“Habitaré y andaré entre ellos;
Yo seré su Dios
Y ellos serán mi pueblo” “Por lo cual,
Salid de en medio de ellos
Y apartaos, dice el Señor,
Y no toquéis lo impuro;
Y yo os recibiré”
“Y seré para vosotros por padre,
Y vosotros me seréis hijos e hijas,
Dice el Señor todopoderoso”
Romanos 6:16,17,18


“Con tu sangre nos has redimido para nuestro Dios, de todo linaje, pueblo, lengua y nación “

Hasta ahora nos hemos entregado en los brazos de nuestro amado. También reflexionamos sobre el cómo estar atentos ante su gloriosa manifestación en nuestras vidas. Ahora veremos el cómo se hace visible su restauración en nuestra humanidad pecadora, de tal manera que ésta pase a un segundo plano a la hora de vivir el amor de Señor en forma práctica.

Los cielos, la tierra, toda flora y fauna, todo estaba bello, pero los vientos, los relámpagos, los volcanes en erupción delataban que algo faltaba.

Aquel viento levantaba polvo, de ese polvo, el creador dio vida a lo que no era vida, sopló de su aliento eterno para que esa criatura fuera el sello de su obra maestra.

Glorioso fue el momento cuando aquella criatura despertó a este mundo, bello y magníficamente creado. Sin duda que Adán se sintió pequeño ante tal magnificencia. Para mayor asombro se dio cuenta que podía tener entre todos los seres creados el privilegio de tener comunión con Dios.

Posteriormente y no por ello menos perfecto, Dios saca de su propio ser a la mujer que sería reflejo de aquella esposa eterna que Él se prepararía para sí.

Así, ambos, representaban el modelo por el cual Dios traería vida a este mundo, pero no una vida humana, una vida divina.

Desde antes Dios sabia el precio que se debía pagar para que su obra fuera hecha perfecta, nada ni nadie podría entorpecer su demostración o manifestación de amor a su Hijo, cada átomo que compone este universo fue creado para Él, como un tributo a su gran amor.

Lo mas maravilloso es que el hombre y la mujer fueron creados para el Señor, para juntos conformar aquella parte que correspondería al gran amor de Dios.

Pero cuando el pecado entro por la puerta ancha, el objetivo del ser matrimonio (Adán y Eva) y por consiguiente, el tener hijos se tornó en un viaje sin retorno.

Cuando el pecado entró a la primera familia de la historia afectó a los padres y a los hijos de tal forma que ante la envidia de un hermano contra otro se urde toda una estrategia para verse a solas, los imaginamos caminando juntos por aquellas tierras vírgenes, conversando sobre su existencia en aquel lugar y la soledad que los rodeaba, hasta que uno toma un palo o una piedra, o quizás con sus propias manos y da muerte a su hermano, a tal punto que la sangre brota y queda en la tierra como único testigo. (Caín y Abel)

Como consiguiente vemos una aglomeración de maldiciones por lo sucedido y aquella familia sigue viviendo la secuela de su viaje sin retorno hacia la destrucción, pero el Señor en su misericordia sigue manifestando su amor.

Aún en medio de una humanidad sin control, entregada al mal y al mismo demonio, el Señor guarda una familia, por la cual trae la restauración a las generaciones. Siempre es por medio de la familia.

Desde que Noé hace el holocausto para dar gracias a Dios porque los protegió en el diluvio, resuenan las palabras para Abraham del mismo Señor unos siglos mas tarde:
“En ti serán benditas todas las familias de la tierra”
¿No es algo maravilloso?
El señor nunca trajo ni traerá restauración del mal a las generaciones, si no es a través de una familia que se guardó para Él.

Siguiendo con el caminar del hombre, vemos que así como muchos se guardaron, muchas familias se corrompieron y fueron de maldición durante varias generaciones, basta mencionar el caso del rey David y otros, los cuales, restaron importancia al orden familiar para el avance de la obra de Dios.

Hasta que llegamos hasta el glorioso año cero, vemos aquí el cómo Dios se manifiesta sobre familias que lo han esperado, muchos sin entender del todo lo que esperaban, pero estaban la llegada del Mesías.

Incluso Pablo unos siglos mas tarde a través de sus epístolas recalca el sentido de familia y el énfasis de ésta es parte de su ministerio.

Dios trae restauración a través de la familia.

¿Está nuestra familia expectante ante la manifestación de Dios?
Volviendo a la primera familia....

Tras el dolor y el gozo de la experiencia desconocida de tener hijos, en algún momento el pecado se manifestó.
Cuando el desprecio, el rencor, la falta de perdón, la falta de voluntad para servir, la incomunicación, la falta de afecto se manifiestan en realidades pequeñas, esto viene a rebotar en la realidad mayor. Recordemos el pecado de Adán y Eva, no fue solamente su pecado, no fue solamente la pérdida de participación en el proyecto divino, no fue solamente que uno de sus hijos fuera un asesino, sino que, cuando pecaron, desataron sobre todo lo creado la maldición de estar alejados del propósito de Dios, desde ahí han venido miles de asesinatos, genocidios y magnicidios, inmoralidades de todo tipo y en todo orden, mentiras, desórdenes sicológicos, angustia, aprovechamiento y cuantas situaciones que vemos hoy en día.

Con la manifestación de la gracia y el nuevo pacto se hizo visible la realidad de pueblo de Dios, de Iglesia, de familia de Dios.

Una familia en la cual, el poder de Dios, su amor, su compasión, su ternura, su Espíritu (como muchas cosas) se manifestaran. Pero esto tiene un punto de partida, la realidad que se vive en aquellas cuatro paredes es el resultado de la realidad de la Iglesia en general. Por ejemplo, cuando la inmoralidad, la religiosidad, la falta de compromiso, la rutina entran en una familia y esto abarca a otras, la Iglesia en general decae, es decir, como verdad podemos decir que la Iglesia es gloriosa, pura, santa, una, sin mancha y sin arruga, pero la realidad de estas verdades gloriosas se viven en nuestras pequeñas realidades familiares.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”
Efesios 2:19
Es por esa razón que cuando un matrimonio hace un alto en el camino y dice: ”Yo y mi casa serviremos al Señor”, esa decisión es de bendición para el propósito de Dios, para la Iglesia, la familia de Dios se ve fortalecida, la gloria de Dios se manifiesta, pero todo está sujeto a la realidad familiar pequeña.


MOMENTOS DE CARIÑO
Tú, que haces caer tu lluvia sobre tantas gentes,
que sobre justo y pecador haces brillar el sol;
Tú, que nos prodigas día a día bendiciones,
que nos inspiras con poemas y canciones,
y que tan poco pides en retribución.

Tan sólo pides unos momentos cada día de cariño,
que nos volvamos un instante como niños
y recordemos que sin Ti no somos nada.

Tú, que te contentas con tan sólo una alabanza,
que nos das vida y nos la das en abundancia.

Tú, que te conformas con tan pocas atenciones,
que te complaces con tan simples oraciones,
nos haces ver Tu Gloria en la Creación.

Tan sólo pides que en señal de aprecio y agradecimiento
te dediquemos, sí, tan sólo unos momentos
y recordemos que sin Ti no somos nada.

Tú, que nos sorprendes con las cosas más sencillas,
que nos enseñas sin cesar Tus maravillas,
Tú, aunque te ignoran y desprecian tantas veces,
sigues amando aún a quien no lo merece
y te rebajas a pedir aunque eres Rey.

Tan sólo pides unos momentos cada día de cariño,
que nos volvamos un instante como niños
y te brindemos una prenda de este amor.

Mi buen Jesús, yo te dedico ahora mismo estos instantes,
para que a solas entre palabras de ternura,
nos entreguemos una vez más sin distracción.

Podríamos preguntarnos a esta hora que muchas de las problemáticas por la cual esta pasando la familia de Dios en estos tiempos (falta de unidad, falta de reconocimiento del otro, falta de compromiso, falta de santidad) es fruto de lo que se vive en muchas casas. Y por otro lado, el querer de muchas congregaciones de entregarse por entero al Señor, de buscarlo día y noche, obedecen a la realidad que se está viviendo en la mayoría de las familias.

Como el Señor nos ha creado, puso en nosotros su capacidad de amar, de perdonar, de restaurar, de consolar (entre muchas cosas). Su vida manifestándose.

Cuando lo anterior no se manifiesta, sobretodo en el desarrollo de la niñez, trae secuelas por todos conocidas. Es decir, fuimos creados para amar, pero también para ser amados, cuando lo que recibimos es totalmente lo contrario de parte de nuestros mas cercanos, algo se lastima, algo se rompe. Es lo mismo cuando nos negamos a amar a las personas que debemos amar , es decir, cortamos la naturalidad, el principio divino de manifestar amor.

Gracias a Dios, Él nos amó desde la eternidad y eso es una verdad recurrente a la hora de la sanidad interior.

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Dónde recibimos los primeros TE AMO??????????
¿¿¿Dónde dijimos nuestros primeros TE AMO O TE QUIERO????
TE ESCUCHO
TE COMPRENDO
QUIERO ESTAR CONTIGO
ERES UNA BENDICIÓN
Bendito el vientre que nos cobijó, bendito los pechos
que nos dieron la leche, benditos las manos esforzadas
que nos cuidaron, benditos los momentos que se nos
dieron para nuestra formación.
La familia, eje de la manifestación como hijos.

La familia, eje de la evangelización.

“Si las familias no se abren al evangelismo, cualquier método iniciado en alguna comunidad termina cansando”
En estos tiempos
cuando el Padre está atrayendo con brazos de amor al
hombre y a la mujer perdidos, éstos llegan totalmente
destruidos. Empiezan a experimentar ese amor vivido y
palpable a través de la gran familia de Dios. El amor
del Padre manifestándose a través de sus miembros. Los que llegan
ya no tienen que seguir lamentándose, ni buscar
reemplazos. Ahora hay padres y madres espirituales, los
cuales toman tal condición cuando entienden que el
tiempo de la esterilidad ha cesado para dar cabida a la
fertilidad espiritual.

Cualquier método o forma de evangelización que no base
sus pilares en la familia tiene como destino cansarse y
ser un crecimiento anormal.

Es decir, la frase:
“Cree tÚ y toda tu casa” es para estos tiempos. La
familia de Dios multiplicándose por las pequeñas
realidades, en las cuales, los lazos de amor están sobre
los métodos y las presiones por crecer en número.

El crecimiento de los nuevos discípulos se da en forma
integral y no quedan dando vueltas en medio de un
sistema eclesiástico en el cual, la atención pastoral muchas
veces es escasa.

Son innumerables los testimonios de personas destruidas, atadas y brutalmente abusadas, los cuales han tenido un encuentro con Dios. Esto los ha marcado para siempre. Al llegar a la familia de Dios son restaurados en su ser y aquella identidad destruida y opacada por la oscuridad nace a la luz y los brazos del Padre se extienden : ¡Hijo!.

Recordemos las veces en las cuales hemos sido restaurados. Sin duda ha sido una manifestación del amor que ha venido directamente del corazón de Dios.

En nuestros momentos de debilidad hemos sido cubiertos.

En nuestros momentos de destrucción hemos sido restaurados.

En nuestros momentos de desobediencia hemos sido disciplinados.

En nuestros momentos de enfermedad hemos sido ungidos.

En nuestros momentos de interrogantes hemos sido exhortados.

En nuestros momentos de soledad hemos sido acompañados.

En nuestros momentos de necesidad hemos sido bendecidos.

En nuestros momentos de desamor hemos sido amados.

En nuestros momentos de ofensa hemos sido perdonados
Hermano/a,
¿¿has tenido la oportunidad de vivir estas experiencias de amor??.

Si no es así, te invitamos a vivir la vida de Cuerpo.

Parte desde tu realidad más pequeña (familia).

Padres:
¿¿¿Cuándo fue la última vez que ustedes se declararon amor públicamente???
¿¿¿Cuándo fue la última vez que expresaron amor a sus hijos (te amo, eres valioso para mí, etc.)????

Hijos:
¿¿¿Cuándo fue la última vez que expresaron amor a sus hermanos???
¿¿¿Cuándo fue la última vez que expresaron a sus padres algún “te amo” o gracias por haber sido instrumentos por los cuales llegué a este mundo????
Si no los tienes,
¿Puedes reconocer a Padre, Madre o hermanos espirituales???
¡Vivamos la vida de Cuerpo!
Mas que el nombre, mas que los frutos, mas que las características culturales, la Iglesia debe ser reconocida porque entre sus miembros Dios se mueve y
está presente en forma vívida y palpable.
Aquella comunidad de amor donde aquellos que han sido postergados encuentran acogida. Aquellos que están destruidos encuentran restauración, aquellos que nunca han sido valorados, son tomados en cuenta como gracia de Dios.

Familias y matrimonios destruidos por generaciones, aquí son cambiados, maldiciones son cortadas en el nombre de Jesucristo.

Complejos, heridas profundas del corazón, rencores y todo tipo de efectos del “pecado” son puestos bajo los pies del Señor.

En esta familia no hay cabida para las divisiones, los problemas no resueltos, los prejuicios, los rencores, los eternos conflictos familiares.

La vivencia de Cristo en esta comunidad debe tocar las vidas de las familias que la componen.

Y creciendo y creciendo, nunca estancándonos, creciendo y creciendo en amor; abarcando a otros con los irresistibles brazos del Señor.


Este amor familiar no se puede contener en cuatro paredes, no se puede adecuar a las circunstancias, no se puede sujetar a estatutos de ninguna especie.

Cada vez que se ha intentado encasillar a este amor, o sujetarlo a ciertas condiciones , éste irrumpe con todas sus fuerzas. Cuando uno menos se lo espera somos liberados de nosotros mismos y vivimos la vida familiar en amor, y abarcamos hacia nuestro vecindario, y los vecinos podrán decir:
“Mirad como se aman”
¿Y por que no pensar que este amor puede llegar a lugares donde nunca Cristo se ha manifestado?
“Envíanos Señor”
Bendito eres Señor, el cual te entregaste por entero para ver feliz a tu familia, familia en la cual reinara el amor, el cual cubre multitud de pecados,
Bendito sea el Señor, el cual es nuestro amado hermano, somos hijos de un mismo Padre.

¿Podemos sentir el amor de Jesucristo en nosotros?
¿Podemos sentir como Dios ama?
¿Podemos sentir la carga de Dios por los perdidos?
¿Podemos sentir que Dios quiere traer a nuestros familiares que no le conocen?
¿Podemos sentir que su familia es un vinculo eterno e indisoluble?
¿Podemos sentir que nuestro Padre se quiere comunicar con nosotros?
¿Podemos sentir que nuestro Padre no tiene secretos con sus hijos?
¿Podemos sentir que nuestro Padre busca los momentos claves para manifestarnos su afecto, sus caricias, sus abrazos?
¿Eres parte de su familia?
¿Vives como un Hijo/a?
¿Amas a tus demás hermano/as?
Podemos sentir que tenemos todo de él
Gracias Padre por no ignorarnos
Gracias Padre por sanarnos el corazón
Venimos de ti
Nacimos de tu corazón

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Comunidades Cristianas
Febrero2001