(Salmos 40:13)


Creo que Dios está dispuesto a hacer muchas cosas en la vida de cada uno de sus hijos; el almacén de las promesas está lleno pero con la puerta abierta para hacer envíos continuamente.
Sin embargo muchas veces, por cierta inercia valga la expresión, caemos fácilmente en la tentación de pensar que Dios tiene forzosamente que bendecirnos. Es bien cierto que nos ha prometido muchas cosas pero siempre son solamente según su voluntad. La Biblia dice que muchas veces no sabemos pedir. Dios nunca actúa "presionado" por nuestros argumentos, ni tan siquiera por la oratoria verbal de nuestras largas oraciones, simplemente nos bendice porque le place.

David decía al Señor: "Ten a bien" o "Quieras". ¿Cuántas veces damos a Dios esa libertad?. Dios no tiene obligaciones con nosotros aunque el almacén de las bendiciones esté a rebosar. Cuando Jesucristo nos enseñó a orar, según el relato de Mateo, nos dijo que algo importante es disponer el corazón para "se haga su voluntad, así en la tierra como en el cielo". Puede que lleves tiempo suplicando cosas legítimas al Señor desde hace algún tiempo pero ¿dejas libertad a Dios para que actúe o quizá quieres obligarle?. La constancia, la vehemencia, no están reñidas con el sometimiento a dejar que el Señor tenga a bien. Cuando vuelvas a orar dile sin complejo alguno como los discípulos: "Señor, enséñame a orar".