“Amén; sí, ven, Señor Jesús”

Desde los rincones de la eternidad Él viene a tomar lo suyo, lo que le deleita, lo que lo hace brincar de alegría, viene por su amada, por aquella que esta siendo preparada para él, por aquella que ha dejado todo por Él. El Espíritu Santo viene a manifestar el sentir de que somos de Él y nos bendice con su gloriosa manifestación. Basta de estar oculta, ya termino la preparación, ahora viene el inevitable y glorioso trayecto hacia los eternos brazos del amado.
Nunca en la historia del hombre sobre esta tierra una generación ha estado tan cerca de su morada. Nunca tan cerca de la manifestación de esta eterna unión.

¡El Fiel y Verdadero!
El más hermoso de los hijos de los hombres
cabalga entre las nubes: blanco y rubio.


En cielo, tierra y mar se ha erguido:
son muchas las diademas en su frente.

Ni ejército ni espada necesita.

Un séquito de angélicas criaturas
entró en el mundo a cautivar los reinos.

¡De sangre se retintan sus vestidos!
Cabalga en la palabra de su boca.

El rayo es su ministro de defensa,
y la verdad su ministro de justicia.

¡Oh Cristo, ayer yaciente en el pesebre;
hoy, Soberano de los reyes de la tierra!
¡Hermoso Rey! ¡Señor del Universo!
Aleluya, todo el universo lo aplaude, el estruendo va más allá de los confines de los tiempos.

El Padre lo recibe y lo sienta a su diestra y le da un nombre que es sobre todo nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores.

Mientras la gloriosa manifestación se consumaba el hombre vivía las consecuencias de su rechazo al Señor.

Desde que el hombre se apartó de Dios se tornó en su propio esclavo, tratando de gobernarse en su propio entendimiento, tratando de crear y hacer sobrevivir la economía, la educación, las artes, las comunicaciones, la política, la dominación, etc.

En las disputas por el poder han muerto millares de personas y sólo han traído destrucción y miseria.

Un pueblo contra otro, el sur contra el norte, el este contra el oeste.

Siempre el hombre ha buscado dominar a otros, a pura fuerza y sangre.

Tras cada injusticia, tras cada despojo, el hombre deja ver su carácter de dominado. Por más que trata de salir de lo que ha llamado “vida” cada vez se hace más esclavo.

Las revoluciones no resultaron, por ejemplo, al poco tiempo de producirse la revolución francesa y siglos después, la revolución rusa, TODOS los que la procuraron fueron ejecutados, es decir, el hombre en su afán maligno por el poder de dominio y su sed por la justicia humana se llega a contradecir de tal forma que las palabras del salmista cobran sentido:
¿Porqué se amotinan las gentes, Y los pueblos hablan cosas vanas?
El hombre desorientado, el hombre creando guerras, el hombre cautivo de su miseria, el hombre conquistando pueblos indefensos, el hombre alterando la naturaleza, el hombre destruyendo la tierra, el hombre, el hombre, el hombre.....

Pero hermanos, detrás de todas estas cosas esta el príncipe de este mundo........

Satanás, aquel que un día quiso estar a las alturas de Dios y fue expulsado de su presencia, se inyectó como un veneno dentro de la raza humana.

Desde el principio ha procurado la destrucción del hombre, su muerte y su NO redención.

Y a los que han creído al Señor los ha acusado. Ha tenido la desfachatez de decirle al Dios santísimo:
¿Acaso teme (nombre del lector) a Dios de balde?
¿Acaso aquellos que viven la vida cristiana sirven a Dios por las bendiciones, por las sanidades, por las diversas maravillas?
Quítale las bendiciones, el empleo, el trabajo, la salud,
Y verás si no blasfeman contra ti en tu misma presencia.

¡Cuántos han blasfemado!

Cuántos han vuelto atrás, como han renegado contra Dios, como se ha enseñado, predicado, e instruido un evangelio acomodado al hombre y porqué no decir, a Satanás.

Millones de individuos renegando contra quien los ama.
Por otro lado, mientras cada grupito de creyentes en la ciudad lucha y trabaja para que Satanás no “meta su cola” entre ellos, éste tiene control sobre la ciudad entera: controla la economía, la política, los sistemas, los valores, los medios de comunicación, la educación, etc.

Cuando esto se da, sucede lo que le ha pasado a la Iglesia dividida de hoy: Ha tenido que cambiar el mensaje de su predicación. En efecto, la Iglesia de hoy ha dejado de predicar el evangelio del Reino de Dios por el evangelio de las ofertas.

Por el contrario, donde se vive el Reino de Dios y se hace la voluntad de Dios, la vivencia de Cristo es tan fuerte que la Iglesia es como la sal que produce sed de Cristo en los que no lo conocen. De manera que, la Iglesia no necesita salir a “rogar” para que acepten a Cristo. Es la gente la que viene en busca de él y, entonces, es la Iglesia la que puede poner las condiciones del evangelio con toda autoridad.

Por lo tanto, la única instancia capaz de enfrentar eficazmente a Satanás es la Iglesia de la ciudad. Como cuando Pablo escribió a la Iglesia de la ciudad de Roma y profetizó: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies.” (Rom. 16:20).

Nuestra lucha es contra el acusador, el maldito acusador.

Aquel que se ha apropiado del corazón del hombre arrastrándolo a lo mas bajo.

Se ha apropiado de las ciudades, de la economía, de la política y de tantas realidades. Ha tirado una especie de bomba de humo mostrando un proyecto de vida que no es la verdadera vida ni la verdadera realidad.

Nos encontramos con que su propuesta de vida es fundamentalmente materialista y EGOCENTRICA. Sin dudas, nos hallamos ante un terrible enemigo de todos los principios cristianos, que, como hemos dicho, tiene una especial característica que nos llama la atención: ES INVISIBLE.

Socialismo, capitalismo, comunismo, democracia, libre comercio (Ejemplo de esto son: NAFTA; UE – Unión Europea; APEC – Asian Pacific Economic Corporation; MERCOSUR, etc.), en todo Satanás está presente. Este sistema, es como una esponja, lo absorbe todo. Cuando nacen diversos grupos manifestando su descontento, el sistema los absorbe y los transforma en productos vendibles (ej: Grupo Rockero Nirvana).

Por otro lado, este sistema no es contrario a la religión, por el contrario, es religioso.

Tiene un cálido tinte espiritual y ese, está presente en la boca de los líderes de las naciones. El sistema no es ateo nominal. No aborrece la fe ni la diversidad de cultos religiosos.

¿Qué busca el hombre en la religión? Busca la protección de sus enemigos tanto a nivel nacional como personal. Que aumente su poder, suerte y prosperidad. Una religión sin un dios a quien rendirle cuenta tiene muy poco valor para modificar la conducta del ser humano.

Si el hombre no cree que hay alguien a quien tiene que rendirle cuenta en esta vida y en el más allá, su religión, aunque se llame cristiana es una mera creencia de la que sólo espera sacar algún provecho personal que puede ser material, de salud o personal.

En este sistema las personas no valen por lo que son, valen por lo que producen, y por más ácidas que sean las críticas que se levantan en el planeta, más radical se hace.

Lo que alguna vez los hombres vieron como la panacea, ahora se transformó en un callejón sin salida.

Este sistema injusto, anticristiano, este sistema que tiene en la miseria a continentes enteros (ej: África). Este sistema que promueve la desigualdad (en América latina el 95% de la riqueza esta en el 5% de la población).

Este sistema castiga al que no está subyugado. Frases como: “Hace algo para que seas alguien en tu vida” o “Trabaja o estudia para que seas alguien en la sociedad” son demasiado fuertes.

Las masas se han transformado de personas sociales o lo que se denominó alguna vez: “Pueblo” a “Publico”, el cual observa la realidad desde la pantalla.

Esto hace nacer una pregunta:
¿No tendrá el hombre bajo este sistema de cosas su destino marcado?
El hombre cautivo, el hombre preso, el hombre quebrándose la cabeza para sacar provecho del otro.

Satanás uniendo a las naciones, interviniendo en las leyes que destruyen la vida y a las familias. Satanás interviniendo en los países desarrollados, provocando el egoísmo, ateísmo y la inmoralidad a niveles que dejan como una sombra a Sodoma y Gomorra. Satanás interviniendo en los países subdesarrollados, poniendo como esperanza de felicidad el imitar todo lo que los demás países desarrollados han hecho, no importando los costos ni las injusticias.

Un pensamiento único se expande sobre toda la superficie de la tierra: economía libre, desregulación, privatizaciones. Las viejas verdades del capitalismo – crecimiento sostenido, pleno empleo y salarios reales más altos – ya no tienen vigencia. Algunos analistas predicen una nueva edad dorada de prosperidad, pero la mayoría ve en el horizonte la figura del Armagedón. Es la Era Global, que llegó para quedarse. Cualquier política económica que quiera dar la espalda a esta nueva realidad, está condenada de antemano, al fracaso.
Y en los países pobres, haciendo y manifestando una idolatría sin precedentes, la posesión demoníaca llega a niveles nunca vistos, para que hablar de África,
Los Balcanes y el Medio Oriente donde se enfrentan pueblo contra pueblo en medio de sangrientas luchas y dejando a millones de huérfanos. Y si a esto le agregamos el SIDA y la pobreza como un problema mundial para las próximas generaciones el panorama se torna oscuro (De los 21,8 millones de personas que murieron de SIDA en el año 2000, 4.3 millones eran menores de 15 años).

Las diferencias entre los países más pobres del mundo y otras naciones en desarrollo aumentó en el decenio de 1990, una situación que mantiene a cientos de millones de personas -casi la mitad niñas y niños- sumidas en una pobreza extrema.

¡¡Como Satanás ha corrompido al mundo¡¡

Frente a este panorama:

¿¿Dónde miraran las naciones???

Pero en el tiempo que Dios dispuso, lo venció.

Preparémonos pues, para la gran decepción: Este sistema es un dios, que nos quiere hacer creer que el futuro de las naciones ha de ser mejor.

Pero este dios es falso y mentiroso, y la gran decepción vendrá. Como en las décadas 70 y 80, en las que tanta gente quedó desilusionada, y por esta razón miles abrieron su corazón al Señor volviendo al que nunca les engañó.

En la muerte de Cristo, los cimientos de la tierra fueron conmovidos, Él venció a la muerte y su expresión de amor nos alcanza hasta nuestros días.

Veamos por el Espíritu el siguiente momento de Dios:
“Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apoc 20:10)
Pero antes de esto, antes del comienzo de la celebración celestial, el sistema CAE, todo lo que nuestros ojos ven como realidad, todo aquello en lo que las esperanzas de los hombres estaban puestas.

Todo el sistema cae.

“Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio. (Apoc 18:9) ¡ Aleluya¡

“Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercancías”. (Apoc 18:11) ¡Aleluya¡

“Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá mas en ti; y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido de molino se oirá mas en ti.

“Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.” (Apoc 18:22-23.) ¡Aleluya¡


El Dios supremo hace caer esta realidad falsa, en que Satanás aparentemente gobierna para dar paso a la plena manifestación de su poder. Aleluya
“He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener”
El santo
El eterno
El todopoderoso
El que reina en todo el universo
El que mueve las estrellas con su aliento
Los cometas hacen fiesta a su alrededor
Los volcanes tiemblan ante su presencia
Los vientos se apaciguan ante su mano
Tiembla el enemigo a tu mirada
¡Aleluya!
Su Iglesia proclama en este tiempo:
“Dios sea exaltado
Sus enemigos sean esparcidos
Venciendo en el reino
De las tinieblas con alabanzas
Subiré a las montañas
Gritaré a las naciones
Que el reino de las tinieblas está cayendo”
Aleluya, Una vez más, en el futuro, el poder de Satán se desatará en un ataque final contra la Iglesia. Por última vez Dios destronará a sus enemigos y el poder de Satán perecerá para siempre.

“Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y todos los que le teméis, así pequeños como grandes.

Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso Reina¡
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria porque han llegado las bodas del cordero, y su esposa se ha preparado.

Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones de los santos” (Apoc 19:5-8) ¡¡Aleluya!!

Llegan las esperadas bodas, la novia está a punto, el novio esta expectante para recoger a su amada.

¡Oh Señor¡, Sólo podemos estar preparados para tus bodas cuando nos salimos de este sistema que muchas veces se encarna en nuestro interior.

¡Nuestro corazón es de Dios y todo es de Él¡
Para nosotros resuenan las siguientes palabras:
.........¡He aquí vengo pronto! (Apoc 22:7)

Pero, ¿Cómo sonarían estas palabras para los cristianos que leyeron por primera vez esta carta?

En ese tiempo el estado de las iglesias de la época era tal, que podemos suponer como si hubieran pasado muchos años desde la fecha de su fundación. Estas estaban infectadas de herejía y actitudes mundanas. La conexión existente entre Pablo y Éfeso parecía haber sido algo del pasado y su martirio es quizá referido en 18:20.

Las persecuciones habían sido violentas, Roma "se había embriagado con la sangre de los santos" (17:6); y eran esperadas más fieras persecuciones (3:10; 13:7, 15). Todo esto parece apuntar a una fecha posterior a la persecución de Nerón en el año 68 D.C. y anterior a la de Domiciano en el 95 D.C. El profesor Ramsay arguye que el carácter de la persecución referida en el libro, en la que los cristianos parecen haber sido condenados, no por la acusación de ciertos cargos, sino por la proclamación de "el Nombre" (2:13; 6:9; 12:11; 17:6), obliga a proclamar la fecha de la escritura del libro, no bajo la persecución de Nerón, sino la de Domiciano.

En la época en que este libro se escribió, la sociedad romana pasaba quizá por el peor estado de degradación de su historia. La aristocracia, quienes eran los únicos que tenían voz en los asuntos públicos, estaba, con escasas excepciones, entregada a la más vergonzosa corrupción. Poseían grandes riquezas, constantemente gastadas en el más fastuoso lujo y las más aclamadas celebraciones. Su continua búsqueda de nuevas sensaciones estaba alimentada por un vasto séquito de parásitos extranjeros, quienes constantemente introducían nuevos vicios y descaradas supersticiones. Sin piedad unos de otros, su crueldad era indescriptible. Embriagados en el desenfrenado apetito de degustar una vida plagada de placeres, el suicidio se convirtió en cosa común. Por otro lado la gran masa del pueblo se encontraba sumida en la ignorancia y la miseria. La distribución pública de maíz les mantenía y confirmaba su inmovilidad y poco a poco sus corazones se fueron endureciendo y la corrupción dominó sus sentimientos. La religión esatal no era compartida por los educados, puesto que carecía de algún tipo de enseñanza moral para aquellos que en ella creían. Tampoco existía sistema alguno de enseñanza pública.

Los cristianos fueron acusados de haber sido los causantes del gran fuego que arrasó a Roma por nueve días en el año 64. De acuerdo a Tácito una gran multitud fue condenada, no solamente por incendiarios sino también por odio hacia la humanidad. Algunos fueron cubiertos con pieles de bestias salvajes para ser devorados por perros, otros fueron recubiertos de brea y prendidos fuego para que en la noche iluminaran los jardines imperiales. Por varios años los cristianos fueron acusados y castigados por horribles crímenes. Más tarde, en la época de Dominciano, el mero hecho de ser cristiano era castigable.

En esos tiempos los cristianos sobrellevaron sus penas y tribulaciones. No había nada extraño en las demandas que se les hacían. Cristo en persona las había sobrellevado y vencido. Fue por medio de la muerte que venció sobre todas ellas y ganó su gloriosa victoria, y la victoria de ellos debería ser ganada de la misma forma. Por tanto la muerte de Cristo no constituía una derrota sino una victoria y la gran gloria de Cristo sería recibida por aquellos que vencieran.

“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía” (Apoc 22:11)


Porqué entonces, en medio de este mundo que agoniza y una Iglesia titubeante, volvámonos a Cristo, volvámonos a su corazón. Que nuestro ser entero sienta que fuera de Él no hay nada, solo un sistema de cosas que tiene como único destino su destrucción.


“Si decidiera negar mi fe
y no confiar nunca mas en ÉL
no tengo donde ir
si despreciara en mi corazón
la santa gracia que me salvo
no tengo donde ir
convencido estoy que sin tu amor
se acabarían mis fuerzas
y sin mi corazón sediento
se muere, se seca
cerca de ti yo quiero estar
de tu presencia no me quiero alejar”
J. A. Romero

¡¡¡Que nuestro corazón se encienda con su amor para amar a otros y sacarlos de las garras del maligno!!!
Cada manifestación de vida en un ser humano atrae con todas su fuerzas la venida de Jesucristo en su plena manifestación a la tierra.

Él viene, Él viene
El gran día del Señor
Pienso, cómo habrá de ser
el gran día del Señor,
en aquel amanecer
cuando brille más que el sol
el bendito Salvador!
Con los ángeles vendrá,
el gran día del Señor.

Con los santos reinará:
sus millares cantarán
al bendito Salvador!
Con tremenda expectación
le veremos descender:
en las nubes él vendrá,
con poder y autoridad,
el bendito Salvador!
El no quiere que nadie se pierda, podemos sentir como su corazón se ha acelerado en este tiempo. Los dolores de parto cada vez son más fuertes. La voz cada vez es más audible.

He aquí vengo pronto.............
He aquí vengo con toda mi manifestación.....
He aquí vengo con todo mi amor.
He aquí vengo con todo mi querer
He aquí vengo con toda mi salvación.

...............Nada menos...............

...........Nada más pequeño........

Mucho más glorioso de lo que estas líneas pueden describir.

...........Lugares llenos de su Espíritu respondiendo con un sí al Señor...........

.............Familias completas diciendo: Señor ven a nuestro hogar...........

..............Comunidades Cristianas vueltas al evangelio del Reino............

....Familias que por generaciones no tenían ninguna posibilidad de restauración
se abren al evangelio....

...Aquellos imperdonables, hoy reciben perdón...

...Aquellos despreciados, hoy reciben dignidad....

¡¡¡Que procuremos la llenura de su Espíritu con ayuno y oración para mantenernos firmes!!!

Que cada mañana exclamemos:
Sopla en mi
Espíritu Santo sopla en mi
Ayer ya pasó
Te necesito hoy
Espíritu Santo sopla en mi
“El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí ven, Señor Jesús” (Apoc 22:20)
¿Vendrá en nuestra generación?
¿Tendremos oportunidad de ver caer todo lo que nuestros ojos ven como realidad?
¿Experimentaremos esta nueva manifestación de amor de nuestro amado eterno?

Dueño de mi corazón
¡Oh Dueño de mi corazón! ¡Oh Dueño!
Amargo recordar que no era tuyo,
cuando dejé pasar tu nombre sin desearte.
¿Tan necia es la criatura en su ceguera?
Tan sólo imaginar mi indiferencia
en esa multitud de gente vana,
corriendo a los placeres que atormentan,
Me entristeció pensar que no era tuyo.

Tus cuerdas invisibles me atrajeron.

Quisiste ser mi Dueño y mi destino.

¡Y cuánto he resistido tu llamada!
¡Oh Dueño de mi corazón! ¡Oh Dueño!
Esclavo y siervo, todo tuyo he sido,
del día en que su Amor me ha convertido.

¡Que nuestro esposo nos encuentre con nuestras lámparas encendidas por su Espíritu¡
LA CIUDAD DE DIOS
("... La ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo", Apoc.3:12).

Hay un lugar, una ciudad bendita:
Jerusalén la celestial, la eterna,
Que desde el trono santo ha descendido
Con Cristo que ha venido por los suyos.

Desciende de la corte de los cielos
Con un millar de huestes deslumbrantes,
Jesús y la ciudad de muros fuertes,
Llevándose escogidos habitantes
Lavados por la sangre del Cordero.

¡Oh sinfonía excelsa, indescriptible,
desciende la Ciudad del Dios viviente!
Entonces las coronas de los hombres,
Sus credos, sus soberbias, sus orgullos,
Sus altos edificios terrenales,
Y todo el oropel del mundo cae,
Arrodillado al majestuoso evento.

Repasan por las ondas de los cielos
Estrellas y planetas saludando
Al único Señor del Universo:
A Cristo que desciende con sus santos.

¡Desciende la Ciudad del Dios viviente!

Bibliografía:

Apocalipsis: The One Volume Bible Commentary de varios autores, editado por J. R. Dummelow de Queens’ College, Cambridge, en 1908./La Iglesia en la ciudad: Rubén Chacón V.

El cristiano frente a la globalización: Angel Negro

Manifestación de Amor I, II y IV

Como el rocío de Hermon

Del cielo hasta la tierra

http://www.electroshock.cl

___Comunidades Cristianas Mayo __ _______2001______

http://www.comunidadescristianas.cl