varios episodios y personajes que van a ser usados en este estudio como: La Maldición de la higuera estéril, Pablo, Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego, etc.

LA HIGUERA

“20 Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. 23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” (Marcos 11:20-24)

El día anterior Jesús le había pronunciado una sentencia a la higuera del relato: “Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos. (Marcos 11:13-14). Jesús sabía dos cosas: 1) Que no era tiempo de que la higuera tuviera frutos y 2) Que iba a ser una enseñanza para sus discípulos y, además, para todos sus seguidores. ¡Sí! Jesús sabía que no era el momento adecuado de la naturaleza para que la higuera estuviera cargada de frutos, la higuera tenía hojas pero no frutos.

De repente Jesús se endereza, fija su vista en la higuera y pronuncia la frase: “Nunca jamás coma nadie fruto de ti.” Él dicta una sentencia sobre la higuera pero ese no era el propósito central; tantas higueras que había en Israel pero Jesús fijó su vista precisamente en esa para enseñar a sus discípulos. El objetivo principal de Jesús era éste: “Y lo oyeron sus discípulos.” ¡Sí! Era eso lo que quería Jesús, que sus discípulos oyeran y vieran la forma cómo el maestro actuaba. Recordemos que Jesús no actuaba bajo sus impulsos, en otro episodio Él le respondió a su discípulo Felipe: “¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.” (Juan 14:10). El objetivo de Jesús era que sus discípulos aprendieran de Él, que sus discípulos observaran lo que Él hacía, lo que decía, cómo se comportaba frente a las circunstancias, frente a las adversidades, y absorbieran en sus espíritus todas esas enseñanzas. El Maestro sabía que no le quedaba mucho tiempo aquí en la tierra pero a ellos, sus discípulos si les quedaba más tiempo que y decide entonces mostrarles en un contacto directo con la naturaleza, en donde estuvieron envueltos: naturaleza, vista, intelecto, razón y espíritu. Todo se volvió uno.

Al siguiente día Jesús hace pasar a sus discípulos por el mismo sitio donde estaba la higuera. Él sabía lo que estaba haciendo; Él sabía cuál iba a ser la reacción de los discípulos, pero ellos no lo sabían: Ni siquiera sabían la tremenda sorpresa que se iban a llevar: “¡Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.!” reventó Pedro. Jesús ni siquiera se inmutó, y luego con gran aplomo dice: “Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.”

El Señor les dice a sus discípulos: “Tengan fe en Dios. Porque ciertamente les digo que cualquiera que.........” Hay dos cosas importantes en este episodio: “Fe y Cualquiera” Cualquiera puede tener fe para cualquier circunstancia. ¿Quién puede ser cualquiera? Vamos a buscar el significado de esta palabra con sus sinónimos:

Cualquiera: Aplícase a una persona o cosa indeterminada. Ser un cualquiera significa ser una persona vulgar y poco importante o indigna de consideración. Vulgar: Del vulgo. Común o general, por contraposición a científico o técnico. Que no tiene especialidad particular en su línea. Vulgo: El común de la gente popular. Conjunto de personas que en cada materia sólo conocen lo superficial. Común: Corriente. Ordinario, vulgar, frecuente y muy sabido. Bajo, de inferior clase y despreciable.

“Cualquiera que dijere.........” “Cualquier simple” “Cualquier vulgar” “Cualquiera persona ordinaria” “Cualquiera sin nombre” “Cualquier anónimo” “Cualquiera persona sin importancia” “Cualquiera persona indigna de consideración” “Cualquiera etc.................” “El zapatero, el verdurero, el chichero, el carnicero, el barrendero, el basurero, el portero, el vigilante, el limpiabotas, el periodiquero, el kiosquero, el repartidor, el panadero, el cocinero, el mendigo, la maestra, la niñera, el ama de casa, el ama de llaves, la empanadera, la criada, la sirvienta, la etc.........................”. Cualquiera de ellos cuando hablara con la unción del Espíritu, pues todo se iba a someter, aun la naturaleza se iba a someter, si realmente lo hacía con fe, esa fue la única condición que puso Jesús: tener fe.

El Maestro no dijo: “Solamente: El doctor de la ley, el escriba, el fariseo, el saduceo, el seminarista, el graduado en el instituto bíblico, el pastor, el evangelista, el obispo, el presbítero, el doctor, el reverendo, el reverendísimo, el que tiene título, el filósofo, el científico, el psicólogo, el abogado, el médico, el etc...................” ¡No! El Señor no dijo que estos solamente podrían, aunque estos si disponen sus corazones al Señor y dejan el orgullo, la vanidad, el ego por saber teología, por saber misterios, por saber más que los demás. Pues Dios puede usarlos, tal como utilizó a Pablo cuando él no tomó en cuenta todo lo que había aprendido en su pasada vida sin Cristo.

Mira lo que dijo el apóstol Pablo acerca de “los cualquiera”: “25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.” (1ª Corintios 1:25-31). A continuación mencionaré una a una las expresiones que utilizó Pablo para referirse a “los cualquiera”:

“Insensato”

El “cualquiera de Dios” es alguien falto de sensatez, o que habla u obra sin ella. Alguien que no tiene buen juicio, no es cuerdo ni prudente. ¿Por qué somos insensatos? Salomón el proverbista dice que: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” (Proverbios 1:7) y así como los insensatos del mundo desprecian la sabiduría y la enseñanza de Dios, pues asimismo nosotros los creyentes también despreciamos esa clase de sabiduría y enseñanza del mundo. Nos dicen que no somos sensatos, que no tenemos buen juicio; que no somos cuerdos o prudentes porque despreciamos ese tipo de filosofía que busca la verdad y no la encuentra nunca; porque la verdad que ellos buscan, sin saberlo, es Cristo pero nunca han querido venir a esa verdad para que sean aclarados sus ojos y su entendimiento, y puedan de verdad ser sanados de tanta basura que el diablo ha metido en sus cabezas. Por eso los “cualquiera de Dios” somos insensatos. Pues yo deseo seguir siendo insensao para que la excelencia del poder de Dios sea siempre sobre mi vida

El mundo nos compara con este ejemplo que dio Jesús: “Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” (Mateo 7:26-27). Para el mundo, nosotros, “los insensatos de Dios” hemos construido un mundo de fantasía. ¡Qué fe nada! ¡Qué Dios nada! ¡Bájate de esa nube! ¡Tú lo que estás es loco!. Para ellos hemos construido nuestras bases sobre arenas movedizas, sobre la gelatina que se mueve y no es estable.

Pero Dios dice otra cosa de “los cualquiera” y a ellos les entregó Su Sabiduría: “1 La sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas. 2 Mató sus víctimas, mezcló su vino, y puso su mesa. 3 Envió sus criadas; sobre lo más alto de la ciudad clamó. 4 Dice a cualquier simple: Ven acá. A los faltos de cordura dice: 5 Venid, comed mi pan, y bebed del vino que yo he mezclado. 6 Dejad las simplezas, y vivid, y andad por el camino de la inteligencia.” (Proverbios 9:1-6)

“Débil”

“20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca, 21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis. 22 Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.” (Ezequiel 34:20-22) Esta es una profecía dada por Dios a través del profeta Ezequiel y además del pueblo de Israel, se refiere a nosotros, la iglesia de Jesucristo. En el mismo pueblo de Dios, en las mismas iglesias, espiritualmente hablando, hay grupos de ovejas gordas y débiles. Cuando se habla de ovejas gordas se refiere el Señor a esas ovejas que están hinchadas de orgullo porque tienen un ministerio que tal vez, haya sido dado por el hombre y no por Dios. Son ovejas a quienes el pastor o líder tiene en las palmas de las manos, tal vez porque diezma más que la flaca o porque el amiguismo juega un papel muy importante en la vida del líder. Son ovejas engordadas, aquéllas que tienen muchas carnes y grasas, es decir, son carnales. Son muy abultadas y corpulentas, es decir, tienen el ego en la cima de sus corazones. Son aquéllas que exceden del grosor corriente en su clase, es decir, sobresalen de las demás por su forma de ser egoísta y sensual. Son muy grandes, y fuera de lo corriente por su intensidad, violencia, arrebato de ira, celos, rencor, etc. por último son antipáticas o desagradables. Y toda esta peste que vomitan por sus bocas se las echan encima a las ovejas flacas y débiles pero de Dios.

Débil es alguien de poco vigor, fuerza o resistencia. Alguien que por falta de energía cede fácilmente ante la resistencia o el afecto. Alguien que es escaso, deficiente en lo físico o moral. Fíjate que esas ovejas flacas o débiles “cualquieras” son tan especiales que precisamente esa misma debilidad hace que Dios actúe de una forma tan especial que ha enviado nada menos que a su Espíritu para socorrernos: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (Romanos 8:26-27).

Pero llegará el día cuando esa ovejas flacas, débiles y cualquieras, serán transformadas porque están sembrando al entregar sus vidas, al sentir el dolor del desprecio, al sentirse defraudadas cuando alguien del mismo pueblo las difama, las acusa y hasta las echa del redil. “Se siembra en debilidad, resucitará en poder. (1ª Corintios 15:43). Así como pasó con Jesús cuando fue glorificado luego de haber sufrido la agonía de la cruz en el Calvario: “Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.” (2ª Corintios 13:4). Los “cualquiera de Dios” somos débiles pero en Cristo Jesús, y es precisamente esta debilidad la que el mundo no entiende porque tienen el entendimiento embotado por el diablo.

“Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor” (1ª Corintios 2:3). Esta frase fue pronunciada por Pablo refiriéndose a una visita que él había realizado a Corinto. Él no se consideraba el grande, el superapóstol, el iluminado del momento, sino que es claro en su vocabulario y no es jactancioso. “Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.” (2ª Corintios 11:30). Para rematar contra Pablo los cristianos corintios dijeron de él: “Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable. (2ª Corintios 10:10)

“1 Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. 5 De tal hombre me gloriaré; pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 6 Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder s perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2ª Corintios 12:1-10)

"Necio"

Es un ignorante y que no sabe lo que puede o debe saber. Es un imprudente o falto de razón; terco y porfiado. Es quien ignora cierta cosa. Especialmente, persona que carece de instrucción. “Mas el necio manifestará necedad.” (Proverbios 13:16) Esta frase del proverbista es vista hoy en día con respecto a los “cualquiera de Dios” como que lo que nosotros hablamos o predicamos no es más que necedad, porque la gente o el mundo todo lo ve de una forma humanista y materialista. Para ellos lo importante es la superación personal, tener un título (que no está mal), tener dinero (que no es malo). Todo lo material para el mundo es lo que importa, hoy se le da muy poco valor a la parte espiritual. Lo malo está en el corazón, Jesús pronunció estas palabras: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” (Mateo 12:34-35). No es malo tener un título, no es malo tener dinero, lo malo está en ser jactancioso, orgulloso, altivo, y vanagloriarse porque se tiene dicho título y se tiene dinero. Allí es donde reside la maldad y no en lo material.

Realmente somos ignorantes para el mundo porque no sabemos conducirnos en una fiesta mundana, no sabemos bailar, somos incapaces de tomar bebidas alcohólicas con ellos, no jugamos a la lotería, al bingo, al kino. No sabemos lo que es un casino, a menos que Dios nos envíe a predicar en dicho lugar. Por eso la gente del mundo nos titula de ignorantes. Muchas veces nos dicen: “Estás perdiendo el tiempo en ese fulano evangelio” “¿Qué te ha dado Cristo?” “¿Te ha dado riquezas como tengo yo?” “¿Te ha dado carros, casas, mujeres, buena vida como tengo yo?”. ¡Qué triste es la realidad que estamos viviendo! No se le da valor a las cosas espirituales. Pero esa es la necedad que yo quiero y tendré hasta el fin. Les diré algo más, Jesús fue pobre materialmente porque en el trabajo u obra que tenía que realizar de parte de Dios no era necesario invertir grandes cantidades de dinero, sólo lo indispensable para el sustento diario.

Ignorante es también la persona que carece de instrucción, es decir, que no tiene un título. En este país (Venezuela), no tener un título es fatal para la vida de sociedad. Les digo algo y no me avergüenzo de ello: De todos los empleados, compañeros de trabajo míos, yo soy la persona de más bajo nivel de instrucción (estudié hasta el cuarto año de la secundaria) y por supuesto, nunca he pisado una universidad, pero con toda la humildad del mundo les digo que, actualmente tengo y poseo algo que ellos no tienen pero que pueden algún día tener, tengo algo que, posiblemente no tiene el presidente de esta nación, poseo algo que quizá no tenga Bill Gates, una de las personas más ricas del mundo: EL ESPÍRITU SANTO DE DIOS EN MI VIDA.

Para el mundo, para mi empresa, para la sociedad, aún para muchos de la iglesia yo soy un ignorante, pero eso a mi no me importa como tampoco le importó al Señor. Pero les digo que ese es el ignorante que Dios utiliza para rescatar a muchos. Esa obra de rescate es la que el mundo no entiende y no toma en cuenta pero Dios si toma en cuenta esa obra porque es un mandato y una orden dada por Él.

La semana pasada convoqué a mis compañeros de trabajo para reunirnos a estudiar la Biblia y ¿saben qué, hermanos queridos? En esta primera reunión estuvieron presente 17 personas de las cuales sólo 4 éramos cristianos y 8 COMPAÑEROS DE TRABAJO (todos profesionales). El resto fueron personas allegadas a mis compañeros de trabajo. ¿Saben algo más? La oración de despedida la hizo uno de los ingenieros. Yo me gozaba grandemente de la forma como Dios actúa a través de “los cualquiera”.

“Vil”

Para el mundo “el cualquiera de Dios” es una persona baja o despreciable. Es indigna e infame. Es alguien que corresponde mal a la confianza en él depositada. De poca altura. Alguien que está en lugar inferior. Inclinado hacia abajo. Alguien de clase social muy humilde. Es alguien despreciable. Alguien de expresiones, lenguaje, estilo, vulgar, ordinario. Alguien de valor poco considerable. Es alguien que no es estimable o tenido en poco. Es alguien sin mérito ni disposición para una cosa. Que no corresponde a la categoría social o moral de alguien. Vergonzoso, humillante, que deshonra.

“1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? 2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” (Isaías 53:1-3). ¿De quién cree usted que habla la profecía de Isaías? De Jesús de Nazaret. ¡Sí! Del Mesías enviado por Dios. En su gran misericordia y amor Dios envió a su Hijo unigénito para salvar a la humanidad de la condenación o muerte segunda, pero miremos lo que dice el evangelista Juan acerca de Él: “9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” (Juan 1:9-11). ¿Qué les parece? Jesús, el Verbo encarnado, el unigénito Hijo de Dios vino al muno con la misión de salvarlo, pero ¿qué hizo el mundo con Él? El mundo que Él mismo hizo pues no le conoció. Pero lo que más entristece es que los suyos no le recibieron. Hasta su propia familia, sus hermanos se burlaban de Él. ¿Qué distinto hubiera sido si Jesús hubiera estado en el lugar de Herodes?.

“Menospreciado”

Es aquella persona o cosa que es tenida en menos de lo que se merece. Desdeñado, despreciado. Tratado con desdén, indiferencia y despego denotando menosprecio. Es tenido a menos lo que la persona hace, dice o no aceptado por considerarlo indigno, poco importante, etc. Es aquél que no posee la virtud que consiste en discernir lo bueno de lo malo, para seguirlo o huir de ello. Que no tiene templanza, moderación, discernimiento, buen juicio, cautela, precaución, etc.

“Fue menospreciado, y no lo estimamos” (Isaías 53:3) Para el mundo, Jesús es aquella persona que fue tenida en menos de lo que se merecía. Fue despreciado. Fue desdeñado, es decir, fue tratado con desdén, con indiferencia y despego denotando la gente menosprecio hacia Él. Fue tenido muy en poco en lo que hacía, decía y no fue aceptado porque lo consideraron indigno, poco importante, etc. él también fue imprudente, para el mundo, ya que, para ellos Él no poseía la virtud que consiste en discernir lo bueno de lo malo, para seguirlo o huir de ello. Para el mundo, Él no tenía templanza, moderación, discernimiento, buen juicio, cautela, precaución, etc. aparte de todo el menosprecio de que fue objeto, pues tampoco fue estimado por el mundo, es decir, no se le valoró, no se le atribuyó un valor. El mundo no lo apreció, sino que lo juzgó y condenó.

Observa la profecía del rey David acerca de Jesús: “6 Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. 7 Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: 8 Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía.” (Salmo 22:6-8). En el Espíritu, David se refería a Jesús en el momento de su crucifixión. Mira la expresión: “Despreciado del pueblo” Ahora, ¿de qué pueblo hablaba el rey David?. De la propia gente de Jesús, de los propios judíos, de los religiosos, de los reyes, procuradores y gobernantes. “Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.” (Lucas 23:11) Hasta el propio rey Herodes le tuvo en poco y se burló de Él.

Cuando dice que es oprobio de los hombres, se refería a que Él, Jesús, era una afrenta, una deshonra. Él era una vergüenza o deshonor para los judíos. Eso no se podía tolerar y había que sacarlo de circulación, había que matarlo. Ése ser tan insignificante no podía seguir existiendo en esta tierra tan orgullosa como Israel, el pueblo y tierra prometida de Dios para los judíos.

Observa ahora otra profecía de Isaías tocante al Mesías: “Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.” (Isaías 49:7). Mira las frases dirigidas hacia Él:

§ Menospreciado de alma

§ Abominado de las naciones

§ Siervo de los tiranos.

Humanamente hablando, Jesús “no gano una” como dice el dicho acá en Venezuela. Para el mundo Jesús las perdió todas porque “era un cualquiera”.

“Lo que no es”

“ 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” (Juan 17:14-16). “Lo que no es”, es lo que no existe. Es no tener una existencia real. Es no tener vida. Es el no estar, el no haber, el no hallarse en este mundo. Para el mundo, nosotros “los cualquiera” no existimos, no tenemos una existencia real. Somos como muertos en vida. Estamos y no estamos. Somos la fantasía de Dios.

Jesús es bien claro cuando dice: “no son del mundo”. No pertenecen a este mundo, porque claramente pertenecen a otro mundo. Nuestra ciudadanía es celestial dice el apóstol Pablo: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20). El Cristo glorificado pagó por nuestra ciudadanía con su propia vida al dar su sangre en la cruz del sufrimiento. Mira la recomendación de Pedro: “11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.” (1ª Pedro 2:11-12).

Para finalizar Pablo les escribe a los cristianos de Roma con respecto a Abraham y les dice: “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.” (Romanos 4:17). “Llama las cosas que no son, como si fuesen”; esta es la esperanza que tenemos que a pesar de que el mundo no nos reconoce, que el mundo nos detesta, que el mundo niega nuestra existencia porque para ellos somos la escoria, lo más bajo, lo más ruin, pero es justamente allí donde está la victoria.

A continuación veremos una serie de “cualquieras” pero que tuvieron fe y confianza en Dios y sobresalieron del mundo: Estos son algunos de entre muchos y entraron al selecto grupo de los “Cualquiera” de Dios.

PABLO

“4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: 5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. 7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte” (Filipenses 3:4-10). ¿Nos hemos damos cuenta de lo que sucedió con Pablo? Él fue “instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios” (Hechos 22:3). ¿Quién era Gamaliel?: “Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo” (Hechos 5:34).

“Pues aunque sea tosco en la palabra, no lo soy en el conocimiento; en todo y por todo os lo hemos demostrado.” (2ª Corintios 11:6). Pablo era un hombre preparado, pero esa preparación que tuvo él no le sirvió para la predicación y extensión del evangelio glorioso y poderoso de Jesucristo, porque esto consiste es en dedicación, en voluntad, en servicio, en decisión, en pagar el precio, etc. Esto no consiste en jactancias o en sabiduría o conocimiento humano, tal como lo dice Pablo: “17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. 18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. 19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. 20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.” (1ª Corintios 1:17-24)

LOS APÓSTOLES

“9 Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. 10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados. 11 Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. 12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos. 13 Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.” (1ª Corintios 4:9-13)

“13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.” (Hechos 4:13-16)

LOS VALIENTES DE GEDEÓN

“4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. 5 Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 6 Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. 7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar. 8 Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle.” (Jueces 7:4-8). La siguiente frase: “Cualquiera que.......” Así de sencillo es el Señor, él no exige que sea diestro en las armas, que sea atlético sino simplemente que lama las aguas igual como las lame un perro. ¡Señor!, ¿perro yo? Muchas veces nos atrevemos a desafiar al Señor cuando nos enfrentamos a estamos en una situación semejante. Queremos que todo el tiempo sea de calma, de sosiego; pero te diré que solamente en nuestro espíritu estará la paz de Dios en nuestras vidas, porque todo lo que te rodea debe estar ardiendo en llama igual como dijo el Señor: “49 Fuego vine a echar en la tierra; ¿y qué quiero, si ya se ha encendido? 50 De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido para dar paz en la tierra? Os digo: No, sino disensión. 52 Porque de aquí en adelante, cinco en una familia estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres. 53 Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” (Lucas 12:49-53). Esta parte de la Escritura se ha mal interpretado muchísimo dando a entender que Jesús trajo división a la tierra, siendo esta una verdad a medias. El Señor se refiere es a la división que se produce en cualquier parte donde exista un cristiano y un inconverso.

Observa algo, de “mucho pueblo” sólo quedaron trescientos “cualquieras” y con éstos Dios libró al pueblo de los enemigos madianitas. ¡Qué ilógica! ¿verdad?.

DANIEL

La escritura en la pared

“El rey gritó en alta voz que hiciesen venir magos, caldeos y adivinos; y dijo el rey a los sabios de Babilonia: Cualquiera que lea esta escritura y me muestre su interpretación, será vestido de púrpura, y un collar de oro llevará en su cuello, y será el tercer señor en el reino.” (Daniel 5:7). La resolución sonó en los cuatros vientos de aquel territorio: “Cualquiera que lea.......” gritó el rey Beltsasar. Y el único “cualquiera” que se atrevió a confrontar al rey y revelarle el misterio de la escritura de la pared fue: Daniel. De ésta forma Dios le permitió que llegara al reino de los caldeos.

Mira lo que dijo ese “cualquiera” acerca de los misterios de Dios: “20 Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. 21 Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. 23 A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos; pues nos has dado a conocer el asunto del rey.” (Daniel 2:20-23). Toda la gloria se la dio a Dios. Él no se la tomó para él como muchas veces suele suceder. ¡Qué humildad de corazón tenía Daniel!.

El foso de los leones

“7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones” (Daniel 6:7). Los enemigos envidiosos de Daniel tramaron y maquinaron su destrucción pero Daniel ni siquiera se inmutó. Esta emboscada que le tejieron a él le tenía sin cuidado y no hizo caso a lo que le podía pasar. A pesar de que corría peligro, no consideró eso, como para que le quitara el sueño. Él confiaba en un Dios que podía librarlo de cualquier peligro y circunstancia que se presentara.

“12 Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada. 13 Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.” (Daniel 6:12-13). Nuevamente Daniel se ve envuelto en otro enredo, pero como dije anteriormente él tenía su confianza plenamente puesta en Dios.

En resumen, Daniel fue ese único “cualquiera” que clamó a Dios. Fue el único hombre entre tantos miles que estaban en ese reino que clamó al verdadero Dios. Todo el resto de los hombres se entregó a pedirle a otro dios u hombre pero Daniel nos deja un gran ejemplo: ¡Él clamó a Dios porque era “un cualquiera”, pero era un cualquiera de Dios, y por esa cualidad fue que Dios le bendijo en todo lo que emprendió

SADRAC, MESAC Y ABED-NEGO

“Y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.” (Daniel 3:6). Esta fue la sentencia que dictó el rey Nabucodonosor, y en cuyo episodio estuvieron envueltos los tres amigos de Daniel: Sadrac, Mesac y Abed-nego.

Ellos tres fueron los únicos “cualquiera” que no se postraron ante la estatua para adorarla. Esa desobediencia de ellos trajo consecuencias terribles, pero Dios los libró porque le temieron a Él.

EL PRUDENTE

“24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.” (Mateo 7:24). ¿Quién es el hombre prudente? Un “cualquiera”. El Señor dice que cualquiera que no solamente oye, sino que hace, conciben o forman las ideas de Dios en sus vidas, es decir, traen la conciencia e Dios a este mundo. Además, dice que “Cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. (Mateo 10:32)

EL MAYOR EN EL REINO DE LOS CIELOS

“1 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? 2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.” (Mateo 18:1-5). ¿Qué les parece? Un “cualquiera” es el mayor en el reino de los cielos. ¡Qué bendición!

EL QUE RENUNCIA

“Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.” (Mateo 19:29). EL Señor habla bien claro acerca de la renuncia que debemos hacer “los cualquiera” del apego a las cosas de esta vida, y añade: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” (Lucas 14:25-33)

CONCLUSIÓN

Para terminar, Dios nos llama “cualquiera” pero no en un tono o a modo despectivo sino que es algo que va más allá de toda lógica, de todo entendimiento humano. El Señor nos eleva a un estado o estatura celestial en la cual ningún rey, ningún presidente de estado, ningún rico, ningún jeque, está a menos que haya nacido de nuevo en el reino de Dios. Hay una frase que dijo el Señor y es la siguiente: “Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.” (Mateo 13:11-12). Es a la iglesia, es a “los cualquiera” a quien Dios les revela Sus misterios.

El Señor lo único que exige para entregarte, para revelarte, para mostrarte Sus misterios es que seas UN CUALQUIERA. ¿Estás dispuesto a serlo tal cual como fue Pablo, Pedro, Juan, los apóstoles, Daniel, etc.?

Dios te bendiga ricamente,

Su hermano: Diac Gonzalez

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