Preparando nuestra mente y corazón Para Recibir la Palabra

¿Cúanto tiempo de su vida usted dedicará a estar en contacto de alguna manera con la Palabra de Dios? Si tomamos como punto de referencia los siguientes datos: Una persona que vive en los caminos del Señor Jesucristo 25 años. Esta asiste a la iglesia al servicio de oración dos horas a la semana, asiste al estudio bíblico semanal dos horas y al servicio dominical dos horas. O sea, esta persona dedica seis horas semanales a vivir algún tipo de experiencia con Dios en la comunidad de creyentes. Aquí no estamos tomando en consideración el tiempo dedicado de forma individual.

Veamos los resultados de este caso: esta persona después de 25 años habrá dedicado 7,800 horas de su vida a edificar su relación personal con Dios a través de Jesucristo. Ya que tenemos estos datos, hagamos una comparación que nos ayudará a ver esto con mayor claridad.

Si esta misma persona trabaja 40 horas semanales durante 25 años, habrá trabajado durante este período de su vida 52,000 horas. (Esto no incluye unas vacaciones de dos semanas al año) Si tomamos en consideración que un ser humano tiene una expectativa de vida de unos 75 años (en E.U.A.) y que esto en horas representa unas 657,000 horas disponibles durante toda su vida, entonces debemos preguntarnos, ¿cuánto tiempo de esta vida fue dedicado al trabajo y, a la edificación de su relación personal con Jesucristo? Vamos a contestar estas preguntas tomando en consideración sólo los 25 años (218,000 horas), y no toda su vida.

La primera parte de la pregunta tiene la siguiente respuesta: esta persona dedicará el 23.8% de su vida a trabajar. De igual forma dedicará el 3.57% de este período de tiempo a las actividades que fomentan y fortalecen su relación personal con Jesucristo. Fíjese que el tiempo dedicado al trabajo es 6 veces mayor que el dedicado a las actividades de carácter espiritual. Si usted va un paso más allá, notará que todavía le queda disponible el 72.63% del tiempo. ¿Cómo se usará ese tiempo? Bueno en dormir, actividades reacreativas, lectura, ver la televisión, escribir en la computadora, etc.

¿Qué podemos aprender de este corto ejercicio? La enseñanza clara y contundente es, que aun en las personas que participan de lleno en las actividades que nutren nuestra relación y confianza en Jesucristo el porcentaje dedicado a tales tareas es mínimo al comparlo con el tiempo que dedicamos a las demás actividades de nuestra vida diaria.

Es por estas razones antes mencionadas que resulta importantísimo cómo usted se prepara para oir la palabra de Dios cada vez que tiene una oportunidad para hacerlo. Antes de analizar lo qué debemos hacer vamos a tomar unos minutos para echarle una ojeada al medio ambiente que nos rodea y, que resulta hostil a las actividades de caracter espiritual que debemos practicar. El primer punto está en lo qué sucede en nuestros hogares cada domingo por la mañana. Es probable que esas horas de este dia sean las de mayor tensión durante toda la semana. El segundo punto es, que nuestras vidas están tan ocupadas que apenas tenemos tiempo para fomentar el arte de escuchar con efectividad. El tercer punto está relacionado a los medios de comunicación, particularmente la televisión, el cine y la Internet. Estos medios visuales afectan nuestra capacidad de concentración, cuando se trata de escuchar. El cuarto elemento es el producto de los primeros tres, y es que nuestro tiempo de atención es muy corto. Fíjese que quienes están en el campo de los comerciales saben que somos capaces de retener sólo 60 imágenes en 20 segundos. Y este es el elemento más importante al momento de hacer el anuncio o la campaña publicitaria. Obviamente, cuando tomamos toda esta información en consideración podemos comprender porqué se nos hace tan difícil concentrarnos y sacar el mayor provecho posible del tiempo que intentamos pasar "sentados a los pies de Jesús."

Bueno, ha llegado el domingo y ahí esta usted sentado/a viendo a su pastor/a moviéndose de un lado para otro. Usted va a hacer una inversión de 30-40 minutos oyendo lo que esta persona tiene que decirle. ¿Cómo aprovechar este tiempo de tal forma que tenga buenos y grandes resultados? Para contestar esta pregunta utilizaremos el pasaje de Santiago 1:21-22. Allí se nos enseña lo que debemos hacer antes, durante y después de escuchar la palabra de Dios. Leámoslo.

"Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad

la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas. Sed hacedores de la

palabra y no solamente oidores quese engañan a sí mismos." (LBLA)

Lo primero, primero: "desechando toda inmundicia y todo resto de malicia" (v.21)

Cuando hemos pensado y/o planificado participar de una actividad donde vamos a escuchar la palabra de Dios debemos preparar nuestros corazones. Santiago utiliza la palabra "desechando" para describir cúal debe ser nuestra acción. Esta palabra, apotithemi, se utiliza para describir cuando uno se quita un abrigo viejo y sucio. La orden es clara: la mejor forma para prepararnos antes de llegar al templo es desvestirnos de toda aquella situación de pecado.

La palabra kakías, traducida al español como "malicia" se utiliza fuera del N.T. para referirse a la cera que se forma en nuestros oídos. El pecado actúa igual que la cera en nuestros oídos: bloquea nuestros oidos espirituales de tal forma que no nos permite escuchar lo que Dios nos está diciendo. Este conocimiento demanda de nosotros/as que antes de salir de nuestros hogares oremos pidiéndole a Dios que nos ayude a descubrir dónde hay "cera" en nuestras vidas para sacarla. Una vez que Dios nos revele dónde está alojada la "cera" debemos confesar nuestro pecado y pedir perdón. Esto es vital para poder oir claramente la palabra de Dios.

El segundo punto: Oir con humildad. (v.21)

¿Qué significa "recibir la palabra con humildad"? Para poder escuchar la palabrade Dios con humildad debemos recordar que nos hemos acercado a oir la Palabra de Dios y no la palabra del pastor/a. A menudo podemos quedarnos rezagados con cosas superficiales que nos distraen. ¿Qué pueden ser estas cosas?

A continuación encotrará una lista: el estilo del pastor, el pasaje seleccionado, el ambiente que nos rodea, las situaciones acontecidas en el hogar, trabajo o escuela. Cuando oimos con humildad nuestra atención esta enfocada sobre el mensaje de Dios y no en las faltas del mensajero.

Recibir la palabra de Dios con humildad significa que debemos pensar en cómo vamos a aplicar loque hemos aprendido a nuestra vida. Podemos llegar a pensar que este sermón "no es para mi sino para fulano/a". Algo debe haber para mi cuando Dios ha permitido que lo esté oyendo.

Recuerda que Jesucristo describió el evangelio como una semilla que crece cuando el ambiente donde es plantada es receptivo. Escuchar la palabra de Dios con humildad significa que permitimos que esa palabra eche raíces en nuestra alma (cf. Lucas 8:4-15). La palabra de Dios que es plantada durante y a través de la predicación, florecerá solamente cuando encuentra un corazón con terreno fértil. Cómo respondemos a la palabra que se nos ha predicado, indica qué tipo de terreno es nuestro corazón.

El tercer punto: "sed hacedores de la palabra" (v.22)

¿Qué debemos hacer después de oir la predicación y/o enseñanza de la palabra de Dios? Santiago nos contesta la pregunta de la siguiente forma?

"Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a si mismos." (v.22)

Nuestra responsabilidad (recuerde que responsable significa, "ser capaz de dar respuestas"), después de cada sermón/clase debe ser una premeditada e intencional: ponerla en práctica. Hay un detalle que no deseamos pasar por alto. Este es el siguiente: paralogizomenoi heautous (trad.: se engañan a si mismos), es un participio que está en tiempo presente y voz media. El tiempo presente nos indica que la acción continua convirtiéndosé asi en un hábito y, la voz media nos indica que quien realiza la acción es a su vez el recipiente de la misma. O sea, estas personas no pueden engañar a nadie con lo que están haciendo. Sólo se engañan a si mismos.

Aunque sabemos que el predicador/maestro debe hacer aplicaciones del texto, la realidad es que resulta imposible que él/ella lo puedan hacer para toda la audiencia. Es esta nuestra responsabilidad: descubrir qué es lo que este pasaje tiene para mi, y asi probar que somos "hacedores de la palabra." Debemos tomar la decisión de responder afirmativamente a cada sermón que oímos. Hay un profeta que nos recuerda la importancia que tiene el que respondamos correctamente a la palabra de Dios, leamos:

"Pero en cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti junto a los muros

y en las entradas de las casas; hablan el uno al otro, cada cual a su hermano, diciendo:

Venid ahora, y oíd cual es la palabra que viene del Señor. Y vienen a ti como viene el pue-

blo, y se sientan delante de ti como pueblo mío, oyen tus palabras y no las hacen sino que

siguen los deseos sensuales expresados por su boca, y sus corazones andan tras sus ganan-

cias. Y he aquí, tú eres para ellos como la canción de amor de uno que tiene una voz hermo-

sa y toca bien un instrumento; oyen tus palabras pero no las ponen en práctica. Y cuando

suceda, como ciertamente sucederá, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos."

(Ezequiel 33:30-33, LBLA)

Dios estaba molesto con su pueblo porque a pesar de estar oyendo claramente Su palabra ellos "no la pusieron en práctica." Ellos no le dieron máyor importancia de la que le daban a un artista que montaba su "show." Oir la palabra de Dios y no implementarla en nuestra vida diaria es un asunto sumamente peligroso. Santiago nos recuerda que sentir admiración por lo que se ha dicho no es suficiente.

¿TENEMOS OIDOS PARA OIR?

Sólo suponga que usted es un hombre/mujer de negocios que semanalmente se reúne con sus superiores para programar las próximas estrategias. A usted se le indica que tiene una parte que realizar en la reunión, asi que, inmediatamente usted procede a prepararse. Cuando la reunión termina hay unos acuedos que se deben implementar inmediatamente si se desean ver los resultados acordados.

¿Toma usted la predicación/enseñanza de la palabra de Dios con la misma seriedad que tiene para su vida la reunión semanal donde se habla del status de los negocios con su jefe? Nosotros/as debemos aprender, lo antes posible, que asi como nos preparamos para la reunión con nuestro jefe, también debemos prepararnos para la reunión con nuestro JEFE. Debemos recordar que el tiempo que dedicamos a estos menesteres es muy poco y que debemos aprovecharlo al máximo respondiendo con humildad y obediencia.

Sermón predicado en la Iglesia Presbiteriana en Glenview, Ponce PR

Por: Ismael Gonzalez Silva Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
19 de julio de 1998.

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