INTRODUCCIÓN

“Padre nuestro que estas en los cielos...”, así empieza la oración con que Jesús nos enseño a orar. A pesar de este maravilloso ejemplo a muchos de nosotros nos cuesta muchísimo orar en voz alta e incluso levantar una oración en privado. El motivo de ello es que muchas veces queremos que nuestras oraciones sean de una retórica perfecta y no nos conformamos con una sencilla oración.

Me gustaría en esta mañana enseñaros como hacer una oración sencilla con la seguridad de que recibirá respuesta por parte de nuestro Señor. Es breve, tan solo cuatro frases y se encuentra escondida en medio de uno de los trozos mas aburridos de la Biblia, una de tantas genealogías que aparecen en ella.

Lectura de 1º de Crónicas 4:9-10.

Esta oración puede cambiar de forma radical lo que esperamos de Dios y lo que esperamos experimentar a través de Su poder.

Y JABES FUE MAS ILUSTRE QUE SUS HERMANOS.

Dios no tiene favoritos, pero si favorece a aquellos que le piden según Su voluntad.

Ser mas ilustre no es arrogancia ni vanidad, pues solo describe lo que Dios piensa de nosotros al reconocer nuestra debilidad.

Si tratamos de destacar sobre otros, allí actúa nuestra carne, pero si tratamos de destacar ante Dios, allí es nuestro Espíritu el que actúa.

Pablo anhelaba llegar a la meta (“Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:14), no ganar como primero la carrera pero si llegar al final de la misma.

¡OH, SI EN VERDAD ME BENDIJERAS!

¿Es posible que Dios quiera que el talante de nuestras oraciones sea “egoísta”?. Démonos cuenta de cómo empezó Jabes su oración, parece realmente egoísta, e incluso muchos pensarían que una persona con estas inclinaciones en sus oraciones es inmadura.

Me gustaría en este punto, demostrar que no es egoísmo, sino todo lo contrario, una acción espiritual y la clase de petición que nuestro Padre espera oír de nosotros.

Veamos un poco por encima la época en la que Jabes vivió. El pueblo de Israel ya esta instalado en la tierra prometida, todos recuerdan e incluso algunos han podido ver como Dios los ha guardado con Su poder y Sus milagros, y ahora cada uno toma posesión de su territorio. Jabes creía y esperaba fervorosamente en ese Dios de comienzos nuevos y de milagros, entonces ¿por qué no pedir uno? Y así empezó Jabes su oración: ¡Oh si me bendijeras en verdad!, con estas dos ultimas palabras empieza la transformación, las ventanas de los cielos se abren de forma excepcional y las bendiciones caen sobre el que las pide.

Bendiciones, que hermosa palabra, pero ¿qué significado tiene para nosotros, hoy en día?, a veces lo decimos tan a la ligera que su verdadero sentido se va perdiendo a medida que pasa el tiempo.

Bendecir en el sentido bíblico, significa pedir o impartir un favor sobrenatural Proverbios 10:22 “La bendición de Jehová es la que enriquece, y no añade tristeza en ella”.

Hay algo en especial que quiero destacar en la solicitud de Jabes: el dejo por completo que Dios decidiera cuales serian esas bendiciones y cuando, como y donde las iba a recibir. Esta confianza incondicional y decisiva en las buenas intenciones de Dios hacia nosotros, nada tiene que ver con lo que conocemos y practicamos en común de pedir a Dios cosas especificas y anticipadas por nuestros deseos (un coche, mayores ingresos, etc...).

Cuando buscamos la bendición de Dios como un valor concluyente en nuestra vida, nos internamos por completo en el río de su voluntad, su poder y sus propósitos para cada uno de nosotros. Nuestras necesidades vienen a ser secundarias en el momento que presentamos a Dios que lo que realmente queremos es su bendición, en la forma que Él quiera y en definitiva para que Él y solo Él reciba toda la gloria.

Ora exactamente por lo que Dios quiere y de repente las fuerzas de los cielos empezaran a cumplir la voluntad de Dios en nosotros y a través de nosotros y creedme ¡lo notaremos!.

En este punto me gustaría contaros la historia del señor Pérez... en la caja blanca están todas las bendiciones que Dios quiso darle mientras estaba en la tierra pero que nunca las... pidió.

“Pedid y se os dará” Mateo 7:7 “pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís, pedís y no recibís, porque pedís mal” Santiago 4: 2b-3ª. Sabemos que no hay limites para la bondad de Dios, pero sino pedimos su bendición en el momento, perderemos esa y todas la que la puedan acompañar, ya que nuestro Padre se deleita en responder generosamente cuando de bendiciones se tratan nuestras peticiones.

Jabes, significa “dolor” y quizás pienses que tu nombre es sinónimo de lo mismo por las circunstancias que te rodean y por lo tanto no te sientes como un candidato ideal para recibir bendiciones. O al revés crees que por ser cristiano las bendiciones vendrán por sí solas sin ningún esfuerzo por tu parte. O incluso has tenido tanta bendición últimamente que crees que Dios debería frenar por un tiempo... Todos estos pensamientos, permitidme que os diga, son pecado y una trampa del enemigo.

Moisés en el Sinai le pidió a Dios que le mostrara Su gloria, pidiendo una comprensión mas intima de Dios; y el mismo Dios se describió así: “¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad”. Exodo34: 6. La propia naturaleza de Dios consiste en que tiene bondad a tal grado de abundancia que sobrepasa la indignidad de nuestras vidas.

Por lo tanto, ¿por qué no establecer el compromiso de pedir a Dios que nos bendiga todos los días y que Su bendición sea abundante y generosa?. Solo nosotros podemos limitar la liberalidad de Dios. La naturaleza de Dios es bendecir.

¡OH SI... ENSANCHARAS MI TERRITORIO!

En la siguiente parte de la oración, estamos pidiendo a Dios que ensanche nuestro territorio, es decir que su vida sea engrandecida de tal manera que se pueda convertir en algo o alguien de un impacto mayor para Él. Él querer ser mas para Dios no es orgullo, es querer tener mas responsabilidad y oportunidades para servir a Dios.

Él termino territorio podemos definirlo como un lugar propio para poder crecer y desarrollarnos en el ministerio y dones que Él nos conceda. Jabes oraba para que Dios le diera mas territorio para conquistar como tierra prometida, nosotros debemos de orar para que Dios nos dé mas oportunidades para servirle.

Es curioso, pero a la vez cierto, que cuando alguien nos pide algo para hacer en favor de Dios y de Su iglesia, nuestros primeros pensamientos vengan a ser cuales son los impedimentos que tenemos para no poder hacerlo, deficiencias tales como habilidad, dinero, valor, oportunidades. Pero surge una pregunta ¿Si Dios nos ama, y sabe que el cielo es mejor que esto, por que nos deja aquí?, la respuesta e obvia, porque quiere que tomemos mas territorio que ensanchemos los limites y alcancemos así a mucha mas gente para Él.

La oración de Jabes es una petición revolucionaria, así como es raro encontrar que alguien pida que Dios le bendiga, es más raro aun encontrar a alguien pidiendo mas ministerio. Pero hemos de saber que a medida que Dios aumente nuestras oportunidades para servirle, también aumentara nuestras capacidades y nuestros recursos de forma sobrenatural.

Sin importar cuales sean nuestros dones, cultura académica, o vocación, nuestro llamado es hacer la obra de Dios; y El busca a personas que quieran siempre hacer más; tristemente los cristianos reaccionamos al revés y nos negamos a vivir en un alto nivel de bendiciones. Cuando nosotros calculamos como ha de ser el territorio que Dios tiene para nosotros hacemos la siguiente ecuación:

Mis habilidades + mi experiencia + enseñanzas y entrenamiento recibidos + mi personalidad y apariencia + mi pasado + las expectativas de los demás = territorio que se me asigna

Estas son nuestras matemáticas, mas Dios nos dice: “No con ejercito, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” Zacarías 4: 6b. Así que sus matemáticas son:

Mi voluntad y mis debilidades + la voluntad y el poder sobrenatural de Dios = mi territorio ensanchándose

Cuando comencemos a pedir con fervor más responsabilidades con las que honrar a Dios, Él pondrá ocasiones y personas en nuestro camino, y jamás nos pondrá en situaciones que no podamos resolver; es cierto que entrar en territorios nuevos produce cierta sensación de miedo, pero a la vez hemos de tener la convicción de que Dios nos dirige a medida que nos adentramos en el mismo. Al igual que Juan y Pedro a quienes se les dieron las palabras adecuadas en el momento preciso.

Orar por mas territorio es pedir que se cumpla un milagro. Un milagro es una intervención de Dios para que suceda algo que normalmente no ocurriría. ¿Creemos en los milagros?.

Si damos pasos pequeños en nuestro territorio no necesitamos a Dios, pero si en cambio nos arrojamos a las corrientes de Sus planes en nuestra vida él liberara los milagros delante de nuestros ojos.

¡OH SI... TU MANO ESTUVIERA CONMIGO!

Bien, ahora imaginemos la siguiente situación, hemos recibido bendición, el territorio delante nuestro se ha ensanchado, y de repente empezamos a sentirnos débiles e incapaces, ¿nos suena, no?. Empiezan a surgir dificultades, empezamos a darnos cuenta que no podemos, que no llegamos y sucumbimos casi a la fatalidad. Aquí tenemos dos opciones, o caer derrotados en el intento de nuestro propio esfuerzo; o reconocer nuestra debilidad y dependencia de Dios, esto se llama vivir por fe.

Los héroes de las películas no parecen tener necesidad de dependencia, pero nosotros fuimos creados para ella. Depender de Dios hace héroes a personas comunes, como Jabes, usted o yo. Clamar a Dios esta parte de la oración de Jabes hace que liberemos el poder de Dios para cumplir Su voluntad y darle a Él la gloria.

Si buscar las bendiciones de Dios es nuestro acto definitivo de adoración y pedir mas territorio es nuestra ambición máxima, entonces implorar la mano de Dios sobre nosotros es nuestra elección estratégica para hacer y sostener las cosas grandes que Dios tiene para nosotros.

A esto lo podríamos llamar “el toque de grandeza” , no siendo nosotros los que nos convertimos en grandes, sino mas bien los que con humildad reconocemos nuestra dependencia de Dios y ahí viene Él a ser grande en nosotros.

Cuando clamamos a Dios para que nos ayude a hacer algo que nosotros creemos no poder hacer sin Su ayuda, y luego damos un paso de fe para realizarlo, el Espíritu nos lleva a reconocer en nuestras vidas ese inmenso toque divino.

Este es el mas alto nivel de vida para un cristiano aquí y ahora, el poder de Dios bajo nosotros, sobre nosotros, en nosotros y que surge a través de nosotros, es lo que convierte a la dependencia en una hermosa plenitud, no en algo frustrante. Como indico Pablo en “No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto” 2ª Corintios 3: 5-6ª.

Miremos un poco mas detalladamente el significado de su oración. La “mano del Señor” es un termino bíblico que expresa el poder y la presencia de Dios en la vida de los que conforman su pueblo (“Para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días” Josué 4:24, “He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, si se ha agravado su oído para oír” Isaías 59:1). En el Nuevo Testamento podríamos indicar que la “mano del Señor” se refiere a la plenitud del Espíritu y por lo tanto esta aparece en todo los hechos extraordinarios de la iglesia primitiva (“Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran numero creyó y se convirtió al Señor” Hechos 11:21), el crecimiento y desarrollo de la iglesia de un testimonio poderoso no solo de la necesidad de la misma, sino también de la disponibilidad de Dios para poner en marcha “Su mano”.

Cuando Jesús dio a sus discípulos la Gran Comisión(“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he enseñado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” Mateo 28:19-20), no solo los colma con una gran bendición, si no que también les ofrece una tarea imposible, después de todo, comisiono a un grupo de cobardes tan poco dignos como Pedro, pero al enviar a Su Espíritu, Jesús toco a esos indignos hombres convirtiéndolos en eruditos de la palabra. Pablo también exhorto a los Efesios a que llegaran a ser llenos del Espíritu. “Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” Efesios 3:19.

Dios quiere que reclamemos este poder sobrenatural que nos ofrece (“Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él” 2º Crónicas 16:9), Dios no busca en exclusividad a gigantes espirituales, Él nos quiere a ti y a mi con sinceridad, fidelidad y devoción.

Meditemos que estamos a una simple suplica de distancia de las hazañas inexplicables.

Pidamos a Dios cada día el toque de Su mano.

Porque para el cristiano, dependencia no es otra cosa que sinónimo de poder.

¡OH SI... ME GUARDARAS DEL MAL!

Después de todo lo que Jabes ha solicitado, nos imaginamos al mismo capaz de enfrentar cualquier clase de mal. Así la próxima frase en esta oración bien podría haber sido: “Presérvame en medio del mal”.

Pero lo más importante para poder vencer al mal, es mantenernos fuera de su alcance, es por eso que la frase que sigue en la oración es: ¡Oh si en verdad me guardaras del mal para que no me causara dolor!”.

Hemos solicitado a Dios que ensanchara nuestro territorio, pero ¿sabemos a quien pertenece el territorio que Dios pone en nuestras manos?. Nuestro suplica será por auxilio sobrenatural, para ser protegidos de la conocida capacidad y experiencia de Satanás.

Cuantos más adelantos obtengamos referente a las primeras peticiones de la oración de Jabes, mas necesitaremos repetir esta frase final, pues con seguridad recibiremos mas ataques junto con las bendiciones, el territorio y la mano de Dios. Por otro lado si oramos de corazón y hemos creído recibir esto de Dios y no hay ataques del enemigo, debería preocuparnos.

Si alguna vez apreciamos que hace tiempo que no hemos recibido ninguna tentación, examinemos con urgencia nuestra vida no sea que la misma ya este en derrota y no necesite mas ataques del enemigo.

El Señor nos redimió y nos comisiono para estar en la vanguardia. Por este motivo, orar para que se nos guarde del mal, es parte básica de una existencia bendecida.

No se si os ha pasado alguna vez, pero cuando parece que hemos conseguido un avance importante en el campo espiritual, es entonces cuando nos sentimos débiles en nuestros puntos de vista.

La mayoría de los cristianos tenemos la costumbre de orar para que se nos fortalezca para soportar las tentaciones y por la victoria sobre los ataques del enemigo, pero seria más correcto y de mas bendición orar para que esas tentaciones no llegaran y que Dios mantuviera a raya al enemigo. La misma oración pronunciada por Jesús cuando sus discípulos le solicitaron enseñanza dedica casi una cuarta parte a solicitar liberación, “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” Mateo 6:13.

Sin la tentación no pecaríamos. No es lógico por lo tanto orar para evitar la misma y no para derrotarla en cuanto llegue. Y sabemos que Dios nos ofrece Su poder para ello.

En el momento que recibimos la tentación, entramos en terreno del enemigo, no quiero decir que ser tentado sea lo mismo que pecar, pero el hecho de recibir la tentación hace que tengamos un enfrentamiento; entonces ¿no es mejor mantenerse en territorio neutro?; sabemos por experiencia que batallar con nuestras armas en su territorio puede llevarnos a una segura derrota.

Tomemos pues las armas correctas para evitar la tentación:

1. Tomemos nuestra sabiduría. La naturaleza del mal es engañarnos con una parte muy pequeña de la verdad; tomemos el ejemplo de Adán y Eva. Por lo tanto deberíamos orar para que recibamos toda defensa contra el engaño.

2. Tomemos nuestra experiencia. “El mayor peligro no es estar al borde del precipicio, sino el no estar alertas”; ya hemos dicho antes que uno de los mayores pesares para el cristiano, es haber alcanzado mucho para Dios, para luego resbalar en pecados serios. Por lo tanto deberíamos orar que la misericordia de Dios nos aparte de juicios peligrosos y mal dirigidos.

3. Tomemos nuestros sentimientos. ¿Podemos entender cuan lejos esta nuestro sueño ideal del que Dios tiene para nosotros?. Como humanos, respetamos a aquellos que se sacrifican para obtener lo que quieren, pero ¿ser un sacrificio vivo? ¿crucificar el “yo”?. Por lo tanto deberíamos orar para que Dios nos defienda del empuje poderoso de lo que nos parece correcto, pero no lo es.

Estas son peticiones de liberación que nuestro Padre desea oír y anhela contestar.

Pablo dijo a los colosenses que Dios nos “dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados,... y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Colosenses 2: 13b y 15. ¡Que asombrosa declaración de victoria!.

Y DIOS LE CONCEDIO LO QUE PIDIO

Os desafío a que hagáis de la oración de Jabes una experiencia diaria, para ello podemos hacer, como inicio, seis pasos:

1. Oremos la oración de Jabes cada mañana, manteniendo un registro del día que iniciamos.

2. Escriba la oración y péguela en un lugar visible para usted.

3. Medite en los apuntes que habrá tomado, por lo menos una vez por semana.

4. Hable a alguien de su confianza de este compromiso.

5. Empiece un registro de los cambios que va a experimentar su vida.

6. Comience a hacer la oración de Jabes, por su familia, hermanos en Cristo y por su localidad.

Claro esta que el repetir como un loro esta oración no va a producir nada, pues solo lo que creamos de corazón, eso sucederá.

Pensemos, ¿cuáles son nuestros limites? Y luego meditemos ¿cuáles son los limites de Dios? “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros es Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo ultimo de la tierra” Hechos 1: 8.

EL PEDIDO DE JABES AL DIOS DE ISRAEL
¿Te has preguntado alguna vez “Que quiere Dios para ti”? ¿Has deseado alguna vez una visión mayor para tu vida?. Una de las cosas que nos enseña esta oración que Jabes dirigió a Dios es que hay que ser una persona detallista con Dios, esto significa que respecto a nuestro Señor hemos de hacer un poco mas de lo que se nos pide o de lo que Él espera de nosotros.

¿Qué es, entonces lo que hizo Jabes para que Dios contestara su oración? Y ¿Por qué permitió Dios que esta historia quedara grabada en la Biblia?. A Jabes se le recuerda por el pequeño detalle de la oración que dirigió a Dios, y no solo por ello sino por lo que aconteció luego. Vamos a ver en estas líneas de la oración de Jabes que no solo pidió bendición sino también el estar preparado para las maravillosas respuestas que iba a recibir.

La oración de Jabes destila la voluntad poderosa y perfecta de Dios para su futuro, porque revela que nuestro Padre anhela darle mucho mas de lo que usted nunca pensó pedir.

Los primeros nueve capítulos de 1º de Crónicas son de aquellos que cualquiera de nosotros desearía que se quitaran de la Biblia, las genealogías que aparecen, contienen nombres que son hasta difíciles de pronunciar, desde Adán hasta el regreso de la cautividad de Israel, hasta mas de quinientos nombres. Pero en medio de tan inmensa lista encontramos un pequeño freno a la misma para detenernos en un pequeño e irrelevante personaje como Jabes, ¿irrelevante?, hubo algo acerca de este hombre que obligo al historiador a realizar esta pausa, mas diría en contra de Jabes, si escudriñamos las Escrituras de principio a fin, no encontramos ninguna otra referencia a su existencia.

Entonces, ¿qué hizo?, he aquí un resumen de lo que hizo Jabes:

Pronuncio una oración muy poco común, de cuatro pequeñas frases.
Todo termino extraordinariamente bien.
Las peticiones de Jabes fueron las siguientes:

Bendíceme.
Ensancha.
Ayúdame.
Líbrame.

Las cuatro pueden parecer sinceras, sensibles y hasta nobles, aunque no muy sobresalientes; pero justo debajo de cada una de ellas se esconde un gran principio capaz de romper los moldes de nuestras vidas para que así Dios pueda empezar a actuar de una forma milagrosa en ellas.

A veces no sabemos como pedir para que algo así suceda en nuestras vidas, incluso a veces no sabemos si queremos o deberíamos hacerlo. Pero también creo que queremos una vida que “honre mas a Dios”, pues tengamos una cosa bien clara, Dios tiene bendiciones para cada uno de nosotros y todavía no las hemos reclamado. Esa plenitud de Dios en nuestra vida es justamente Su propia voluntad para con nuestra vida, y por nuestra parte solo requiere de un mínimo compromiso para poder seguir con la confianza y la esperanza de que nuestro Padre celestial hará que se cumpla en nosotros. En vez de estar a la orilla del río y de vez en cuando beber un vaso de agua, esta oración de fe hará que saltemos dentro de río y nos empapemos de la gracia de Dios. Entonces el grandioso plan de Dios nos rodeara y empezaremos a andar por los caminos inmensos de Su perfecta voluntad.