TEMA: O SU VOLUNTAD O LA MIA.

TEXTO: 1 SAMUEL Caps. 1-10

Introducción.- Una de las cosas en que frecuentemente fallan los hijos de Dios, es que rechazan el señorío absoluto de Cristo en sus vidas. Muchos le dicen al Señor: ¡Dios tú eres mi Rey y mi Señor!, pero cuando tienen que obedecerle en algo no están dispuestos a hacerlo acarreando calamidad para sí.
1 Sam. 8:5: “y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones”. Aparentemente los motivos que tenía Israel para un cambio de gobierno no eran condenables. Pero viendo con nuestros ojos espirituales lo que en realidad estaba sucediendo era que el pueblo estaba desechando la dirección divina por una dirección humana. Esto me hace recordar a lo que sucede en la vida de muchos cristianos. Cuando las cosas en apariencia no están favorables o lo que estamos atravesando no presenta mejoría aunque hayamos puesto todo en las manos de Dios, el ser humano busca una salida fácil. Desechamos el consejo de Dios para nuestras vidas y pretendemos seguir nuestra propia prudencia. Bien decía Salomón: Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia, reconócelo en todos tus caminos y El hará. ¡Parece difícil! Pero con Cristo sí podemos. Es terrible cuando no apreciamos la total autoridad y soberanía de Dios en nuestras vidas. Creo yo, que es en los momentos difíciles, en los momentos de decisiones trascendentales cuando podemos demostrar que es Dios quien gobierna nuestras vidas.

Si continuamos leyendo el pasaje, la Biblia nos muestra que aunque Israel estaba desechando a Dios, Él lo permite; es que Dios respeta nuestra decisión, aunque equivocada y no sea su buena, perfecta y agradable voluntad, sin embargo deja que suceda. Yo puedo ver algo en este pasaje: 1 Sam. 8:9: “Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.“ Así es Dios, puede permitir que suceda pero siempre El nos alerta, nos da advertencia. El es bueno aunque nosotros seamos infieles. Muchas veces antes de que pongamos por efecto nuestro propio parecer El se encarga de darnos advertencia, no porque quiera enseñorearse de nuestras vidas sino porque sabe lo que es bueno para nosotros. Lo puedo ver en la Biblia una y otra vez dando oportunidades al hombre, es que es un Dios que quiere expresarnos su deseo en nuestras vidas.

Un hombre es elegido por Dios para ejercer el reinado: Saúl. 1 Sam. 9:21: “Saúl respondió y dijo: ¿No soy yo hijo de Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me has dicho cosa semejante?” Esto es lo que pasa a muchos cristianos, reciben promesa de Dios, o la promoción de Dios en algún ministerio pero reaccionan con el síndrome de la incredulidad. Puedo ver a un Saúl que le dice a Dios en otras palabras: Dios yo no califico, Dios tú te estás equivocando. Generalmente tenemos ideas preconcebidas de Dios y queremos decirle a Dios cómo tiene que hacer las cosas. Precisamente cuando se siente que no califica, que te faltan las habilidades o la calificación, es mejor, porque allí Dios hará maravillas, ya que recocerás que no fue tu habilidad ni tu “competencia” sino fue El, aprendiendo a depender exclusivamente de El. Es claro, Dios no comparte su gloria. Depende única y exclusivamente de nosotros el aceptar su llamado.

1 Sam. 10:15-16 “Dijo el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel. Y Saúl respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada.” Me pregunto si la actitud de Samuel fue de prudencia y esperar que Dios mismo se encargara de levantarlo a los ojos del pueblo o simplemente no le terminó de creerle a Dios en todo lo que había vivido. Yo creo que lo primero no fue, el versículo 7 del mismo capítulo indica que Dios mismo lo iba a respaldar en todo “haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo”. Siempre que Dios levanta, respalda. Está en nosotros tomar el paso de fe.

1 Sam. 10:27 Y Samuel presentó a Saúl a todo el pueblo. La gran mayoría lo aceptó pero hubo algunos que le tuvieron en poco. La Biblia nos muestra que Dios los llama “perversos”. Es lamentable cuando el pueblo de Dios no reconoce a una autoridad cuando es levantada. Pablo lo sabía en Ro. 13:1-2.

Quien resiste a una autoridad, realmente no es que no simpatice con la persona, como bien podría argumentar el rebelde, sino resiste a Dios mismo.

Aquí algunos del pueblo, no les gustó. Me parece interesante como reaccionó Saúl, dice que disimuló. Lógicamente como humanos nos puede afectar el rechazo. Pero de ahí que busquemos la total aprobación de los hombres.

Algunos pueden pensar que Dios se pudo haber equivocado, y por eso desde el principio Saúl no contó con el respaldo unánime del pueblo. Yo digo, quién dice que necesariamente no habrá oposición. Pablo lo tuvo al comenzar su ministerio apostólico, dice la Biblia que muchos no le creían, bueno, con él la reacción fue de temor y con Saúl desprecio; pero al final con ambos no hubo reconocimiento al 100%. Recordemos que Dios mismo tenía intenciones de confirmar su reino, no se equivocó Dios, sino que depende única y exclusivamente del hombre cumplir con lo que Dios lo ha llamado. Ojo: la OBEDIENCIA TRAE BENDICIÓN.

NOMBRE: AMÉRICO DÁVILA ZAMORA
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