Preservar: Significa evitar a una persona o cosa un daño, peligro o molestia. Es prevenir un riesgo, daño o peligro para guardar a alguien de él. Es impedir que suceda algún daño, peligro, molestia, etc. Es librar a alguien de algo desagradable. En otras palabras, cuando se evita que algo le suceda a algo o a alguien se le está preservando, se le está guardando con algún propósito. En la Biblia, nuestro libro máximo, aparecen varios hechos en que Dios en su soberanía ha preservado o guardado a la raza humana, principalmente a la simiente escogida, para perpetuar su Nombre en esta tierra. Por demás está decir que Dios tiene un pueblo que le sirve en esta tierra y como dice su Palabra: “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre.” (Salmo 33:18-19). Sabemos o mejor dicho deberíamos saber que nosotros tenemos un enemigo poderoso que quiere destruirnos, simplemente porque fuimos hechos por Dios y somos semejantes a Él: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26-27)

 
En este estudio vamos a tratar de varios hechos en donde se puso en peligro la raza escogida por Dios: Primeramente para guardar a los patriarcas de siete años de hambre, a través de José; luego la extinción de Moisés (el libertador), la extinción del pueblo judío en tiempos de Ester, y la extinción del Mesías (el Salvador). Todos estos fueron intentos de Satanás para destruir al pueblo y romper los planes de Dios en esta tierra. “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1ª Pedro 5:8). Y también veremos la forma cómo Dios liberó a su pueblo y también lo hará y lo está haciendo ahora.

JOSÉ Y SU PUEBLO

“4 Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. 5 Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros. 6 Pues ya ha habido dos años de hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá arada ni siega. 7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8 Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto. 9 Daos prisa, id a mi padre y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha puesto por señor de todo Egipto; ven a mí, no te detengas. 10 Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos, y los hijos de tus hijos, tus ganados y tus vacas, y todo lo que tienes. 11 Y allí te alimentaré, pues aún quedan cinco años de hambre, para que no perezcas de pobreza tú y tu casa, y todo lo que tienes. 12 He aquí, vuestros ojos ven, y los ojos de mi hermano Benjamín, que mi boca os habla. 13 Haréis, pues, saber a mi padre toda mi gloria en Egipto, y todo lo que habéis visto; y daos prisa, y traed a mi padre acá. 14 Y se echó sobre el cuello de Benjamín su hermano, y lloró; y también Benjamín lloró sobre su cuello. 15 Y besó a todos sus hermanos, y lloró sobre ellos; y después sus hermanos hablaron con él.” (Génesis 45:4-15)

¿Quién fue José? Necesitamos conocer un poco de su vida e historia para poder entender esta parte del relato. José fue uno de los doce hijos de Jacob (Israel). De todos ellos, era a éste a quien Dios le plació revelarle misterios pero “sus hermanos le tenían envidia” (Génesis 37:11) porque era a él y no a ninguno de ellos a quien Dios le revelaba las cosas; ni siquiera al padre Jacob Dios le mostraba las cosas. Era como Dios quisiera no como el hombre quisiera. Ese era el plan y la disposición de Dios; algo había en el corazón de José que atraía la atención de Dios. “Y darás a cada uno conforme a sus caminos, habiendo conocido su corazón; porque sólo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres” (2ª Crónicas 6:30)

Observa bien lo que le hicieron los suyos: su propia familia, sus propios hermanos: “18 Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle. 19 Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. 20 Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños. 21 Cuando Rubén oyó esto, lo libró de sus manos, y dijo: No lo matemos. 22 Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre. 23 Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí; 24 y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.” (Génesis 37:18-24). A pesar de que pertenecían a la misma familia, tenían la misma cultura, las mismas costumbres, el mismo padre, se estaban criando juntos, pero había algo en el corazón de sus hermanos que no había en el de él, y en su corazón también había algo que no había en el de ellos. Esa condición interior de sus corazones los motivó a maquinar un plan en contra de José para matarlo, pero como en todo caso Dios suscitó un preservador: Rubén, su hermano mayor. Originalmente, Rubén también había tramado contra su hermano, y a pesar de eso fue a él a quien Dios utilizó para librarlo de la muerte, para así más adelante salvar a su pueblo de siete años de hambre. ¡Dios sabe lo que hace!. Además de padecer por culpa de los suyos, también padeció en Egipto. Lo vendieron como esclavo. Estuvo en la cárcel y de allí salió para ser segundo en el reinado de Egipto, porque Dios estaba con José. Es mejor que Esteban les cuente la historia: “9 Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, 10 y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. 11 Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos. 12 Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la primera vez. 13 Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a Faraón el linaje de José. 14 Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su parentela, en número de setenta y cinco personas. 15 Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres; 16 los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.” Relato de Esteban (Hechos 7:9-16).

“Porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”

Si Dios les hubiera dicho a los hermanos de José: “Vendan a José como esclavo, porque a través de él yo voy a librarlos del hambre que viene sobre la tierra” ¿Qué hubieran hecho ellos? ¿Hubieran obedecido tratándose de José? Verdaderamente no hubieran hecho caso a esa palabra porque se trataba del “soñador”. Pero ya Dios tenía un plan concebido desde su Trono. Allá Dios planeó una forma cómo llevar a José, pero en ese plan también tenían que intervenir sus hermanos envidiosos y malos para así Dios también castigarles por haber hecho maldad contra su hermano. Oye bien esto, para Dios vengar lo que se le hace a su pueblo, tiene que venir la acción de parte del impío. Si el impío no actúa, pues no hay castigo. Y el peor castigo que sufrieron ellos fue su propia conciencia. Ellos se llenaron de temor cuando José se les declaró como su hermano. Ellos, tal vez pensaron que él se iba a vengar de ellos, pero José no pensaba sino hacerles bien, pagar con bien todo el mal que ellos le hicieron. Él no les tomó en cuenta ese gran pecado que cometieron contra él sino que su corazón fue fortalecido a través de la prueba, a través de la tribulación tan grande que sufrió a tan temprana edad, pero su confianza fue depositada sólo en Dios, porque él era un hombre justo e íntegro.

“Me envió Dios”. Cuando sus hermanos lo estaban vendiendo, ellos ni siquiera se imaginaban que era un pasaje de ida que el Señor le estaba dando a José a través de ellos. Un pasaje hacia la preservación de ese pueblo en quien Dios ya había fijado su mirada para traer al Salvador del mundo a esta tierra. Ellos actuaron conforme al dictado oscuro de sus corazones, pero Dios cambió esa adversidad aparente en preservación de su pueblo.

Cuando veamos que algo no parece que está dando resultados pues clamemos a Dios, consultemos con el que conoce el futuro, con el que es omnisciente, con el que conoce todas las cosas. Es muy cierto, hermanos, que nosotros al ver que algo no está funcionando, pues pensamos o razonamos con nuestra mente humana. Pues te digo una cosa: nuestra mente humana jamás entenderá las cosas de Dios, te podrás rebanar tu mente tratando de entender cómo Dios creó al mundo, ¿de dónde sacó tanta agua?, ¿de dónde sacó tanta sal para regarla por todas las aguas de los inmensos océanos?, ¿de dónde sacó Dios tanto material para hacer las estrellas, las constelaciones, los planetas y tantas cosas que no conocemos? y ¡NO ENTENDEREMOS NADA!. Con nuestra mente carnal no entenderemos esos misterios tan profundos de Dios. Te harás esas preguntas y te digo que nunca las entenderás, y sólo serán respondidas “aquél día” cuando todos los misterios ya no serán ocultados a nuestros ojos porque “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” (1ª Corintios 13:12). Llegará el momento cuando vamos a ser transformados y a partir de allí tendremos un conocimiento pleno de las cosas.

MOISÉS Y SU PUEBLO

Sifra y Fúa
Ya debes estarte preguntado: “Bueno, ¿y esto qué es?” ¿qué es Sifra? ¿qué es Fúa? Leamos el relato a continuación para ver de qué se trata: “15 Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y otra Fúa, y les dijo: 16 Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva. 17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que preservaron la vida a los niños. 18 Y el rey de Egipto hizo llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho esto, que habéis preservado la vida a los niños? 19 Y las parteras respondieron a Faraón: Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas. 20 Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. 21 Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias. 22 Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida.” (Éxodo 1:15-22). ¿Ya sabes, verdad? Fueron las piezas que usó Dios para guardar a los varones recién nacidos de una muerte segura.

“17 Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, 18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no conocía a José. 19 Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen.” (Hechos 7:17-19). Cuando al pueblo de Israel se le estaba acercando el tiempo de ser libertado de la esclavitud en que estaban en Egipto, Dios comienza a mover sus piezas y empieza a poner en práctica su estrategia. Dios no le da a conocer a Satanás sus planes pero pareciera ser que los oliera, parece que Satanás tiene el olfato más fino de lo que nosotros creemos. He oído a hermanos decir: “El diablo es un bocón, y no tiene poder” pues bocón es alguien que se la pasa hablando y relatando las cosas, él no es así. Él es astuto, y cuando se mueve es porque cree que tiene la victoria casi segura. Él olfatea los tiempos de las profecías para estropearlas. Es muy posible que él haya sabido de esta profecía que Dios le dio a Abraham: “Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.” (Génesis 15:13-14). ¿Será esto posible? ¡Claro que sí! El enemigo se entera de las cosas por boca del mismo pueblo de Dios. Es muy posible que Abraham haya comentado esta profecía que le dio Dios, y de esta manera Satanás se enteró.

Para este tiempo Satanás utilizó al rey Faraón. ¿Por qué será que siempre nuestro enemigo escoge personas de alto rango para estropear la obra de Dios? Pues por la influencia que éstos ejercen. Por lo vasto del territorio que pueden abarcar. Porque tienen personas a su cargo a quienes maneja a su antojo. Porque se les obedece sin siquiera averiguar si esa persona está o no en lo correcto. Son muchas las causas por las cuales Satanás escoge a las personas que están “en eminencia”. ¿Por qué cree usted que el apóstol Pablo le dice a Timoteo estas palabras?: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.” (1ª Timoteo 2:1-2). ¿Cree usted que Pablo dice esto porque esta gente es bonita o privilegiada? ¡No! Sino porque es a ellos a quienes el enemigo escoge para desbaratar los planes de Dios. ¿Por qué Pablo dice: para que vivamos quieta y reposadamente?. Porque estaban viviendo tiempos de persecución por parte de los emperadores romanos. Éstos eran gente sanguinaria, gente de la peor calaña, gente que el maligno utilizó para exterminar miles de cristianos torturándolos hasta la muerte.

Al enemigo le tocaba ahora exterminar a Moisés, pero como él no es omnisciente, y debido a eso, pues no sabía cuál de los recién nacidos era Moisés (el futuro libertador de Israel), entonces decide acabar con todos los varones infantes del pueblo escogido de Dios. ¿Por qué los varones y no las hembras? ¿No te has hecho esta pregunta? ¿Por qué matar solamente a los varones? ¿Por qué matar a los que iban a servir de esclavos? La respuesta es la siguiente: Fue Satanás quien le metió esta mala idea al rey Faraón en su mente y se las ordenó a las parteras: “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, entonces viva.” Pero lo que el Faraón no sabía era que Dios iba a utilizar esas mismas parteras: Sifra y Fúa, para librar al mismo pueblo de Israel. ¿Qué hicieron las parteras egipcias? ¡Qué maravilloso es el Señor porque convierte la maldición en bendición, cuando tiene un propósito con alguien o con un equipo de gentes dispuestas a servirle y a obedecerle en todo lo que Él les ordena hacer!.

“Y no hicieron como les mandó el rey de Egipto,

sino que preservaron la vida a los niños”

“Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre.” (Salmo 12:7). Dios guardó a su pueblo de esa generación asesina de los egipcios a través de estas dos mujeres. Sifra y Fúa, a pesar de no ser israelitas sino egipcias, se dejaron utilizar por Dios. Ellas desobedecieron la orden del rey, y prefirieron obedecerle al Señor porque tenían temor al Altísimo. Ellas no se desbocaron a hacer lo que les decía la máxima autoridad sino que pensaron en Dios, pensaron también en ese pueblo. Ellas eran la esperanza de Dios para el pueblo de Israel. Ellas eran su salvación en ese momento. A ellas no les importó su vida misma; esa desobediencia podía traer como consecuencia la muerte de ellas y la exterminación de ambas familias, pero algo vio Dios en ellas dos, algo vio el Señor en esos dos corazones compasivos. Esa desobediencia de ellas, preservó a los varones de morir el mismo día de nacimiento.

NACIMIENTO DE MOISÉS

“1 Un varón de la familia de Leví fue y tomó por mujer a una hija de Leví, 2 la que concibió, y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, le tuvo escondido tres meses. 3 Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río. 4 Y una hermana suya se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería. 5 Y la hija de Faraón descendió a lavarse al río, y paseándose sus doncellas por la ribera del río, vio ella la arquilla en el carrizal, y envió una criada suya a que la tomase. 6 Y cuando la abrió, vio al niño; y he aquí que el niño lloraba. Y teniendo compasión de él, dijo: De los niños de los hebreos es éste. 7 Entonces su hermana dijo a la hija de Faraón: ¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño? 8 Y la hija de Faraón respondió: Ve. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño, 9 a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió. 10 Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué.” (Éxodo 2:1-10)

Continuemos con el relato de Esteban antes de ser muerto en manos del enemigo de nuestras almas: “20 En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. 21 Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crió como a hijo suyo. 22 Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras.” (Hechos 7:20-22). Moisés nace en este tiempo cuando se había puesto en marcha la máquina asesina de niños a través del Faraón. Dice la Palabra que Moisés fue agradable a Dios, ya Dios había destinado que Moisés, ochenta años después libertaría a Israel de la esclavitud.

Ya sabemos lo que Satanás trataba de hacer al utilizar al rey Faraón para matar a todos los recién nacidos. Trataba de eliminar al que Dios iba a utilizar para libertar al pueblo de Israel. Iba a nacer un libertador y al enemigo no le interesaba que Israel, el pueblo de donde nacería el Mesías fuera libertado de la esclavitud. Él quería que ese pueblo viviera esclavizado toda su existencia.

La madre de Moisés que por cierto, no se menciona su nombre, lo escondió por tres meses, pero llegó el momento cuando no pudo esconderlo más y decidió colocarlo en una cajita de bejucos impermeable, y lo dejó a merced de las aguas. Dios en su infinita sabiduría utilizó nada menos que a la hija del asesino de niños. ¡Oh, Dios que sabio eres! ¡Introdujiste a Moisés en la propia casa del asesino! ¿Quién se atrevería a registrar el palacio del rey para buscar a un hebreo? ¿No es esto sabiduría de Dios? ¡A Dios solamente se le ocurre semejante “disparate”! ¿Qué hubiera hecho la madre de Moisés si Dios le hubiera dicho que le entregara a Moisés a la hija del Faraón? ¿Hubiera obedecido? Yo me imagino que no. Dios utilizó su propia estrategia. Él sabía que la hija del Faraón iba a ir al río y encontraría la arquilla con el niño. ¡Sorpresa de Dios!. Cada día me sorprendo más de la lógica de Dios. Cada día me convenzo más de que Dios utiliza métodos que nosotros ni tenemos una remota idea que se pueden realizar. El Señor dice en su Palabra: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9). ¡Qué hermoso es depender de un Dios vivo y real que no piensa como nosotros sino que quiere que pensemos como Él.

ESTER Y MARDOQUEO

“1Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor. 2Y vino hasta delante de la puerta del rey; pues no era lícito pasar adentro de la puerta del rey con vestido de cilicio.

3Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos. 4Y vinieron las doncellas de Ester, y sus eunucos, y se lo dijeron. Entonces la reina tuvo gran dolor, y envió vestidos para hacer vestir a Mardoqueo, y hacerle quitar el cilicio; mas él no los aceptó.

5Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así. 6Salió, pues, Hatac a ver a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, que estaba delante de la puerta del rey. 7Y Mardoqueo le declaró todo lo que le había acontecido, y le dio noticia de la plata que Amán había dicho que pesaría para los tesoros del rey a cambio de la destrucción de los judíos. 8Le dio también la copia del decreto que había sido dado en Susa para que fuesen destruidos, a fin de que la mostrase a Ester y se lo declarase, y le encargara que fuese ante el rey a suplicarle y a interceder delante de él por su pueblo. 9Vino Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo. 10Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: 11Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días. 12Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.

13Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío.

14Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:1-14)

- Ester y Mardoqueo su tío, eran judíos, pertenecientes al pueblo de Dios.

- Ester estaba en una altísima posición en el reino pues era la reina.

- Mardoqueo descubre la maquinación del malvado Amán (enemigo a muerte de Mardoqueo), para destruir por completo a todos los judíos.

- “Luego que supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por la ciudad clamando con grande y amargo clamor.” (v. 1).

- Mardoqueo le envía a decir a Ester lo que estaba ocurriendo.

- Debido a la posición que ella tenía en el reino, Mardoqueo le pide que interceda ante el rey por su pueblo.

- La reina teme por su vida y titubea: “Entonces Ester dijo a Hatac que le dijese a Mardoqueo: Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días. Y dijeron a Mardoqueo las palabras de Ester.” (vs. 10-12).

- Mardoqueo se llenó de una ira santa, semejante a la que tuvo Cristo cuando azotó el aire frente a los mercaderes que estaban comerciando en el templo.

- “Entonces dijo Mardoqueo que respondiesen a Ester: No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (vs. 13-14)

“Si callas absolutamente en este tiempo” Esta fue la frase que terminó de derribar en Ester aquella indecisión inicial. La reina estaba entre dos pensamientos. Estaba en una encrucijada con dos caminos y no sabía al momento por cual decidirse. Era una situación demasiado tensa para ella. Se había acostumbrado a la comodidad del palacio, a la buena comida, al dormir en una cama tibia. Tenía una vida de reina.

Ahora, Mardoqueo quería estropearla. Pero Mardoqueo no pensaba igual; este siervo de Dios pensaba en un pueblo que se iba a perder porque un hombre lleno de Satanás había maquinado, había tramado contra el pueblo de Dios para destruirlo. Mardoqueo no tenía la menor intención de vengarse de aquel ser maligno. Él tenia su mente puesta en la liberación de ese pueblo. Si hubiera sido otro, pues él podía irse huyendo, buscando una mejor vida, pero prefirió quedarse; prefirió enfrentar la situación, con tal de salvar a un pueblo que tenía sus esperanzas centradas en él.

Mardoqueo le quiso decir a Ester: “Tú no puedes callar; tú también eres judía. Tú también estás a punto de morir. Por favor, Ester, recapacita, no es el momento de callar; es el tiempo de que hables. No es el momento de acobardarse; es el momento de mostrar la valentía del Señor.” “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora........ tiempo de callar, y tiempo de hablar” (Eclesiastés 3:1,7).

“Respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis.” Mardoqueo hace un gran esfuerzo para que la reina comprenda la magnitud de la maquinación. Él sabía que ese pueblo era inocente y Dios de una o de otra forma iba a traer liberación: “Llegue delante de ti el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte” (Salmo 79:11) pero Ester y su familia iban a perecer por el silencio de ella. Si ella hubiera optado por salvar su vida al callar; pues la hubiera perdido al comenzar la matanza de los judíos. Las consecuencias para Ester y su casa hubieran sido graves si ella hubiera callado.

“¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”

Mardoqueo da justo en el blanco. La indecisión de la reina termina por desplomarse, y al fin toma el camino de Dios: Hablar, interceder por su pueblo ante el rey. Al final la decisión acertada de la reina: “Entonces la reina Ester respondió y dijo: Oh rey, si he hallado gracia en tus ojos, y si al rey place, séame dada mi vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda. Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.” (7:3-4)

NACIMIENTO DE JESÚS

LA VISITA DE LOS MAGOS

“1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. 7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.” (Mateo 2:1-12)

El Verbo de Dios, la Palabra se hizo carne, vino al mundo como un ser humano real. El evangelista Juan lo explica de esta forma: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” (Juan 1:14). Él vino con un propósito que le encomendó el Padre: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:40). Dios tenía un plan único y perfecto para salvar a la humanidad de la condenación eterna, y era únicamente a través del Verbo que al venir a esta tierra se convirtió en Hijo. ¡Sí! Al venir al mundo se convirtió en Hijo nunca antes, no hay registro bíblico que diga que antes de venir al mundo era Hijo. Juan dice lo siguiente: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.” (Juan 1:1-2). No dice: “En el principio era el Hijo, y el Hijo era con Dios, y el Hijo era Dios. Este era en el principio con Dios”, lo que dice es Verbo, y este vocablo en griego significa: “Palabra”, por lo tanto vamos a parafrasear el texto así: “En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Esta era en el principio con Dios”. Esa Palabra recibió un nombre: Jesús.

Aparecen en escena tres magos que venían del oriente, la narración dice que ellos venían buscando al rey de los judíos, el cual había nacido, la señal que ellos tenían era la estrella que había aparecido en el cielo. Ellos llegan a Jerusalén en busca del Mesías. Herodes junto con la ciudad se estremece por tan inesperada pregunta. El rey se inquieta y con astucia actúa de esta manera: “Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.” (Mateo 2:7-8). Herodes no sabía que estaba siendo utilizado por Satanás para acabar con la simiente santa de Dios que le destronaría definitivamente.

Estaba llegando el tiempo del cumplimiento de la profecía de Génesis 3:15 “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” La profecía dada hace miles de años atrás estaba a punto de cumplirse. Veo a Satanás sorprendido al escuchar el alboroto en Jerusalén. Tenía que hacer algo para estropear la profecía. Tenía que buscar a alguien a quien usarlo para que no se cumpliera lo que ya estaba establecido. ¿Quién mejor que la máxima autoridad? ¿Quién mejor que el rey? Pues fue en el rey Herodes en quien Satanás fijó su poder. Estaba en una agonía tremenda porque iba a ser despojado de su poderío y tenía que evitarlo a toda costa. No importaba lo que fuera ni a quién usaría, lo que le importaba era su ego, su reputación. ¡A mí no me puede pasar eso! Es muy posible que él pensara de esa manera.

“Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.” A través de un sueño, Dios les aviso a los magos para que no regresaran a Herodes. Ellos no sabían lo que estaba pasando, pero Dios sí sabía que Satanás tramaba, a través de Herodes, matar al Mesías. Ese desaire de los magos desencadenó en la gran matanza de los infantes.

MATANZA DE LOS NIÑOS

“13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. 16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: 18 Voz fue oída en Ramá, grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron. 19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.” (Mateo 2:13-23)

“Herodes buscará al niño para matarlo”

Yo veo a Satanás como uno que está ciego pero tiene un buen olfato. Al igual que con Moisés él olfateó y encontró el sitio pero no al Salvador del mundo. Dios nunca le comunica a él sus planes, eso lo hace Él únicamente con Su iglesia, con esa iglesia gloriosa que compró con Su Sangre preciosa derramada en la cruz del Calvario. Satanás, a través de Herodes, olfateó y tanteó a ciegas, porque si no hubiera estado ciego, pues hubiera sabido dónde estaba el Mesías y se lo hubiera hecho saber a Herodes, recuerda que este rey sólo fue un instrumento de Satanás. Esta es la razón por la cual Herodes no encontró al futuro Salvador del mundo. “Es el que guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos.” (Proverbios 2:8)

Herodes se llenó de ira por lo que le hicieron los magos al desobedecerle. ¡Esa desobediencia de los magos fue ordenada por Dios! ¡Qué desobediencia tan sabia!. Mira lo que hizo Satanás a través de Herodes, a través de la autoridad, a través de la persona que estaba en eminencia: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.” Desencadenó su ira contra inocentes infantes que gracias a Dios están ahora mismo disfrutando con aquél que pudo escapar de esa matanza en la cual ellos perdieron su vida por causa del Salvador, pero Él les dio un sitio en su gloria eterna. “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33)

CONCLUSIÓN

Además de los casos de José y Ester, tenemos dos casos muy semejantes en este estudio: Ambas matanzas de inocentes infantes, y lo analizaremos mejor en la representación siguiente:

INSTRUMENTO VERDUGO CONSECUENCIA AYUDA RESULTADO

José (soñador) Sus hermanos Esclavitud en Egipto Rubén Liberación

Moisés (libertador) Faraón Matanza de infantes Sifra y Fúa Liberación

Ester (reina) Príncipe Amán Intento de matanza Mardoqueo y Asuero Liberación

Jesús (Salvador) Herodes Matanza de infantes Los magos y José Liberación

En estos cuatro casos hay una palabra común para todos: Liberación. En todos estos casos Dios actuó como liberador, tal como dice las Escrituras: “Como las aves que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando, preservando y salvando.” (Isaías 31:5). ¿Acaso no es hermoso esto? Esa es la diferencia: el enemigo se esfuerza por destruir al pueblo de Dios, pero el Señor actúa liberando, dando la victoria en su tiempo.

Apreciados hermanos este estudio que está a punto de finalizar es para concienciarnos y para que nuestros ojos sean abiertos a la realidad imperante hoy en día en nuestras iglesias y congregaciones. Hemos analizado cuatro casos en los cuales hemos visto cómo maneja Satanás a sus instrumentos en esta tierra. En estos casos registrados, la Biblia no hace mención en ninguna parte de que Satanás es el actor, porque realmente él es el actor intelectual de todas las obras injustas e impías de todos estos instrumentos que él movió para ejecutar las cosas malvadas y perversas de estos episodios. Él actúa de tal forma que nadie se dé cuenta que él tiene sus manos metidas en el asunto.

Actor intelectual, es aquélla persona que actúa pero lo hace con la inteligencia. En todo robo a un banco, existe la figura del actor intelectual, la persona que planificó con lujo de detalles todas las acciones que otros ejecutarán. Ése es el trabajo del diablo. “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10). Supongamos que este ladrón es el diablo. Él trabajo de él es maquinar y delegar funciones para que otro las ejecute, y lamentablemente los ejecutores son los mismos seres humanos.

En estos casos que hemos visto, dos reyes, un príncipe, y los propios hermanos fueron quienes ajusticiaron al pueblo de Dios. Nosotros sabemos que la persona que no tiene a Dios, que no ha nacido de nuevo, tiene en su corazón la iniquidad que Satanás ha introducido en su corazón, y por eso actúan de esa forma. Los dos reyes y el príncipe eran personas impías, pero los hermanos de José pertenecían a una familia que tenía temor de Dios, el Dios de ellos era Jehová, el cual también es nuestro Dios.

Trataré de explicarlo una vez más para tener una comprensión cabal de lo que Dios quiere enseñarle a su iglesia:

En el primer caso, que es el caso que más nos interesa por estar involucrados hermanos de la victima. A ellos no les importó que Dios utilizara a su hermano para mostrar las cosas. Deberían estar contentos de que aunque sea uno fuera profeta de Dios en su familia. Pero la envidia fue que los movió a ellos a actuar egoístamente en contra de su hermano. El diablo utilizó a sus propios hermanos para venderlo como esclavo, luego de ser frustrado por Dios el plan original de ellos para darle muerte a José. Hasta allá habían llegado ellos, la perversidad había hecho nido en sus corazones, echaron a un lado el parentesco, echaron a un lado las advertencias de Dios, echaron fuera de sus vidas a Jehová Dios.

Oye esto hermanito, estoy seguro de que Dios tiene un plan contigo, Él está tratando fuertemente contigo, está adaptando tu carácter a Su carácter, está llevándote a una nueva vida en victoria, está enseñándote a combatir. Te está revelando los misterios del reino, y ¿sabes una cosa? Pues hay alguien que no está interesado en tu crecimiento espiritual. Hay alguien que no está interesado en que abras los ojos a la realidad de Dios. Hay alguien interesado en que no experimentes la plenitud del Espíritu en tu vida. Hay alguien interesado en que tu familia no se salve, en que tú no tengas salud, en que tu no prosperes y debido a eso pues él utilizará personas para fastidiarte, para hacerte la vida imposible. Ahora, te diré algo más, tú estás en la luz de Cristo, has nacido de nuevo, pero tus familiares están en la oscuridad del maligno, estoy seguro de que ellos cuando te acusan, cuando se burlan de ti, cuando se gozan cuando te sucede algo malo, y te dicen: “¿Dónde está ese Dios poderoso tuyo?”. Pues eso a ti no te duele porque tú sabes que ellos no tienen la luz de Cristo, y tú los perdonas porque ellos no saben lo que hacen y le dices al Señor como le dijo Cristo a su Padre: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34)

Pero mira la otra cara de la moneda: el diablo sabe que tú no te pones mal por lo de tus familiares, y te gozas por la adversidad del momento y ¿qué crees tú que hace él? Pues utiliza gente del mismo pueblo para hacerte la vida añicos igual como le pasó a José, el diablo utilizó a sus propios hermanos para destruirlo. Eso está pasando hoy en la iglesia de Jesucristo, Satanás está utilizando “hermanos en Cristo”, está utilizando a los “fríos de la iglesia”, está utilizando a los “líderes”, está utilizando a los “pastores” para destruir la simiente santa y preciosa que eres tú. ¡Eso está ocurriendo hoy!. Por favor, ¡abre los ojos a la realidad que Dios te está presentando! No todos los que se congregan en una iglesia cristiana son de Dios, hay mucha cizaña mezclada entre el trigo de Dios, hay muchos lobos rapaces vestidos de ministros. Mira lo que dice la Palabra: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.” (2ª Corintios 11:14-15). Esto está pasando en nuestras narices, porque el enemigo está donde está la simiente santa de Dios, pero para tratar de destruirla.

Ahora, la liberación vendrá, tenlo por seguro que vendrá pero únicamente si tú esperas en Dios. No te desesperes, el impío no pasará toda la vida oprimiéndote, llegará el momento cuando las cadenas se romperán y tú saldrás libre “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.” (Isaías 10:27).

¿Por qué crees que te suceden tantas cosas? Porque Satanás quiere destruirte porque eres parte de la simiente santa que lo hirió en la cabeza en la cruz del Calvario. Muchas veces llegas hasta el tope de tu resistencia y clamas a Dios y Él responde a tu clamor. “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (2ª Timoteo 4:18)

Para finalizar, ¿cuál es tu trabajo? ¿cuál es tu ministerio? ¿en qué posición estás en la sociedad, en el gobierno, etc.? ¿por qué te pregunto eso? Por esto: “¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” Esta fue la pregunta que le hizo Mardoqueo a Ester, y fue la frase que estremeció todos los cimientos de la fe de Ester. Ella al igual que José fueron enviados a esas posiciones que tuvieron entes de que sucedieran las cosas para luego Dios utilizarlos como instrumentos para salvar y liberar a su pueblo.

Por favor, hazte esta pregunta: ¿Cómo puede Dios utilizarme en este sitio donde estoy? ¿Me enviaría Dios para este puesto con anticipación porque algo sucederá y seré yo el instrumento de Dios para liberar a su pueblo? ¿Qué haré aquí en el senado? Estaré aquí para convertirme a ellos o para que ellos se conviertan a mí como cristiano y renacido en el Espíritu. ¿Será que Dios tiene un plan conmigo en este negocio, en este periódico, en esta revista, en esta televisora? Estoy seguro que Dios responderá tus interrogantes.

¿Quién sabe si para esta hora? ¿Quién sabe si para este momento de persecución para el pueblo......? ¿Quién sabe si para esconder a los cristianos de las autoridades perversas? ¿Quién sabe si para abrirle los ojos al pueblo de Dios estás allí? ¡Sólo Dios lo sabe!. Finalizo con esta cita bíblica, y esperando que Dios nos siga utilizando grandemente. “Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso.” (Proverbios 3:26)


Dios les bendiga ricamente,
Diac Gonzalez
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31/12/01