Consuelo - Ayuda

La idea le nació a Héctor Fabio un atardecer en el que, sentado en una silla de la Plaza de Caycedo, disfrutaba de la fresca brisa proveniente de los farallones de Cali. “¿Qué hacer para sacar niños y jóvenes inmersos en el bajo mundo de las calles? ”, se preguntaba una y otra vez hasta ese preciso instante en el…
Proverbios 4:18 18 La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.
Todos nosotros estamos ansiosos de que Dios nos guié, nos de la solución a los problemas que tenemos (falta de empleo, problemas conyugales, parálisis emocional, nos es difícil perdonar, etc.), deseamos todos y cada uno de nosotros saber que hacer ante cada problema que se nos presenta, y siendo uno cristiano con mas razón aún, por ende nos encontramos en…
Era un gran predicador. Versátil. Con extraordinario manejo del léxico, elocuente, en ocasiones gracioso y en otras muy serio, pero siempre con pleno dominio del auditorio y del tema que abordaba.
La primera vez que alguien me hizo reconocer uno de mis múltiples errores como siervo de Dios, fue una soleada tarde cerca de un río en el que minutos antes habíamos realizado los bautismos a nuevos creyentes de la congregación. Todo se prestaba para un extraordinario día de campo: el rumor de las aguas, el verde inmenso del prado que…
Se despertó aquella mañana con la inquietud e incertidumbre por lo que ocurriría en el curso del día. Tenía una entrevista de trabajo. Por fin estaba a las puertas de sobreponerse a la crisis atraviesa todo desempleado. Miró el reloj por segunda vez y se decidió a enfrentar la mañana.
Las callecitas de Arimatea, estrechas, largas y polvorientas, le vieron correr en su lejana niñez y adolescencia hasta el paso definitivo a la juventud, cuando las enseñanzas de sus mayores forjaron en José un carácter y convicciones a toda prueba en su condición de fundamentalista judío.
Todos los colores del mundo se reflejaron en su rostro cuando el contador de la empresa extendió frente a sus ojos las facturas que por meses logró incorporar al plan de gastos, pasando inicialmente inadvertidas. Le ardía la cara de vergüenza. Sudaba. Movía las manos inquieto.
Durante cinco años clamaron a Dios de día y de noche para se hiciera justicia. El veredicto de las autoridades había sido contundente y no menos abrumador: condena a cadena perpetua. De esta manera cerraban el capítulo de una historia que tocó las fibras más sensibles del mundo: la desaparición y muerte de Azaria, una bebita de pocos meses de…