Los gritos de quienes iban a ser ejecutados en el gueto de Varsovia, no pudieron ahogar sus esperanzas de vida ni el optimismo que les despertaba cada nuevo día, que traía consigo la ilusión de que pronto terminaría la pesadilla.

 
Allí, en medio de barracas grises y húmedas, en las que reinaba la incertidumbre acerca de quién sería el próximo en emprender el viaje sin retorno, articularon una incipiente orquesta sinfónica, con instrumentos, partituras y director. Cuando los soldados alemanes diezmaron la agrupación, se abrieron paso solistas que cantaban sin el acompañamiento de instrumentos. “Tomamos la decisión de no permitir que nos venciera la desesperanza” revelaría años después Marcel, un judío polaco que vivió esa traumática experiencia.

Otro caso. Ocurrió también en un campo de concentración. El de Sovivor.

Seiscientos judíos experimentaron el dolor de la guerra y la segregación. Cada atardecer, desde inmensas bodegas que se hallaban a algunos metros del gueto, subían interminables columnas de humo que se perdían en el infinito, dibujando oscuras figuras que quedaron grabadas para siempre en la memoria de quienes enfrentaron la pesadilla.

Aquellos eran los salones en los cuales los alemanes fieles a Hitler cremaban a quienes provenían de Israel. Aun cuando su situación era dramática, jamás renunciaron al anhelo de vivir. Y en medio de la crisis, asistidos por soldados rusos que compartían su cautiverio, planearon y materializaron una fuga masiva.

Hombres, mujeres y niños participaron en el plan. Fue una hazaña. Trescientos de los seiscientos cautivos, lograron escapar. Corrieron con ansia y sin detenerse, hacia la libertad...

Los hechos ocurrieron el 14 de octubre de 1943, en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial.

Dos casos aislados que tenían un común denominador: el firme propósito de sobreponerse a la adversidad, sin decaer jamás en el anhelo de vivir. En los corazones de los protagonistas florecía cada día la fe, la esperanza y el optimismo.

La importancia de una actitud de fe

Nuestra actitud frente las crisis es fundamental para salir adelante por encima de la adversidad y luchar—con ayuda de Dios—para vencer.

Dios reveló este principio de vida a través de Moisés, cuando el patriarca y profeta escribe: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que viváis tú y tu descendencia...” (Deuteronomio 30:19).

Una alternativa: seguir a Dios y tener victoria. O también, alejarnos del Señor y enfrentar las consecuencias. ¿Qué hacer? Todo depende de su actitud...

Si experimenta una crisis...

Es probable que esté atravesando por enormes dificultades. En algunos casos, enfrentamos problemas y maldiciones como consecuencia de apartarnos del Supremo Hacedor o fruto de tomar decisiones erradas. Sin embargo, superar la crisis es posible, ¿Cómo? Con una actitud diferente, que no se doblegue ante los tropiezos.

La Biblia dice: “Sucederá cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz... entonces, Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los puebles a donde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.” (Deuteronomio 30:1-3).

Principios para aplicar a la vida práctica

Observe que se requiere una actitud de fe pero también de cambio que nos permita sobreponernos a las crisis. En el proceso juega un papel decisivo el adoptar una férrea determinación de volverse del mal camino y arrepentirse, como señala el versículo uno.

El versículo dos deja planteado que debe asumirse una actitud de conversión, es decir, volverse del sendero errado en el que quizá haya incurrido y que le ha traído problemas, representados en maldiciones.

Entonces “...te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien de la manera que se gozó sobre tus padres...” (Deuteronomio 30:9).

Es probable...

Es probable que, inmerso en la crisis que atraviesa, haya vuelto su mirada al Señor. Reconoce que sólo Él le puede ayudar. ¡Emprenda el camino ahora mismo! Es necesario que asuma una actitud de fe. El Creador, nuestro amado Dios, hará nuevas todas las cosas...

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme ahora mismo.

Ps. Fernando Alexis Jiménez
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